La provocación de Otegi

Arnaldo Otegi obtuvo lo que quiso con su tuit sobre el lehendakari Agirre: atención y encabronar a las y los vascos que consideran a este personaje histórico, además, como un faro. De hecho, la trascendencia que en su mensaje quiere trasladar queda rápidamente disuelta por la instrumentalización. Ese es el nivel del respeto que le guarda: ninguno. Porque el lehendakari Agirre, además, personifica todos los valores contrarios a los que podemos atribuir a Otegi, empezando porque el del PNV fue siempre un hombre de paz. Un hombre de paz que, seguro, habría tenido ganas de dar una colleja a Otegi.

Lo que sí sabemos

Me ha resultado especialmente interesante el texto en de Roberto Uriarte en Público: “Lo que los independentistas catalanes no saben del Concierto”. No estoy de acuerdo con su tesis de que el concierto es, precisamente, una garantía de la unidad de España porque cualquier proceso independentista alejaría la inversión y, por lo tanto, la recaudación, pero sus explicaciones son sorprendentemente adecuadas. Y sorprenden porque el concierto es una herramienta despreciada con intensidad por la izquierda, y no parece, sin embargo, que Uriarte se sume a este desprecio ideológico.

El lujo hortera

Sé que lo he escrito varias veces, pero me veo obligado a repetir: por supuesto que nos molesta más que nos tangue dinero un puñetero hortera o un ostentoso irrefrenable, seguramente acomplejado por haber sido como el común de los mortales. Es el caso de Luis Rubiales que, por lo que sabíamos, imputaba gastos relevantes a la Federación. Ahora nos hemos enterado de que el expresidente de la RFEF encargaba “las obras a estudios de arquitectura y constructoras relacionadas con sus cargos de confianza para hacerse con los beneficios generados por esos trabajos” (El Independiente).

No hay negocio

Sigo con el fútbol: la liga española ha tenido que poner en marcha un mecanismo de control de gasto de los clubes (que parece que afecta de manera diferente al FC Barcelona) que ha debilitado la competición en favor de otras como la inglesa. Pero esto puede cambiar: “La Premier anuncia un nuevo modelo de control económico que ‘proporcionará seguridad a los clubes’” (2 Playbook). Evidentemente, no hay negocio: los gastos son excesivos y los equipos son sostenibles, lo que supone un riesgo para los clubes y sociedades. El fútbol está a punto de implosionar, y esta es una buena noticia.

Pero, ¿esto qué es?

Desconocía que Gabriel García Márquez había afirmado esto que rescatan en Xataka: “Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revolver con revólver”. La cita tiene que ver con la “polémica” porque la ortografía puede suponer un 10% en la nota de la selectividad. Yo soy de la vieja escuela, lo reconozco: poco castigo me parece.

La noticia es que el PNV compita

Con casi todos los medios de comunicación en contra, con todos los sindicatos en contra, con el partido con el que tiene pactos de gobierno desde Madrid al ayuntamiento más pequeño de la CAV, en contra, con cada sector social y laboral, público o privado, señalando a las instituciones como culpable de sus males, lo sorprendente no es que el Focus de EITB muestre un empate entre PNV y Bildu, lo sorprendente es que el PNV compita. En Bildu saben que el “mood” social que han logrado les hace la campaña, por eso Pello Otxandiano no se arriesga con nada. Hoy más que nunca, ser del PNV no está de moda.

Nunca han entendido nada

En Bildu han sido muy hábiles, y hay que reconocérselo, generando una opinión publicada que afirma estar en contra de quien manda y a favor de quien se plantea como alternativa sin que importe su pasado. Pero también es cierto que han recibido ayudas: la conclusión en Canal Red, el digital de Pablo Iglesias, de que es una buena noticia que Sumar pueda quedarse sin representación y que Podemos pueda conservar dos escaños que regalaría a Bildu, es la conclusión de que no tienen ni idea de política: la izquierda española se disuelve porque no ha sabido leer que debían empezar por ser alternativa a Bildu, no al PNV.

