Oskar te lo explica

Da igual lo que pase, siempre será mérito de Oskar Matute. Y si no es su mérito directamente, ya dirá él de quién es. Tenemos que estar muy atentos a su Twitter y, sobre todo, a su personalísimo Instagram, para no despistarnos, no sea que acabemos poniendo una medalla a cualquiera. Si el PNV consigue, de una vez y pese a Podemos, que los convenios vascos prevalezcan, Matute te lo explica así: “Esperamos que, esta vez sí, por fin se recupere la prevalencia de los convenios vascos que la reforma laboral no quiso recuperar. Muchos años de trabajo y reivindicación de la mayoría sindical vasca lo han hecho posible”.

Son derechos, no concesiones

Que una ley favorezca siempre a las personas trabajadoras no es una concesión, es un derecho. Evidentemente, no lo ven así desde la derecha rancia española: “Nueva concesión del Gobierno al PNV para que los convenios vascos prevalezcan sobre los estatales” titulan en El Imparcial, el digital que sigue presidiendo Luis María Ansón. Así están las cosas: a la derecha española le da rabia que el PNV negocie y beneficie a la clase trabajadora, y a la izquierda vasca le da rabia que el PNV negocie y beneficie a la clase trabajadora. Como retrato de esta política líquida, de tuit y rabieta, pocos habrá tan nítidos.

Es su campaña y como tal debemos tratarlo

Estoy completamente de acuerdo con este tuit de Manuel García: “Esto de Sánchez de iniciar las campañas electorales poniendo el foco victimista en un espectáculo circense ya forma parte del libro de estilo del PSOE”. Eso es justo lo que me parece la tensión que está generando Sánchez con un Milei encantado de echar el pulso: la precampaña del PSOE pagada, además, con recursos del Estado, es decir, nuestros impuestos. Albares participa encantado, poniendo la cara como ministro de Exteriores y moviendo diplomáticas. Pero lo hace hasta Ernest Urtasun, de Sumar, que demuestra en su defensa el nivel político que atesora.

También es campaña

Si no estuviéramos a las puertas de una campaña Pedro Sánchez no habría reconocido el estado palestino. No tengo dudas y como pruebas puedo aportar que estamos hablando de quien anunció cinco días de reflexión por amor para lanzar la campaña socialista en Catalunya y ahora exagera un enfrentamiento, también por su pareja, con el presidente de Argentina para lanzar la campaña socialista en las europeas. El fondo está bien, no lo discuto, pero las formas las firma quien las firma, y es la persona, no el motivo, la que es sospechosa habitual. Sigo pensando que si fuese español estaría indignadísimo.

Seguid defendiendo a Rusia…

Mientras Israel arrasa Palestina con las fuerzas absolutamente desniveladas, Rusia arrasa lo que puede de Ucrania. El vídeo que retuitea Óscar Mijallo es aterrador, “apocalíptico”, usando su propio término: 40 segundos interminables de bombardeo ruso sobre Bilohorivka. Bajo esas explosiones hay viviendas y personas, hay vidas, terror e injusticia por lo que les está tocando vivir por culpa del Kremlin. Y habrá sed de venganza que desde Madrid y desde Euskadi algunos intentan aplacar con su nostalgia de la madre Rusia y sus argumentos pacifistas que no se cree nadie. Si lo de Ucrania no es un genocidio es porque ese país sí puede defenderse.

La campaña más insustancial

Algo han hecho bien Bildu, como lo han hecho en el BNG y como lo hicieron en ERC, para que una campaña discreta les sirva para acariciar un eurodiputado para cada una de las formaciones el próximo 9-J. Algo han hecho bien, sobre todo en Euskadi, sin hacer gran cosa a nivel europeo, que es lo significativo: Iparralde les estorba en este proceso y EH Bai se integrará en la lista española. Pero no es menos cierto que Hegoalde tampoco les ha importado: Pernando Barrena ha sido eurodiputado solo la mitad de la legislatura, y cuando ha estado, ha trabajado a tiempo parcial para Euskadi, priorizando el proyecto internacional de Bildu.

