Los cipayos

Los cipayos son los locales (en este caso, de San Mamés) que se ponían a disposición de la fuerza ocupante (en este caso, una opción política bien organizada) para reprimir a sus semejantes (en este caso, quienes se sienten observadas y observados en la tribuna norte baja por los hombres de negro que, desde sus localidades bonificadas, vigilan a quien anima cuando ellos no lo hacen). Estos cipayos ayer, que nadie lo dude, fueron los athleticzales menos tristes tras la eliminación del Athletic de Bilbao en la Copa porque se creen imprescindibles. Este es el momento idóneo para que la Junta Directiva y los jugadores dejen claro que no lo son.

¿Liberarnos? Sí, de ellos.

Que un grupo de presos de ETA se haya organizado para enviar una carta a la revista Kalaputxi de Murtiku, en la que se ofrecen “a sí mismos como la ‘conexión entre el ciclo de lucha anterior y el actual’” (Vozpópuli, citando una noticia en Diario Vasco) porque reivindican “la continuidad de la lucha” y pretenden “un nuevo movimiento de liberación” no me preocupa nada, la verdad. Pero sí creo que pone sobre la mesa el problema interno de la izquierda abertzale, que sigue contando entre los suyos con personas que empatizan con esos presos y que consideran que la lucha armada tuvo y tiene un sentido. ¿Liberarnos? Sí, de ellos.

Ahora, justicia

Israel ha anunciado un alto el fuego pero no ha dejado de matar. Cuando lo haga definitivamente tocará dar tres pasos: confirmar el estado de destrucción de Gaza (“quince meses de conflicto han dañado casi el 60% de los edificios en toda la Franja de Gaza”, “la ONU estima que los edificios dañados incluyen más del 90% de las unidades residenciales en Gaza, con 160.000 destruidas y otras 276.000 parcialmente o muy dañadas”, según la BBC), organizar su reconstrucción y hacer justicia. Y eso pasa por procesar sin dilación ni excusas a quienes han dado las órdenes de destrucción y genocidio, que es como lo define Amnistía Internacional.

En el fondo, es como Laporta

Esta misma semana he escrito en la columna, una vez más, que no me gusta nada Joan Laporta, pero que le reconocía el mérito: ojalá si el club del que soy socio está en una situación similar a la del FC Barcelona emerja alguien capaz de fichar como si tuviera dinero, activar palancas y conseguir favores políticos para volver a ganar títulos. Cuando leí las crónicas de la comparecencia de Puigdemont ayer me acordé de Laporta: no quiero un lehendakari o un responsable político que lance órdagos continuamente, pero él hace sus jugadas y asume el desgaste. ¿Hasta dónde aguantará Puigdemont? ¿Y Laporta?

El paso lógico

De la federación que sostiene una supercopa en Arabia Saudí solo por dinero, y que dice a las mujeres de los jugadores que denunciaron haber sido acosadas que lo confundieron con haber sido “agobiadas”, solo podíamos esperar esto: “Trabajamos en que haya una Supercopa femenina en Arabia Saudí” (Iusport). ¿Qué puede salir mal? ¿Qué trato van a recibir las futbolistas de los jeques? ¿Cómo van a garantizar la participación del Real Madrid en la competición (el Barça es uno de los mejores equipos de Europa, con eso no hay problema)? ¿A cambio de qué? ¿Piqué va a llevarse otra “prima de éxito” de cuatro millones anuales?

Así es él

Elon Musk es el puto amo: es el tío más rico del mundo, el que susurra al oído de Trump y, por si fuera poco, es un jugón. O no. Ya había presumido con anterioridad que se le daban bastante bien los videojuegos (con Diablo 4 incluso logró algún récord mundial), pero ahora se ha pasado: “Elon Musk se convierte en el hazmerreír de la escena gaming”, aseguran en Clave CD. Al parecer, en un streaming se mostró torpe jugando al Path of Exile 2, demasiado para la puntuación que acumula (mayor que algunos jugadores profesionales), lo que ha despertado las sospechas de que alguien está jugando por él entre stream y stream.

