Por qué la moción

La marcha de Mariano Rajoy, cuyo sufrimiento estos días no discuto, está más que justificada. No se va por un rescate impuesto por Europa. No se va por una artimaña de Ciudadanos ahora que sube en las encuestas. Se va porque su partido está implicado hasta ser condenado por corrupción. Se va porque “M. Rajoy” aparece en los papeles de reparto del dinero de Bárcenas, sentenciado a más de 50 años. Se va por las mordidas de los que se adjudicaban obra pública. Se va porque tiene que irse.

Sánchez tiene total legitimidad

No sé si a las horas a las que usted lee estas líneas conoceremos el nombre de algún ministro o ministra de Sánchez. Decida lo que decida, tiene toda la legitimidad para hacer lo que le dé la gana, hasta meter en su gobierno a Pablo Iglesias, aunque ni lo quiero ni creo que es lo que le convenga al PSOE ni a España. Hacía bien el periodista Miquel Roig en recordarlo después del discurso de Rafael Hernando quien, como Rivera, atacaba la legitimidad de la herramienta democrática que eligió Sánchez.

Rajoy, en el bar

Me gusta mucho Antonio Agredano, uno de los pocos que puede hacer literatura en un tuit y sobre cualquier tema: “Beber pacharán y recordar anécdotas. Reír. Juguetear con los cubiertos. Animarse con los chistes. Eternizar la sobremesa con amigos cuando te acaban de despedir del trabajo. España en una tarde”. Se refería, por supuesto, al refugio de Rajoy en un restaurante mientras en el Congreso los grupos, de menor a mayor, explicaban su posición en su propia moción.

Da para novela

Tristán Ulloa tuiteaba a media noche del jueves: “¡Qué gran película se podría hacer sobre el día de hoy!”. No sé yo si dará para una peli, pero sí como fondo de una novela. Tirando del hilo literario de Agredano, Rajoy en un restaurante, el Congreso eligiendo a Sánchez con un Rivera furioso porque ve que la extrema derecha no puede asaltar el Gobierno, los tres partidos nacionalistas protagonistas casi inesperados y casi sin quererlo… Valen para una comedia o un drama.

Así se presenta a un entrenador

Athletic y Real han presentado a sus entrenadores recientemente. Por desgracia, ninguno lo ha hecho como el histórico Derby County a Frank Lampard. El equipo de la segunda división inglesa (Championship) empieza con una cámara que sigue los pasos de Lampard hasta el estadio, vacío e iluminado, y termina con un dron que muestra la grandeza del Pride Park antes de cerrar con un moderno #WelcomeFrank en letras blancas sobre fondo negro. Elegante y efectivo. De diez.

¡Cuánto hemos cambiado!

A Podemos le queda cada vez menos de movimiento y se va impregnando de lo que les parecía más criticable, precisamente, de “la vieja política”. Y ese pecado les va a costar una dura penitencia, pero ni con eso dejan de cometerlo: aprovechando una obligada reforma de los estatutos (por ley), Echenique habría incorporado la posibilidad de designar a dedo a los árbitros en los conflictos internos. Incorporación a la que nadie le obligaba y que le otorga más poder.

Tanto Senado, ¿para qué?

Soy de los que no entiende el papel del Senado español. Hoy no es más que una estupenda cámara para que los cuneros de PSOE y PP puedan seguir cobrando, con mayoría absoluta además de los de Rajoy, y un agujero de gasto espectacular. Solo en el último trimestre de 2017 los senadores gastaron casi un millón de euros en desplazamientos, coincidiendo, significativamente, con la aprobación del 155 catalán. ¿Y si suprimen la Cámara Alta, qué pasaría? Pues eso.

El colmo de WhatsApp

Al principio, me resistía a hacerlo, pero confieso que ahora sí uso WhatsApp en el trabajo. Al final, es un modo ágil de mandar un mensaje rápido aunque el e-mail sigue siendo insustituible… Y pese a que sepamos que están cediendo información a Facebook. Ahora el problema es otro: “Las empresas o autónomos que utilicen WhatsApp con sus clientes se arriesgan a ser sancionadas, tras las multas impuestas por la Agencia Española de Protección de Datos”.

