Pero no hay cambio climático, qué va…

Las sucesivas olas de calor de los últimos veranos y, especialmente, de este, no son una casualidad. Tampoco lo son los deshielos de los glaciares, ni los récords de altas temperaturas, que se baten uno detrás de otro. Ni los incendios: hablamos todo el tiempo de lo mismo, del cambio climático, del calentamiento global y de que nos estamos abrasando. Y esta no es una llamada a que separemos la basura o bajemos la temperatura de la ducha un grado. Esto es un aviso para que la comunidad internacional declare la guerra a los países más contaminantes y a los ricachones que asaltan el espacio, como a Rusia por su invasión sobre Ucrania.

El modelo de política

Del mismo modo que el comportamiento de las acciones en bolsa define a la banca actual, las acciones del poder judicial español, especialmente de su cúpula, definen una posición entre la derecha y la pared, es decir, Vox. Un poder judicial heredero, muchas veces vía paterna directa, de otro régimen, y que ha demostrado ser el poder que más cómodo se siente con las denuncias y las declaraciones de la extrema derecha. Con las evidencias amontonándose, “el PP rompe las negociaciones con el Gobierno sobre el Poder Judicial” (El Diario) a las puertas del debate sobre el estado de la nación española. Otra acción que define a quien la acomete.

Y de comunicación

He hecho el caso justo a la batalla entre Podemos y Antonio García Ferreras. No es que no me importe la calidad de la democracia o de la información, es que creo que lo sucedido no es excepcional (en Euskadi, ya en la época de Ibarretxe, vimos y leímos manipulaciones sonrojantes) y el periodista no es representativo de la profesión. De todo lo escrito, me quedo con esto de Mr. Insustancial en Twitter: “Lo más importante es no flipar se con series como ‘Borgen’ o ‘House of Cards’ porque luego la realidad te cuenta que las conspiraciones se rematan en sobremesas largas con gente con menos seso y telegenia que ambición”.

También de capacidad de interpretación

La existencia de negacionistas y la capacidad de este grupo para ponerse en ridículo nos tiene que servir como alerta de gravísimo problema que tenemos de comprensión lectora, y del mundo en general. La ausencia de espíritu crítico de quienes se creen “empoderados” vía Internet (para terminar consumiendo compulsivamente vídeos de mierda en Tiktok) es palpable también en la cantidad de gente que se ha quejado en Twitter porque ha necesitado tres temporadas en darse cuenta de que The Boys es una crítica a la extrema derecha estadounidense y sus ramificaciones empresariales.

¿Y quién es ella?

¿Qué ha hecho en la vida Victoria Federica de Marichalar para poder pagarse una habitación de más de 1.000 por noche en un hotel en Ibiza? Se lo pregunté a una investigadora que ha estado estudiando los últimos años a algunas influencers en redes sociales porque sospechaba que por ahí iba a venir la respuesta. La nieta de Juan Carlos I es hoy una prescriptora que puede estar consiguiendo regalos, pagos en especie o directamente en su cuenta corriente por promocionar locales de hostelería, marcas o eventos. Vamos, que curra, que ese hotelazo es fruto de su trabajo y, evidentemente, de su posición de partida.

El drama que no cesa

En el mismo EE.UU. en el que la justicia establece que el aborto puede ser prohibido, y en el que decreta que el Estado no puede regular las emisiones de las empresas en su lucha contra el cambio climático, la gente sigue muriendo acribillada en asesinatos multitudinarios posibilitados por el acceso sencillo a rifles de asalto y munición sin límite. El país que ha colonizado el mundo violentamente, a golpe de invasión cultural y con la fuerza de su potencia económica, se desmorona, puede que a modo de aviso: a veces parece que rozamos con los dedos el principio del fin de esta civilización.

