¿Y si Trump cumple?

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Si Trump cumple con su programa el mundo podría tener un problema. En concreto, serían distintos problemas para diferentes partes del mundo (empezando por los estadounidenses, claro), pero el problema principal sería el presidente americano. En Magnet han repasado algunas de esas propuestas “peligrosas” como restringir la libertad de prensa o Internet, censar a los musulmanes, revisar tratados internacionales, o permitir algunas formas de tortura.

El “Trumpista” más famoso

Soy fan de Carlos Franganillo, posiblemente uno de los mejores corresponsales que hay hoy. El de TVE también lo hace muy bien en Twitter, donde nos puso sobre la pista de uno de los “trumpistas” más famosos: el que apareció en la portada de El Mundo haciendo un par de “peinetas”, precisamente, al mundo. Pax Dickinson parece, además, que sabe algo de marketing on-line, y ya se ha hecho con la famosa portada para su despacho… Y lo ha contado en Twitter.

Los trabajos de hoy

La mitad de los aitas y las amas no serían capaces de tener los empleos de sus hijos e hijas, según un estudio que ha encargado y difundido la red social profesional, Linkedin. La brecha generacional parece hoy y en lo laboral más insalvable, ya que los progenitores no saben en qué consisten trabajos como diseñador de interfaz de usuario, científico de datos, desarrollador, diseñador social media manager… Pero también aparecen la sociología o las algunas inversiones.

El oficio de fotógrafo

Sigo hablando de trabajos de hoy o, mejor dicho en este caso, por lo que leemos en Photolari, del no-trabajo de fotógrafo. En un artículo de esta web recogen las quejas amargas de profesionales que recomiendan buscar empleos que den estabilidad económica para poder financiar proyectos fotográficos que no se rentabilizan solos. En el texto hay un párrafo demoledor: “Un país o planeta en el que se gana más por una foto de un bolso en Instagram que por un reportaje jugándose la vida en Siria se tiene que ir necesariamente a la mierda, por resumir la situación”.

Aquellos focos amarillos franceses

Seguro que recuerdan aquellos focos amarillos que permitían identificar rápidamente en el siglo XX a un coche francés en una carretera. Pero seguro que no saben que, precisamente y por lo que leemos en el blog de divulgación, Memento Mori, esa era la intención: durante las Guerras Mundiales y después, los franceses querían que sus vehículos se identificaran rápidamente y, además, deslumbrar poco. Una vez acabadas estas y con la ciencia demostrando que la luz blanca era mejor, siguieron imponiendo la amarilla como elemento diferenciador… hasta que la UE les obligó a homogenizarse con el resto de Europa.

De Linkedin a Snapchat pasando por el sentido común

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«Hoy se cumplen 25 años del ‘Smells like teen spirit’ de Nirvana. Lo siento, ‘chavales'». El tuit (de esta semana) no es mío, es de una cuenta que les recomiendo seguir: Puerta de Tannhäuser. Si entienden el chiste del nombre, supondrán de qué va. Pero vuelvo al asunto que me ocupa en este arranque: el tiempo pasa y los que conocimos los años dorados del grunge ahora estamos pasando por una fase Peppa Pig. ¿Quieren más ejemplos? Una experta en marketing on-line, una de las mejores profesionales con las que yo he trabajado, me contaba cómo, siendo la tía enrollada de la familia, se quedó planchada cuando un sobrino le recomendó un grupo de música, ella le pidió que le pasara «el CD» y él prácticamente respondió que qué era eso. Spotify y Netflix van a fulminar los soportes plásticos y, lo que es peor, las canciones que tienen sentido en un contexto creativo, y hasta los libretos con fotos, letras y agradecimientos.

Tendré una cuenta en Twitter, y hasta una galería en Instagram, pero me hago viejo, «chavales»: no entiendo qué aporta Snapchat, la red social que los más jóvenes considera «propia». Fíjense en lo que tuiteaba este mismo fin de semana Javi Vizcaíno: «Mi hijo: ‘Sabrás que me estoy haciendo muy viejo cuando veas que me abro una cuenta en Twitter’. #TomaHostia». No hace falta que les cuente más ante una evidencia de tal calibre.

Insisto en que no entiendo ni me manejo en Snapchat, por lo que no estoy del todo seguro de haber buscado bien, pero creo que no he encontrado a ninguno de los candidatos a lehendakari haciéndose pasar por jóvenes y haciendo, por consiguiente, el ridículo. Sinceramente, me reconforta: no estamos en tan malas manos. Todos parecen haberse centrado en lo obvio: Facebook, Twitter e Instagram por medio de sus partidos. Ya no hace falta ni hablar de YouTube (del fenómeno youtuber prometo que escribiré en una columna específica), porque las tres plataformas permiten subir y consumir vídeos de manera «nativa». Lo que está muy bien para el «fan», pero es una señora puñeta para el community manager: el mismo archivo de vídeo hay que subirlo (y titularlo, añadir una descripción, etiquetas e imagen de portada) a cuatro sitios distintos. Algunos a esto lo llaman «avance». Y en Internet están «los listos».

