Lo único bueno para el PSOE de la irrupción de Podemos es que la formación de Pablo Iglesias, de maximalista que es, hace que los de Pedro Sánchez parezcan comedidos y coherentes. Por ejemplo, en ‘Sesión de Control’ hacen una buena recopilación de lo que exige la nueva formación (la quita de la deuda) y las consecuencias de ésta quita: que los que te dan crédito no vuelvan a confiar en ti. Lo malo es que es mucho más fácil decir que no pagarás la deuda, que explicar qué sucedería después.
La pena la trae la hemeroteca
Lo malo del PSOE es que está tan enraizado en el bipartidismo, y tienen tanto recorrido en eso de decir una cosa y hacer la contraria, que Podemos puede incurrir en un par de bravatas sin que le afecte que, como respuesta, haya una explicación razonada por parte de los socialistas. Explicación que no pueden dar, por ejemplo, en el caso de la plataforma Castor, como sugieren en ‘El Semanal Digitall’, donde responden a la posición actual (en contra) con declaraciones anteriores a favor y los millones de Zapatero al proyecto.
El Podemos del PP
Cambio de tema… o no tanto. Porque ya hemos visto que la democracia interna para elegir a sus representantes no es una de las cualidades de Podemos, y porque la que puso en marcha el PSOE, de cartón piedra, tampoco les sitúa en la cúspide de la pirámide. El siguiente en elegir punta de lanza parece Vox, esa opción populista más a la derecha que UPyD, incluso, y que se pegó el gran castañazo en las elecciones europeas, con Vidal-Quadras como cabeza de lista. ¿Y ahora? Ahora Abascal, Ortega Lara y Seguí tendrán que rearmarse para ser el Podemos del PP.
Intento entenderlo
Desde que saltó la noticia, hace ya un tiempo, sigo intentando entenderlo: ¿por qué un alto cargo del gobierno vasco y sus sociedades públicas no podrá trabajar en la empresa privada durante los dos años siguientes a que cese su mandato? En la noticia al respecto en ‘El Confidencial Autonómico’, que ha vuelto a despertar mis dudas, tampoco aclaran del todo si se trata de empresas del sector, empresas con las que ha tenido relación como cargo público, o empresas privadas, en general. Lo que tengo claro es que Urkullu no quiere puertas giratorias, pero sin estas es difícil incorporar temporalmente a los mejores de la empresa privada, ¿no?
Antonio Basagoiti pierde su dominio
Acabo de confirmar mi sospecha sobre que Antonio Basagoiti estuvo muy mal asesorado cuando decidió desarrollar su identidad digital. Esa mala praxis, por cierto, no parece corregida en el caso de Arantza Quiroga, cuyos espacios en Internet están peligrosamente desatendidos. Pero vuelvo al caso de Basagoiti, quien ha perdido su dominio: antoniobasagoiti.com contiene actualmente enlaces comerciales, y el ahora empleado del Banco Santander no podrá recuperarla fácilmente si quiere. Y una identidad digital bien definida no es cosa de políticos o banqueros exclusivamente: atañe ya a todas las personas.