Un gran paso para la selección de Euskadi

Hoy comienza la liga de naciones de cesta, pero no juega la selección del país anfitrión: Euskadi. ¡Qué a gusto me he quedado escribiéndolo! Lo hará mañana, contra Francia, en igualdad. Hoy, sin duda, es un gran día para quienes sentimos como país este rinconcito del mundo que propios y extraños han intentado minorizar históricamente, hasta que Sabino y Luis Arana decidieron, un domingo de resurrección, articular el nacionalismo vasco. Ellos estarían orgullosos de lo que ha logrado la sociedad (y su partido), y como ellos, muchos que incluso dieron su vida para que sus sucesores pudiéramos celebrar victorias simbólicas.

Todo es educacional

Tiene razón Enrique Dans (también esta vez) cuando alerta: “Prohibir las redes sociales a los menores: un despropósito que multiplica los riesgos”. Dans menciona a EU Kids Online, “que lleva casi dos décadas midiendo uso y riesgos digitales en veintiún países”, grupo del que forma parte la UVP/EHU, y que “demuestra que lo decisivo no es prohibir, sino cómo y para qué se utiliza la red: los países con mayor alfabetización digital presentan a la vez mayor uso y menor victimización grave. Aislar a los menores no les quita la curiosidad, simplemente les obliga a buscar atajos como VPN, cuentas prestadas, etc. donde el control adulto desaparece”.

Otro ejemplo

Soy un firme defensor del control de Internet. Es cierto que “no se pueden poner puertas al campo”, pero también lo es que decir eso y cruzarte de brazos es lo que quieren que hagamos, justo, los que necesitan que la gran red sea un sitio descontrolado. Pero sobre todo debemos ser realistas y prácticos: en la línea que marcaba Enrique Dans, restringir a las bravas el acceso a páginas web pornográficas, como pretende la UE y anunció el gobierno español, con su famoso “pajaporte”, va a fomentar que el porno, sin control de ningún tipo, corra por “plataformas como Reddit, en canales de Telegram o en grupos de WhatsApp” (Xataka).

Por eso queremos trenes

Dan Richards ha escrito en el New York Times una defensa cerrada del uso del tren que hacemos (o queremos hacerlo) en el viejo continente: “Donde Europa tiene trenes, EE. UU. tiene autopistas y arrepentimiento”. Como respuesta al “flygskam (palabra sueca para referirse al sentimiento de culpa climática asociado a las emisiones de los viajes en avión)”, “la Unión Europea tiene planes para duplicar el tráfico ferroviario de alta velocidad para 2030 y conectar todas las ciudades grandes”. “Renovar y construir nuevas redes ferroviarias y de metro” es “una forma obvia de avanzar”, según el autor. No para todos en Euskadi.

Carreteras americanas llenas de coches chinos

Donald Trump quiere un imposible: revertir la globalización que EE.UU. impulsó para poder fabricar más barato y vender con más margen de beneficio, tomando por tonto al resto del mundo, como si no fuésemos capaces de desarrollar tecnología propia. Ahora pretende que, de la noche a la mañana, aparezcan en su país megafactorías de última generación que se pongan a producir, ya mismo, móviles y coches. La verdad es otra: “BYD lidera las ventas de coches eléctricos en Europa” (El Economista), ¿cuánto tardará la marca china en superar a Tesla también en EE.UU., incluso pese a los aranceles?

El año de Elon Musk

Si el mundo es suyo, ¿cómo no va a serlo el 2024? Elon Musk es, para mí, el personaje del año, y ninguno de los motivos que lo aúpan a la cima nos beneficia. A él, sí, claro: las criptomonedas se disparan con el apoyo de su gobierno, SpaceX venderá más a la NASA y el proteccionismo hará que Tesla no tenga que preocuparse de sus competidores chinos. Él gana porque el mundo (la política interna estadounidense salpica al planeta entero) pierde. Y todo esto sin hablar de X. Pero el mayor problema que genera Musk es la plaga de admiradores e imitadores que aspiran a ser eloncitos. Pobres.