Así de fácil

Me parecen tan desafortunadas las fotos que he visto de la ministra Montero y su gabinete durante su viaje a EE.UU. como las que vimos del que realizó Isabel Díaz Ayuso y su respectivo gabinete. Creo que con esto y con el tuit de Redlines, lo digo todo: “Comunicación política es elegir qué fotos de tu viaje oficial puedes publicar en las redes y cuáles no”. Lo que no admito, por lo menos en mi caso, es que la crítica al álbum de sonrisas de políticas y neones en Times Square es machista, porque no se trata de que viajen y se fotografíen mujeres, sino miembros de un gobierno que aprovechan una coyuntura ajena y vuelan en Falcon.

Así de claro

Reconozco mi admiración a quien ha tirado de memoria y ha llevado hasta El Diario la fotografía de Elías Bendodo también sonriente en Times Square: la imagen del entonces presidente de la Diputación de Málaga, y hoy hombre fuerte del PP de Núñez Feijóo, es perfectamente equiparable a la de Montero y su equipo de trabajo. Y en ambos casos es un error, sobre todo, hacerla pública. Puedo entender la fascinación del epicentro de la Gran Manzana y la humanidad de las y los políticos, que sonríen aunque se trate de un viaje de trabajo. Pero no puedo entender la tentación de difundirla.

Andaluza por dos

Si alguien ha demostrado que le gustan los posados y difundir sus fotos en las redes sociales es Macarena Olona, que va a recoger su acta de parlamentaria andaluza como ciudadana de Sevilla después de hacer la campaña como empadrona en Salobreña. La condición de doble andaluza de esta alicantina viene dada por la enésima crisis que ha abierto en su camino a una gloria que se le resiste, más allá de las fotos en las que demuestra que Andalucía son abanicos, vestidos de cola y caballos: como parlamentaria en el municipio de la costa granadina iba a cobrar un extra por desplazamiento a un municipio en el que no reside.

Un discurso adolescente

Me parece ridículo e injustificable que hayamos atendido al discurso de una niña de 16 años. Me parece mal, además, que la hayamos expuesto cuando sus únicas tareas a esa edad tienen que ser sacar el curso y disfrutar en verano. Me parece sintomático el petardeo, el peloteo y el nuevo juancarlismo encarnado ahora en Leonor, una niña que pronuncia discursos de niña (aunque se los hayan escrito) que deberían de darnos igual. Pero en España las obviedades se omiten cuando se trata de la Casa Real, y se ensalzan la belleza, el verbo y el saber estar por sistema, por patriotismo, porque la jefatura de Estado es una cuestión de gónadas.

Ni con estas

Es evidente que la izquierda andaluza ha elegido la peor opción en todas las decisiones que todos sus integrantes han tenido que tomar: primero, Teresa Rodríguez inicia un camino que perjudica y, a la vez, alivia, a todas las opciones progresistas. Después está el lío que montó Podemos al quedarse fuera de la candidatura por tensar la cuerda hasta el final. Del PSOE, si podemos considerarlo izquierda, no hay nada que decir, y este es su drama. Y en plena campaña siguen aflorando roces entre las distintas candidaturas y en el seno de ellas a la vez, así que, “la amenaza de Vox no acaba de reactivar el voto de la izquierda” (El Plural).

Ni con esas

Con el PSOE desaparecido porque bastante tienen con que los suyos no les saquen los cuchillos en la misma noche electoral; y con Podemos, IU, Adelante Andalucía, Más País y Yolanda Díaz, peleando más entre ellos y ellas que contra la derecha, lo que todas y todos esperamos unos cuantos kilómetros más al norte es que el PP gane con holgura y que Vox consiga un resultando estupendo, a pesar de Macarena Olona y de que “se presenta a las elecciones andaluzas sin programa y lo sustituye por un folleto de diez medidas”, en el que “sólo una de las propuestas hace referencia a Andalucía: el cierre de Canal Sur” (Eldiario.es).

Indultos feministas

¿Prefiero que el gobierno español indulte a una mujer mal aconsejada y utilizada para hacer campaña política, que se excedió en la sobreprotección de sus hijos, que a un político corrupto? Sí. Pero eso no significa que me parezca bien que el gobierno español más progresista de la historia enjuague con indultos sus errores. Y si tus indultos son feministas es fácil que te acusen de machista si en circunstancias parangonables no actúas igual, como María Salmerón, que pide el indulto tras una sentencia desfavorable “por negarse a cumplir el régimen de custodia acordado con el progenitor, condenado por maltrato” (República).