Las plantillas… de no-jugadores

De los 7.640 empleados que tienen los equipos de primera y segunda división españolas, poco más de la mitad son jugadores y equipo técnico deportivo. El resto, 3.195 personas, forman parte de las plantillas administrativas, según Palco 23. El FC Barcelona tiene 1.104; el Real Madrid, 776; y el Atlético, 656. Athletic (270) y Real Sociedad (199) se mantienen en la zona media de la tabla, como en la clasificación. Y es que el tamaño de los despachos sí importa, por lo que parece.

Una gran isla de porquería

La pieza en Magnet sobre la balsa de basura que flota en el océano es fascinante: se encuentra entre las costas de California y Hawaii, y tiene una superficie de un millón y medio de kilómetros cuadrados. Para que nos entendamos: tres veces la superficie de Francia. Eso, sí, no parece consistente: se trata de una gigantesca agrupación de partículas de plástico que van deshaciéndose, junto a otros elementos como botellas. Eso no le resta riesgo y lo peor es que seguirá creciendo por nuestra acción.

En esto, con Puigdemont

No soy fan de Carles Puigdemont y, cuanto más sé de él por los pasos políticos que da, menos me gusta. Pero hay límites, como él mismo dice en su tuit, y ante la invasión de su intimidad, como habría hecho Telecinco si se confirma la veracidad de los mensajes, estoy con él. No tiene derecho a confundir su situación con la de Catalunya, pero sí a dudar y a que su privacidad no se vea violentada por un periodismo español carroñero con los protagonistas de las historias y cortesano con las jefaturas.

Era una excusa, no un motivo

Por otro lado, el asalto al parlament de manifestantes con caretas de Puigdemont tiene pinta de excusa más que de motivo. ¿De verdad la CUP promueve un boicot contra ERC porque no inviste en un momento concreto al candidato del PDeCat, “la derecha”, según ellos? ¡Venga, hombre! ¿Qué buscan? ¿A quién beneficia esa imagen? ¿Cuál es el mensaje? Catalunya necesita parar esta inercia. Los próximos días serán claves para que los que no quieren ver dejen de dar palos de ciego.

Pues yo entiendo a Mikel Erentxun

No creo que, si Kepa Arrizabalga hubiera acabado en el Real Madrid, yo habría deseado lo peor al equipo blanco, pero entiendo perfectamente a Mikel Erentxun. Llevamos meses en Bilbao hablando de la importancia del relato futbolístico y de que agrandar nuestra singularidad tiene que ser el objetivo de los mejores jugadores… Y acabamos comportándonos como cualquier SAD, o peor. ¿Tiene mérito pagar una cláusula de rescisión y ofertar por todo lo alto con dinero para gastar?

¿Cuál es nuestro estilo?

El mismo fichaje con las mismas cantidades en verano, después de que Iñigo Martínez hubiera completado la temporada con la Real, sabiendo si necesitamos un refuerzo en la defensa o no, y tras intentar un acercamiento entre instituciones, sería diferente. Sería nuestro estilo. Son los jugadores los que se marchan o se quedan, pero son las directivas las que provocan las situaciones (como la del Real Madrid en Bilbao). El fútbol a golpe de cláusula y cheque, hoy como ayer, es una mierda.

Microrrelatos

Hay tuits a modo de microrrelatos que sirven para relatar con ironía la actualidad. La mayoría son intentos sin suerte, por eso les hablo tan poco de ellos, pero algunos me parecen acertadísimos: “Año 2070, el camarero se niega a fiarle más a la anciana alcohólica que siempre se emborracha en el rincón murmurando incoherencias, ella mete la mano en su ajado abrigo y con un golpe deja sobre la barra un toisón de oro: ‘Cobra de aquí, es lo último que me queda de mi padre’”.

El fiscal no quiere al PP en el banquillo

No soy un experto en temas legales, pero me da que la fiscalía se está metiendo en el espacio del juez cuando concluye que la destrucción de los discos duros en la sede del PP no es motivo para juzgar al partido de Rajoy y Alonso, ya que no queda acreditado que esa desintegración fuera un encubrimiento. Bárcenas retira su acusación particular y solo queda la popular (promovida por IU), que no sería suficiente, según la doctrina Botín y el propio fiscal, que libraría así al PP del banquillo.

Respeto a la ciudadanía

Pero hoy toca hablar de Catalunya. Otra vez. Y así pasamos por encima del despropósito judicial que acabo de describirles. Uno más. No importa lo que haga este PP, ni cómo lo haga, que le juzgan o no, que le condenen o no: si la sociedad española no está suficientemente adormecida siempre podrán correr la cortina de humo catalana. “El poble de Catalunya mereix un respecte”, tuiteaba Roger Torrent. Ojalá todos los políticos españoles y catalanes lo tengan claro.

