Primera noticia

Ya lo he escrito en otras ocasiones: la barra libre de la deuda es como la barra libre de las bodas y la estás pagando tú, que vas de invitado o de invitada. Así que ante noticias como esta en Vozpópuli no podemos encogernos de hombros o pensar que alguien lo arreglará: “La deuda de la Seguridad Social alcanza el récord de 126.000 millones tras el último préstamo para las pensiones. El Estado aprobó un nuevo préstamo por 10.004 millones a la Seguridad Social para pagar la ‘extra’ de las pensiones en noviembre”. La realidad es que lo vamos a pagar, antes o después, y que gobernar con barra libre es fácil, pero no es gratis.

Segunda noticia

La noticia de arriba hace que leamos de otra manera esta en El Blog Salmón: “Era de esperar que el estado te cobre el IRPF aunque ganes el salario mínimo. Los que ganan mucho más están ya ordeñados al máximo”. En concreto, “los asalariados que ganan más de 60.000 euros anuales, representando únicamente al 2,5% de la población (alrededor de 1,2 millones de personas), son responsables de aportar el 41,5% de toda la recaudación de este impuesto”. Soy un firme defensor de los impuestos y la progresividad, pero también sé que la subida del SMI con interés recaudatorio también la paga alguien, y no es el estado, precisamente.

Ya vendrán las empresas chinas

El populismo para los impuestos y para el gasto público puede ser igual de dañino desde la derecha que desde la izquierda. Lo que necesitamos es realismo, y eso pasa por decir a la ciudadanía de dónde estamos quitando los millones que estamos poniendo en otra reclamación. Y eso pasa, también, por mirar de frente la realidad, ya sea la generación de energía, ya sea el cambio global de modelo en una industria tan importante para Euskadi y para Europa como la del automóvil: “La marca china Leapmotor estudia fabricar coches eléctricos en Zaragoza”, anuncian en FCE (Foro Coches Eléctricos). ¿Lo rechazamos?

Detenciones masivas

Veamos, si “Cuba anuncia excarcelaciones masivas tras salir de lista de patrocinadores del terrorismo de EE. UU.”, según France 24 (otros medios han hablado también de la mediación de la iglesia católica), es porque antes la dictadura había encarcelado masivamente a las y los cubanos, ¿o no? Serán 553 presas y presos los que abandonarán las celdas, pero el régimen avisa: “No han sido ni indultadas ni amnistiadas” y “por tanto, ‘pueden regresar a la prisión’ si no cumplen una serie de ‘requisitos’, como una ‘buena conducta’”. Y lo que es “una buena conducta” lo decidirán las autoridades represoras, por supuesto. Vaya con la Cuba libre.

¡Qué sorpresa!

Leo esto en Xataka y no puedo reprimir una sonrisa: “Italia ha dado con la llave contra las reseñas falsas online que lastran la hostelería: prohibir opinar desde el anonimato”. Qué sorpresa, ¿verdad? ¿Cómo no le había ocurrido antes a nadie? ¿Qué va a ser lo siguiente, que en las redes sociales tengamos que poner nuestro nombre y nuestra cara también para insultar? Yo no tengo duda: así debería de ser. Y por supuesto, sé distinguir entre tener un nick y ser un cobarde que usa el anonimato para intentar acallar a quien piensa diferente. Lo que me sorprende de verdad es el retraso que llevamos para perogrulladas evidentes.

Así es él

Elon Musk es el puto amo: es el tío más rico del mundo, el que susurra al oído de Trump y, por si fuera poco, es un jugón. O no. Ya había presumido con anterioridad que se le daban bastante bien los videojuegos (con Diablo 4 incluso logró algún récord mundial), pero ahora se ha pasado: “Elon Musk se convierte en el hazmerreír de la escena gaming”, aseguran en Clave CD. Al parecer, en un streaming se mostró torpe jugando al Path of Exile 2, demasiado para la puntuación que acumula (mayor que algunos jugadores profesionales), lo que ha despertado las sospechas de que alguien está jugando por él entre stream y stream.