El tonto del pueblo

Seguro que Alvise Pérez admira a Elon Musk. Subo mi apuesta: seguro que se ve a sí mismo como un Elon Musk español. Otro pobre. Pobre de espíritu, europarlamentario de cartera y tragabulos de primera (de lo que se come se cría): “Alvise Pérez se cree la inocentada de Electomanía e informa que Junts y PP presentarán una moción de censura” (Menéame). Alvise, dando muestras de su olfato e inteligencia, cogió la inocentada de Electomanía y la llevó a su canal de Telegram en forma de nota e incluso añadió declaraciones para dar su opinión. Y con estos métodos consiguió más de ochocientos mil votos.

El año de Bárbara Rey

En 2024 confirmamos que Juan Carlos I y Bárbara Rey fueron algo más que amigos especiales. Lo que abría la puerta a creer todos los rumores que acompañaron a la aventura: que había más, que él hacía lo que le daba la gana, que entre todas y todos compramos el silencio de ella y que, si volvemos al principio y damos por hecho que hubo más follamigas, también habría más silencios asegurados con dinerito público. Y en 2025, ¿qué? ¿Alguien iniciará una investigación de oficio para saber si todo lo que barruntamos es tan cierto como las fotos del amor? ¿Alguien calculará cuántos hospitales se quedaron sin construir por ese dinero?

La DANA de Valencia

El cambio climático mata, los recortes matan y la irresponsabilidad mata. Esas son las lecciones que debemos extraer de una tragedia tan enorme como la de la DANA de Valencia. Un fenómeno atmosférico agravado por las carencias de las unidades de emergencia y, sobre todo, por una incapacidad manifiesta de las y los gestores que tenían que tomar decisiones ante una situación que era más grave cada hora. Todas las críticas que dirijamos en 2025 a quienes niegan el calentamiento global, a quienes anuncian rebajas fiscales sin informar de qué dejarán sin presupuesto y a quienes hacen la del avestruz son necesarias.

No es imposible

Hemos despedido 2024 con una estupenda noticia en lo político: la oficialidad de la selección de Euskadi de pelota está al alcance de la mano. Ninguna de las trabas anteriores (empezando por la oposición de Bildu a la norma que lo posibilita) ni futuras (los recursos que se esperan) debería de impedir un primer paso esperanzador y emocionante: ver a la tricolor en una competición oficial. Quedan más, muchísimos más pasos, pero ahora ya sabemos que no es imposible. 2025 tiene que ser el año del “más y mejor”. Pero también el de anotar la matrícula, de una puta vez, de quienes ponen las trabas.

La UEFA nos rechaza

La noticia en DEIA sobre el rechazo de la UEFA a la oficialidad de la selección de Euskadi llegó a la portada de Menéame gracias a quienes siempre están dispuestos a apoyar a los pequeños y, por supuesto, a quienes rechazan que en la península haya otras selecciones que no sean la española, la portuguesa, la andorrana y la gibraltareña. ¡Ay, Gibraltar! Pero la “nocturnidad” de la decisión (unas horas antes de la final de la Eurocopa), la previsibilidad de los argumentos y, sobre todo, el camino recorrido, invitan a pensar que podremos doblegar esa voluntad. Porque la oficialidad de Euskadi y de otras selecciones solo es cuestión de voluntad.

Ganó Europa

Por supuesto que voy a hablar de la Eurocopa: el torneo que acabó el domingo fue uno de los mejores de su propia historia y demostró varias cosas. La primera, que el fútbol en abierto sigue siendo irresistible. La segunda, que el fútbol sigue siendo ese milagro que permitió a Europa odiarse sin destruirse: la victoria de Italia fue celebrada hasta por Ursula von der Leyen, que, aunque iría con Alemania hasta que fue eliminada, no dudó en agitar la bufanda italiana porque era también la europea. Sí, el fútbol también es política porque es sociología. Yo he de reconocer que tenía el corazón dividido y que vi el partido con un whisky… Irlandés.