La más capciosa

Precisamente Bildu en campaña ha usado el argumento de la ley de Vivienda con asiduidad, y seguramente vuelva a hacerlo aunque los debates sean otros. También lo harán los otros dos partidos que la defienden todavía: Sumar y el PSOE. Un PSOE que, desde la presidencia del gobierno español, además, usó la campaña posterior a su aprobación para anunciar hasta 184.000 viviendas públicas, según el recuento de Vozpópuli. Pues bien: “Moncloa ha tramitado menos de 10.000 viviendas públicas desde julio de 2023”. Esa es la realidad. Como lo es que la ley de Vivienda, de momento, solo ha servido para subir los precios. Estos son los hechos.

Alguien tiene la propiedad

Una de las cosas que me pasma de esta corriente nueva sobre la vivienda es la hipocresía con la que actúa la izquierda, que defiende argumentos contrarios a las soluciones con un aplomo sorprendente solo porque los dicen ellas y ellos, las y los de izquierdas. Pero se equivocan: solo el fomento de la oferta mejorará la situación. Y se equivocan también (y lo saben) incentivando el alquiler, porque esas viviendas siempre son de alguien. Y las y los propietarios se frotan las manos: “Tu cuñado tenía razón: comprar vivienda es la mejor inversión (lo dicen los datos del Banco de España)”, titulan en Business Insider. Y nadie rectificará aún.

Y alguien tiene la culpa

He empezado la columna hablando de la campaña más insustancial: la que llevará a cabo Bildu para que nadie se pregunte dónde estuvo y qué hizo Pernando Barrena durante la legislatura. Pero no serán los únicos que querrán pasar desapercibidos y vivir de lo que dejó la ola sobre la orilla: en Podemos parece que el escaño de Irene Montero está asegurado, así que se dedican a sus chorradas. Porque no tiene otro nombre el requiebro de Ione Belarra para echar la culpa a EE.UU. de la invasión de Rusia sobre Ucrania. Antonio Maestre lo califica en X como “espectacular”. Un regate que ni el de Nico Williams a Manu Bueno y Loïc Badé.

Reus, como Dios

En el mismo partido en el que Nico Williams levantó ese “hala” en San Mamés con su doble regate, despedimos a Iker Muniain y Raúl García. Dos jugadores que nos han regalado goles y momentos emocionantes, de esos que hacen que te enamores del fútbol, como los dos últimos que marcaron con el Athletic. En el mismo fin de semana se ha despedido otro grande del fútbol: Marco Reus jugaba su último partido en el estadio del Borussia Dortmund y lo hacía a la alemana, esto es, pagando una ronda de cervezas. 80.000, una por cada asiento del Westfalenstadion que dejó abonadas el jugador para agrandar aún más su leyenda.

Toman a la gente por idiota

Juan Manuel de Prada estuvo notoriamente contenido en la SER cuando se limitó a decir que “están fanatizando a la gente diciéndole cosas absurdas”, en referencia a esa derecha española que rechaza la “la justicia social”. O lo que es lo mismo: que entre todas las personas consigamos un mínimo bienestar. De Prada, que ya le pintó la cara a esa derecha que se posicionó junto al gobierno despiadado de Israel aludiendo simplemente a la historia católica, también alude a la moral cristiana más básica para justifica la existencia de esa justicia social. La derecha española nos trata como si fuéramos gilipollas y no debemos permitirlo.

Y los tontos son ellos

Solo son necesarios dos minutos del discurso de Abascal de este fin de semana (dos minutos elegidos al azar) para darse cuenta de que habla para idiotas, con frases cortas y argumentos que la mirada crítica más básica desmonta con facilidad. No solo es Abascal: el gran acto de la extrema derecha nos ha dejado a una Le Pen aclamada en Madrid y que en Francia volverá a llamar a atacar camiones con productos españoles en la frontera, o a Iván Espinosa de los Monteros destacando esta frase de Milei: “La idea de la justicia social es verdaderamente aberrante… es un robo”. O son tontos, o son malos que piensan que nosotros somos los tontos.