Pero hay más plataformas que han pasado a mejor vida (por suerte): Linkedin es hoy «la cuarta» red social. Flickr, que sigue siendo mi favorita (ya les he avisado de que están leyendo una columna sobre Internet escrita por un viejo), no pasa de «repositorio». Los blogs son para los románticos. Foursquare es un caso de estudio de cómo una empresa de éxito decide equivocarse. Decir «Pinterest» sin descojonarte de la risa es casi imposible (este es un chiste para el gremio) Y Tuenti ni siquiera existe. Y así han decidido nuestros políticos que sea, porque en los equipos de campaña, por suerte, hay profesionales de la comunicación encargados de las redes sociales, en vez de frikis (que los he visto con mis propias gafas). ¿Cuál es la contrapartida? El diseño, las actualizaciones pautadas y programadas, o la espontaneidad medida. Les seré sincero: nunca me han gustado las sorpresas y, por suerte, ya tengo la edad suficiente para reconocerlo.

No hay problemas de marca en Podemos

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No me gustó lo de “Unidos Podemos” por la utilización del masculino como genérico en el participio, pero la marca es suficientemente clara. El debate sobre el logo del fin de semana me parece innecesario: Podemos ocupa más mancha pero las otras marcas son legibles. No hay que olvidar que el primer gran éxito de Podemos fue poner en la papeleta electoral la cara de Pablo Iglesias. Puede que el mayor problema lo tengan en Twitter, donde una asociación veracruzana de apoyo a enfermos de SIDA tiene el usuario.

¿Hay problema en el concepto?

Personalmente, no veo nada malo en lo que voy a contarles: en Estrella Digital explicaban que Manuela Carmena confía en encontrar una entrada de la final de Champions para su nieto, y en OK Diario que Julio Rodríguez, el fichaje estrella de Podemos en el ejército, viaja con el billete más caro del AVE. Insisto: ni siquiera me parecerían hechos noticiosos… si no fueran representantes de los que señalan a “la casta”. Y me limito a preguntarme: ¿es compatible con la doctrina de Podemos usar tus influencias y gastar más de lo necesario en viajes?

El periodismo cuesta dinero

El Español publica un texto del fotógrafo Manu Brabo en el que vuelca toda su “mala leche” no por la liberación de los periodistas secuestrados en Siria, sino por el comportamiento que tuvieron los medios durante los días siguientes: “¿Son los mismos medios que les pagaban una mierda por su trabajo mientras ellos asumían los riesgos?”. Medios que “por un lado defienden la libertad de prensa y por el otro atentan contra ella” con pagos ridículos por reportajes en los que el redactor o el fotógrafo se juegan la vida, literalmente.

¿Qué es “la transformación digital”?

Comparto la guasa con la que José Antonio del Moral escribe en Twitter: “Todo dios poniendo en sus perfiles de Linkedin que ahora se dedica a la ‘transformación digital. ¡Unos cracks!”. Precisamente Manu Bravo en su reflexión a cara de perro hablaba del coste que tiene para su profesión “el digital”. Un coste y una curva de rentabilidad que desconocemos realmente. Y aunque sería apasionante acompañar a las empresas hacia modelos de negocio de éxito basados en lo on-line, una vez más hay más humo que leña ardiendo.

La tecnología china siempre vuelve

No nos engañemos: la única transformación digital exitosa es la de las empresas que han acertado con sus modelos (y sus campañas publicitarias) de smartphones. Pagamos sobrecostes brutales por teléfonos de Apple, defendemos los modelos de Samsung como si nos fuera algo en ello… Y disfrutamos más discretamente la tecnología barata: primero Xiaomi y ahora Vivo, según El Confidencial, nos ponen teléfonos en la mano con los que hacemos exactamente lo mismo que con un iPhone por mucho menos. ¿Y los derechos laborales?

Sí, es España

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Y podría ser Euskadi o Catalunya, que para algunas cosas no somos tan diferentes: “La Policía ha desarticulado una organización que explotaba sexualmente a menores en una finca del municipio malagueño de Vélez-Málaga y ha detenido a 11 personas como presuntas responsables de los delitos de corrupción de menores, relativos a la prostitución y pertenencia a grupo organizado. Las víctimas tenían 16 años (…) El jefe de la banda portaba en su teléfono móvil fotografías de las menores desnudas y las mostraba a los clientes para que eligieran. Tras acordar con ellos el precio por el servicio, que oscilaba entre los 30 y 40 euros” (‘Te Interesa’).

