La excepción

Aitor Esteban se despidió el miércoles del Congreso como una excepción: un político abierto a negociar, un negociador duro y un tipo firme en sus convicciones (ese “gora Euskadi askatuta” final contrasta con el servilismo de Bildu en el Congreso) pero dispuesto siempre al diálogo. Y que lo que ofrece Esteban (diálogo, negociación y convicciones) sea una excepción habla muy mal de la política española. Que un vasco independentista sea el mejor diputado en el congreso español invita a una reflexión de políticos y cronistas que siguen el día a día de aquella cámara. En cualquier caso, si pierde la política española y gana la vasca, vamos bien.

La norma

“El rearme solo nos lleva a una confrontación y no nos conduce a ningún escenario mejor. Tratan de instalar una lógica del miedo para alimentar la escalada armamentística”. Esta oda la canta Arnaldo Otegi, que ahora se presenta al mundo como pacifista, igual que Mertxe Aizpurua. Hay que tener valor. Su candidato a lehendakari es incapaz de llamar “terrorismo” a lo que hizo ETA pero la paz la trajeron ellos a Euskadi. Claro que sí. O no: el miedo, la escalada, la confrontación, es inherente a la izquierda abertzale, a esos que hicieron lo que todos les vimos hacer. El nivel de su pacifismo no lo marca Otegi, lo marcó Otxandiano.

Lo que dijeron

Hugo Martínez Abarca en Bluesky recordaba hace unos días la posición de Podemos en su programa electoral para las elecciones generales de 2016: el partido de Pablo Iglesias entonces proponía una “mayor autonomía de España y Europa en la OTAN”. En el debate del miércoles, Ione Belarra ofrecía algo completamente diferente: un negacionismo que hace feliz a Putin y a Trump, unas palabras bonitas que no llevan a ningún lado, una irresponsabilidad e insolidaridad mayúsculas que solo buscan ganar su propia guerra contra Sumar. Una mierda pinchada en un palo que no resuelve nada, lo saben y les da igual.

Tiene razón, pero no podemos dársela

Soy un cronista frustrado, por eso me gusta tanto repasar las crónicas, precisamente, que voy encontrándome en los medios digitales y las redes sociales. Para mi sorpresa, poco ha habido con cierta sustancia del pleno en el Congreso del miércoles para lo relevante que era el tema. Y entre lo poco que he encontrado he estado tentado de dar la razón Alberto Núñez Feijóo cuando dice que “los presupuestos deben ser el primer punto de un plan de defensa” (El Imparcial). Pero no la tiene: se desautoriza a sí mismo cuando el PP pacta con este Vox trumpista y putinista, y cuando no busca arrimar el hombro, sino el ascua a su sardina.

¿Dónde está Hamás?

La falta de crónicas me deja una ventana desde la que mirar con esperanza a esta noticia en la CNN: “Miles de palestinos participan en las protestas contra Hamas más grandes desde el inicio de la guerra en Gaza”. ¿Dónde está Hamás en esas imágenes? No hemos visto sus pasamontañas negros, sus cintas verdes ni sus armas en las imágenes que, sin prensa extranjera sobre el terreno, recibíamos de los bombardeos. Sí los vimos cuando llegó la tregua y con ella la liberación de presos. Y ahora que el gobierno y el ejército de Israel han roto el alto el fuego, vuelven a desaparecer. Esta propaganda ya no cuela. Tampoco en Gaza.

Débil con los fuertes

Vladímir Putin va a pintar la cara a Donald Trump. De naranja Risketo pasará a rojo vergüencita. Por supuesto, el presidente estadounidense lo negará y dirá algo grandilocuente, pero lo estamos viendo: el sátrapa ruso muestra al mundo que el trumpismo (también el elonismo ya) consiste en ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes. José Manuel Calvo ironiza con ello en The Objective: “Lo que tú digas, Vladímir. Gracias, Donald”. Pero esto y lo que el propio Musk lo tuiteó hace solo unos días (cuando uno evita la violencia porque no puede ejercerla no es pacífico, es inofensivo) obliga a Europa a subir el nivel de autoexigencia.

