El curso de ChatGPT

“No solo los alumnos, crecen los profesores que recurren a ChatGPT”, titulan en El Diario. “Me ahorra tiempo en muchas tareas”, justifican los docentes que han hablado para el digital. Pero da igual a quien preguntes en el sector y entre la chavalada: sin duda, este es el curso de ChatGPT. Su uso se ha normalizado rápidamente a ambos lados del iPad con material educativo, y da igual lo que opinemos sobre su uso. ¿Alguien se imagina hoy aprender algo nuevo sin Google o YouTube? Solo espero que seamos conscientes (y los profesores transmitan a su alumnado) del impacto que la IA tiene en el medio ambiente.

En beneficio propio

Los partidos con la ideología política más alejada a mí los forman personas honestas, unidas por un modo de ver y entender el mundo, y que intentan mejor la sociedad en la que viven. Los fachas, no (ni los de aquí, ni los de allí). Los ultras son esas malas personas que forman partidos para aprovecharse de un sistema que aborrecen, y para lucrarse personalmente. No solo no tengo dudas, es que tengo pruebas: “El Parlamento Europeo denuncia a la ultraderecha por malversación de fondos de la UE” (Euronews). “El grupo Patriotas por Europa podría verse obligado a devolver más de cuatro millones de euros”.

Solo perjudica

Airbnb solo beneficia a quien especula con viviendas y a los propietarios de la plataforma, una banda de ávaros insensibles. Al resto, como sociedad, como personas, incluso como usuarios y usuarias, nos perjudica: “El impacto de los pisos turísticos lastra la reputación del turismo en Madrid pese al éxito en la internacionalización de la ciudad” (El Periódico de España). ¿De qué te sirve desgañitarte en campañas para atraer tanto turismo como talento para sumarse a proyectos profesionales (¿dónde pueden alquilar un piso quienes van a trabajar?) si no puedes ofrecer ni un alojamiento razonable?

Dos noticias que se entienden mejor juntas

Leo en El Periódico que “el precio de la vivienda se dispara un 12,7% en el último año, la segunda subida más alta desde que hay registros”, y pienso que la ley española de Vivienda, esa que sacaron adelante el gobierno, Bildu y ERC (que luego se retractó). Pero luego leo en la web de LaSexta esto otro: “Las cifras de la vivienda: el 85% de las nuevas hipotecas son de personas que ya tienen al menos una”, y pienso que la estafa inmobiliaria continúa, que los inversores, pequeños, medianos o grandes, siguen aprovechándose del discurso de izquierdas favorable al alquiler, mientras la mencionada ley lleva dos años implementándose.

Que se vayan

Los ultrarricos son un pastiche perfecto de lo que describo en mis párrafos anteriores: sobran como los ultras y como los especuladores. A los hechos me remito: “El superyate de Roman Abramovich es una ruina incluso amarrado a puerto: 1.000 litros de gasoil al día solo para el aire acondicionado” (Xataka). El sistema de refrigeración estaba puesto permanentemente “para evitar daños en sus lujosos interiores”. Lo alucinante es que ese yate está embargado como otras propiedades de los oligarcas rusos cercanos a Putin, y que en nombre de qué se que ya, ha estado consumiendo y contaminándonos.

Sí es rentable

Dicen que la desinformación es rentable, pero me cuesta ver el modelo de negocio, así de pobre soy, no como Alvise Pérez, que “se retracta de su primera declaración de intereses y admite ingresos de más de 800.000 euros desde 2021” (Newtral). En concreto, 821.000 eurazos: “639.200 corresponderían a dinero recibido en donaciones por su actividad como influencer, 129.000 euros corresponden a pagos de las plataformas Meta y Patreon, y 15.000 euros corresponden a su actividad como dueño y administrador de la empresa Resistencia Popular SL en 2021”. “Al incorporarse a la cámara, Pérez no declaró ningún ingreso”.

