Justifícame eso

La invasión rusa sobre Ucrania volvió a ser noticia la semana pasada por las derrotas del ejército ruso. Esta semana hablamos, como en un bucle infinito, de lo que nos preocupaba en febrero: “Putin anuncia la ‘movilización parcial’ de los rusos para la guerra de Ucrania y lanza una amenaza nuclear” (El Diario). Y ya que hablamos de esto me gustaría leer o escuchar a quienes han justificado durante todos estos meses al Kremlin, no sabemos si con sueldo o sin vergüenza, o ambas cosas. Me gustaría, insisto, conocer los argumentos que amparan la ampliación de la guerra, la insistencia en la conquista y la amenaza nuclear.

Pero desde allí

Quienes van a justificar la amenaza de Putin al mundo y el modo en el que va a mandar a su propio pueblo a intentar ejecutar una invasión, lo van a hacer desde la tranquilidad de sus mesas de trabajo, sus sofás o un plató de televisión (los medios tenemos también nuestra parte de culpa). Pero no lo van a hacer desde los escenarios que visita Luis de Vega, cámara en mano: “Los miembros de los servicios de emergencia de Ucrania no son profesionales forenses, ni médicos, ni criminalistas… Pero son los que, a menudo entre náuseas, excavan las tumbas y mueven los cuerpos de las fosas halladas en Izium”.

La muestra

Yo no alcanzo a escuchar el “imbécil” del que se queja Francisco Igea, pero Juan García-Gallardo tampoco lo niega cuando el de Ciudadanos se lo reprocha. Es más, el vicepresidente de la junta de Castilla y León se viene arriba y sigue insultando al parlamentario. García-Gallardo es la persona de Vox con mayor nivel dentro de un gobierno. Y eso es justo lo que hace: marcar el nivel. También sirve de muestra de lo que puede suceder si personajes como Abascal o Espinosa de los Monteros tocan poder. Sí, es lo que parece, es chulería fascista avalada por miles de votos desencantados a los que no se puede dar por perdidos.

Acojonante

No ha tardado casi nada el PSOE en salir y aclarar, por medio de otros ministros, que la idea de Escrivá de recentralizar la fiscalidad es una cosa solo suya. Las y los de Podemos han actuado, como siempre, como si estuvieran en otro gobierno. Pero no, Escrivá no es un verso suelto ni un verso libre, es uno más en el consejo de ministros más progre y con la mejor autopercepción de la historia democrática de España. No solo eso: retiene mucha responsabilidad y capacidad negociadora, y saca proyectos adelante que levantaron tanto revuelo inicial como el castigo, vía tasas, a las y los autónomos.

Esto, también

Creo que Alberto Garzón como ministro ha sido muy criticado pero no pasará a la historia como uno de los peores. Tampoco como uno de los mejores. La intrascendencia, no obstante, es un gran castigo para aquellos hombres que posaron frente al cartel de “Unidas”. Pero me centro: algunas cuestiones que le han tocado sí podrían pasar a la historia como grandes chorradas de la democracia. Como esta de Vox: “¿De qué modo tiene previsto el Gobierno respetar la decisión de aquellos niños y padres que libremente opten por no recibir formación en materia nutricional en los colegios?”.

Prefacio

Mijaíl Gorbachov era “un líder querido en Occidente y odiado en Rusia”, como lo calificaron con acierto en The Conversation. No hay un personaje mejor que el último dirigente de la URSS para empezar esta pequeña historia. Una historia fría, como el lugar de donde surgió aquel espía, y tan cruel como Vladímir Putin será capaz de ser. La semana de la muerte de Gorbachov la propaganda prorrusa en todo el mundo se esforzó por empañar la imagen del histórico secretario general del PCUS. Solo este hecho dejaba claro que sin él, sin Gorbachov, la guerra fría nunca habría acabado y Putin solo habría acelerado su acceso al poder y sus hechos.

Los espías

John le Carré se limitó a describir con exactitud un mundo que se nos ha ocultado con facilidad porque no queríamos verlo: “El presidente de la mayor petrolera de Rusia muere tras caerse de una sexta planta”, titulan en El Confidencial. Y añaden: “En julio fue hallado muerto Yury Voronov, empresario ruso con grandes conexiones con la petrolera Gazprom, que fue localizado en su lujosa mansión a las puertas de San Petersburgo, con un disparo en la cabeza y flotando en el agua. En abril, fueron hallados los cuerpos sin vida de Vladislav Aváev, expresidente de Gazprombank, junto a los de su esposa e hija”.

Al otro lado del frente

“Un político ucraniano que trabajaba con el gobierno de ocupación ruso fue encontrado asesinado en su casa durante el fin de semana. Oleksiy Kovalev, ex miembro del partido político del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, fue encontrado muerto en su casa cerca de Kherson el domingo con una herida de bala en la cabeza”, publican en la web del periódico en español más antiguo de EE.UU., donde también aclaran que Kovalev estaba considerado como un traidor a Ucrania porque “apoyaba los esfuerzos rusos para anexar la provincia de Kherson” y había sido expulsado ya del partido de Zelensky.