Está bien conocerlo

Hace unos días descubrí Voz.us, la web trumpista de noticias en castellano. Es interesante porque, en unos minutos, puedes ver cuál es su punto de vista. Lo malo es que seas un sociópata y te parezca bien lo que escriben. Mierdas como el intento que hace Alejandro Baños de vincular el “fact-checking”, o la comprobación de noticias, con la censura, poniendo el acento en las presiones que, según él, ha recibido el propio Zuckerberg del entorno de Biden “para su beneficio”. Habla Baños de “el cartel de la censura, como lo definen los republicanos”, y señala finalmente a Google. Ya sabemos dónde va a presionar el trumpismo ahora.

Lo que supone

Lo que leemos en Voz.us no es verdad, es propaganda: el control de lo que se publica en Facebook, en X o en Google es necesario. Que Internet sea como el salvaje Oeste, donde triunfaron los que podían comprar más rifles y más balas, y tenían menos problemas en arrasar, conviene a la versión actualizada de aquellos sanguinarios. ¿Qué supone la eliminación del fact-checking? Esto: “Zuckerberg cambia las reglas de Facebook e Instagram y permite calificar a personas gays o trans como ‘enfermos mentales’” (El Diario). ¿No permitir esto es censurar, como afirman los trumpistas? Es urgente llamar a las cosas por su nombre.

Cada año me apetece menos

Mallorca, Barcelona y Canarias, esos son los tres “grandes destinos” que “una de las guías con más solera entre los viajeros de habla inglesa, Fodor’s Travel, invita a sus usuarios a ‘reconsiderar’”, según Xataka: “El turismo español afronta el riesgo real de morir de éxito”, concluyen ya en el titular. Es el problema del “sobreturismo”, que a mí me quita las ganas de viajar, la verdad. Todos los destinos atractivos se parecen entre sí demasiado y creo que ya he cubierto mi cupo. Cada año, más, me apetece pasar mis vacaciones en sitios que conozco y que me permiten descansar, despreocuparme, que no me hagan sentir invasor.

¿Quién no quiere un Laporta?

Joan Laporta me cae mal, me parece un tramposo y un soberbio, pero si alguien dilapida el dinero y el crédito en el club del que soy socio, espero que surja un Joan Laporta inmediatamente después. El modo en el que defiende su gestión y el club es extraordinario: se inventa palancas, consigue favores institucionales y políticos, mantiene al Real Madrid en silencio y ficha como si no costase. Otro presidente se habría apretado el cinturón y habría reconstruidos sobre cenizas. Laporta lo hace sobra andamios frágiles que se tambalean, pero sigue sumando pisos al edificio. Ojalá nunca necesitemos desear a un euskolaporta.

Es así de fácil

César Calderón resume en The Objective “los pecados capitales que puede cometer un político cuando logra llegar al gobierno”. Esto son (1) el adanismo, o pensar que todo empieza cuando uno llega, y (2) hacer leyes como si el partido en el gobierno fuera a ser siempre el mismo que las promueve. En opinión de Calderón, el segundo es justo el que comete el PSOE con la ley con la que pretender frenar el proceso de Begoña Gómez basado en “recortes de prensa” que, además, “difícilmente produciría en el corto plazo los ambiciosos beneficios pretendidos sobre el entorno presidencial” y que beneficiaría al PP, blindando su futura acción en Moncloa.

Todo es educacional

Que la mayoría de personas (hay un porcentaje que está perdido antes de empezar y lo vemos a diario con los negacionistas o antivacunas) sepa distinguir entre un medio de comunicación on-line y una web para lanzar bulos se aprende y se enseña. Como todo. Y la entrada en las ikastolas de las tablets es una oportunidad para hacer esa formación. Enrique Dans lo recuerda en su pieza sobre la prohibición del uso de la inteligencia artificial: ¿por qué prohibirla cuando podemos podemos alfabetizar, distinguiendo entre herramientas, aprendiendo a hacer las preguntas y, lo más importante, plasmar las respuestas en los trabajos con naturalidad??