Una emergencia

Es urgente que la oferta de vivienda sea mayor, es urgente que quien tiene casas vacías tenga las certidumbres que necesita para sacarlas al mercado de alquiler (el de toda la vida) o compra-venta, es urgente que quien ha comprado pisos para ponerlos en Airbnb sienta el repudio y la vergüenza social, y la presión administrativa para que abandone su especulación. Es necesario porque “Alquilar una habitación ya cuesta la mitad del salario mínimo interprofesional y casi lo mismo que la cuota de una hipoteca” (Infobae), en España y en Euskadi, con la ley de Vivienda del PSOE, Bildu y Sumar, a todo trapo (electoral).

La mitad de las y los niños, sin pediatra

“Casi la mitad de los menores en Andalucía no tienen pediatra asignado”, leo en El Salto Diario y me quedo con cara de pasmo. La verdad es que la segunda parte del titular (“mientras la Junta presume de inversión”) me parece lo de menos. En este tema también hay apreturas evidentes: urge que las facultades amplíen el número de estudiantes (la EHU ha reducido el número de nuevas plazas que el anterior equipo rectoral había comprometido) y urge que los sindicatos médicos admitan que cuando hablan de “inflaccionar el número de facultativos” se equivocan. Si ese titular se da en Euskadi, ¿qué diría el PP?

Hay alternativa

New York es una isla, no solo en sentido geográfico: su población es mucho más progresista que el resto de EE.UU., por eso es posible el ascenso de personajes como Zohran Mamdani, que será el candidato demócrata a la alcaldía con propuestas como estas que resumen en El Diario: “Autobuses gratis, más vivienda y apoyo a Palestina”. Hay más: quiere “construir 200.000 nuevas viviendas en los próximos 10 años” (de nuevo, aumentar la oferta) y gravar a quien gane más de un millón al año. Por supuesto, “el ascenso de Mamdani se ha visto impulsado por unos seguidores en las redes sociales que eclipsan a los de sus rivales”.

El negocio somos nosotras y nosotros

Vuelve a confirmarse eso de que cuando en Internet hay algo gratis es porque el producto somos nosotras y nosotros. Enrique Dans lo explica con claridad meridiana en el caso de WhatsApp: “El verdadero negocio no está en esos anuncios (que, tarde o temprano, terminarán llegando al resto de la aplicación), sino en la gigantesca colección de metadatos que la compañía extraerá de cada uno de tus movimientos”. “Meta no es precisamente tímida a la hora de explotarla: cuando una multa millonaria cae sobre sus arcas, la tratan como un simple ‘coste de hacer negocios’ y siguen adelante”.

Gobernar para los ricos

Cuando “Trump promete ahora una reducción ‘casi total’ del impuesto a la renta gracias a los aranceles” (El Independiente), quienes más se alegran son los más ricos. Es decir, sus amigos, sus colaboradores, la gente que puso la millonada que su maquinaria populista necesitaba para funcionar y arrasar en las elecciones. El mismo populismo que gasta cuando afirma que “las más beneficiadas serán las personas que ganen menos de 200.000 dólares al año”. Cualquiera sabe que eso es mentira y que señalarlo es una obligación. Esas son sus cartas, nosotros tenemos las nuestras para defendernos.

Lo estamos haciendo mal

Nuestra civilización camina hacia el abismo, la principal señal es que los más ricos son los más mezquinos. No hacen falta grandes ideas, solo es necesario egoísmo a paladas para triunfar. Bernie Sanders, una de las voces más lúcidas de EE.UU. hoy, y que mantiene una interesante actividad diaria en Bluesky, ha mostrado un gráfico en el que se ve cómo avanza en su país la concentración de riqueza: hoy el propietario de una empresa gana 354 veces más que sus empleados. En los 90 el sueldo medio de un CEO multiplicaba por 155 el de la media de las personas trabajadoras. No falta dinero, sobran los idiotas.

No podemos permitirlo

Ese es el escenario: Trump gobierna para los ricos y estos cada vez acaparan más riqueza. Debemos poner freno a esta tendencia porque la supervivencia de nuestra civilización depende de ello. No estoy exagerando, estoy dejándolo claro. También en Bluesky, el periodista Javier Espinosa enlaza informaciones muy interesantes, como que la expansión de la ideología MAGA (“Make America Great Again”), o lo que es lo mismo: el populismo de ricos sin vergüenza, no es una casualidad o una consecuencia, sino parte de un plan. Farage en el Reino Unido o Simion en Rumanía son los que lo han dicho en voz alta, pero no son los únicos.

