Y el coste que tiene para los demás

La pérdida de cinco vidas en el fondo del mar tendría que invitarnos a reflexionar sobre qué podemos permitir hacer a las personas más ricas. Me niego a pensar que porque tienen el dinero pueden hacer lo que les dé la gana. Si el uso de jet privados me parece una barbaridad por el impacto medioambiental que las y los pobres compensamos separando nuestra basura hasta en cinco bolsas, “el turismo de élite” que puede consistir en “inmersiones submarinas, viajes espaciales y turismo de guerra” (República) me parece que, simplemente, debería de ser ilegalizado. Nada lo justifica, y menos lo hace el simple hecho de tener el dinero.

¿Qué estamos haciendo mal?

52.760 personas con nombres y apellidos han perdido su vida “en su travesía hacia Europa” entre 1993 y 2023, según un estudio de United que ha tuiteado Miquel Ramos. 52.760 personas documentadas… Que se suman a muchas otras que ni siquiera podrán ser contabilizadas, tenidas en cuenta. ¿Qué estamos haciendo mal en Europa? ¿Cuántos errores somos capaces de encadenar durante 30 años para que la cifra aumente día a día, a veces, con embarcaciones que pueden evitar las tragedias que no intervienen por decisiones políticas inhumanas? ¿Qué hacemos que no abordamos esto ya para pararlo?

Sémper es una playa y un decorado

Soy duro con Borja Sémper porque creo que no hay peor tipo de político que el que se presta a ablandar la imagen de un partido duro, insensible, capaz de volverse contra las personas. En Euskadi tenemos a unos cuantos de estos, además de él, que se presentarán a las próximas elecciones. Pero Sémper ya no engaña a nadie: la imagen del decorado del mar en una falsa playa de Madrid es más él que nada de lo que diga para hacernos creer que el pacto entre PP y Vox no es abrazar a la extrema derecha. Sus gafas colgadas de la camisa son casi una provocación: demasiado casual para justificar a la ultraderecha.

Más poder para ellos

Estaba Sémper en una playa falsa, delante de un decorado que simulaba el mar, asegurándonos con sus gafas colgadas de la camisa que su partido estaba a tope con las mujeres y los avances sociales, y estaban los suyos entregando a Vox más poder: la presidencia de las cortes de Aragón, que hay que sumar a las carteras y las cesiones en los pactos de gobierno que este PP, el del moderado Núñez Feijóo, está haciendo a la ultraderecha como anticipo de lo que vendrá si la suma les da el 23 de julio por la noche. Parar al fascismo, a todos los fascismos, es una obligación democrática.

¿Qué va a dejar para la campaña?

Yolanda Díaz ha decidido hacerse un Pedro Sánchez: prometer en la campaña y meter (en el cajón) después. Porque, ¿dónde quedaron todas esas promociones de vivienda que anunció Pedro Sánchez en la campaña para las elecciones municipales y forales? Ahora, Yolanda Díaz va con todo anunciando menos horas de trabajo con el mismo salario (que pagarán otras y otros, por supuesto) y “1.000 euros directos a los afectados por la subida del euríbor” (El Independiente). Y solo estamos a 24 de junio. ¿Qué va a dejar para la campaña? ¿Funcionan esas promesas? A Sánchez no le fue nada bien con ellas, la verdad.

Una locura, ¿de quién?

Muchas y muchos hemos visto el vídeo de en el que en una trinchera ucraniana unos soldados abatían a otros. Me da igual la nacionalidad de quién mató y de quién murió. Me parece terrible que un ser humano pueda acabar con la vida de otro en segundos y a menos de un metro de distancia. Las víctimas se suman a las 222.000 bajas solo en el bando ruso que contabilizaban hasta ayer en The Kyiv Independent. Los miles de vehículos destruidos, incluso los edificios reducidos a escombros, con todo lo que eso conlleva, resultan hasta poca cosa. La locura de Putin, que es quien empezó y mantiene tanta pérdida, tiene que parar.

