«¿De qué?»

“Me llena de orgullo y satisfacción”, “¿por qué no te callas?”, “lo siento, me he equivocado, no volverá a suceder” y “¿explicaciones? ¿De qué?”. Este es el póker de frases para la historia, de momento, Juan Carlos I, El Campechano. Un rey que reinó porque chantajeó al estado con la designación de Franco, que puso de acuerdo a PSOE y PP para adquirir la condición de emérito, que se fue a vivir a Abu Dhabi hasta que no le quedaran cuentas con la justicia aunque fuese por cuestiones de forma, que tiene una causa abierta en el Reino Unido por el dinero que dio y reclamó a su amiga Corinna. “¿Explicaciones? ¿De qué?”. Pues tiene dónde elegir.

Enemiga hasta de ella misma

En su empeño por librar todas las batallas, Isabel Díaz Ayuso va a acabar siendo su peor enemiga. Lo que ha sido capaz de decir después de ser nombrada presidenta del PP sobre las mujeres es bastante peligroso no solo porque da alas a los agresores, también porque rompe un consenso para alegría de Vox y otros antisistema, alcanzado con esfuerzo: “Ayuso carga contra el feminismo del Gobierno: ‘Su forma de ver la vida propia de malcriadas que aspiran a llegar solas y borrachas, desprovistas de responsabilidades ni siquiera ante sus peores decisiones, nos abochorna a la mayoría de las mujeres’” (El Huffington Post).

Pero amiga de la hostelería

Isabel Díaz Ayuso fue muy hábil en la defensa de una idea sencilla durante la campaña: su posición era la de la defensa de la libertad entendida esta como el derecho individual de cada persona a hacer lo que le da la gana. Es decir: la libertad del hostelero para abrir, la del consumidor para ponerse Lacasito, pero no la del residente para dormir: “Pilar, vecina de la madrileña calle Ponzano, cuenta que el ruido es ‘insoportable de jueves a domingo’. Como ella, son muchos los que no pueden dormir por el jaleo de las terrazas, por lo que se han organizado para poner coto a los abusos” (El País en Twitter).

Un Madrid sin Mbappé

La capital de España ha perdido la oportunidad de convertirse en la ciudad de otro millonario: Kylian Mbappé renueva con el PSG y deja con las ganas al Real Madrid. El equipo de Florentino Pérez tendrá que pensar en un nuevo refuerzo, y la prensa deportiva madrileña, la gran derrotada al final del culebrón, tiene que pensar también en qué papel ha jugado y por qué: “El caso Mbappé debería hacer reflexionar al periodismo futbolístico español que ha montado durante años una burbuja rentable para la audiencia pero letal para la credibilidad. Aunque ya no sé si la credibilidad le importa mucho al periodismo”, tuiteaba Juan Pedro Valentín.

Campeones en todo

Sí, el final de temporada de nuestros equipos (desigual y con el Eibar todavía a un paso de Primera), las elecciones en el Athletic o el fichaje frustrado del jugador mejor pagado del mundo, acaparan nuestra atención y nos impiden ver otras disciplinas u otros logros importantes, como la Copa que ha traído a Bilbao el Bidaideak BSR, el equipo de baloncesto en silla de ruedas que ha hecho un curso estupendo refrendado de la mejor manera en deporte: con un trofeo. Un logro que no solo es deportivo, es también vital para un equipo que lucha por su visibilidad social. Una victoria de la que tenemos que alegrarnos todas y todos.

«Conclusión»

Para Rocío Monasterio que Iván Espinosa de los Monteros (también conocido como: su marido) no haya pagado aún a quien ejecutó la reforma de su casa pese a que una sentencia le obliga a ello es un “incumplimiento contractual” que parece que no puede ser confundido con “incumplir la ley”. Lo dice ella misma, no es de El Mundo Today. No solo eso: quienes pensamos que el diputado de Vox es un diputado condenado por un delito que dice mucho de él somos todos “sociatas” que no sabemos nada. Yo solo sé que mientras Vox siga moviendo este tema todo va bien para quienes estamos enfrente de los fascistas.

¿Sí pagan favores?