También es populismo

La ley de vivienda española fue una ley electoralista. Esto hay que decirlo alto y claro. Y la mejor muestra es la decisión de ERC: votó a favor antes de las elecciones, junto a los partidos del gobierno y Bildu, por supuesto, y después de la campaña la recurrió por invasión competencial. El populismo que acompaña a la norma hace que cada logro momentáneo sea celebrado como si la visión global no obligase a reflexionar: “Limitar el precio del alquiler ha bajado los precios en Cataluña. Pero tenía un problema que ya sabíamos y que se ha confirmado: cada vez hay menos viviendas disponibles” (El Blog Salmón).

Vergüencita

Escribía ayer que Pablo Iglesias tenía pinta de tipo insoportable, de esos que dicen que se apartan pero siempre están. De esos que, además, montan negocios con sus amigos y luego piden a sus mujeres que se impliquen porque, oye, el dinero era de los dos. Esto lo escribe Raquel Marcos en Bluesky, poco sospechosa de ser nacionalista y conservadora, sobre Irene Montero: “Siendo eurodiputada y futura candidata a la presidencia del gobierno es un poco bochornoso pedir dinero para el negocio particular de tu marido y mezclarlo además con la lucha antifascista, antirracista y feminista. Que estás pidiendo pasta para ampliar un bar”.

Claro que es la oferta

No me cansaré de decir que la aprobación de la Ley Española de Vivienda tuvo más que ver con el ciclo de campañas electorales que se echaban encima a PSOE, Sumar, Bildu, Podemos y ERC (que luego denunció invasión competencial) que con querer arreglar realmente el problema. Esa ley ha generado una crisis de oferta de viviendas, y eso solo provoca su encarecimiento. Es superfácil entenderlo. Pero también es fácil hacer populismo, y en eso estuvieron y están los mencionados. No proteger también a las personas propietarias “puede estar desincentivando todavía más la escasa oferta”, según El Blog Salmón.

La vida era mejor cuando había quioscos

Los quioscos mejoran la vida de las personas. No es el resultado de ninguna investigación, sino de mi propia experiencia y, estoy seguro, de la de cualquiera. Cuando empezaron a desaparecer empezaron nuestros problemas: más móvil, nuevos riesgos para la juventud, mucho más tiempo conectados al trabajo y, por supuesto, la pandemia. Ahora que los quioscos han desaparecido de nuestras calles, salvo raras excepciones como la que han encontrado en EPE, el mundo ha enloquecido con la dupla Trump-Musk, con Putin, Netanyahu… Que se han aprovechado de la protección que nos ofrecían los quioscos en nuestras calles.

No nos rasguemos la camisa todavía

Leemos que “Jeff Bezos anuncia que ‘The Washington Post’ no publicará opiniones contrarias al libre mercado” (Público) y algunos se vuelven un poco locos porque ese diario, que el dueño de Amazon compró como inversión, puede dejar de ser progresista. Pongamos los hechos noticiosos en su contexto, por favor: por muy “progre” que sea un diario que forma parte del establishment estadounidense, dudo mucho que este haya publicado alguna vez opiniones contrarias a ese libre mercado, la propiedad o el sistema capitalista. La noticia, de hecho, es que Bezos ha querido dejar claro a Trump y Musk que no va a salirse del carril.

Vamos ganando

“La fuga de diseñadores clave y la caída libre de las ventas empujan a Tesla al precipicio”, leemos en El Confidencial, donde enumeran la colección de problemas de la marca: “Crisis de modelos, tecnología anticuada, mala calidad y reducción de la lealtad a la marca”, y por supuesto, “la tóxica actividad política del jefe”. Eso, sin hablar de la competencia, que se ha movido rápido y mejor de lo que esperaba un Musk que fía todo siempre a su infinita capacidad. Voy a ser directo: ¿qué pensamos cuando vemos un Tesla por la calle? Aquí, sí, vamos ganando. Ojalá que sea solo la primera batalla.