Bueno, todo, no

Estoy seguro de que Elon Musk fue a buenos colegios, siendo como era, el hijo del dueño de una mina de esmeraldas en Sudáfrica. Así que, en su caso, la educación recibida nada tiene que ver con la ambición desmedida que exhibe y las chorradas (estas cosas, mejor por su nombre) que dice. Lo que está claro es que todas sus provocaciones van asociadas siempre a un gran interés económico, y no es una conclusión solo mía: “Elon Musk es malvado y sólo quiere dinero, conseguiré que lo echen” (Expansión). Esto lo afirma Steve Banon, que fue el asesor de cabecera de Trump en su primera legislatura y que ha declarado la guerra (interna) al de X.

¿Quién defiende esto?

Dirán que es propaganda contra Putin, un líder elegido democráticamente que plantea una batalla ante los ultraderechistas ucranianos en su propio suelo porque Ucrania siempre fue Rusia hasta que la OTAN lo ordenó. O alguna mandanga parecida. Me refiero a esto: “Cualquier persona acusada de un delito puede optar por un contrato militar para evitar un juicio o una condena” (Xataka). Un paso más después del “reclutamiento de convictos” que “comenzó en 2022 con prisioneros ya condenados”. Así es como reconfigura las filas Putin ahora, después de “427.000 soldados rusos muertos o heridos” solo en el bando ruso.

Agur

Ander Herrera no ha aportado sobre el césped lo que esperábamos de él y espero que en el vestuario no haya aportado a los jóvenes lo que mejor se le da: irse (al Manchester, al segundo intento), regresar como una estrella, intentar irse otra vez (al Zaragoza, este mismo verano) para acabar renovando y, ahora, volver a intentarlo (a Boca, presionando al club en público). ¿Es esta una enseñanza valiosa en un club de cantera como el Athletic? No. Solo espero que la marcha definitiva de Herrera nos sirva para tener claro que el retorno dorado de futbolistas mundanos casi nunca funciona. Agur, Ander. Que te vaya bonito, pero lejos del Athletic.

No, no hay equidistancia

Como en todos los casos, quien mantiene una equidistancia se posiciona. Así que cuando en El Diario aseguran que “el partido de Ione Belarra y los nacionalistas vascos han protagonizado en las últimas semanas intensos cruces de reproches en el Congreso”, sin explicar quién insulta, quién provoca y quién busca ese enfrentamiento, y quién reacciona después de varios silencios, se posiciona. Y lo hace a favor de quien insulta, provoca y busca el enfrentamiento. Luego nos llevamos a la cabeza con los bulos y nos rasgamos las vestiduras clamando “periodigno”, pero en el día a día, algunos sueltan la hostia y esconden la mano.

Aquí, tampoco

También en el digital que dirige Pablo Iglesias, Diario Red, califican ahora al PNV como partido de derechas (nada que ver con cuando lo elogiaba como vicepresidente por sus políticas sociales). Y también hay equidistancia, pero de la asquerosa. En su pieza: “La fatiga de la guerra pasa factura a Zelensky”, explican que el presidente ucraniano no convoca elecciones por la ley marcial y porque decae su apoyo, no mencionan la invasión rusa (una sola vez hablan de “ataque”, como si no fueran continuados) pero sí que la población es cada vez más favorable a negociar con Putin y ceder territorios. Ahí queda eso.

El triunfo del bulo

Los bulos triunfan. Por eso los usan en Podemos. Por eso hay digitales que juegan a la equidistancia: porque la verdad no vale nada, porque la responsabilidad no genera atención, y eso algunos lo traducen en votos y en audiencia. En el Huffington Post aseguran que “2024 ha estado marcado, informativamente, por el bulo”, y me temo que ese titular lo veremos repetido el año que viene. Pero es ese “informativamente” entre comas el que me deja atónito. Si hablamos de información no hablamos de bulos, son antónimos (aunque la equidistancia, ya lo hemos visto, da mucho juego). El que no tenga eso claro, que deje libre el paso.

Da igual si informas

Pero no voy a cargar las tintas contra algunos medios y algunos partidos políticos: es la ciudadanía (incluidos periodistas, políticas y políticos) la que es permeable a los bulos porque quiere, porque dan la razón, porque permiten seguir habitando espacios mentales confortables (cuánto daño hizo aquello de “tienes que salir de tu zona de confort”). Y lo cierto es que cuando informamos lo mejor que podemos no importa: “Occidente recomienda no viajar bajo ninguna circunstancia, pero el turismo ha dado con un insólito destino: Afganistán” (Xataka), que “se presenta como un destino sorprendente y enigmático”. Somos idiotas.