La competición de las derechas

Javier Milei, precisamente, es una de las estrellas del liberalismo de derechas que se le ha escapado al PP tras su participación en el acto de Vox. Y eso que Ayuso se deshizo en halagos preventivos que no sirvieron para nada. Algo parecido está pasando, por cierto, con Meloni y el PP europeo, pero ya hablaremos de eso. Me centro en los españoles porque me resulta significativo que Borja Sémper, uno de los mayores expertos en hablar a la ciudadanía como si fuera idiota, alababa en X el museo del Prado: “El lujo, el orgullo y la suerte de contar en España con la mejor pinacoteca del mundo”. Pues se paga con impuestos, no con liberalismo.

Así de claro

Yo necesito muchas líneas y varios links para algo que Juan Ignacio Pérez Iglesias expresa de maravilla en un tuit: “Acabo de ser intervenido de un asunto menor en el hospital de Urduliz, de Osakidetza. Con medios fabulosos; sin sufrir dolor; me han tratado divinamente; y, si todo va bien, habrá mejorado sustancialmente mi calidad de vida. Todo esto gracias a lo que el gobierno nos ha robado”. En esencia, esto es lo que yo quería decir: que pueden irse a la mierda con sus discursos liberales y que conmigo pueden contar para lograr una justicia social vía impuestos. O somos personas, o no lo somos y nos convertimos en alimañas.

Micromachismos o todo lo contrario

De la misma manera, todo el trabajo que hacemos para visibilizar el machismo nos diferencia a los seres civilizados de los trogloditas. Pero hay que tener mucho cuidado para no pasarnos de frenada: la imagen de las finalistas de la copa de la reina recibiendo las medallas sobre la marcha en el césped es la misma que la de los futbolistas aquel maravilloso 6 de abril. Debemos estar atentos para que no nos cuelen micromachismos que no son, y debemos ser implacables contra quienes por medio del señalamiento machista (sin “micro” por delante) alimentan sus filias y sus fobias políticas en X y en los medios de comunicación.

Escribo lo que quiero

Valoro los periódicos (en papel y en Internet) por sus columnistas y cronistas. Soy “old-school” y soy consciente de ello. Y leo con el mismo placer a quien piensa parecido a mí y a quien decide colocarse en la trinchera de enfrente. Solo les pido que escriban bien (algo que sé que yo no hago) y que sean honestos (algo que intento ser con todas mis fuerzas). Y esos rasgos los encuentro en Antonio Agredano, capaz de plasmar así de bien su búsqueda de la libertad de opinión: “Digo lo que pienso y siento lo que digo. A partir de ahí, que cada cual encuentre su nube en el paraíso, lo más cerquita de Kapuściński que pueda”.

Y leo a quien me aporta

No coincido con lo que suele opinar Bernat Dedéu y menos me gusta su pose en X, pero es otro de esos que escribe bien y va desarrollando sus pensamientos de un modo coherente en sus columnas, por eso lo leo y lo recomiendo. Y desde su posición “antiprocesista” en El Nacional, explica de un modo descarando qué sucede en el nacionalismo catalán (y de paso, en el vasco): “Desde que Pedro Sánchez lo nombró virrey de Catalunya y Esquerra se disfrazó de la Convergència más pactista, a Junqueras solo le queda una tarea pendiente: que Salvador Illa tenga la presidencia y que Puigdemont vuelva al país bien jubilado”.

Casi todo vale

Tengo mucha suerte: una parte de mi labor diaria es leer lo que publican diferentes medios y escriben sus columnistas, y me gusta pensar que complemento, más que contrasto o enfrento, las informaciones y opiniones. También me gusta mucho encontrar esas noticias que parecen versos sueltos. Así, como si nada, en Business Insider abrían con esto: “Nuevo récord de deuda pública: aumenta hasta los 1,61 billones en marzo”. Solo en un mes “creció en 10.401 millones”, y así “España es el cuarto país con la deuda más alta de la UE”. A mí esto me preocupa, y que la ciudadanía dé por hecho que no tiene consecuencias, me azora.

¿A alguien le sorprende?

No puedo acabar la semana sin hablar de la Inteligencia Artificial con voz que ha presentado OpenAI. Enrique Dans titulaba su crónica con precisión: “’Her’ ya está aquí”. La película en la que Joaquin Phoenix se enamoraba de un asistente virtual con la voz de Scarlett Johansson anticipó lo que vimos. Esta vez, sin embargo, parecía real. Y más de una y uno mostró su asombro… Para mi sorpresa. No pretendo enredarme en un juego de palabras: igual es porque he leído y visto mucha ciencia ficción, pero lo que nos demostraron cabía en cualquier mente. Solo nos faltan los coches voladores… O los de Mad Max.

