Exprópiese

Muy alto me parece el umbral de la milmillonada para proponer, como hace Bernie Sanders, “que los ingresos superiores a 1.000 millones tributen al 100%” (Menéame). El senador demócrata lo tiene claro: “La gente podrá salir adelante con 999 millones”. Y con mucho menos, evidentemente. Y no, la expropiación de las ganancias infames no retraerá la competitividad y la innovación. Primero, porque estos conceptos no son sinónimos de ambición o avaricia: nunca lo fueron, no sé por qué intentaron colárnosla. Segundo, porque el premio millonario sigue estando ahí. Lo que tenemos que limitar es la desvergüenza.

No podemos permitírnoslo

Como civilización no podemos permitirnos el número de ultrarricos y ultrarricas que hay en el mundo. Y menos, en las condiciones que leemos en Xataka: “En enero de 2024, siete de las diez personas más ricas del mundo son más ricas de lo que era en diciembre de 2023”. En el digital explican que “el cálculo de la fortuna de estos milmillonarios se realiza en base a la cotización de su paquete de acciones”. Y concluyen: “La suma de las diez primeras fortunas es de 1,47 billones de dólares, lo que supone un incremento de 30.000 millones más con respecto a la suma de hace solo un mes”. Lo que propone Sanders no es razonable, es necesario.

El modelo de negocio

Las personas poseedoras de las mayores fortunas del mundo suelen estar relacionadas con grandes empresas tecnológicas. Las mismas que, dando unos beneficios bestiales (y al incremento de valor de las acciones de sus fundadores me remito), anuncian miles de despidos por todo el mundo. Es decir: empresas que podrían mantener el empleo prefieren destruirlo para mantener sus extraordinarios números y generar dividendos. Que sea así no significa que esté bien. Y que nadie me venga con la milonga de que también hay pequeños inversores porque eso es anecdótico: o cerramos este grifo o nos ahogan las y los de los yates.

El mundo es de las y los ricos

Hemos dejado que las y los ricos se adueñen del mundo. Ya sé que quienes más tuvieron siempre pudieron maniobrar para seguir acaparando las riquezas y desequilibrando la balanza, pero hoy más que nunca tenemos mucho que ver nosotros en esa economía comprando los discursos, comprando las migajas de las acciones o comprando sus productos: no adquieras un Tesla, no uses Instagram, no veas la Euroliga si hay un equipo de Dubai en ella. Eso es lo que va a pasar la próxima temporada. Y pronto sucederá también en la Champions si la UEFA cede. Y si no cede, los saudíes participarán en la creación de la Superliga.

Hay gente que da la cara

Hablando de millonarios y de deporte en Oriente Próximo: Toni Kroos fue pitado en el partido de la Supercopa por haber dicho con anterioridad que él no jugaría en la liga saudí porque en ese país no respeta los Derechos Humanos. Después de los silbidos, tuiteó con sorna que había sido divertido y que la gente era maravillosa. Mr. Insustancial recordaba que “el Calvo Besucón y su socio Piqué vendieron” el torneo “como una forma de avance de los derechos en  Arabia Saudí”. Y apuntó a algo tan cierto como incómodo de leer: “Hubo quien les compro la mercancía”. Esas y esos son ahora los que tienen que sonrojarse, no quienes lo señalamos.

Empezamos por el principio

De la jornada del miércoles en el Senado podemos opinar muchas cosas, y lo vamos a hacer, pero esto de Miquel Roig en X (lo que las y los viejos llamamos “Twitter”) es indiscutible: “Cosas que están mal, las haga quien las haga: gobernar por decreto como norma. Hacer decretos ómnibus al todo o nada que mezclan medidas que nada tienen que ver entre ellas. Recriminar a otros partidos que no te aprueben un decreto ómnibus que no has pactado con ellos”. Ese es el principio, solo a partir de esta base podemos reconstruir unos hechos condicionados, en todo momento, por un pecado original del gobierno español.