Y Cerdeña

En la celebración del equipo italiano el portero Salvatore Sirigu llevó consigo una bandera sarda, después, Nicolò Barella se sumó a la foto con la Eurocopa. Esa bandera era la suya pero también era un poco la de todos los que, por ejemplo, lamentamos la noticia con la que abrimos la columna sobre el rechazo a la oficialidad de Euskadi. El nacionalismo sardo no es equiparable al vasco, al catalán o al corso, con el que suele confundirse, pero sigue siendo un símbolo de Europa: el de la diversidad, el de la reivindicación nacional, el de la cabida de todas las sensibilidades en un continente que quiere más y no se conforma.

La autonomía británica

El gobierno vasco fue firme con las medidas sanitarias que aplicaría durante la Eurocopa y el bilbaino fue muy hábil reclamando y consiguiendo una compensación por la huida de la UEFA facilitada por instituciones españolas. Y el gobierno británico, al final del periplo futbolístico, ha hecho lo que le ha dado la gana, como podíamos esperar: las imágenes del campo lleno y, sobre todo, de antes del partido o de la salida, con miles de personas unas junto a otras, son sorprendentes e indignantes a partes iguales, incluso aunque todo el mundo supiese que en Gran Bretaña iban a ser, como siempre, soberanos en sus decisiones.

Allá, lejos

Igual que los británicos son predecibles cuando se trata de que ellos siempre harán lo que consideren, lo son los japoneses en cuanto al orden. Así que cuando anuncian que los Juegos Olímpicos serán a puerta cerrada podemos esperar que así será porque la situación de la pandemia es grave en cualquier caso y la diferencia está solo en cómo se actúa. Y esto vale para gobiernos, instituciones deportivas y cada una y cada uno de nosotros. Ahora, la gran pregunta: ¿qué preferimos, ver esas imágenes de Londres tomada antes y después del partido, y el campo, lleno, o la precaución y el eco en los estadios?

La (buena) noticia del año

2020 nos está regalando muchas malas noticias. Pero también alguna buena: el camino que ha emprendido la Federación Vasca de Fútbol de la mano del Gobierno de la CAV hacia la oficialidad es necesario porque responde a una demanda y a un sentimiento muy importantes, difícil y, sin duda, precioso, en un sentido estricto. El proceso va a estar lleno de trabas, sobre todo, políticas, que serán útiles para que se retraten y nos retratemos: también quienes quieren dejar sin nombre a la selección de Euskadi porque no pudieron manipularlo cuando nació (no estaban allí) ni cuando se recuperó (estaban a otras cosas).

Periodismo ridículo

No creo en el periodismo objetivo. Nunca lo he hecho. Creo en un periodismo riguroso y honesto que se practica desde posiciones políticas legítimas. Pero una cosa es hacer las crónicas y las columnas de opinión desde un punto de partida, y otra es insistir en el ridículo, que es lo que hacen quienes se empeñan en explicarnos no ya que Trump todavía tiene opciones, sino que su batalla legal por retener la presidencia va bien. Podríamos decir que de lo suyo gastan pero luego nos encontramos a los que se dedican a molestar en Twitter con esos argumentos inverosímiles, haciéndonos perder el tiempo a los demás.

Vascos contra fachas

Si hablamos de vascos que logran cosas, por un lado, y por el otro de fachas populistas, es lógico que terminemos hablando de Aitor Esteban, que daba la vuelta a un tuit que intentaba destacar la actitud de Macarena Olona. El diputado abertzale respondía así: “A mí me encanta la foto. EAJ-PNV enfrentando de cara al facherío”. No solo a ellos: el PNV parece ahora el enemigo a vencer, por supuesto para Vox, UPN y Bildu, pero también para Podemos, que intenta dejarle fuera de la suma, e incluso desde algunos escaños del propio PSOE, como si la negociación fuera rendición. Pues que exploren las alternativas.

Y el gobierno español, contra sí mismo

He vuelto a leer con cierta fidelidad las columnas de Fernando González Urbaneja porque creo que sus análisis son eso, análisis, y no simples elucubraciones: para él, la subida del SMI es lógica, más que la que han asignado a los funcionarios, pero no por ello deja de ser un caballo de batalla más de Iglesias. “Se trata de proponer objetivos que confronten con la posición de Calviño para luego someter el dilema a la mediación o decisión del presidente Sánchez”, escribe en República.com, donde también apunta que el problema de fondo no lo ataja tampoco este gobierno: los bajos sueldos en España.