El sueño de la derecha

La derecha tiene un sueño: tener la llave del gobierno vasco. Para ello, el PSOE de Eneko Andueza tiene que seguir desnortado, y las y los de Andoni Ortuzar tiene que seguir sufriendo el desgaste del mantra: “Huelga, manifestación y ‘PNV, cabrón’”. Si estos dos partidos no llegan a la mayoría absoluta, los votos del PP son claves no tanto para obtener lehendakari como para aprobar presupuestos o leyes. Y con eso lo que buscan es que tiemblen los cimientos de Moncloa, como filtra Román Cendoya en The Objective, claro, porque al PP lo que pase en Euskadi solo le importa si puede beneficiarle en España.

El marido de la César

Pueden ponerse Isabel Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez tan estupendos como quieran, que lo de Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la comunidad de Madrid, huele a chamusquina y eso, por contacto directo, afecta al olor que deprende también la varonesa. Para entenderlo, nada mejor que el viejo aforismo: no basta con que la mujer del César sea honesta, también debe parecerlo. Pues en este caso es perfectamente aplicable cambiando los géneros: “La empresa con la que la pareja de Ayuso facturó 3,7 millones: cero empleados, un ordenador, una impresora y un Porsche Panamera” (El Diario).

Cuando usted quiera, señorito Rubiales

A Luis Rubiales el registro de la sede de la RFEF y de su propio domicilio le ha pillado en la República Dominicana. Estoy seguro de que no ha sido un error: o quienes practicaron ese registro lo sabían y lo querían lejos o quien ha sido registrado lo sabía y prefería alejarse. Y parece que nadie va a correr a buscarle: “Prevé volver a España el 6 de abril y se pone a plena disposición de la jueza”, titulan en EPE, donde también explican: “Juristas apuntan que es más práctico esperar a que su llegada a España se produzca tal y como ha anunciado que ordenar su detención y una extradición que puede durar meses”. Solo nos falta pedirle perdón.

Esto no va así

¿Quienes más tienen que ganar menos y tributar más? Sin duda. ¿Hay que subir el resto de sueldos? Por supuesto. ¿Necesitamos trabajar menos horas? Claro. Pero es muy fácil legislar y que la factura la paguen otras y otros. Y no estoy hablando de las y los grandes empresarios, al contrario: las medianas, pequeñas y pequeñísimas empresas que nos dan servicio cada día (el bar en el que desayunamos, la tienda de deportes del barrio en la que hemos encargado regalos para Olentzero) se ven afectadas por los anuncios generosos de Yolanda Díaz a cargo de autónomas y autónomos a quienes, por cierto, ni CEOE ni Antonio Garamendi representan.

Aquí sí que hay que intervenir

Me parece bien, insisto, el control del gobierno sobre las grandes empresas (aunque tengo clarísimo que no puede obviar a las más pequeñas). Es más, soy exigente y quiero que sea más exhaustivo: las entidades bancarias ponen trabas para enviar copias de facturas de la tasación que obligaban a contratar para que no reclamemos los famosos gastos hipotecarios, y “las energéticas han cobrado 12.000 millones de más en dos años a familias y empresas en los recibos de la luz y el gas” (Público). Para atajar ambas cuestiones sí que el gobierno español debería intervenir, pero, claro, aquí hablamos solo de empresas gigantes, y la cosa cambia.

El bloque del PSOE

La noticia en El Nacional sobre las enmiendas que Junts ha incorporado a la ley de amnistía con ERC, por un lado, y con EAJ-PNV, por otro, es muy interesante más allá del titular. Resulta que estas se suman a las que el PSOE ha pactado con ERC “de la mano de Sumar, Bildu y el BNG”. Esa doble vía pone de manifiesto que hay un bloque totalmente alineado con el gobierno de España, y otro que no renuncia a sumar y, por supuesto, negociar todo lo que se pueda. Y pueden ponerse Arnaldo Otegi y Mertxe Aizpurua, la de los amaneceres preciosos en la capital del reino, tan dignos y estupendos como quieran, que Bildu y ERC están de pagafantas.