Ha quedado claro vía sentencia que un diputado de Vox no paga las obras de su chalet (que comparte con una parlamentaria en la Asamblea de Madrid) ni aunque un juez se lo requiera. Pero que Espinosa de los Monteros y Monasterio no paguen a esa España que madruga, de la que tanto hablan, no tiene que significar que Vox sea un partido mal pagador. Cojamos una noticia al azar: “Vox rechaza retirar a Putin la Llave de Oro que Madrid le concedió en 2006 (…) Javier Ortega Smith, ha justificado que no han apoyado la retirada del reconocimiento porque tenían dudas sobre si la Llave se concedió a Putin o al pueblo ruso” (El Huffington Post).

Son dos y «en solitario»

¿Mal pagador? ¿Prorruso? Lo que sin duda es Vox es el partido milagro: puede unirse al PP y, según El Independiente, gobernar “en solitario”. Lo cierto es que la misma capacidad para obrar lo imposible es atribuible al PP, que gobernaría “en solitario” pero con Vox, según una encuesta. De lo que me caben pocas dudas es de que el colaboracionismo se ha extendido por España como lo que es: un virus mortal, una enfermedad a erradicar. Hablar de Vox como de una opción legítima de gobierno es como hablar de la legitimidad de Putin para gobernar Rusia e invadir Ucrania. Y quien no lo vea así es el colaboracionista.

Mientras tanto, en el PP…

Nadie más interesado en que la imagen de Vox se ablande, aunque representantes suyos deban dinero a trabajadores y no paguen, aunque pongan excusas para no oponerse a Putin, aunque sean ese partido xenófobo y misógino que demuestran ser a cada paso, que Núñez Feijóo, que deja que la prensa colaboracionista haga lo suyo mientras él resuelve sus propios dilemas internos. Por ejemplo, qué hacer con Díaz Ayuso, la pepera que mejor hace frente a Vox porque adopta su discurso y posicionamientos con facilidad, pero que también es una quintacolumnista declarada y sobre la que ya habrían advertido al gallego, según Vozpópuli.

Y a la izquierda, lo rancio

Si la derecha española hoy solo se entiende como un bloque de nostálgicos del franquismo (y por lo tanto, necesariamente fachas), la izquierda española, o por lo menos una parte de ella, se empeña en representarse a sí misma con valores caducados: no es nuevo que Eneko Andueza es un taurino que defiende su condición a viva voz, pero no por eso deja de ser rancio. El tándem que montó con Carmen Calvo en defensa de una modernidad casposa y que recoge Abc es para poner en un marquito la página. Andueza y Calvo pueden ser taurinos, pero que defiendan que serlo es ser de izquierdas condiciona todo lo que digan o hayan dicho.

Pesadas y pesados de concurso

La final del concurso “Ya te lo explico yo porque tú eres tonto” está muy reñida. A ella han llegado las y el más inteligente, las y el que todo lo sabe, las y el que todo lo ve con claridad, las y el que puede opinar sobre cualquier cosa porque tiene un bagaje vital y una superioridad intelectual fuera de toda duda: Pablo Iglesias, Pilar Rahola e Irantzu Varela se han puesto manos a la obra para explicarnos desde sus tribunas digitales qué supone el bofetón de Will Smith a Chris Rock, para iluminarnos, para marcarnos el camino de lo que está bien. Mañana resolverán lo de Ucrania y el viernes, por fin, la huelga del transporte.

No estoy de acuerdo pero me parece bien

Aunque no esté de acuerdo me parece bien que haya personas que piensen que la solución a la invasión rusa sobre Ucrania es la rendición del país invadido. La masacre, seguramente, se pararía rápidamente pero, ¿qué pasaría después? Al respecto, Josep Borrell respondía a Manu Pineda, eurodiputado de IU, de este modo: “Piense bien esta frase: ‘No enviemos armas para no prolongar más la guerra’. Cuando dejemos de prolongarla, ¿cómo se acaba?” (El Huffington Post). Insisto: quienes opten por la rendición que lo digan claramente, sin taparse, pero que lo hagan también asumiendo las consecuencias hoy y mañana.