No todo vale

Alberto Núñez Feijóo cuenta con Borja Sémper y con Rafael Hernando. Así intenta ensanchar el PP pero la base se le tambalea: el donostiarra no pasa ya de parapeto ante salidas de tono como la de Hernando. Llamar “los viejos amigos de ETA” a Geroa Bai muestra una ignorancia o una maldad asombrosas. Dejarlo por escrito en un tuit lo que demuestra es que te da igual exhibirlas. Lo hace Rafa Hernando, capaz de lo peor, como ya sabemos, solo por mantener viva una discusión en la que cree que tiene algo que ganar. Pero sigue sin valer todo. La respuesta de Unai Hualde parecerá demasiado templada, pero es la que corresponde.

Vox ya no asusta

Lo que tiene claro Núñez Feijóo es que Vox no asusta a nadie. El mecanismo mental, aunque nos parezca increíble, es el mismo que el que mucha gente tiene en Euskadi: Bildu ya no asusta aunque esté controlado por Sortu y en la dirección de Sortu esté integrado hasta el último jefe de ETA. En España no hace falta votar al fascista de turno: basta con hacerlo al PP. En Euskadi, igualmente, votar a Bildu no es lo mismo que hacerlo directamente a quien sigue sin entender que matar a quien piensa diferente está mal. No hay diferencia alguna más allá que la geográfica, tampoco en el esfuerzo moral que tenemos que hacer los demás para aceptarlo.

Y el PSOE no convence

En Euskadi y en España el PSOE no convence, aunque los motivos son diferentes. Aquí no asustan sus acuerdos con nacionalistas vascos y catalanes, pero sí desencanta su falta de palabra, que vivimos en carnes propias. Porque Sánchez negocia y promete a los partidos de la periferia pérfida que queremos abandonar España pero luego legisla y ejecuta para España. Este titular en El Independiente es una buena muestra de ello: “Sánchez sólo ha cedido cinco transferencias a Euskadi de la treintena de materias pactadas”. Y sumamos la recentralización que PSOE con Podemos y Sumar han practicado.

Correcto

Se acerca el verano y se acerca el momento de hacernos trampas al solitario con compañías aéreas de bajo coste que acaban por ofrecer un servicio horroroso y con apartamentos turísticos que no salen mucho más baratos que un hotel y que sin embargo encarecen mucho la vida en las ciudades: preferimos pagar 10 € menos por noche, un par de noches, y pagamos 200 € al mes más por un alquiler toda la vida. Y eso por no hablar de quién es el propietario del Airbnb de turno. Así que sigo a favor de medidas como esta: “Nueva York aprueba una ley para acabar con los alquileres de corta duración” (Forbes). Así tendrá que ser.

El empeño en fracasar

Lo siento, pero no entiendo el empeño en fracasar. Si algo ha salido mal: autocrítica, examen, propuestas de mejora y a seguir. Pero lo de revolcarse en el fango no lo he entendido nunca. Y es lo que está haciendo la izquierda española, claramente. Una izquierda española con una bis vasca importante: Podemos lo lidera una navarra que, sin embargo, irá quinta por Madrid. “Sumar ofrece a los morados encabezar Navarra. Un caramelo envenado porque ‘allí no quieren a Belarra’”, leemos en El Independiente. Las propuestas con malicia, igual que las negativas con desesperación, no son atractivas para las y los votantes. Es evidente.

De escudero, un sangre azul

Creo que sé muy poco de política: no entiendo que Sumar y Podemos se empeñen en hacer públicas sus discusiones, que solo les genera desgaste, y no entiendo que Yolanda Díaz haya escogido a un sangre azul como su número dos: Agustín Santos puede tener un currículum brillante y haber trabajado para el PSOE, pero también es un sangre azul de libro que siempre ha flotado en aguas pacíficas de ministerios, embajadas y puestazos. Un progre de alta cuna, en plata. ¿Qué mensaje proyecta? ¿En quién está pensando Díaz cuando hace la elección de la persona y de lo que significa? Quien mira más hacia arriba que hacia abajo suele tropezar.

Núñez Feijóo no va mal

Al PP le quedan dos piedras en el zapato. Una es la de todos los partidos: la fecha y la abstención. Y la otra es Vox. Pero Núñez Feijóo, pese a todo y contra todo pronóstico (por lo menos yo no vi llegar su éxito el 28-M), avanza y acierta en los mensajes (también pese a sus habituales errores): “Si el PP gana, el PSOE tendrá una oportunidad para reconstruir el partido que existía antes de Sánchez” (Nius). Esto es un gol, es insistir en su idea (la del PP, claro) de “el sanchismo” y de todas las connotaciones negativas que es capaz de meterle. Y es una idea que cala fácil porque el cortoplacismo de Sánchez nos ha sobrecogido a todas y todos.