“Un saqueador geopolítico”

Thomas L. Friedman ha escrito una extensa columna de opinión en The New York Times bastante esperanzadora: “Cuatro años así no funcionarán, amigos”. Él está convencido. Acusa a Trump de populista y de mentiroso: “Afirma que heredó una economía en ruinas y que por eso ha tenido que hacer todas estas cosas. Tonterías”. “La economía de Biden en realidad estaba en bastante buena forma y tendía hacia la dirección correcta”. También cree que los aranceles y su agresividad solo generarán una “profunda incertidumbre”. EE.UU., concluye, ha pasado de ser el elemento central a ser, con Trump, el “depredador de este sistema”.

Contienen una gran cortina de humo

No podemos comprar la mercancía que nos ofrece Donald Trump: ni su chulería, ni sus amenazas, ni sus relatos fácilmente desmontables, como el de los astronautas que nunca estuvieron “varados” en la Estación Espacial Internacional, ni mucho menos la cortina de humo que ha lanzado a su país y al mundo con la desclasificación de los documentos sobre el asesinato de Kennedy. Mira: no me importa nada, absolutamente nada, quién lo mató ni quién lo mando matar. Me preocupa quién da cobertura a Netanyahu, quién empodera a Putin, quién ceba a Mohamed VI y quién regala fotos a Abascal que ni soñaba.

Nos va a costar

Las buenas personas somos más y tenemos mejores intenciones, pero nos va a costar ganar esta batalla: “La popularidad del Partido Demócrata cae a un mínimo histórico”, veo en la web en castellano de la CNN y me desanimo, claro. ¡Cómo puede ser posible si leo cada mañana a Bernie Sanders en Bluesky y me parece indiscutiblemente sensato! Pero hay esperanza y, como escribió Gari, estoy condenado a ella: los votantes demócratas exigen a su partido más contundencia contra Trump en vez de apoyar algunas propuestas republicanas, como ha sucedido, por ejemplo, con la siempre delicada tesorería.

Populista

No me gustan los escraches, creo que no hay mejor boicot a personajes como Macarena Olona que ver una sala vacía o a gente mirando su móvil con desidia mientras habla. Si ve que le esperan, se envalentona y pasan estas cosas vergonzosas: “Macarena Olona salta sobre una multitud que protestaba contra ella: tirones de pelo y dos detenidos en Granada” (La Sexta). A eso hay que sumar que la abogada del Estado y exdiputada de Vox ha denunciado “tocamientos”. Pero es que el vídeo es para verlo con detenimiento: Olona intenta pasar literalmente sobre las cabezas de quienes se oponen a su visita en la universidad. La atención es su gasolina.

Que cuarenta años no es nada

Arnaldo Otegi exhibía en sus redes sociales la portada de Egin del 13 de marzo de 1986 para recordad que “un día como hoy Euskal Herria dijo alto y claro no a la OTAN. Y hoy, más que nunca, hay que tenerlo muy presente”. Yo también puedo sentirme orgulloso de aquello, pero nuestro momento no tiene nada que ver con aquel. Quien no se dé cuenta de esto que acabo de escribir puede ser un poco tonto. No pasa nada, yo también lo soy y hay muchas cosas de las que no me doy cuenta. Pero quien quiere hacer creer que los momentos son parecidos, sin duda, es un tramposo y malintencionado. Y esto no voy ni a discutirlo.

La paz

La misma portada del histórico Egin utilizaron en la cuenta de Sortu para pedir “paz y soberanía”. Vamos por partes. Primero, que el coordinador general de Euskal Herria Bildu y que Sortu, la organización que manda sobre la marca blanca, hagan cosas tan parecidas deja claro que la izquierda abertzale cree que ya no tiene que esconderse. Segundo, que el partido que integra al último jefe de ETA en su dirección hable de “paz y soberanía” podría ser un chiste si no fuese algo tan trágico. Y esto hay que decirlo, hay que denunciarlo, simplemente, hay que recordarlo porque ninguna paz en Euskadi se sustentará en trampas.