La tele no es

Nos quejábamos de “la caja tonta”, pero teníamos más certidumbre y menos bulos cuando era la reina de los medios de comunicación. Desde que su consumo ha caído notablemente, todo ha ido a peor. No soy capaz de calcular la relación entre un hecho y otro, pero es evidente que existe. Aunque cada vez la vea menos gente, sigue habiendo batallas por la audiencia: ETB se mantiene pese a la bajada generalizada (esto no lo dicen en la pieza de El Plural, claro, pero hay que mencionarlo), y en España “Telecinco cae a mínimo histórico anual, Antena 3 se enroca líder y La 1 rentabiliza el efecto Broncano en 2024”.

Vinieron a elevar el nivel

Quien explica que el PNV vota en contra del gravamen a las eléctricas sin aclarar que su objetivo es convertirlo en un impuesto que gestionen las diputaciones y el gobierno foral, y con seguridad jurídica, le compra el argumentario a Bildu, de modo consciente o ignorante. Esto es así y así de claro. Por lo que quienes vinieron a elevar el nivel de la política en Euskadi, del primero (salvo Pello Otxandiano, el santo) al último (qué sé yo, Joseba Permach, por ejemplo) están mintiendo y están difundiendo esa mentira entre sus colaboradoras y colaboradores habituales (y necesarios). Quien la reproduce es porque quiere.

Vinieron a hacer nueva política

Ione Belarra recurre al insulto y la provocación a Aitor Esteban porque no tiene otros recursos. Esto también es así. Y así les fue: su campaña para elegir a nuestras parlamentarias y parlamentarios se basó en ridiculizar y señalar al PNV, y se saldó con cero representantes. Aún así, insisten: su objetivo es el PNV, que ha explicado lo que quiere (un impuesto con garantías y con respeto al autogobierno). Pero eso en Podemos, el partido de la nueva política, el del grito en el cielo, el del victimismo recurrente, no importa. La verdad, de nuevo, es lo de menos. Lo de más es el tuit, como bien saben Musk, Matute y Belarra.

No son las ayudas

La política en la que la verdad no vale nada, como en las redes sociales, es reflejo de esta sociedad que se desvaloriza. Todo está conectado: desde las mentiras de políticas y políticos que solo se preocupan de seguir pisando moqueta a la baja natalidad. Cerca y lejos: “Japón está desesperado por reactivar su natalidad, así que en Tokio han tenido una idea: guarderías gratis” (Xataka). Lo cierto es que nunca hubo más ayudas, allí y aquí, y menos natalidad. Porque no va de eso, sino de un cambio social profundo que mueva a las personas a desterrar los bulos y a pensar menos en sí mismas.

Tiene razón Turull

Sé que he sido duro con Carles Puigdemont en esta columna. Pero es algo personal: no le perdono, como no se lo perdonaré a Rufián, el modo en el que deslegitimaron la mediación del lehendakari Urkullu por motivos diferentes pero igualmente egoístas. Pero en Junts hay gente valiosa, como Jordi Turull, que en su entrevista a El Diario ha dicho cosas muy interesantes, como la que han elevado al titular: el chantaje de Sánchez (o él, o el PP con Vox) no debe condicionar las negociaciones. También confirma que no han hablado de presupuestos aún, o que Sánchez ha hecho suyo el argumentario de la justicia respecto a la amnistía.

Catalanofobia

De la tele de Broncano, ese que hace en cada programa una exaltación de la españolidad y al que la audiencia de Euskadi respalda, es también el que dijo que no entendía catalán “gracias a Dios” (El Nacional) durante una rueda de prensa del entrenador del Espanyol, Manolo González. Tiendo a excusar a las y los compañeros, y en general a las personas, que a veces nos equivocamos cuando intentamos mantener diálogos y ser rápidos en las respuestas, pero esa coletilla deja ver un preocupante desprecio, cuando no odio, a lo que se desconoce, y es, una vez más, reflejo de la sociedad que estamos construyendo.