Acabarán por formar un medio más grande

Si las y los laminados por Pablo Iglesias y quienes se han enfrentado a la dirección de Podemos han podido formar una agrupación más grande que el partido morado, al paso que va la ira de Pablo Iglesias, con las y los periodistas castigados por él (y la ayuda de otro Roures, o del mismo Roures) van a acabar creando un medio de izquierdas más grande que el que lidera el que todo lo puede: “Los choques entre Podemos y Sumar aumentan la tensión en el canal de Pablo Iglesias” (Vozpópuli). Uno de los fundadores de Canal Red, el periodista Sergio Gregori “ha sido apartado” por “su intención de realizar un programa más plural”.

¿Qué significa?

Ayer por la mañana, mientras nos regocijábamos en la eliminación del FC Barcelona por los cuatro zarpazos del Athletic, encontré esta noticia en Iusport gracias a Edu Velasco (el aita): “La RFEF perdería 5 millones de la Supercopa si el Barça no acaba 2° en LaLiga”. ¿Qué significa esto? ¿Qué va a suponer? Porque en la pelea de las plazas de Champions también están los de Bilbao y puede meterse la Real Sociedad si Girona, Atlético o Barça, flojean. Después de todo lo que hemos visto y sabido (sí, me refiero al caso Negreira), ¿habrá presiones para cobrar ese bonus? ¿A quién, a los árbitros? La culpa es, por supuesto, de quien lo negoció y lo firmó.

Claro que iba a tener consecuencias

Quien boicotea una ambulancia, por el motivo que sea, no puede desentenderse de las consecuencias de sus actos. Sabe lo que boicotea y él o ella (o ellos y ellas) sabe por qué lo hace. Y también sabe, de sobra, cuándo y para qué se llama a una ambulancia. Por supuesto, quien promueve, celebra, justifica o protege dejar inutilizadas ambulancias de guardia, una vez más, por el motivo que sea, es casi tan culpable como quien las inutiliza. No hay explicación, no hay reclamación, no hay exigencia que haga entendible que una persona muera porque una ambulancia haya sido boicoteada. Y las consecuencias deben estar a la altura.

Pues eso

Estoy completamente de acuerdo con Colette, la popular usuaria de X, cuando dice que “no se puede ser sensible ni empático con causas mayores y universales cuando no te conmueve ni tu entorno”. Una o uno es sensible en todo momento y lugar con las injusticias, o lo es para la pose y la foto. Una o uno es capaz de empatizar con el sufrimiento ajeno aquí y en la China Popular, o es un solidario de postal (y pegatina). Una o uno es antifascista en todo momento y lugar o no lo es. Lo que no vale es ponerse el pin, o el emoticono en una red social, solo para lo de lejos. Como la propia Colette sentencia: “La mayoría de las personas no tiene vergüenza”.

Una de pellets

Lo malo de las operaciones de marketing sin fin es que al final la gente acaba por echar de menos también los principios. Lo vemos cerca (ayer mismo me sorprendió un candidato a candidato a lehendakari con que en un ejecutivo hace falta más visión y menos gestión) y lo vemos lejos: la foto de Yolanda Díaz recogiendo pellets de plástico en una playa de Galiza, aprovechando que iba a dar un mitin, es un error por artificial. Diego E. Barros se pregunta en X: “¿Por qué en 2023 los asesores de los políticos siguen permitiendo esto? ¿Los políticos siguen sin hacer caso a sus asesores (en caso de que estos tengan dos dedos de frente)?”.

Dos fotos que se ven mejor juntas

En la misma red social, con unas pocas horas de diferencia, Javier Durán recordaba otra foto: “cuando el vicepresidente, sin funciones, se bajó del coche oficial de atrás con un casco de moto en la mano para hacerse la foto. Puro Vox”. Se refería a Juan García-Gallardo, que acudió a la popular concentración motera llamada de Pingüinos, casco en mano y coche oficial detrás, en la edición de 2023. Entre esa foto y la de Yolanda Díaz recogiendo pellets ha pasado un año pero no se ha perdido por el camino ni un ápice de vergüencita ajena. Quien no vea la equivalencia es un hooligan de una u otro, y está en su derecho, pero no ve bien.