Espe y Ana no son tan amigas

Si Ana Botella ha decidido celebrar su despedida del ayuntamiento de Madrid con los grandes jerifaltes del PP, en plena campaña electoral, es porque ella no tuvo que participar en la campaña para ser elegida. A ella la eligió Gallardón. Me sorprende que lo haga quien sí ha compartido varias campañas con José María Aznar, y más me sorprende que los altos cargos del PP tuvieran tiempo para la celebración, pero lo más sorprendente es que Esperanza Aguirre no acudiera a despedir a su posible predecesora (‘El Confidencial’).

Pero ella no sabe nada

Sigo con Esperanza Aguirre, un personaje fascinante que empezó como ministra metepatas y ha acabado como una dama de hierro en el PP. Un personaje que parece imbatible, inexpugnable, para ser más concretos, al que no le afecta nada. Ella, con un: “No lo sabía”, se ha librado de que le salpique la trama Púnica que se articuló en su presencia y es mayor que la Gürtel. Incluso es capaz de decir que no sabía nada de que un pariente de su marido presidiera una empresa pública implicada en la propia trama (‘EL Plural’).

Después de la recuperación, ¿el cambio?

Sarah Harmon es la directora de Linkedin en España, y se le atribuye cierto criterio sobre cómo está no tanto la demanda de empleo como la oferta de trabajadores, ya que en su red social los profesionales se presentan y se ofrecen para colaborar. En una entrevista para ‘La Información’, Harmon alerta de una circunstancia llamativa pero verosímil: cuando la crisis pase, “muchos” trabajadores abandonarán sus empresas. La resistencia de los empleados parece que tiene un límite, y que estamos próximos a alcanzarlo.

¡Un teléfono que solo sirve para hablar!

Hace ya varios meses que traíamos este tema: lejos de la batalla por ver quién construye y vende el smartphone más completo y alucinante, ha surgido otro frente, más discreto, más pequeño, pero que promete grandes noticias. Se trata de los teléfonos sencillos, esos que solo sirven para llamar. En ‘Xataka’ nos presentan uno alucinante: por 100 dólares podemos llevarnos un cacharro precioso, sin sonido, sin pantalla, pequeño y con hasta 20 días de batería. Eso sí: solo sirve para que hablemos por teléfono con él.

El año en tres palabras

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Era difícil superar el tuit del Partido Popular con el que se planteaban resumir el año en solo tres palabras. Los de Rajoy y Quiroga eligieron estas: “+empleo +transparencia +España”. Con más paro que antes del cambio de gobierno, la ley mordaza aprobada, y una España que se centrifuga. Pero en Bildu lo han superado: “-Euskal -Herria -Bildu” (no voy a interpretar que los guiones son “restas”) colocándose en el centro del mundo político por la gracia de Dios.

Podemos… reírnos

Por lo visto, Bildu y Podemos, además de pelear por el voto del desencanto, batallarán también por ser la opción más egocentrista. Los tuits de los de Pablo Iglesias sobre el mitin preelectoral de éste en Catalunya están a un nivel muy alto en lo que a “yo, yo, yo, mi, mi, mi” se refiere. El favorito: “No hay ningún representante de ninguna fuerza que ha recibido más insultos y golpes que nosotros”. ¿Dónde estaban estos cuando llovían piedras y cócteles Molotov, y cuando te convertías en concejal de un pueblo te colocaban un escolta?

España, machacada

La hermana del rey de España se sentará en el banquillo de los acusados. La noticia no solo lo es en el reino que reina Felipe VI y, antes, el padre de la misma imputada, en el Twitter de ‘Libération’ la sacan con foto y enlace. Porque la noticia ni es menor ni es tan de chiste como parece: Felipe VI se enfrenta a su primer discurso navideño como jefe del Estado planteándose si abordar la mentira de su padre (que todos somos iguales ante la ley) o pasando por alto un escándalo del tamaño del mayor de sus palacios. Esos que pagamos entre todos.

Los únicos reyes buenos

Los Reyes Magos ya están en Linkedin. Y no sé si responde a una campaña o a que sus majestades han decidido hacerse un currículum en este espacio por si en el futuro se quedan sin trabajo, por lo menos, en Euskadi. En cualquier caso, y a falta de que el Olentzero se ponga las pilas 2.0, la idea me parece estupenda y divertidísima y, al final, de eso se trata, ¿no? De comunicar con buen humor y de utilizar las herramientas que tenemos a nuestro alcance para lograr notoriedad, a poder ser, por medio de la sonrisa de nuestro público objetivo.

Si “te pides” un iPhone…

Quien vaya a pedir un iPhone al Olentzero o a los Reyes Magos estaría bien que viera antes el sucinto reportaje que hemos encontrado en la versión en castellano de la BBC en el que muestran las condiciones laborales de los operarios. La compañía se defiende con que cumple los protocolos, y echa la culpa a las subcontratas. Pero si quiere evitar las condiciones infrahumanas de China solo tiene que reubicar su producción. Una empresa, Apple, que además hace gala de los amplísimos márgenes de beneficio que ganan con sus productos.