Está bien conocerlo

Hace unos días descubrí Voz.us, la web trumpista de noticias en castellano. Es interesante porque, en unos minutos, puedes ver cuál es su punto de vista. Lo malo es que seas un sociópata y te parezca bien lo que escriben. Mierdas como el intento que hace Alejandro Baños de vincular el “fact-checking”, o la comprobación de noticias, con la censura, poniendo el acento en las presiones que, según él, ha recibido el propio Zuckerberg del entorno de Biden “para su beneficio”. Habla Baños de “el cartel de la censura, como lo definen los republicanos”, y señala finalmente a Google. Ya sabemos dónde va a presionar el trumpismo ahora.

Lo que supone

Lo que leemos en Voz.us no es verdad, es propaganda: el control de lo que se publica en Facebook, en X o en Google es necesario. Que Internet sea como el salvaje Oeste, donde triunfaron los que podían comprar más rifles y más balas, y tenían menos problemas en arrasar, conviene a la versión actualizada de aquellos sanguinarios. ¿Qué supone la eliminación del fact-checking? Esto: “Zuckerberg cambia las reglas de Facebook e Instagram y permite calificar a personas gays o trans como ‘enfermos mentales’” (El Diario). ¿No permitir esto es censurar, como afirman los trumpistas? Es urgente llamar a las cosas por su nombre.

Cada año me apetece menos

Mallorca, Barcelona y Canarias, esos son los tres “grandes destinos” que “una de las guías con más solera entre los viajeros de habla inglesa, Fodor’s Travel, invita a sus usuarios a ‘reconsiderar’”, según Xataka: “El turismo español afronta el riesgo real de morir de éxito”, concluyen ya en el titular. Es el problema del “sobreturismo”, que a mí me quita las ganas de viajar, la verdad. Todos los destinos atractivos se parecen entre sí demasiado y creo que ya he cubierto mi cupo. Cada año, más, me apetece pasar mis vacaciones en sitios que conozco y que me permiten descansar, despreocuparme, que no me hagan sentir invasor.

¿Quién no quiere un Laporta?

Joan Laporta me cae mal, me parece un tramposo y un soberbio, pero si alguien dilapida el dinero y el crédito en el club del que soy socio, espero que surja un Joan Laporta inmediatamente después. El modo en el que defiende su gestión y el club es extraordinario: se inventa palancas, consigue favores institucionales y políticos, mantiene al Real Madrid en silencio y ficha como si no costase. Otro presidente se habría apretado el cinturón y habría reconstruidos sobre cenizas. Laporta lo hace sobra andamios frágiles que se tambalean, pero sigue sumando pisos al edificio. Ojalá nunca necesitemos desear a un euskolaporta.

¿Qué quieren? ¿Qué más tenemos que ceder?

Las y los presos condenados por atentar en nombre de ETA que estaban en las cárceles del estado español ya han sido trasladados a las de la CAV. Por lo tanto, ¿qué pretenden quienes convocan manifestaciones como la de ayer y quienes generan noticias como esta en El Independiente: “Pintadas, ‘aurreskus’, cenas de Navidad… así fueron los 421 actos de apoyo a los presos de ETA en 2024”? ¿Qué es ese “etxera”? ¿A sus casas sin cumplir las condenas? Si esto es lo que quieren, que lo digan. Si esto es lo que apoyan las y los políticos de Bildu, que lo digan. Pero las grandes preguntas son: ¿en qué más tiene que ceder la sociedad vasca? ¿Y por qué?

Veámoslo así

Estaba yo dando vueltas a la pieza de Mikel Segovia en El Independiente de la que acabo de hablar cuando me encontré con esta noticia: “Indignación en Orriols por la fiesta para celebrar la libertad del joven que atropelló a un niño” (Levante). ¿Por qué esto resulta indignante en València y en Euskadi es una muestra de sensibilidad: “Familiares y amigos cuelgan un vídeo en una red social donde reciben con fuegos artificiales al chico a su salida de la prisión de Picassent”? Ni estoy siendo capcioso ni estoy jugando la carta de ETA (lo hace quien organiza la manifestación de ayer en Bilbao), estoy haciendo una pregunta que, simplemente, debemos hacernos.