Rusia, sí

Sigue habiéndolos. Cada vez más escondidos, cada vez menos, es cierto, pero seguimos encontrando a defensores de lo indefendible, a difusores de teorías de la conspiración, a personajillos que ven la película de “La cortina de humo” en cada informativo, a propagandistas a sueldo del Kremlin y a tontos útiles que defienden a Rusia y atacan a Ucrania desde sus redes sociales completamente gratis. Ahora tendremos que verles negando que el ataque a una presa y a la ciudad natal de Zelenski no tiene nada que ver con la contraofensiva ucraniana, y afirmando que la agredida es Rusia. Y por los nazis, por supuesto.

Vuelve la mula al trigo

Doy por hecho que, al final, Florentino Pérez fichará a Kylian Mbappé. Lo doy por hecho porque el presidente del Real Madrid es de esa casta a la que nadie le dice que no. Tardarán más o menos, pero todas las personas y todas las cosas claudican ante ellos, ante los dueños de los países. Lo que espero es que lo haga rapidito porque de los creadores de los clubes-estado tenemos ahora los jugadores-historia, y aburren: la historia de Mbappé, la de Messi no fichando por el Barcelona, aquella de Neymar, la de Griezmann que va y viene… Un Mbappé al que dieron plenos poderes en París para demostrar que solo es un buen jugador más.

El día después

Escribo esta columna sin conocer los resultados electorales pero con ganas de ajustar ciertos tornillos que en campaña se han quedado sueltos y han hecho que cruja la estructura, por lo menos, mi estructura mental, pero creo que algunos casos van mucho más allá. Por ejemplo, hizo bien Iñaki López en responder a Isabel Díaz Ayuso: “Partido racista es su socio, Presidenta”, junto a la foto de un cartel de Vox en el que señalaba a menores extranjeros. La campaña del PP de Madrid en Euskadi fue tan arrojada como vergonzante, y los que más tendrían que sonrojarse por ella son los del PP, sí, pero en Euskadi.

Vergüencita de campaña

Antes incluso de la jornada de votación, en República avisaron: “El espejismo de que ganar las municipales anticipa una victoria en las generales”. Dio igual, los partidos españoles han seguido haciendo su campaña como si no nos jugáramos quién va a gestionar lo mucho que se hace en nuestros ayuntamientos. De las diputaciones generales ni hablo porque dudo de que sepan lo que son incluso muchos de los suyos en nuestro pequeño país. PSOE y PP, como si fuera una primera ronda de las Generales de diciembre. Y Podemos y Sumar, como si fuera el primer round de su particular combate (que pierden los de Belarra e Iglesias, claramente).

Sospechas

En ese combate que libran las izquierdas españolas, en el que Bildu es ganador absoluto en Euskadi, independientemente de los resultados que haya obtenido, hay un detalle que no puede pasar desapercibido: da igual lo que suceda, Yolanda Díaz no tiene la culpa. “Yolanda Díaz culpa a Hacienda de enturbiar el conflicto laboral con los inspectores de Trabajo”, titulan en Vozpópuli. Y en el subtítulo deslizan: “Fuentes de la negociación apuntan a motivos políticos en los nuevos acontecimientos”. Una posibilidad es que esas “fuentes” sean las del ministerio español de Trabajo. Sin culpa pero con intenciones.

“Un DJ del bakalao sonado de odio”

Así define Luis Miguel Fuentes su crónica en Vozpópuli de un acto de Podemos. “Lo que queda de las bases y la afición ya sólo son señores y señoras de Juan y Medio”. Dicho de otra manera, “aquel funcionariado de pelo rosa ya sólo es funcionariado de pelo cano”. Esa es la clac en “un partido avejentado y escacharrado” liderado por un maestro de ceremonias que “parece un DJ del bakalao sonado de odio”. “Iglesias nunca fue un político, es un mago, sigue siendo un mago y necesita su escenario”. Del texto, yo me quedo con esta conclusión: “Podemos ha terminado diluido en IU, no al revés”. Esta es su cruel verdad.