Operación “Campechano 2”

Felipe VI cumple 50 años y, para celebrarlo, impone el Toisón de oro a su hija, de doce. Una hija que no será jefa de estado a menos que cambien la Constitución. Pero no creo que ese cambio genere muchos problemas al heredero del más campechano de los reyes, vistos los reportajes empalagosos que le ha regalado casi toda la prensa española. Un rey fuera de sitio y tiempo al que sostienen entre unos cuantos, como a aquel que iba desnudo, mientras todos le mantenemos.

El que se va

Dicen que Aymeric Laporte se ha ido bien del Athletic. Yo me quedo en el “se ha ido”. Con todo lo que he escrito sobre él, prefiero a Kepa Arrizabalaga, que se ha quedado “mal”, pero se ha quedado: con una millonada y un nubarrón sobre su cabeza, pero la camiseta que se pondrá para salir al campo será la del Athletic, mientras Laporte se enfundará la del Manchester City. Con todo hay que ser agradecido: por los servicios prestados (65 millones, incluidos), ojalá Laporte triunfe en la Premier.

Y el que viene

Me hago viejo y cada vez tengo menos certezas. Por ejemplo, no sé qué me parece el fichaje de Iñigo Martínez. ¿Es bueno que el Athletic haga a otros (a los vecinos y rivales) lo que no quiere que le hagan? ¿Es aceptable que confundamos la socarronería bilbaina con dar por bueno este “qué se le va a hacer” entre sonrisas? ¿Es recomendable el mensaje a Lezama: “En cuanto entra la pasta fichamos lo que podemos porque no nos fiamos”? ¿Somos diferentes o somos como los demás?

Nacionalistas, los otros

Hoy es el segundo día de España. O tercero. Ya he perdido la cuenta: en España la Hispanidad, la Constitución o el día que se aplicó el 155 en Catalunya son fiestas de esas en las que se saca la bandera. Cuanto más grande, mejor. Y ayer en Madrid se envolvió en la rojigualda, para abrir boca, Cristina Cifuentes, que clamó como recogieron varios asistentes y miembros del PP: “España no se toca, España no se rompe. ¡Viva España!”. Por lo que parece, solo le falto soltar: “¡Coño!”.

No, no vale todo

Los hechos diferenciales vasco y catalán se comprueban rápidamente: cuando estas autonomías tienen elecciones los partidos españoles se ponen de campaña. Algo que no pasa con el resto salvo, tal vez, Andalucía. Así que el acto de Cifuentes de ayer en Madrid formaba parte de la campaña del PP en Catalunya. Y eso es una desventaja para los partidos solo catalanes, pero ni ante esa evidencia vale todo: vincular el atentado yihadista de Barcelona con la marca España es una bajeza.

España para los españoles

Sí, he elegido una frase para el titular que hasta a mí me resulta punzante. Pero es lo que merece el tema: según Vilaweb y varios tuiteros con acceso directo a la información, algo huele a podrido en Balsareny, donde la pareja supuestamente atacada por poner una bandera española (esa con la que habló Rajoy por teléfono) en su balcón no tiene nada de inocente. Al parecer, están vinculados con grupos de extrema derecha española y habrían amenazado a independentistas.

La vía vasca

“También os digo, catalanes ‘indepes’, habéis abierto la puerta a algunos buscavidas españoles que no os vais a quitar ni raspando con vinagre”, advierte mi admirado @MrInsustancial en Twitter a la ciudadanía de Catalunya. En Euskadi conocemos bien ese perfil de político que para hacer méritos en España venía por aquí una temporada, como algunos sociólogos o periodistas (algunos después de que ETA firmara la tregua, por si acaso y para contarnos “la verdad”).

Nuestro 5 de diciembre

Fue un 5 de diciembre de 1976, y como este año no coincide ningún aniversario redondo, casi pasa desapercibido, pero en Panenka han acertado recordándolo: Kortabarria e Iribar salían al campo cogiendo entre los dos una Ikurriña seguidos de los equipos de la Real Sociedad y el Athletic Club, que ambos capitaneaban, y dejaban para la historia la imagen de una valentía real, de un paso cierto a favor de un País, de una reivindicación que no negaba nada, de una emoción que aún hoy nos hace vibrar.