Nuevos autores en no tan nuevos miedos

Hoy X, aunque Elon Musk le haya cambiado el nombre, no es un nuevo medio. Forma parte desde hace años de nuestras fuentes de información y, aunque no es lo que era aquel primer Twitter en el que nos conocíamos todas y todos, sigue siendo una plataforma estupenda para conocer nuevas maneras de estar informados: el hilo de Endika Río sobre Iker Muniain es un ejemplo estupendo para hoy, que nos despediremos en San Mamés del capitán de la última década. Las suyas también son columnas, además, con vídeos fotos y GIF que nos permiten recordar por qué hemos querido tanto a Muniain y, por supuesto, a Raúl García.

¿España, en un tuit?

Me he sentido tentado de titular esta columna sin las interrogaciones: “España, en un tuit”. Pero me he cortado aunque este resumen en X de La Vanguardia resulte casi irresistible: “Renfe pone en servicio dos trenes AVE para ir de Murcia a Málaga… pasando por Madrid. El nuevo servicio, con parada en Atocha, tardará más de siete horas”. Y más cuando el ministro del ramo dedica su tiempo a parecer un hooligan enganchado a su teléfono móvil. Sin embargo, aprovecharé esa noticia para reivindicar la alta velocidad ferroviaria sin madridcentrismo como un transporte eficaz, rápido y muy poco contaminante, también en Euskadi.

La derecha española, en un titular

Aquí tengo menos dudas: el titular en El Diario sí presenta perfectamente lo que es hoy (lo que ha sido siempre) la justicia en España. Me refiero a este: “El presidente del Poder Judicial, tras cinco años en funciones: ‘No vamos a dimitir salvo jubilación o fallecimiento’”. El bloqueo del PP en la renovación del CGPJ y el empeño de la derecha en que sean los jueces quienes se elijan entre ellos nos recuerdan constantemente que quienes imparten justicia en España están fuertemente ideologizados desde hace varias generaciones, y que lo saben perfectamente las y los representantes de ese espectro político que les resulta atractivo.

“76 años de la Nakba”

Como a todos los aitas y a todas las amas, me fascina ver crecer a mi hija y mi hijo, conocerles y descubrir qué les interesa. Precisamente por eso veo el Teleberri con ella y con él, y esta temporada casi a diario les explico algún aspecto del conflicto entre Israel y Palestina buscando la información que me falte en artículos como este en France 24: “76 años de la Nakba: los palestinos rememoran décadas de despojo y en medio de una guerra que escala”. Un texto muy bien hilado con testimonios valiosos: “Mi esperanza en 1948 era regresar, pero mi esperanza hoy es sobrevivir”, dice Mustafa al-Gazzar, que ahora tiene 81 años.

A Trump le está saliendo bien

Las atrocidades del gobierno y el ejército de Israel sobre la población de la franja de Gaza le están viniendo muy bien a Donald Trump. Y no es una causalidad: Benjamin Netanyahu es de los que espera su regreso a la Casa Blanca porque sabe que eso supondrá tenemos las manos aún más libres, lo que es difícil de imaginar. Fijándome en el detalle, me resulta curioso encontrar la noticia sobre lo bien que le va en las encuestas al republicano en el digital de Pablo Iglesias, precisamente, cuando la primera vez que se presentó y ganó, varios líderes de Podemos aseguraban que no era peor que Hillary Clinton.

¡A la mierda!

Los clubes de la Premier League van a votar para decidir si mantienen el VAR o lo mandan a la mierda, que es donde merece estar. La propuesta es del Wolverhampton porque cree que genera “frustración y confusión”, “un ambiente más hostil”, “errores continuos”, interrupciones innecesarias y excesivamente largas del partido y “erosión de la confianza y la reputación” (Iusport) de los árbitros y la competición. No puedo estar más de acuerdo. El VAR solo ha servido, en la liga en la que juega el equipo del que soy socio, para demostrar que siete árbitros (el VAR solo ha beneficiado al colectivo arbitral) son igual de malos que cuatro o incluso peores.