Si ya el Athletic le regaló los 3 puntos al Girona en un encuentro horroroso en la primera vuelta, ayer hizo lo mismo, pero en La Catedral. Lo único bueno es que esta temporada no tenemos que volver a jugar contra ellos. ¡Qué horror!
Ya para el minuto 4 nos habían metido el primer gol. Un golazo en la ejecución, pero ante el que nuestros defensas no pusieron mucha oposición. Y no era su primera jugada de peligro. El golpe fue duro, y se demostró en los siguientes minutos, con una serie de jugadas a las que solo les faltaba la música de la serie Benny Hill. Todo un despropósito. Por ejemplo, Vesga chutando en el área pequeña propia y dándole a un contrario, yendo el rebote a puerta, haciendo lucirse, con mayúsculas, a Unai. Paradón. Tras otra buena parada de nuestro salvador, seguido, llegó el primer gol en propia puerta, esta vez de De Marcos. Ver para creer. 20 minutos de chiste, lamentables y un 0 a 2 en contra. La defensa como un flan (mal Paredes, mal Yeray, mal De Marcos), y el equipo, en medio campo, desaparecido en combate. No hubo noticias ni de Vesga ni de Muni ni de Sancet. Nada. Se seguía atacando pero de aquella manera. Yuri consiguió animarnos un poco con su gol. Parecía posible remontar pero la película cómica (o más bien de terror) no había acabado. Le anularon a Iñaki un gol por fuera de juego, que es donde suele estar siempre. Pero para dejarme mal por el comentario, en el VAR sacaron unas líneas, que en fin…. Ya está bien con los actos de fe que hay que hacer para darles la razón a los árbitros, en las decisiones que toman. No se debería haber anulado. Encima, el Girona a lo suyo sacó un balón parado maravillosamente puesto y Vesga «impecable», marcó en propia y 1 a 3, al filo del descanso.
Podíamos pensar que era imposible que las cosas fuesen peor, pero se siguieron acumulando las desgracias. Simón lesionado, no salió tras el descanso. Julen le sustituyó, luciéndose, nada más empezar la segunda parte, tras otro agujero defensivo más grande que el de la capa de ozono. El centro del campo no se veía por ningún lado, salvo para demostrar que el balón parado es más una lacra que algo positivo. Incluso hubo murmullos del público, por lo lamentable de alguno de ellos. Iker estuvo especialmente horrible. Iñaki desaparecido, salvo por lo negativo de una jugada, que reflejó lo que hace a menudo, el tomar la peor decisión posible. Estaba atacando junto a Berenguer, en ocasión peligrosa, y se le puso delante, siendo él el que interceptó el tiro de Álex, que tenía toda la pinta de ir a gol. Íñaki lo despejó. Ver para creer. Además, si no es poco lo anterior, lo despejó, estando en fuera de juego. Desesperante. Horrible.
Yeray se fue lesionado. Morcillo salió de suplente pero en una falta a favor, que no pitaron, se rompió la clavícula y nos quedamos con 10. Pobre.
El de siempre, Raúl, que salió tras el descanso, pilló otro despropósito, esta vez de ellos y fusiló a gol, con rabia, que si llega a pillar al portero lo empotra en la red también. 2 a 3 y emoción final, pero… Nada más. Otro fiasco, justo cuando si se hubiese ganado estaríamos hoy en puestos europeos, pero… el vértigo de tener cerca el objetivo les va fatal a nuestros chicos. Cuando lo tienen al alcance de la mano sueltan el petardazo de turno. Y he perdido la cuenta de las veces que han hecho esto mismo. Los motivos serán distintos cada vez, pero siempre pasa algo. Quizá necesitan un psicólogo, o ahora, igual hay que decir un «coach». Pues marchando varios «como se llame «, porque los necesitamos.
Y así de esta guisa, con esta «moral» y con estas lesiones, (se me ha olvidado decir que Raúl también tiene un esguince en el hombro, y que Nico, no jugó, por otro esguince en la rodilla,…) nos llega el miércoles la idea de semifinales de Copa contra un Osasuna, que nos ha adelantado en la clasificación, gracias a su triunfo de ayer contra el Sevilla. Pues nada, al mal tiempo, buena cara. Hay que pensar que son distintas competiciones y que ésta es la que nos va. ¡A por Osasuna! Y…
¡Aúpa Athletic!