Yo lo tengo claro, no me hacen falta que me lo expliquen ni que me lo canten: en esencia, los más altos tribunales españoles han impedido que las y los representantes de la ciudadanía articulen un modo más práctico de renovarlos. Este sería el hecho noticioso, resumido en su esencia. La crónica, para mí, la ha escrito en Twitter Òscar Nin, un pintor figurativo con una web sobre música electrónica: “20 de diciembre de 2022: hoy hay gente que descubre que Paquito se murió en la cama, lo de ‘café para todos’, lo de ‘atado y bien atado’ y lo de ‘quien se mueva no sale en la foto’. Un saludo a todos. Ánimo”.
No esperaba otra cosa
Elon Musk preguntó a las y los usuarios de Twitter si debía seguir siendo el jefe de la red social. Y las y los usuarios, yo, incluido, respondimos mayoritariamente que no. Su contestación ha sido el silencio y un anuncio: a partir de ahora solo podrán participar en las encuestas quienes paguen 8 euros al mes en Twitter. Las y los usuarios Premium, para que nos entendamos. El tipo que venía a reinventar la democracia y de hacer de Twitter la máxima expresión de este nuevo de relacionarnos entre nosotros y con nuestros representantes, saltándonos a la molesta prensa, responde así ante la primera respuesta que no le gusta.
El power
Precisamente la periodista Almudena Ariza y precisamente en Twitter mostraba una foto en la que aparecía, precisamente, otra vez, Elon Musk junto a Jared Kushner, el yerno de Trump con alto cargo en la Casa Blanca, detrás de unos jeques durante la final del Mundial de Qatar 2022. Mostraba la foto y preguntaba: “¿Qué veis?”. Las respuestas en la red social no están nada mal, la verdad: desde quienes hacían chistes fáciles a quienes relacionaban el nuevo lobby del coche eléctrico (para cargarlos seguiremos necesitando a los emiratos) contra el hidrógeno. Pero todas y todos descartábamos la casualidad.
No es mejor, solo es su opción
No tiene nada de malo que una o un político represente a la ciudadanía durante doce, dieciséis años e incluso más. No tiene nada de malo si ha sido elegido con un claro apoyo popular. Y no tiene nada que ver ese caso con el de políticas o políticos que van saltando de cargo de confianza en cargo de confianza o haciendo bulto en las listas. Tampoco tiene nada de bueno, necesariamente, marcarse un límite, como ha hecho Teresa Rodríguez y antes hizo su marido, Kichi, alcalde de Cádiz. Y lo que no tiene nada de bueno, sin dudas, es hacer de tu decisión una cuestión de altura moral señalando a quien, simplemente, no piensa como tú.
¿Y quién es él?
El problema no es que Pedro Sánchez se adelantara a Felipe VI y subiese primero al AVE que conecta Murcia con Madrid. El problema es que exista un protocolo que deje claro que el que ha sido elegido por los huevos de su padre tiene que ser el que vaya por delante del resto de la ciudadanía. Y quien no lo vea así tiene un problema, tiene el problema de ir con orejeras por la vida y no darse cuenta de que la jefatura de un gobierno y de un estado, hoy, merecen todo el respeto si han sido elegidas por la ciudadanía. Y no lo merecen si son cargos impuestos. Y menos si son herederos de fortunas de origen sospechoso.