Junts jugó sus cartas

Junts demostró esta semana que esta legislatura en el Congreso va a jugarla. Algunos dirán que más bien se la está jugando, pero no podemos obviar que se nos escapan algunas claves catalanas que las y los de Puigdemont tienen muy en cuenta. Su acción en Madrid la resumió muy bien Jordi Turull: “El PSOE fue cediendo, cediendo, cediendo… hasta el último minuto, hicimos una valoración de lo que podíamos obtener y lo hicimos” (Vozpópuli en X). Pero el problema no lo genera quien pide, sino quien se muestra favorable al mercadeo y no ve más por una institución o una nación que su propio paso por ellas.

“Es muy difícil gobernar así”

La frase la pronuncia Yolanda Díaz y la recoge EFE. Por lo que parece, lo dice completamente en serio: “Es muy difícil gobernar así”. ¿Cómo se pensaba ella que iba a ser gobernar con un equilibrio tan difícil? ¿De verdad pensaba que todos los socios de gobierno van a ser como Bildu o ERC, dispuestos a lo que sea mientras puedan seguir llevando la etiqueta de “progresistas”? Cuando los partidos nacionalistas vasco y catalán más pragmáticos se ponen el mono de faena quienes sudan son las y los ministros. El PNV amagó pero el que impactó el gancho en el hígado fue Junts. Si les duele es que siguen vivos. Pero habrán tomado nota.

El derrotado es Podemos

Es Junts precisamente el partido que acapara los análisis en las crónicas parlamentarias, pero el que peor midió la consecuencia de sus actos fue, de largo, Podemos. Esto escribía Jorge Matías en X: “Ah, qué bien sienta hacer estas cosas cuando estás llenándote los bolsillacos todos los meses de una manera que los desempleados solo pueden llegar a soñar, eh”. Todas y todos menos Pablo Iglesias y su clac hemos visto a Podemos aferrarse a un tecnicismo para vengarse políticamente de Yolanda Díaz. Hemos visto, en definitiva, su mezquindad. Pero que nadie se haga el sorprendido ahora porque esa manera de hacer política es la de siempre.

“Yo no me hubiese dedicado a la política”

Aunque el derrotado político del miércoles fue Podemos (quienes no podrán beneficiarse de las mejoras que empaquetadas en el decreto que tumbó porque llevaba la firma de Yolanda Díaz son los máximos perdedores), el PP también se lleva lo suyo: un autorretrato más con Vox y UPN, y otro momento carroñero para la galería, esperando al cadáver. Pero una vez más, Sánchez sobrevivió en el alambre, a lo que Núñez Feijóo respondió así: “Si hubiese sabido que la política consistía en lo que he vivido en los últimos meses, días y horas, yo no me hubiese dedicado a la política”. Manu Bravo apostillaba en X: “Es que esto también va de perder”.

Qué escándalo

“El precio del aceite de oliva ronda ya los 15 euros por litro”, leo escandalizado en Bizkaia Gaur. La base de la cocina vasca se está convirtiendo en un producto de lujo y parece que no podemos evitarlo: “El coste en origen ha subido más de un 150%”, leemos también. Y una recomendación: que evitemos “hacer acopio, ya que tampoco ayudaría porque sería como una huida hacia delante, provocaría una mayor subida de precios porque haría mayor tensión en los mercados”. Pero seguimos sin entrar en el fondo: por qué, hasta cuándo y hasta cuánto, y qué cambio va a producir en nuestros usos y costumbres, y en nuestra salud.

Como siempre

Me sorprende la reacción de los socialistas navarros que leo en El Independiente: “El PSN estalla contra el PP: ‘Hace una utilización maliciosa y sucia de las víctimas de ETA’”. ¿Lo descubren ahora o les ha empezado a molestar ahora que no están a su lado? Porque durante años el PSE y el PSN apretaban filas con el PP, que ya hacía esa utilización, y hasta se contagiaba de ella. De Nicolás Redondo Terreros a Patxi López, vimos los nombres de las víctimas usados como excusa para su desprestigio hacia al nacionalismo. El mismo nacionalismo que después salvó de la inanición a los socialistas vascos.

