El mundo despidió ayer a Stanley Martin Lieber, más conocido como Stan Lee y, sobre todo, reconocido porque ha creado el universo de superhéroes contemporáneo. Además, Stan Lee era un gran generador de buen rollo, siempre dispuesto a un cameo en las pelis de sus personajes, por mucho que fueran una castaña (y alguna con tanto efecto especial, verdaderamente, lo es), y siempre presente como si fuera a ser eterno. Él sí lo será: Stan Lee será eterno porque deja una obra inmensa, basada en la bondad y la humanidad, y en la certeza de que el malvado, antes o después, será derrotado.
Podemos, sin concejales en Madrid
La capacidad de los de Podemos para ponerse la zancadilla a sí mismos es pasmosa. Bien es verdad que en Madrid, con Ramón Espinar como líder, no se puede esperar mucho de ellos, ¡y eso que la capital es su gran feudo! Pero la situación actual escapa de cualquier lógica política, por mucho que lo suyo sea la nueva política: después la expulsión de los concejales de Madrid que no quieren pasar por el aro del partido, actualmente Podemos no tiene ningún concejal junto a Manuela Carmena. Todos son independientes y “ex” de los de Pablo Iglesias con cada vez menos ganas de repetir de morado.
Y pueden ser aún peores
No es solo la falta de fundamentos políticos, es la falta de pudor, de respeto incluso hacia tu propia gente y tu propio equipo: en Twitter, precisamente en la cuenta que gestionan miembros (o ex miembros) de Podemos en el ayuntamiento de Madrid, denunciaban que alguien del equipo de Ramón Espinar había filtrado la noticia de la expulsión de los concejales incluso antes de que finalizara. Todo este lío, por cierto, es por el apoyo expreso del aparato al ex JEMAD, Julio Rodríguez (apuesta impuesta por Pablo Iglesias en otras ocasiones), que sigue liándola por donde pasa en Podemos.
Sí, Roures siempre gana
En la izquierda española y catalana, a la vez, hay un personaje siniestro como pocos: Jaume Roures, quien, pase lo que pase, siempre se embolsa una millonada. Nacho Cardero intenta hacer sangre vinculándolo al procés, pero lo que haya podido enredar el empresario en el laberinto catalán no me parece relevante si lo comparamos con todo lo que ha sabido sacar de la parte más lucrativa de la comunicación. Sus acuerdos para emitir primero y ahora para gestionar el fútbol le generan millonarios beneficios y, lo que es mejor (para él), una red de contactos que le sigue protegiendo de todo.
¡Mejor!
Anda el personal revuelto, avisándose por WhatsApp, de que precisamente esta herramienta va a empezar a borrar los mensajes de más de un año de antigüedad. A mí me parece una magnífica noticia porque, aunque lo estemos usando cada vez más para trabajo, ¿qué mensaje del año pasado recuerda usted para querer guardarlo? No importa: vamos todos corriendo a hacer copias en la nube y dejando rastro de datos, números de teléfono y comunicaciones muy personales (como a quién decimos “te quiero”) en nubes que nadie sabe qué cielo surjan. Ojalá WhatsApp borre su historial cada mes.