Antiimperialilsmo no es

Hace un par de días saqué una foto en la calle al cartel de una charla pacifista (con un pacifismo equiparable al de Sortu, supongo), de izquierdas y antiimperialista. Una charla que he buscado en Internet y he encontrado en el blog de uno de los intervinientes, Andoni Baserrigorri. Y un cartel en el que señalan a Trump (vale), Netanyahu (venga), Biden (¿es igual que Trump?), Von der Leyen, Macron, el lehendakari Pradales, Zelenski… Pero no a Putin. ¡Qué casualidad! En el canal de Telegram de la organización (Ezkerretik Foroa) tampoco hay críticas al ruso. ¿A quién toman por tontos, a quienes no vamos a ir a la charla o a quienes sí irán?

Uno más

Sigo con los trileros: Alvise Pérez, que ha sido “condenado a indemnizar con 60.000 euros a Ábalos por publicar en redes fotos de su intimidad” (El Confidencial). Como decía un comentario que leí en X y no he podido recuperar: ya sabemos quién ha ganado el sorteo de su sueldo como europarlamentario. Porque uno de sus argumentos de campaña fue ese: que sortearía su sueldo entre sus seguidores. Luego dijo que no iba a poder ser. Vaya. Como decir la verdad o, simplemente, informar (o editorializar, que es perfectamente legítimo, como hace Baserrigorri en su blog) sin cometer ningún delito.

La violencia solo engendra violencia

Vivimos en una sociedad en la que los que mandaron matar pueden apelar a la paz, en la que quien tiene la aspiración de gobernar puede intoxicar, en la que podemos encontrar en la calle montajes que solo buscan envenenar y en la que llega a eurodiputado un tipo sin escrúpulos. Más allá, vivimos en el mundo de Putin, el de Trump y Musk, y el de Milei, que por supuesto es responsable de esto: “Periodista argentino es herido de gravedad por una granada de gas lacrimógeno en las protestas en Argentina” (CNN). Como todos los anteriores, no quiere la prensa libre, y sí que su constante agresividad contagie a los aparatos del estado. Lo ha conseguido.

Ni un minuto más

Lo que está haciendo el estado de Israel en Palestina no podemos permitirlo ni un minuto más. El vídeo de Reuters en el que se ve a soldados jugando con la lencería que las mujeres de la franja de Gaza han abandonado en sus casas, bombardeadas, masacradas a balazos y misilazos, mientras ven a sus hijas e hijos morir bajo los escombros, en los hospitales y de hambre, de puta hambre, es vomitivo. El grado de deshumanización del enemigo que ha logrado Israel es fruto de décadas de permisividad, no del gobierno actual de extrema derecha con un presidente huyendo hacia delante de sus causas pendientes.

Detector de degradación moral

La justificación de la invasión israelí sobre Gaza, exactamente igual que la justificación de la invasión rusa sobre Ucrania, es un detector infalible de degradación moral. El argumento de Milei, de que el gobierno de Benjamín Netanyahu actúa en legítima defensa después del ataque de Hamás es una mierda de argumento. Pero esta frase es ya incalificable: “Israel no está cometiendo ni un solo exceso” (CNN). Lo cierto es que sí es calificable, pero no quedaría bonito dejarlo por escrito. Me voy a limitar a reflejarlo porque nada de lo que pueda decir yo va a dejar en peor sitio a Javier Milei que sus propias palabras indecentes.

También funciona en España

Por supuesto, el detector de degradación moral también funciona en España, y como siempre, el máximo en la escala lo marca Aznar. Es más, yo creo que “Aznar” podría una categoría propia de España en la escala de degradación moral: de “nada” a “Aznar”, ¿cuánto de miserable puedes llegar a ser? El del PP se río, insisto: se río, mientras ironizaba sobre el número de víctimas palestinas, y aseguró que “Israel tiene que terminar esta operación. Y la tiene que terminar bien” (Público). No hace falta que explique, dados todos sus antecedentes, empezando por las mentiras sobre las armas en Irak, qué es para él ese “bien”.

Hasta Trump les mejora

¿Cómo de miserable tienes que ser para Donald Trump parezca razonable a tu lado? El expresidente y candidato ha tirado de pragmatismo, y junto a Mieli o Aznar, no parece una rata: “Trump llama a Israel a terminar con la guerra en Gaza: ‘Están perdiendo un montón de apoyo internacional’” (Latinus). Pese a que sus países han elegido a Aznar, Trump y Milei, soy optimista: la humanidad es más razonable que ellos, sabe lo que sucede en Gaza y en Ucrania, y quiere pararlo. Por qué no tenemos mecanismos que lo logren eficazmente es lo que nos tiene que preocupar y, sobre todo, ocupar en las próximas décadas.