Los ultras matan

Los ultras de todo el mundo, de Trump a Abascal, pasando por Musk y Meloni, comparten dos características: son negacionistas en lo climático y liberales en lo económico. Dicho de otro modo: “Los Ángeles lucha contra el peor incendio de su historia sin agua, con bomberos insuficientes y bajo recortes” (El Diario). Porque lo que está pasando en California tiene mucho que ver con el calentamiento global (igual que la fuerza con la que golpeó la DANA), y que no haya recursos suficientes tiene mucho que ver, al mismo tiempo, con esa tradición política que aboga por rebajar impuestos y por adelgazar lo público todo lo que sea posible.

Mira, no

Soy un pollavieja que se queja de los actos de amor a “los presos”, que los compara con quien atropella a niños (algunos de “los presos” hicieron cosas peores), que odia a los liberales y que ahora muestra su total desacuerdo con la mandanga (como la de La Sexta) de que la gente joven no tiene hijos porque no puede. Mira, no. Vivimos un profundo cambio social y moral que empuja a la juventud a no querer sacrificarse ni en una relación, ni en un trabajo, ni con la maternidad o la paternidad. ¿Acaso tienen que sacrificarse? Pues no sé dónde ha surgido la idea de que vivir en sociedad o tribu no supone una cesión de lo propio para lo común.

¿Pero qué me estás contando?

Lo que escribe Ignasi Noguer en El Nacional no hay por dónde cogerlo. Es un truño esférico: mires por donde la mires la mierda es igual. Va el tío y asegura que el FC Barcelona sufre un “juicio mediático sumarísimo” por “el caso Olmo”. ¿Se cree lo que escribe o piensa que todos menos él y Laporta (que no le dedicará “botifarras”, claro) somos idiotas? “Como con el caso Negreira, el Barça es culpable”, lamenta Noguer. Hostia, tú, que no hubiese pagado a exárbitros y que no hubiese gastado lo que no tiene para fichar como si pudiese. Mi parte favorita es esta en la que asegura que el Barça se ha visto “empujado a politizar el caso Olmo”. Fantástico.

Dopadísimos

El FC Barcelona juega con un dopaje especial económico, institucional y, por extensión, deportivo. Por mucho que ahora Tebas se ponga dignísimo, él es el responsable de que a Laporta le valgan las palancas: esas pruebas de ingresos por la venta de la gestión futura de patrimonio del Barça. Ahora el gobierno español, vía CSD, es el que ayuda al club, permitiendo la inscripción de dos jugadores que, con las normas que sí tienen que cumplir otros clubes, no podrían ser inscritos. Lógico, después de todo esto, que Laporta haga cortes de manga en el antepalco, porque puede mandarnos a la mierda, porque él puede hacerlo todo.

Pero, ¿fue una celebración?

Vi la puesta en escena, oí algunas declaraciones, leí las noticias previas sobre las intenciones del gobierno, y aún así sigo sin tener claro si el gobierno de Pedro Sánchez celebró el 50 aniversario de la muerte de Franco como algo positivo o como algo negativo. La ausencia de la Casa Real (lógica, para qué entrar en ese circo), del PP y de Vox, y que no haya puesto en común con ningún grupo parlamentario sus intenciones, aumentan las dudas: ¿para qué? Pues para la puta foto, una vez más. Pero esta vez no le ha salido bien (solo tiene el aplauso de los suyos), a todas luces, y es otra muestra de que la estrella de Pedro Sánchez se apaga.

Superministras y superministros

“Montero quiere seguir siendo la ‘supernúmero dos’ de Sánchez y compaginar Andalucía con el resto de cargos”, titulan en El Independiente. Y no es la única: Óscar López compaginará su liderazgo en el PSOE de Madrid con su ministerio, y Ángel Víctor Torres, en el caso de Canarias. Son superministras y superministros todos, capaces de lo que quieran porque no hay putas amas y putos amos como los que acompañan a Pedro Sánchez, que es el jefe del putoamismo (cada vez, menos, insisto). Pero yo no creo que sea buena, y llevo alguna década observando la política, tanta concentración política. Especialmente no es buena para el PSOE.