“La izquierda” y “el centro”

El hecho de que en 2024 sigamos hablando de izquierda y derecha deja claro, para empezar, que la mayoría de políticas y políticos prefieren simplificar sus discursos para no hablar sobre una realidad compleja. Que en 2024 nos hablen de “las derechas” para evitar reconocer un pacto del PP con el fascismo, o que Edmundo Bal diga “que Izquierda Española está ‘entre el PSOE y Sumar’ y su nuevo partido ‘entre el PP y el PSOE’” (Canal Red), o que Bildu y PP, al alimón, se empeñen en repetir que el PNV es un partido de derechas, con las políticas sociales que promueve y activa, demuestra que esa simplificación es útil, principalmente, para mentir.

Lo que Madrid debe a España

Madrid actúa como una fuerza centrípeta que vacía España no ya de empresas (las grandes firmas fuera trasladan su sede social o parte de ella a la capital de España atraídas por una fiscalidad más favorable), también de talentos, y condena a la pobreza a regiones enteras. Así que será correcta cualquier medida que lleve a la capital del reino a retornar parte de lo robado con un círculo vicioso tan artificial como beneficioso para la comunidad y la ciudad. En la noticia de El Diario también mencionan en varias ocasiones que “2 de cada 3 salarios de más de 4.000 euros están en Madrid, Catalunya o Euskadi”.

Hablemos de Arabia Saudí

Hoy juega Osasuna su primer partido (esperemos) de la Supercopa en Arabia Saudí, el país al que se llevaron la competición Luis Rubiales y Gerard Piqué. No sé cuál de los dos me parece más recomendable, la verdad. Y el país del que se quieren ir algunos de los jugadores que acudieron atraídos por ofertas millonarias: Según Sport, Jordan Henderson (33 años, 40 millones al año) es el que más alto lo ha dicho, pero también querrían huir de la cárcel dorada (y la liga de mierda) Roberto Firmino (32 años, 20 millones) y hasta Karim Benzema (36 años, 200 millones al año, y no, no sobra ningún cero).

Es fascismo

Ni son “las derechas”, ni “la derecha trasnochada”, ni los “nostálgicos” o las “nostálgicas”: son fascistas. Con todas las letras. Con todo el sentido de la palabra. Y campan a sus anchas por Europa, como antes de caer Hitler y, con él, la losa de la vergüenza que hemos dejado que levanten. Y los hemos visto claramente en Roma, el pasado fin de semana, haciendo el saludo fascista en una acto en memoria del asesinato de tres jóvenes simpatizantes del Movimiento Social Italiano (MSI), “en el que también militó en juventud Giorgia Meloni, la hoy primera ministra de Italia” (EPE). O los paramos ahora o tendremos que hacerlo como entonces.

Y empieza con estas gilipolleces

Si el ministerio español de Sanidad ha aprobado el uso de mascarillas en centros médicos, lo acataremos, como medida de salud pública que es. Y si alguien lo pone en duda nuestra obligación es señalar la gilipollez. Porque en lo políticamente correcto, en el respeto a la libertad de decir chorradas, ha encontrado un caldo de cultivo precisamente el fascismo. No, esa mascarilla en el centro en el que se juntan personas enfermas no es una “limitación de las libertades ciudadanas”, como escribe Guadalupe Sánchez y publican en The Objective. Y señalar la tontería como tal tampoco limita su libertad, pero sí puede limitar la confusión.

Una más

Es digno de estudio que Santiago Abascal, en plena campaña para su reelección entre los suyos, en vez de atacar al presidente español del gobierno por sus acciones o declaraciones, suelte bobadas genéricas como: “El PSOE es vulnerable a la corrupción, a los crímenes de Estado y a la traición”. Y deberíamos de estudiarlo porque el discurso es una mierda y pese a que lo es, a todas luces, funciona (por eso lo dice). ¿Qué mecanismos mentales hemos activado para que a alguien le muevan tres estupideces en vez de una crítica bien construida y constructiva, valorable? ¿Quiénes son las personas responsables?

Con normalidad

El fútbol español se va llevar la hostia en la cara esta semana, pero la culpa la tienen otros, principalmente los gobiernos: el blanqueamiento a Arabia Saudí y a otras dictaduras millonarias gracias a los combustibles fósiles es una de nuestras mayores vergüenzas como civilización. Y ni siquiera nos escandalizamos, de hecho, hemos normalizado que el FC Barcelona, entre las recomendaciones a sus aficionadas y aficionados que se desplacen a ver la Supercopa, incluya el consejo de no mantener relaciones con personas del mismo sexo. Sin sonrojarse. Sin discutir que el dinero lo pongan los homófobos. Y todo negociado por Piqué.