Más privilegios

Me parece inviable, impensable incluso, que en este momento económico y social podamos impulsar la semana laboral de cuatro días con el mismo sueldo. Pero en Pymes y Autónomos son más optimistas, o algo parecido: “Tarde o temprano acabará por implantarse la semana laboral de cuatro días, pero el riesgo es que al final solo se aplique a élites y funcionarios”. Para impulsarlo, el gobierno plantea invertir dinero público “en España, donde el número de horas que se trabaja está por encima de la media europea, y sin embargo la productividad está por debajo de dicha media”, y eso sin tener en cuenta las horas no computadas ni pagadas.

Este es mi rollo

Nunca he sido influencer ni me lo he planteado. Solo hay que echarme medio vistazo para darse cuenta de la imposibilidad. Y si a eso hay sumamos mi incapacidad para sacar esas fotos y esos vídeos en los que todo parece bonito, ya, mis opciones como prescriptor se reducen a la nada. Por lo menos, hasta ahora: en Instagram ha nacido “una nueva tendencia denominada Photo Dump (traducible como ‘Foto Vertedero’) que consiste en rechazar la perfección y el ‘postureo’ y atreverse a publicar fotos alejadas de lo correcto en términos de apariencia y técnica. Y además hacerlo con abundancia” (Trece Bits). ¡Hacerlo regulinchi, ese es mi rollo!

100 días

El hilo de Ricardo Marquina es tan breve como duro y es tan duro como bueno. Este periodista que vive en Rusia y cubrió el inicio de la invasión sobre Ucrania habla, claramente, de un mundo peor que hace 100 días (hoy, 101), cuando comenzó la guerra que solo quería Putin. “El mal ya ha ganado. Todos hemos perdido”, concluye. Antes, manda recaditos a quienes, desde la distancia, justifican a Rusia, a la que no puede criticar abiertamente porque “me pueden caer 15 años de cárcel, pero los nazis son siempre otros”. Me quedo con esta abrumadora frase que Marquina tuitea casi sin querer: “La historia no perdonará este episodio”.

También es un club-estado

La extensa pieza de Carlos Prieto en El Confidencial sobre cómo el Real Madrid hoy es un club económicamente saneado que no necesita los millones de un jeque o un oligarca ruso para ganar una Copa de Europa, ni tiene que endeudarse como ha hecho impunemente el Barça, es imprescindible. Básicamente, Prieto muestra a un club favorecido por el estado español que, primero, le cede terrenos (en época franquista) y, después, le permite quedarse con el beneficio (con el parabién hasta de IU). Un beneficio que, además, salpica felizmente a ACS, que preside también Florentino Pérez, cuyas relaciones posibilitaron la lluvia de millones.

Yo haría caso al BCE

Para una vez que “el BCE pide subidas de salarios para compensar la inflación y no aumentar el riesgo de impago de hipotecas”, yo haría caso al BCE. Aunque, claro, yo pinto poco en patronales varias. El titular de Eldiario.es, no obstante, es de los que hay que guardar porque desmonta, una vez más, las tesis más conservadoras (como su propio nombre indica, pretenden conservar el dinero y la desigualdad) a favor de que se reparta un poco el circulante. Porque los ricos lo son cada vez más y los márgenes de beneficio (véanse las gasolineras) son los culpables de esa subida de precios desbocada.

Pues no me parece bien

Cuanto más lo pienso peor me parece que Pablo Casado no reclame la indemnización por cese de actividad que le corresponde. Lo siento, pero entiendo lo de “ser ejemplar” de otra manera, es decir, ejerciendo tus derechos para que cuando otra persona más desfavorecida también los ejerza lo haga con legitimidad plena. Porque, insisto, ya sabemos cómo funciona la derecha conservadora: no va a poner nunca el foco en que el PP está siempre dirigido por millonarios (y Núñez Feijóo también lo es), sino en que prescindir de derechos es de valientes, de personas comprometidas con su trabajo y servicio, y de buenos españoles.