La guerra en el PP

La historia de los mensajes en WhatsApp de Miguel Ángel Rodríguez a Pablo Casado en los que el primero llama al segundo “hijo de puta” y “mierda”, para concluir: “Me has demostrado ser mala persona”, me interesa bastante menos que la filtración de los mismos a El Mundo solo unos días antes de que Casado deje paso, por fin, a Núñez Feijóo. En mi opinión, todo apunta a que el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso ha sido la fuente porque, ¿qué gana cada bando con que todos conozcamos esta historia en este momento? A Rodríguez su reputación ya le da igual, pero mostrar su arsenal hasta a Núñez Feijóo antes de que entre sí le importa.

¿Qué queremos?

Tenemos que rescatar a la hostelería, al sector del Transporte, una Sanidad de primera división, una Educación con los mejores medios, un funcionariado muy bien pagado y, al mismo tiempo, una rebaja en los impuestos porque está todo muy caro. Pues aunque no esté de acuerdo con las formas de Carmen Baños, sí lo estoy en el fondo: “A todos los q pedís la bajada de los impuestos, deciros q los Reyes Magos son los padres” (sic). Tiene razón la diputada socialista con su tuit: no podemos actuar como ciudadanas y ciudadanos infantiles y cándidos, que creemos que lo que pedimos no tiene coste.

Para promesas, estas

No es menos cierto que vivimos tiempos muy extraños y que la sociedad está muy, muy cansada. Y aferrarnos a ilusiones es una vía de escape perfectamente legítima. También lo es convertir esa ilusión en candidez, pero esto ya tiene sus consecuencias: la policía ha desmontado una especie de escuela de inversiones en criptomonedas con rasgos evidentes de estafa piramidal, pero sus cabecillas siguen activos en sus redes sociales (y prometiendo que volverán), las mismas desde las que captaban a menores que iban haciendo inversiones progresivamente y en las que alardeaban de buena vida, como suele pasar en estos casos.

Pero, ¿qué dices, Santiago?

Este tuit de Santiago Abascal solo hay una manera de agarrarlo: “Ni la guerra, ni la pandemia: el Pacto Verde firmado por populares y socialistas en toda Europa es la verdadera causa de la hiperinflación. La secta climática destruye nuestra capacidad productiva, nos hace dependientes de países inestables y hunde a clases medias y trabajadores”. La única manera de cogerlo es por las solapas, porque es difícil ser más irresponsable que el líder de Vox. Y sí, donde pongo “irresponsable” escribiría otras cosas que no puedo porque, aunque la mala uva me corroa por dentro, las y los lectores no deben ser quienes la reciban.

Si no es una será otra

La conflictividad laboral es un arte que en Vox hacen tan bien como en ELA: si el sindicato se ve obligado a desconvocar una huelga preventiva ante la ley vasca de Enseñanza porque solo la ve mal la propia ELA, el mismo Vox, Ciudadanos y el PP, automáticamente activan otra de tres días entre el personal de cocinas y limpieza en la enseñanza pública. Yo no nací ayer ni esta concatenación de convocatorias es una casualidad. Hace tiempo que los vascos no son sindicatos de clase porque no les importa fastidiar a trabajadores ni subir sueldos públicos altísimos que pagamos entre todos. Son sindicatos de target, de sus propios targets.

No sabe distinguir a un dictador

Seguimos con los que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino: algunos no distinguen un dictador de un presidente elegido pero dan lecciones en Twitter. No saben que detrás de las palabras “socialista” y “solidaridad” se esconden movimientos de extrema derecha en toda Europa pero llaman fascista a Zelenski. No son capaces de entender que el presidente ucraniano se ha visto obligado activar la ley marcial pero señalan a los demás como proconflicto mientras ellos son los pacifistas. No creen a las y los periodistas de todo el mundo sobre el terreno pero sí a la prensa rusa sostenida por el Kremlin que emite desde Moscú.

Claro que sí, Alberto

Algunos no se esconden en cuentas anónimas para dar credibilidad a lo que no se sostiene y lo hacen a cara descubierta. Por ejemplo, lo hace Alberto Núñez Feijóo: “No creo que han de tener más derechos los que tienen más, pero tampoco creo que se les deba señalar por haber trabajado más” (El Huffington Post). ¿”Por haber trabajado más”? ¿En serio? Como si las grandes fortunas españolas, salvo excepciones, no se hubieran transmitido por herencia, y algunas ligadas al franquismo. No creo que el elegido como presidente del PP no conozca el país que quiere gobernar, pero sí creo que empieza mal tomando por tonta a la ciudadanía.