Pero no tanto con “la gente”

De Pablo Iglesias me gusta, sobre todo, que para él el medio es importante. Los fines son las consecuencias de su estrategia, sus pulsos y su capacidad para resistir. No me gustan sus métodos pero respeto esa devoción por hacer el camino. Los que nos obsesionamos con ello, por desgracia, no sabemos disfrutar de los logros. Pero el camino de Iglesias tiene curvas porque su gobierno, el de “la gente”, el del juego de tronos sin fin, es el que plantea subir hasta los últimos 35 años trabajados para calcular la pensión de cada trabajador, ahorrando una pasta al erario quitándosela al currela. Así de claro.

¿Y qué les decimos?

Confío plenamente en la política como herramienta para solucionar conflictos y evitar que nadie derrame una sola gota de sangre. Pero cuando la política es insuficiente porque quienes tienen que desplegarla no lo hacen, ¿qué queda? ¿Qué podemos responder a Taleb Alisalem y a todos los que se están enrolando? El tuit es demoledor y crudamente realista: “Decir ‘no a la guerra’ es fácil, bonito y romántico, pero cuando invaden tu tierra, te expulsan de tu casa, te obligan a vivir como refugiado durante 45 años, te humillan e ignoran tu pacifismo ¿cuál debería ser tu respuesta? Mi pueblo será pequeño pero es digno”.

Por desgracia, van de frente

Ayer también encontrábamos un tuit igual de acertado y crudo en su realismo, pero menos dramático, este de Pedro Vallín: “’Hungría rechaza la condicionalidad que se incorpora a estos fondos, que permite congelarlos en caso de violación del estado de derecho’. No se puede negar que Viktor Orban es bastante transparente en cuanto a sus intenciones”. Y el dilema no puede ser más abrupto ni salvaje: ¿retira Bruselas ese condicionante para poder poner en marcha los fondos necesarios o llega hasta el bloqueo final de quienes no quieren que Europa les ate las manos? ¿Y los amigos de Orban en España, qué dicen?

Verstrynge hace suyas las dudas de Trump

No sé qué aporta Jorge Vertstrynge hoy a un debate. Sí sé lo que aporta en notoriedad a quien organiza el debate, claro, porque aquí estamos, hablando de él. Pero el personaje no convence a nadie con sus argumentos, por suerte: quien pasó de Alianza Popular a Podemos y ha acabado haciendo suyas las dudas de Trump sobre las elecciones que ha perdido, ¿qué tipo de lógica sigue? Atrás quedaron sus años de oro, con la derecha heredera del ministro franquista, y los de platino, susurrando al oído de un Pablo Iglesias al que la voz de Verstrynge le hacía cosquillitas. Hoy solo queda la polémica, no la idea.

Correcto

Otro que es incapaz de distinguir, por ejemplo, entre un régimen dictatorial y una democracia imperfecta y, por supuesto, prefiere y defiende el primero, es Willy Toledo. Por este motivo es por el que el actor me cae mal. Será muy gracioso en una pantalla, pero como persona capaz de empatizar no hace su mejor papel. Con todo, celebro que haya sido absuelto de “un delito contra los sentimientos religiosos” (Eldiario.es) cuyo juicio no tenía que haberse celebrado nunca. Los insultos de Toledo en su Facebook “a Dios y a la Virgen” son solo una muestra de su mal gusto y falta de sensibilidad. Pero, ¿delito?

La oficialidad vendrá de fuera

El partido de la selección de Euskadi ha sido un amistoso sin púbico entre selecciones en toda regla. Así que, sí, fuera las dudas: esta cita era conveniente. Porque en un mundo hiperconectado, y pendiente de la imagen y los detalles, que la selección de Costa Rica tratase a la vasca como a una selección oficial, o que el PSG lanzase un tuit de ánimo a Keylor Navas como antes de cualquier otro partido internacional, cuenta. Cada vez tengo más claro que la oficialidad de Euskadi como selección vendrá de fuera: de la UE, de la UEFA o de la FIFA, que impondrán su criterio en la cerril España. Avanzamos.