Ayuso, entzun!

El lehendakari Pradales es “trendy” en TikTok y, de rebote, en Instagram. Su “Ayuso, entzun: Euskadi, euskaldun”, ha sido convertido en una especie de trap por Euskalakari y ha sido, también, utilizado en 400 vídeos (de momento) de gente joven que quiere dejar un mensaje a Isabel Díaz Ayuso, en particular, y a las Díaz Ayuso de la vida, en general. Un grito de guerra, de identificación, de diferencia, de orgullo ante quien busca uniformizar y quien desprecia lo que no es capaz de entender. La idea feliz de Imanol Pradales en el Alderdi Eguna ha desencadenado una reacción igual de feliz. Pocas cosas habrá mejores.

Lo que me preocupa

Hace tiempo que no me meto con Patxi López y hoy tampoco voy a hacerlo. Reconozco que me sorprendió su torpeza: el socialista afirmó “que el Congreso paga gastos en efectivo y el PSOE se ve obligado a corregirlo” (El Debate). Me sorprendió, de saque, porque Patxi López, igual que fue un lehendakari breve, fue un presidente del Congreso aún más breve, pero estuvo al frente de la cámara que, según él, hacía abonos en monedas y billetes. Pero lo que me preocupa de lo leído y visto no es el patinazo, sino lo que intenta tapar. Ese intento, precisamente, tan apresurado, es lo que más dudas me genera de los sobres para Ábalos.

Me parece bien, pero…

Me parece muy bien esto que leo en El Diario: “Bob Pop se postula a alcalde de Barcelona con los Comuns: ‘Estoy harto de que parezca que la política solo la hacen los demás’”. Pero me parece injusto: si a Bob Pop se lo parece es porque ha vivido ajeno a la actividad de los partidos políticos, y no hay nada reprochable en ello salvo el adanismo al que huele siempre cerca de Podemos. Lo que me gustaría es poner en valor el activismo de quien lleva años, en algunos casos desde los dieciséis, militando en partidos políticos por convicción e ideología. Hay mucha gente que sabe quién hace la política, simplemente, porque la hace.

Ellas sí hacen política

Insisto en que me parece bien el paso que quiere dar Bob Pop, pero creo que no es honesto: él mismo sabe que hace política con lo que escribe y lo que dice. La hace tanto como Tamara Falcó cuando “difunde el bulo de Vox sobre el aborto en El Hormiguero”. El subtítulo de la pieza en El Plural es maravilloso: “La marquesa de Griñón quiso demostrar que hay base científica en el ‘sindrome postaborto’ que Almeida tuvo que rectificar”. Falcó, que tiene pinta de haber cantado eso de que “las chicas bien hechas son las de derechas”, es hoy muy famosa, “ganadora de Masterchef Celebrity”, y conoce perfectamente su alcance.

Igual que Musk

Ya podemos aprovechar las oportunidades quienes tenemos una visión del mundo diferente a la polarización izquierda-derecha, como hace el lehendakari en TikTok, porque entre unos y otros en los polos, se han hecho con los canales de difusión. Patxi López, Bob Pop, Tamara Falcó o Elon Musk, cada uno a su manera, tienen unos altavoces extraordinarios y lo saben: “Elon Musk ha sido muy crítico con la censura y la cultura de la cancelación. Ahora pide el boicot a Netflix por un personaje trans” (Xataka). Lo hace en X, claro, y lo hace porque culpa al hype de haber perdido a su hijo, que decidió hacer su transición hacia Vivian Jenna Wilson.

¡Ay, el hype!

Por supuesto, me gustaría que una de las empresas vascas más importantes no estuviera relacionada con el terrorismo que ejerce Israel en Cisjordania. Así lo relata Amnistía Internacional y lo recoge La Marea: “CAF ha desempeñado un papel clave en la expansión del Tren Ligero de Jerusalén, lo que ha provocado el crecimiento de los asentamientos en los últimos años”. Pero esto sucede “desde 2019”, y hasta ahora nadie (ni los más solidarios) ha dicho nada. “Es que hasta ahora no ha habido un genocidio”, me dirán. Pero eso no es cierto: el terrorismo de Israel en Cisjordania es muy anterior al hype.