“Anatomía de un genocidio”

El título de este párrafo es el de un informe de la ONU, en concreto, el que ha elaborado durante meses la relatora de la organización para los Territorios Palestinos, Francesca Albanese. Una persona que conoce el terreno, que tiene acceso a la información y que no ha dudado en calificar lo que hace el estado de Israel en Gaza como “genocidio”. En 2024 y ante nuestros ojos. Y tenemos que seguir aguantando a gilipollas que lo justifican, y a eurodiputados y eurodiputadas del centro de Europa a los que la culpa histórica atenaza, y que hacen que nuestra Unión actúe, aunque sea por inacción, en contra de todos sus valores.

700.000

“El mensaje de Navidad del rey Felipe VI pierde 700.000 espectadores y es el segundo menos visto de la historia”, y cuando en Vertele se refieren al segundo menos visto, incluyen también los discursos de Juan Carlos I. La emisión con menos audiencia también es de Felipe VI, por cierto: en 2015 tuvo la atención de 5.830.000. El más visto fue el de 2020: con 10.470.000 espectadoras y espectadores cautivos. Desde entonces, ha ido bajando la cifra hasta llegar a las y los 6.044.000 televidentes del pasado domingo. El siguiente paso del monarca será escarbar en su propio suelo. Entre todas y todos podemos conseguirlo.

Importan más las consecuencias

Me sorprende que el tema de que España sea uno de los grandes deudores internacionales lo estén moviendo casi únicamente los medios conservadores de ese país. La responsabilidad, o más bien, la irresponsabilidad del gobierno debería de ser una cuestión de estado: una deuda líder en el mundo solo se acumula si has hecho de la excepción tu propia norma, y más que la deuda, los laudos y las obligaciones que no cumple España conscientemente, que son temas suficientemente graves, importan las consecuencias. Con un gasto público difícil de sostener, ¿quién va a fiarse de los pagos a largo plazo del Estado?

Todo lo que aporta

Hace solo unos meses en el PSOE no querían saber nada de Carles Puigdemont, ni de Junts, ni de la amnistía. La aritmética parlamentaria ha obligado a Sánchez y los suyos a mirar y a hacer. Qué grande es la democracia. Pero la rehabilitación política del president nos ha traído más elementos positivos: ver rabiar a la caverna, que no ahorra en calificativos, como Elda Mata, para referirse al político exiliado. Ni una pizca de humanidad en su relato implacable en El Independiente, que nos recuerdan a aquellos despiadados sobre Ibarretxe. Las y los trogloditas siguen sin salir al exterior y continúan mirando con miedo a las sombras.

Y a mí, ¿qué?

Entiendo que en El Plural sigan estirando su tema: ha sido el medio que compró unas supuestas irregularidades en el currículum de Isabel Díaz Ayuso, y es el medio que insiste ahora en las de Pablo Casado o Cristina Cifuentes, que no pasan hoy de ser zombis políticos del PP. Pero sigue sin resultarme un tema interesante: ¿que puede que algunos hayan tenido facilidades para obtener títulos complementarios en universidades de pago? No me importa. Y menos cuando esos títulos no han sido decisivos para obtener sus empleos, que es lo que sucede a las y los pijos: a todos los efectos solo son papeles decorativos.

Disfrutemos de Europa

Llevamos meses viéndolo y leyendo sobre ello, a modo de comentario, en las redes sociales digitales. Al final, ha sido la CNN la que lo ha puesto negro sobre blanco: “‘El sueño americano es salir de Estados Unidos’: TikTokers estadounidenses revelan cómo es la vida en el extranjero”. Son muchas y muchos los que han subido vídeos sorprendiéndose de cuestiones menores, como la Navidad, o más importantes, como la Sanidad o el sistema de bienestar del que disfrutamos en Europa, que es el principal objeto de admiración de las y los estadounidenses. Paremos la invasión cultural, tenemos motivos para hacerlo.