La novela es Neymar

Entiendo a Neymar, que está acostumbrado a cobrar mucho y jugar poco, cada vez menos, por culpa de las lesiones y su vida intensa: si le pagan lo que pide, sabiendo los clubes cómo es y cuál es su estado físico, ¿qué va a hacer? ¿Rechazarlo? ¿Cambiar al final de su carrera? ¿Para qué? La novela que llevamos algunos buscando durante años es la de su vida. Un Neymar que fue noticia porque se embarcó lesionado en su crucero, para participar en una fiesta sin interrupción durante días, y que ahora lo es porque un youtuber, Carlos Candreva, saltó por la borda desde la planta más alta, desapareció y ha sido dado por fallecido.

Otra emergencia medioambiental

Creo que no estamos dando suficiente importancia a la marea de microplásticos que afecta a las costas gallegas y que puede llegar, sin problemas, a las vascas, antes o después. Estamos hablando de un componente extraordinariamente peligroso a corto, medio y largo plazo. Y lo que seguimos viendo, para mi sorpresa, es cómo gobierno central y gallego se tiran los trastos a la cabeza. Esto no es serio: si las y los políticos no sirven para ponerse de acuerdo y actuar juntos cuando las situaciones de emergencia se presentan, no sirven. Y punto. Lo que no necesitamos es que nos oculten como si fuéramos menores la gravedad de la situación.

¿A qué juega Junts?

Junts juega a lo que le da la gana, por supuesto. La aritmética parlamentaria en el Congreso ha devuelto a la arena al partido de Jordi Turull, y sobre la arena hacen todo lo que pueden. Y hacen bien, insisto. David González expone en El Nacional cuáles son sus cartas y objetivos: “Pedro Sánchez no tiene un cheque en blanco”, “dependerá del cumplimiento de los acuerdos de investidura y, obviamente, de la amnistía”. “Junts quiere que el president en el exilio sea el candidato a las europeas pero también –atención– en las elecciones catalanas”. “Junts no votará a Salvador Illa como president”. Y recuerda “que este año tendría que ser el del reencuentro estratégico del independentismo en el Parlament”.

Ni un minuto más

El machaque continuo de Israel sobre la franja de Gaza no puede continuar. Es imprescindible que todos los gobiernos nacionales y supranacionales decentes tomen medidas contra la potencia agresora que está aniquilando a la población palestina, destruyendo su presente y su futuro, y desestabilizando, cuando no atacando directamente, otros territorios. El fallecimiento de otro periodista, Hamza Wael Al Dahdouh, es solo la prueba visible y clara del nivel de destrucción y de impunidad del gobierno israelí. Un gobierno que está promoviendo además el antisemitismo en el mundo a golpe de misil, de tiroteo y de morgues llenas.

¿Cómo se paga?

De la celebración por el 86 cumpleaños de Juan Carlos I lo que menos me interesa qué comieron o quiénes acudieron a dar palmas a un muermo. Lo que más lo hace es saber cómo está pagando “su casa de Abu Dabi, de 1.050 metros cuadrados construidos y 4.150 de parcela”, “situada en el barrio emiratí de Al Bateen, consta de dos plantas, tiene seis dormitorios, siete baños, amplios salones con vistas al mar y piscina particular, entre otras comodidades y lujos” (Vozpópuli). Si lo hace con dinero público, es grave. Si lo hace con el dinero de comisiones o se lo regalan, debe ser investigado inmediatamente.

Un cambio de ciclo

Es evidente que en el sector de la televisión saben que tienen que actualizarse para ofrecer contenidos como siempre, pero también como exige una audiencia cada vez más acostumbrada a elegir qué ve y cuándo empieza. Pero soy de los que cree que queda tele para rato. Sin embargo, algunos cambios son ya definitivos: la caída de Telecinco, que se enfrenta a su “peor dato histórico” (El Plural), es todo un cambio de ciclo. El entretenimiento que ofrece el canal está absolutamente caducado, y sus promesas de “nuevo modelo” no convencen a suficientes personas. Pero no es el fin de la telebasura: solo que esta también cambia.