Empecemos

Por supuesto, estoy a favor del boicot a los productos israelíes y a las marcas que no se muestran abiertamente contrarias al aplastamiento de la población civil en Gaza. Así que esto me parece coherente y perfecto: “Cultura dejará de contratar el software israelí que usa la Biblioteca Nacional” (El Diario). Pero el reto no es pequeño: “Por qué nadie puede romper con Israel: la telaraña tecnológica que atrapa a Europa” (El Confidencial). Y si buscamos información sobre empresas proveedoras militares leemos esto: “El Ejército de Tierra afronta una difícil decisión con sus blindados tras el veto a Israel” (El Confidencial Digital).

No solo Israel

Por supuesto, aborrezco la dependencia de Europa hacia proveedores cuestionables. Es fácil pensar en los recursos energéticos y las materias primas que importamos de Rusia, las dictaduras árabes o EE.UU., pero la dependencia tecnológica es insoportable: llevo todo 2025 buscando alternativas decentes made in Europe (excluida, Suiza) a servicios digitales contratados a empresas estadounidenses (en su mayoría). Nada de nada, ni mucho ni poco. Así que noticias como estas me alegran: una empresa alemana que desarrolla software con código abierto, SUSE, “se une a EuroStack en favor de la soberanía digital europea” (Muy Linux).

Otra alternativa

Por supuesto, no tengo ni idea de cómo ejecutar esto que propone Torrezzno en Menéame, pero estoy dispuesto a explorarlo con una empresa local que me ayude a evitar esa contratación de servicios fuera de Europa: “El self-hosting, o en español autohospedaje, es la práctica de ejecutar y mantener sitios web, servicios y aplicaciones usando un servidor privado. También significa libertad, privacidad y una filosofía”. Él mismo da respuesta a la duda que me persigue: “¿Puedes vivir sin Google y sus servicios? Es una pregunta que me hice hace tiempo. La respuesta es sí, es posible. Y, además, es algo tremendamente liberador”.

El centro

Por supuesto, más allá del hype y más allá de la tela de araña tecnológica y militar que ha tejido Israel, no puede pasar ni un día sin que denunciemos el genocidio que el ejército y el gobierno de Netanyahu y sus ultras está ejecutando en Gaza. Esta vez es Greta Thunberg la que me da el pie: “Insta a enfocarse en el genocidio en lugar de los abusos sufridos en Israel” (Demócrata). Más claro, agua. Salvo a quienes usan Gaza para enjabonar su pasado, solo puedo aplaudir a las y los que se la han jugado en la costa que controla Israel con impunidad, pero su gusto por la tele, lo estamos viendo, hace demasiado ruido para Thunberg. Y para mí.

Este tipo tiene acceso a un botón nuclear

Donald Trump ha asumido esta cruzada como suya: “Las autoridades sanitarias de EE.UU. alertarán sobre una relación entre el uso de paracetamol en el embarazo y el riesgo de autismo en niños”. “Creo que hemos encontrado una respuesta al autismo”, ha dicho el propio Trump, adelantándose a “la recomendación de un fármaco llamado leucovorina como tratamiento contra el autismo”. Vaya, como si alguien quisiera vendernos algo… En Science Media Centre han recopilado varias reacciones profesionales negando la relación que ha afirmado, ya para siempre, el gobierno EE.UU. con su presidente al frente.

Mira, tú, no

Del mismo modo que en Euskadi algunos quieren lavar su pasado fascista con el asesinato de 65.000 personas a manos del gobierno y el ejército israelíes, otros quieren lavar su imagen de intervencionistas denunciando muy alta la censura de Donald Trump hacia periodistas como Jimmy Kimmel. Yo, desde luego, no me dejo: me parece de un cinismo monumental que en Diario Red, el digital que dirige Pablo Iglesias, aprieten los puñitos cuando diferentes voces (y veces) en Podemos han abogado por un control de los medios de comunicación. Ser antifascista es mejor que ser fascista. Ser coherente también es mejor que ser fascista.