Todo en orden. En su orden

Nicolás Maduro pretende ser nombrado hoy presidente de Venezuela otra vez, para un período de seis años, sin haber hecho públicas las actas que demuestran quién ha ganado las elecciones, y con la oposición obligada a exiliarse o encarcelada: “Denuncian ola de detenciones en Venezuela a dos días de la investidura presidencial” (France 24). Lo sospechoso que resulta todo debería de generar recelo, cuando menos, a cualquier persona con algo de espíritu crítico. Pero no va a ser así: Maduro seguirá contando con un apoyo incondicional de quienes son incapaces de distinguir a un sátrapa, ruso o venezolano, de un demócrata.

¡Claro que es por dinero!

La entrevista de Elon Musk a Alice Weidel en X es para ayudar a la extrema derecha alemana. Eso lo tenemos todas y todos claro. Tanto como que luego la extrema derecha ayudará a Musk a ser aún más rico. Es lo mismo que ha hecho en EE.UU., apoyar a Trump para multiplicar el valor de sus acciones en diferentes empresas. Ricardo Mir de Francia explica muy bien en EPE cuál es el interés principal del archimillonario en Europa: la desregulación. Y para lograrlo los mejores aliados son los ultras y los fascistas, las ultras y las fascistas. No creo que haga falta decir mucho más para saber quién es el enemigo, qué busca y lo que le importamos.

Acomplejado

Mark Zuckerberg está acomplejado: Facebook agoniza, sabe que hizo el ridículo con el metaverso, Instagram se ha convertido en el perseguidor de TikTok y no consigue rentabilizar WhatsApp (él, que fue el más hábil inventando el modelo de negocio de las redes sociales). Así que ha decidido hacer algo, y lo que ha hecho es copiar a Elon Musk para intentar agradar a Donald Trump. “Acomplejado” es el adjetivo más suave que se me ocurre después de que haya anunciado que va a dejar de contar con sus verificadores para reforzar la libertad de expresión. Pero si piensa que todos somos tontos es porque lo parecemos en sus redes, no lo olvidemos.

El puto boss

Elon Musk se siente el puto boss: es el que susurra a Trump, al que copia Zuckerberg, el que desestabiliza Europa y al que idolatran en la extrema derecha. Esto tampoco podemos olvidarlo: si se mete en la política europea impulsando a los fascistas es porque sabe que va a multiplicar su fortuna. Por eso ha apoyado a Trump y le ha salido bien. Lo que sucede debe de hacernos reflexionar sobre el mundo que hemos permitido que construyan los de la economía virtual y a quién necesitan estos (a los ultras) para que sea cada vez más rentable. Y también sobre cómo Musk se la metió doblada a muchos progres tecnófilos.

Subnormal

Es evidente que Donald Trump piensa cosas que no son normales: pretender quedarse con un territorio que pertenece a otro estado, como Groenlandia, y afirmar que no descarta una guerra de aranceles ni el uso de la fuerza, no es normal. Lo que vemos (a su hijo visitando Nuuk en el avión privado de la familia) debe obligarnos a tener presente que tanto poder y tanto dinero solo se obtienen si eres un depravado mental que carece de empatía y piensa que el mundo y las personas son solo limones que exprimir en su beneficio. Esa idea es la que debemos combatir todas las buenas personas.

Muerto

No todos los muertos salen a hombros, como dijo (o se lo atribuimos) Jardiel Poncela: el fallecimiento de Jean-Marie Le Pen también debe servirnos, en esta ocasión, para recordar que hay gente viviendo de fomentar el odio al diferente, como él hizo. Para recordar que el fascismo en Europa (también en Euskadi, esto también hay que recordarlo en cada ocasión que se presente) está en su mejor momento. Para recordar que quien mejor hizo crecer la semilla de la extrema derecha en Europa debe ser el enemigo vivo y muerto. Para recordar que hay legados que deben ser repudiados, igual que sus ideas en vida.

Tramposos

Si finalmente Dani Olmo y Pau Víctor siguen jugando en el FC Barcelona aunque este haya incumplido las normas que sí deben respetar el resto de equipos, harán trampa. Otra. Porque quien validó la venta de los activos futuros, es decir, las famosas palancas (alguno, incluso, vendido más de una vez) abrió la puerta a trampas mayores, lo estamos viendo. Pero si el CSD (un organismo público cuyo director nombra el gobierno español) permite que estos futbolistas jueguen será cómplice de la trampa más grande hasta la fecha. Unas trampas antideportivas y que enrarecen el ambiente. Y sin hablar de Enríquez Negreira.