Contra al PNV por la mañana, cipayos por la tarde

“Un gobierno impositor, chulesco y sordo”. Así definían los sindicatos de la Ertzaintza, intentando evitar otro movimiento asindical, al vasco después de su última manifestación durante la campaña. “No van a tener Tour mientras no haya convenio”. Aseguraban, secuestrando algo que no les pertenece. El texto salió a mediodía, por la mañana habían bloqueado el tráfico y por la tarde les acusaron los de siempre de lo de siempre: “Las tropas de asalto del PNV”, tuiteaban sobre unas imágenes de un desalojo. ¿De verdad en el cuerpo nadie se da cuenta de lo que se están riendo quienes más lo desprecian y han despreciado siempre?

El PP ha hecho publicidad en Twitter aunque lo prohíbe la plataforma

Lo malo de hacer publicidad es que la vemos. Por eso vi el tuit promocionado del PP de Bizkaia en mi timeline. Un tuit que no podía ser porque Twitter no permite hacer publicidad política (y lo sabemos todos desde hace años) y por eso el anuncio está retirado (por el soporte, que no por el PP). Lo que sucede es que los primeros filtros son automatizados y, a veces, como en esta ocasión, los anuncios cuelan y están unas horas funcionando. Pero su selfie tiene un coste: el PP ha pagado por un anuncio que no estaba permitido, ha querido colocar su spot en un espacio que no le corresponde y con todo esto se autorretrata.

“Ahí lo lleva”

No me gusta pero le reconozco el mérito: hay que ser arrojada para hacer la campaña de las elecciones madrileñas en Euskadi. Hay que tener pocos escrúpulos (por lo que se ve, conservo unos cuantos y creo que es una suerte) para instrumentalizar a una sociedad (la vasca) y el sufrimiento de quienes te precedieron por un objetivo electoral. Hay que estar hecho de la madera de la que están hechos Miguel Ángel Rodríguez, que lo diseña; Isabel Díaz Ayuso, que lo ejecuta; Núñez Feijóo, que da el visto bueno; Carlos Iturgaiz, que no pone la dignidad por delante; y Borja Sémper, que lo justifica, para hacer y decir a lo que estamos asistiendo.

Nunca seré rico

Nunca seré rico porque si llegase a tener el éxito empresarial de Ana Rosa Quintana (no hablo esta vez ni de su línea editorial, ni de su altura moral) seguramente me dedicaría a disfrutarlo. No entiendo que con el lío que tiene que ser sacar su producción adelante monte, además, una empresa que “gestiona 44 apartamentos entre Madrid y Sevilla” (La Marea). Porque creo la de periodista se puede compaginar con otras ocupaciones (y en ocasiones se debe, porque esta profesión se paga muy mal), pero no con la de gran empresario: no hay manera de hacer compatible un relato honesto con intereses legales y legítimos pero tirando a feos.

No como Rusia

Una de las cosas que más me sorprende de las y los defensores de Rusia incluso pese a su invasión cruel sobre Ucrania, es que no se den cuenta de que el país del Kremlin no tiene nada que ver con su pasado socialista. Al contrario: los oligarcas han partido la sociedad para enriquecerse y los beneficios de las empresas públicas, es evidente, sirven para financiar la guerra. “España ha comprado gas y petróleo rusos por 1.000 millones de euros desde el inicio de 2023. Nuestro país es el cuarto territorio de la Unión Europea que más combustibles fósiles rusos ha importado, solo por detrás de Eslovaquia, Bélgica y Hungría”, (The Objective).

¿Es suficiente?

Hasta que sepamos más, en Italia han sancionado a la Juventus por haber hecho arquitectura contable. Es cierto que gracias a ella tenía más margen de fair-play financiero para fichar, pero ese delito les ha valido una suspensión a sus responsables y al equipo una sanción de 10 puntos, suficientes para dejarles fuera de la Champions League, de la que dependen económicamente. En la Liga, un equipo al que se le ha permitido activar “palancas” mágicas y que ha fichado como si no costara está implicado en un caso de pagos al estamento arbitral. Solo espero que la sanción sea proporcional, por lo menos, para enjuagarnos la cara de tontos.