La vida loca

Según The Objective, “Ábalos presentó al PSOE 800.000 euros de gastos para ‘complementar su salario’”. Durante sus últimos 30 meses como secretario de Organización habría presentado cerca de 27.000 euros mensuales”. En la exclusiva que dicen manejar este digital aseguran que “el partido habría sido utilizado como herramienta para blanquear capitales”. Cómo no, “la persona que presentaba esos gastos en nombre del ministro era Koldo García”. En resumen, en The Objective hablan de “una operativa que describe una presunta financiación ilegal del PSOE” Pero mi frase favorita es: “Ábalos siempre se quejaba de que no tenía dinero”.

Pero tú separa la basura

Europa ha quedado retratada en la foto de la invasión rusa sobre Ucrania, y en la inacción contra Israel, pero también en la urgencia climática que, más allá de la atrocidad de la guerra, vivimos: “El mundo sigue abrazado al carbón, el petróleo y el gas: los grandes productores planean sacar más, no menos. Estados Unidos, Rusia, India, Arabia Saudí o Brasil extraerán hasta 2030 más del doble de combustibles fósiles de lo que permitiría limitar los peores efectos de la crisis climática: lluvias torrenciales, sequías o grandes incendios” (El Diario). Eso, sí, a buenistas y a separar la basura no nos gana nadie.

También tenemos lo nuestro

Los vuelos baratos, Airbnb, Glovo, y las compras on-line, son las “comodidades” que están destrozando nuestro planeta, nuestra sociedad y nuestros umbrales éticos. Somos peores personas y peor colectivo humano desde que hemos instalado en nuestras vidas estos falsos avances que nos obligan a cerrar los ojos ante nuestro propio impacto, facilitando que neguemos nuestra participación en lo peor que nos pasa. “Los españoles devuelven una de cada cuatro compras en las tiendas en línea” (El Imparcial). ¿Cuál es el impacto medioambiental de esta “comodidad”? ¿Por qué no nos paramos a pensarlo ni un segundo?

Tenemos un problema

Ya lo dijo Indiana Jones: “Demasiados nazis”. Estamos rodeados de ellos y, por desgracia, no todas las personas lo tienen tan claro como el aventurero de las películas: los malos, el enemigo, a los que no podemos dejar que se hagan poderosos, son los fascistas (los de allí y los de aquí, como solía apuntar Andoni Ortuzar en sus mítines). Y tenemos que ocuparnos en que la siguiente generación lo tenga igual de claro porque, aunque nos sorprenda, hay “ultras en las aulas” que “se ponen a grito pelado a cantar el ‘Cara al sol’ y a hacer saludos fascistas” (La Sexta), en España, pero también en Euskadi. ¿O nos creemos inmunes?

¿Qué interesa (sexualmente) a los ultras?

Un post en el blog de Lawsuit, una asesoría estadounidense, ha saltado hasta este lado del océano: los datos demuestran que los republicanos están obsesionados con las búsquedas de porno protagonizado por personas transgénero. Simplemente, superponen mapas de votantes con los de búsquedas intensivas de ese tipo de pornografía, que puede estar muy bien para quien le guste, pero llama la atención la contradicción. Además, los estados en los que más búsquedas de este tipo hay son Texas, Georgia, Kentucky, Missouri, Kansas, Virginia, Carolina del Norte, Illinois, Mississippi y Tennessee. “Cuando más las odias, más las amas”, concluyen.

El colapso de las redes

Creo que vuelve a haber una oportunidad de negocio en las redes: quien ponga en marcha un Facebook como lo conocimos los viejos puede llevarse el gato al agua. Hoy ninguna red te permite estar conectado a los amigos que hiciste en la universidad, a la familia que vive lejos o a las exparejas. Instagram se ha llenado de reels para grandes públicos y expulsa poco a poco a quienes lo usábamos como “red social”. Por eso hemos pasado “de publicar hasta el desayuno a las cero fotos” (El Diario). “Estamos dejando de compartir nuestros pensamientos y experiencias en redes sociales, ahora las usamos en mayor medida como espectadores”.

Sí, Europa sigue en guerra

Europa sigue en guerra: la arancelaria con Trump, la moral contra Netanyahu y la real, en su flanco Este, con Rusia. Esto no ha dejado de ir en serio (todo ello), por eso “las startups europeas de tecnología militar despuntan gracias a la guerra de Ucrania y a los desplantes de EEUU. Solo en 2025 han recaudado 1.400 millones de euros” (El Blog Salmón). En Galaxia Militar encontramos un ejemplo más concreto: “Dinamarca elige el sistema de misiles de defensa aérea franco-italiano SAMP-T en lugar del Patriot PAC-3”. Una industria militar fuerte es, precisamente, lo que diferencia a EE.UU., Rusia, Israel o China con Europa.