Hay que leerlo

Hace solo unos días estábamos profundamente preocupados por Europa. Quienes sufrieron viendo a Trump y Putin repartirse el mundo tienen que leer el texto: “Tres ‘gyozas’ a diez euros” en The Objective sobre “la vieja Europa anestesiada”. En él, Antonio Agredano llama a las cosas por su nombre: “El triunfo del trumpismo es el fracaso de todo lo demás”, “Podemos y Vox podrían contener trazas de trumpismo”, “sociedades pueriles eligen líderes pueriles y la nuestra hace ya muchos años que llenó de Funkos las estanterías, ocupando el espacio de los libros”. Por suerte, termina arriba: “Europa es una aspiración, pero no debería ser una utopía”.

Hecha la ley, hecha la campaña

“El precio del alquiler en España subió casi un 12% en enero, según Idealista”, leo en The Objective. Y en El Economista, esto otro: “El alquiler comienza el año marcando un nuevo récord y con las grandes ciudades subiendo a doble dígito”. Es decir: la ley española de vivienda que aprobaron PSOE, Sumar, Bildu, ERC y Podemos no funciona. Es decir: la aprobaron para unas elecciones, para hacer campaña, para llenarse de razones y argumentos. Y luego, la nada. Y lo más importante es lo que menos les importa. Ahora el mantra es “declarar zonas tensionadas”. Pero la manta les deja, una y otra vez, con los pies desnudos.

Consiste en cumplir lo prometido

Se quejan en España de que ya es casi una tradición que los políticos nacionalistas vascos y catalanes consigan cosas del estado español a cambio de sus votos. Lo que es una tradición es el adanismo español: todo empieza y acaba en España. Y por desgracia, a lo que estamos acostumbrados quienes votamos a esos partidos es a que ningún gobierno cumpla lo prometido, lo acordado, lo pactado y lo firmado: “Junts no negociará las 37,5 horas sin que el PSOE entregue antes el control de fronteras a Cataluña” (El Debate). No, no es una extorsión, no es un chantaje, no es una coacción, es un plante hasta que España cumpla.

Ingobernable

El populismo de base fascista es la enfermedad, y uno de sus síntomas más graves es la inestabilidad política: la ciudadanía francesa puede asistir a otra moción de censura, esta vez promovida por la izquierda y apoyada por la extrema derecha. Como si fuera lo más normal bloquear el presupuesto (por eso Bayrou lo ha aprobado por decreto) y que los extremos puedan agudizar una inestabilidad. Pero esto es lo que ha votado la ciudadanía, que es evidente que quiere aventuras porque siente que esa inestabilidad, que esos presupuestos prorrogados y que esos extremos que se abrazan no ponen en riesgo su bienestar.

¿De qué se queja el Real Madrid?

Hemos naturalizado lo extraordinario, el populismo, la queja constante y el riesgo real de poner en el filo de la navaja los derechos y libertades, y la seguridad conseguidas durante décadas. Y si lo hacemos con lo que importa, con las cosas del comer y de los cuidados, ¿cómo no vamos a tolerar lo estrambótico en lo más importante de lo menos importante? “El Real Madrid estalla contra los arbitrajes y envía esta durísima carta a la RFEF y el CSD” (El Imparcial). Pero, ¿de qué se queja el Real Madrid que, como equipo grande que es, siempre ha tenido los arbitrajes a favor? Igual, precisamente, de no tenerlo siempre como les gusta.

Una guerra virtual… pero real

Los jugadores de Foxhole, un “juego multijugador masivo on-line” (Xataka) de guerra, han estado combatiendo durante 71 días seguidos. Se trata de “entre 4.000 y 5.000 jugadores diarios” “trabajando cual reloj suizo” en un escenario de guerra total (abastecimiento y combates). Virtualmente, han llegado a nueve millones de bajas, batiendo su propio récord, y los programadores habían decidido acelerar el final. Cuando lo anunciaron, uno de los bandos lanzó una ofensiva y ganó. Todo esto ha pasado en un juego, sí, pero que, sin ser el más popular, mueve a miles de personas cada día y ha establecido un nuevo límite.