Esto, también

La huelga del transporte está alentada por la extrema derecha: solo hay que ver el apoyo que reciben de políticos y partidarios de Vox. Eso es innegable. Tanto como que la gasolina y el gas han subido y el gobierno competente (el español) debe tomar medidas cuanto antes. Y es tan cierto como esto otro que tuitea Yeyo del Bote: “Es maravilloso leer a liberales quejarse por el precio de los productos”. En efecto, los liberales solo quieren libertad cuando baja inicialmente precios o les permite enriquecerse, y cuando el mercado se muestra tan salvaje como es piden que bajen los impuestos y el ejército intervenga porque a infantiles no les gana ni Abascal.

No huele nada bien

Lo que publican en InfoLibre sobre la gestión de la Comunidad de Madrid de los contratos durante la pandemia no huele nada bien: “Los 38,7 millones de los contratos de Madrid con datos falsos tenían como destino el paraíso fiscal de Panamá. (…) Cada documento llevaba dos firmas: la del empresario venezolano Roger Swidorowicz y la del entonces director general de Proceso Integrado de Salud, Manuel de la Puente. (…) Las adjudicaciones a Sigma Dental Inc. aparecieron en el Portal de Contratación como si fuesen para una SL española y se le adjuntó un NIF falso pero casi idéntico al de una sociedad homónima de Granada”.

¿Ni un número era real?

Los casi 40 millones de euros que han podido acabar durante la pandemia en un paraíso fiscal y el NIF falso suponen un escándalo, pero me temo que me sorprenderé con resignación cuando confirmemos que no pasará nada en lo político y que si rueda alguna cabeza será de turco. Por la misma magia negra, o azul, tampoco tendrá consecuencias que hayamos validado las sospechas que teníamos: “El Gobierno de Ayuso dejó de notificar al Centro Nacional de Epidemiología más de 55.000 infecciones detectadas a través de los test de farmacia” (Cadena SER). Y eso sin contar los contactos estrechos sobre los que, directamente, no intervinieron.

No está bien

Definitivamente, en el PP pasa algo: el modo en el que pueden caminar sin mojarse debajo de un aguacero no es normal. Y tampoco lo son estas declaraciones de Cuca Gamarra sobre el ministerio español de Igualdad: “Podría desaparecer y no pasaría nada en España, creo que iríamos a mejor” (El Huffington Post). Sus intentos de despreciar una labor imprescindible como la concienciación, vía ministerio, son absolutamente condenables. Ninguna estrategia política puede pasar por encima de los consensos más básicos y de las políticas más necesarias. Ninguna. Que la elegida para decir semejante barbaridad sea una mujer solo agrava el insulto a la inteligencia.

Rusia sigue golpeando

No quiero que la invasión de Rusia sobre Ucrania sea el tema principal de la columna todos los días, pero me niego a dejarlo de lado. Simplemente, no puedo. Las noticias que leemos desde el primer ataque me preocupan y me inquietan: nada va a parar a Putin, eso es seguro. Lo que no sabemos es cuándo ni con qué se dará satisfecho él. Kiev está siendo sometida a base de misiles mientras una parte del arco político local se enreda en su falso pacifismo (lo que estamos oyendo de quienes justificaron asesinatos selectivos en Euskadi da arcadas, sin eufemismos) y en su afición por lo ruso compartida con la extrema derecha.

China decide

Quienes andan haciendo malabares argumentativos para solidarizarse con Ucrania sin meterse con Rusia van a tenerlo aún más complicado para justificar la posible colaboración de China con Putin. Pero en engordar a la dictadura oriental han colaborado también los más liberales, que han descubierto tarde que en los precios bajos iba incluida, también la dependencia del conocido como “gigante asiático”. No soy optimista: la pandemia no ha provocado ningún cambio en el abastecimiento mundial ni en nuestros hábitos particulares y la guerra no acabará tampoco con el cinismo necesario para blanquear a dictadores.