Primer objetivo: los ultrarricos

La guerra de clases, además, nunca ha sido tan importante. No me refiero a la que libran los partidos y líderes autodenominados “de izquierdas”, que solo buscan ubicarse mejor en algunos temas mientras en la esfera privada son más conservadores que sus supuestos rivales. Me refiero a la que debemos mantener la mayoría de la sociedad contra los ultrarricos, responsables de guerras, calentamiento global y este sistema ultracapitalista que nos asfixia. Por suerte para nosotros, se agrupan: “El 43% de los ultrarricos de España ya residen en la capital” (EPE). Madrid acoge esas grandes fortunas que no debemos permitir.

Independencia y ETA

Tendría su guasa si no hablásemos de algo que nos tomamos en serio muchas y muchos (la independencia de Euskadi y tener que cargar con una ETA que mataba para lograrla), que la Bildu más española (a su gira estival con los partidos de izquierdas de España me remito) jalee a unas juventudes que, cómo no, se manifestaron de la misma por “por la independencia y en recuerdo de Txiki y Otaegi” (Bizkaia Gaur). ¿De verdad hoy, tantos años después usando la misma fórmula, les funciona la mezcla? Estoy más de acuerdo con el aclarado que hizo Eneko Andueza en X: no hubo una ETA buena y una ETA mala.

La realidad no le estropea un tuit

“Trump intensifica la persecución política tras el asesinato de Charlie Kirk y anuncia que ‘mucha gente de izquierdas está siendo investigada’” (El Diario). Y punto. La culpa la tiene quien él dice, sin juicio, sin discusión pública. No lo opino solo yo, solo hay que tener ojos en la cara: el asesinato de Kirk es algo que nunca tuvo que pasar y que nadie puede justificar, pero es el fruto, también, de la defensa de la posesión de armas hasta de largo alcance, de la polarización y de un relato bélico tan irresponsable como peligroso. Es decir, todo lo que impulsaba el propio Kirk, cuya muerte es en todo punto condenable.

Libertad… para darle la razón

Empezó con bloggers e influencers desplazando a los periodistas tradicionales en la sala de prensa de la Casa Blanca, y sigue por aquí: “Primero Stephen Colbert…, ahora le toca a Jimmy Kimmel. El canal estadounidense ABC suspende el programa del humorista tras hacer comentarios sobre el asesinato de Charlie Kirk” (Huffington Post). “El caso Jimmy Kimmel se suma así al de Stephen Colbert, cuyo Late Show desapareció de la parrilla en julio tras más de tres décadas en antena. Extraoficialmente, el runrún en la industria apunta al mismo fenómeno: la voluntad de congraciarse con la Casa Blanca”. Sin periodistas no hay discusión.

Esta época

Lo dijo el lehendakari Pradales el jueves: estamos viviendo un cambio de época. Es cierto: el mundo no es como lo conocimos ni será como es, de hecho, no sabemos cómo va a ser. Lo que tenemos claro es que no nos gusta (a muchas y muchos) lo que estamos viendo y que Enric Juliana describe muy bien: “‘Gaza es una mina de oro inmobiliaria que nos repartiremos con Estados Unidos’. Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas de Israel. La novedad de esta época es su brutal desgarramiento”. 65.000 personas muertas a bombazos para construir resorts y nadie se sonroja. Al contrario: algunos hasta se enorgullecen.

Otro cambio

Otro rasgo de cambio de época es cómo nos alimentamos: necesitamos un código de colores visible para saber que unos doritos son menos saludables que un yogur y la mierda incomible de los reels nos acecha cada segundo. Y seguimos: “De momento, las cifras dan la razón a Juan Roig: Mercadona eleva su cuota de mercado al 27,3% y es gracias a los platos preparados” (Directo al Paladar). El gran empresario de los supermercados dijo ya hace tiempo que las cocinas no iban a ser necesarias en nuestras casas, y parece que estaba acertado, pero no es menos cierto que él tiene la sartén de la oferta por el mango.