Piqué sí que ganó la Supercopa

Osasuna dio la cara en su partido de la Supercopa de España ante un FC Barcelona que fichó como si no costará, que se presentó en la competición como ganador de la Liga y que se va a llevar un pellizco notablemente mayor que el del equipo vasco: poco más de un millón contra seis kilazos, sin contar las primas por el resultado del torneo. ¿Por qué? Porque la RFEF lo tuvo claro cuando firmó el contrato y repartió los millones convenientemente (para algunos agentes, claro). La empresa de Piqué va a ganar más que el equipo de la vieja capital: 4 millones por cada una de las seis primeras ediciones que se celebren en Arabia Saudí.

Es fascismo

Ni son “las derechas”, ni “la derecha trasnochada”, ni los “nostálgicos” o las “nostálgicas”: son fascistas. Con todas las letras. Con todo el sentido de la palabra. Y campan a sus anchas por Europa, como antes de caer Hitler y, con él, la losa de la vergüenza que hemos dejado que levanten. Y los hemos visto claramente en Roma, el pasado fin de semana, haciendo el saludo fascista en una acto en memoria del asesinato de tres jóvenes simpatizantes del Movimiento Social Italiano (MSI), “en el que también militó en juventud Giorgia Meloni, la hoy primera ministra de Italia” (EPE). O los paramos ahora o tendremos que hacerlo como entonces.

Y empieza con estas gilipolleces

Si el ministerio español de Sanidad ha aprobado el uso de mascarillas en centros médicos, lo acataremos, como medida de salud pública que es. Y si alguien lo pone en duda nuestra obligación es señalar la gilipollez. Porque en lo políticamente correcto, en el respeto a la libertad de decir chorradas, ha encontrado un caldo de cultivo precisamente el fascismo. No, esa mascarilla en el centro en el que se juntan personas enfermas no es una “limitación de las libertades ciudadanas”, como escribe Guadalupe Sánchez y publican en The Objective. Y señalar la tontería como tal tampoco limita su libertad, pero sí puede limitar la confusión.

Una más

Es digno de estudio que Santiago Abascal, en plena campaña para su reelección entre los suyos, en vez de atacar al presidente español del gobierno por sus acciones o declaraciones, suelte bobadas genéricas como: “El PSOE es vulnerable a la corrupción, a los crímenes de Estado y a la traición”. Y deberíamos de estudiarlo porque el discurso es una mierda y pese a que lo es, a todas luces, funciona (por eso lo dice). ¿Qué mecanismos mentales hemos activado para que a alguien le muevan tres estupideces en vez de una crítica bien construida y constructiva, valorable? ¿Quiénes son las personas responsables?

Con normalidad

El fútbol español se va llevar la hostia en la cara esta semana, pero la culpa la tienen otros, principalmente los gobiernos: el blanqueamiento a Arabia Saudí y a otras dictaduras millonarias gracias a los combustibles fósiles es una de nuestras mayores vergüenzas como civilización. Y ni siquiera nos escandalizamos, de hecho, hemos normalizado que el FC Barcelona, entre las recomendaciones a sus aficionadas y aficionados que se desplacen a ver la Supercopa, incluya el consejo de no mantener relaciones con personas del mismo sexo. Sin sonrojarse. Sin discutir que el dinero lo pongan los homófobos. Y todo negociado por Piqué.

La novela es Neymar

Entiendo a Neymar, que está acostumbrado a cobrar mucho y jugar poco, cada vez menos, por culpa de las lesiones y su vida intensa: si le pagan lo que pide, sabiendo los clubes cómo es y cuál es su estado físico, ¿qué va a hacer? ¿Rechazarlo? ¿Cambiar al final de su carrera? ¿Para qué? La novela que llevamos algunos buscando durante años es la de su vida. Un Neymar que fue noticia porque se embarcó lesionado en su crucero, para participar en una fiesta sin interrupción durante días, y que ahora lo es porque un youtuber, Carlos Candreva, saltó por la borda desde la planta más alta, desapareció y ha sido dado por fallecido.