Por ejemplo

Si hasta ahora las y los defensores de Elon Musk, quienes nos lo presentaban como una especie de Da Vinci contemporáneo con conciencia social que iba a salvar el planeta junto a Jeff Bezos y Steve Jobs, no se han dado cuenta de lo equivocadas y equivocados que estaban, espero que hoy den el paso: el de Tesla ha cortado de raíz el teletrabajo y ha impuesto en su empresa una jornada presencial de 40 horas semanales. Sí permitirá teletrabajar más allá de ese horario, en un derroche de generosidad y latiguerismo. Y se pone de ejemplo a sí mismo, que vive en las oficinas de Tesla, como paladín de nuestro tiempo que, según algunos, es.

La atrocidad de cada día

Estamos construyendo un mundo tan terrible, con desigualdades tan enormes, con cantidad de información banal que tapa lo que realmente importa, lleno de armas, violencia y odio (como el que Putin está generando contra su pueblo), que noticias atroces como esta parecen una más: Aneesa Abbas y Arooj Abbas, dos mujeres, hermanas entre ellas, fueron engañadas para viajar de Catalunya a Pakistan donde las asesinaron “por honor” porque querían divorciarse de sus parejas, sus propios primos, para casarse libremente donde hacían su vida. No podemos permitirnos que estos episodios dejen de estremecernos.

Rusia chantajea con el hambre

En Ucrania, aunque ya no ocupe las portadas ni los frontispicios, también siguen viviendo atrocidades día tras día. Y Vladímir Putin está dispuesto a hacer suyo globalmente aquello que en Euskadi conocimos también trágicamente: la socialización del dolor. El líder ruso chantajea al mundo con el grano que roba (porque se lo queda con violencia). No solo eso: también ha anunciado nuevos programas formativos prorrusos (y no llenos de valores socialistas, precisamente) a las y los niños ucranianos que residan en las zonas ocupadas por Rusia por la fuerza de sus misiles y tanques. ¿Quién puede defender aún todo esto?

Hablando de Putin

El fascismo de hoy se basa en los mismos mecanismos que el que provocó la II Guerra Mundial. No ha cambiado nada salvo Internet, que ha hecho que sus ideas corran más rápidamente: la base antisistema, el odio al diferente y, por supuesto, el populismo que intenta recoger la insatisfacción generalizada (principios que, por cierto, también comparte el fascismo vasco). “Los votantes de Vox son los más insatisfechos con su situación económica, laboral y personal”. Pero hay otro dato preocupante que destacan también en Eldiario.es: “Un 96% de los votantes de Vox y un 77% de los del PP tienen muy poca confianza en la política”.

El impacto del coronavirus

Otro estudio anterior relacionaba claramente a los votantes de partidos que justifican el fascismo con los más magufos (y esto también ha sucedido en Euskadi), con quienes creen que la pandemia no existe o las vacunas no son reales. Por desgracia, los negacionistas estaban equivocados: “La pandemia del covid ha provocado la muerte de 15 millones de personas” en España (Nius), lo que supone un 12% más de media en los años 2020 y 2021. Ese es el incremento de personas fallecidas que ha provocado el virus, lo que sitúa al Estado como el “octavo país desarrollado con mayor exceso de mortalidad por covid”.

De la libertad de informar (y opinar)

Si escribes tienes que estar dispuesto a leer. Esta es la máxima con la que tecleo cada párrafo de esta columna y no tengo, precisamente, la piel fina a estas alturas del camino, después de casi trece años de columna diaria. Pero sigo emocionándome con historias en las que el compañerismo de la profesión está por encima, en las que cuando un periodista señala a otro es para decir: “Él también puede escribir lo que quiera”. Por eso celebro que un juez haya liquidado la denuncia del PP de Murcia, con petición de prisión, incluida, a una redactora de InfoLibre, y que el medio destaque, entre todo lo sucedido, la solidaridad de la prensa.