Empieza la resistencia

Rusia puede ocupar zonas de Ucrania y tomar el poder por la fuerza, puede que incluso neutralice en muchos kilómetros cuadrados al ejército ucraniano, pero va a tenerlo muy difícil para doblegar la resistencia que, lógicamente, está surgiendo y haciendo el mayor daño posible al agresor: “Cinco funcionarios asesinados y un alcalde prorruso envenenado” (Público). Atentados con bombas, asesinatos a balazos, sabotajes y escaramuzas de partisanos: eso es lo que espera a Rusia y a sus colaboradores en los territorios ocupados por la fuerza, en los que obligan a la ciudadanía a hablar en ruso y pagar en rublos.

Sus balas, nuestro dinero

Gazprom “está a punto de hacer un ingreso récord al Kremlin, con un pago extraordinario de 9.962,83 millones de euros. Los beneficios no se pueden comprar con los de ningún otro año” (El Nacional). ¿Por qué? Pues porque “el Kremlin tiene el 49,3% de Gazprom”. Significativamente, “los niveles de producción son los más bajos desde 2008” pero “los precios del petróleo y el gas se han disparado durante este periodo por la preocupación sobre los suministros después de la invasión rusa en Ucrania”. Al final, la guerra va a resultar rentable a quien nada importa le pérdida de vidas y el destrozo a familias enteras.

Seis meses

Sí, la invasión de Rusia sobre Ucrania dura ya seis meses. Seis meses de horror, de muertos, de hombres y mujeres que cambiaron sus vidas para coger un fusil y defender su ciudad o su pueblo metro a metro o, en el mejor de los casos, que pudieron abandonarlo todo y refugiarse en un país en el que no conocían a nadie. Seis meses llevamos, también, de subidas de precios por la guerra o por la jeta. Y seis meses son ya los que soportamos de lecciones de quienes no distinguen entre un fascista y un comunista, o de que nos intenten colocar propaganda quienes antes nos daban lecciones de periodismo. Y lo que nos queda.

Que los disparos sean a portería

Creo que acierta Volodímir Zelenski al permitir el reinicio de la liga ucraniana de fútbol justo cuando se cumplen seis meses de la invasión rusa. Si el deporte más seguido del mundo sirve, muchas veces, para explicarnos, esta vez será útil para que el mundo vea estadios vacíos, a equipos ucranianos jugando de locales fuera de sus fronteras en competiciones europeas, o a conjuntos que, directamente, están desplazados permanentemente o no pueden competir. Esa normalidad forzada muestra a un país que quiere avanzar plenamente mientras Rusia, literalmente, torpedea sus intenciones de cotidianeidad y progreso.

Nos dejó desnudos

La amenaza nuclear de Vladímir Putin sobre nuestras cabezas se mantiene pero no queremos pensar en ella. Convivimos con un matón de patio de colegio que tiene comprados a los chivatos y se mete con quien le apetece. Pero no solo lo tenemos de vecino en Europa: le estamos haciendo rico por nuestra dependencia de las materias primas rusas. Y las alternativas son otros sátrapas o dictadores, aunque se hagan llamar emires y jeques. Es cierto, por desgracia, lo que leemos en República: que la invasión rusa sobre Ucrania nos ha desnudado como continente y que ha dejado “en evidencia los principios democráticos de Europa”.

No solo Rusia

Rusia es el agresor y el enemigo. Quien no tenga clara esta idea tan sencilla o está gravemente desinformado o intenta que lo estemos los demás. Pero no es el único estado que hace las cosas mal. Ya hemos hablado de la dependencia energética y de los peligrosos amigos de Europa a cambio de recursos y materias primas, pero dentro de la propia Unión también hay enemigos de los valores que, supuestamente, defendemos entre todas y todos: “La justicia polaca prolonga por segunda vez la prisión provisional del periodista Pablo González” (Público). El periodista navarro lleva ya 175 días retenido.

Pues que se tome una a mi salud

Pablo González, detenido en Polonia cuando iba a hacer su trabajo como periodista en los primeros días de la invasión rusa sobre Ucrania, y Eduardo Inda sigue recibiendo dinero para lanzar sus mensajes desde su página web, a la que algunos, especialmente en el PP, llaman medio de comunicación. Página web en la que publican mierdas como esta: “Monedero se pone fino de cervezas en Benicàssim mientras Castellón es arrasada por los incendios”. Y a mí, ¿qué? El fundador de Podemos ha estado en el Rototom, el festival de música reagge, y se ha tomado unas cervezas. ¿Y? Mal hace quien contrata a Inda o publicidad en su web.

Pídeselo a Putin

Quienes se manifiestan en contra de la OTAN estos días deberían de hacerlo delante de la embajada rusa y con claros mensajes a Vladímir Putin, la persona que más ha justificado la existencia del tratado en la historia moderna. La escritora Margaryta Yakovenko lo tuiteaba así de bien: “Putin dice: ‘Europa será reducida a cenizas en una guerra nuclear con Rusia’ y manda misiles de corto alcance con capacidad nuclear a Bielorrusia, pero ahora mismo hay una ‘mani’ en Madrid con personas portando la bandera comunista y gritando ‘OTAN, no’”. La bandera comunista como detector de incautos sigue funcionando.

¿Qué va a decir el Vaticano?

Espero que esta semana dejemos de leer, por fin, esos argumentos de progresistas encantados con el Papa Francisco que, de acrobáticos que son, rozan lo inverosímil y el ridículo. Por muy bueno que sea Bergoglio comunicando, el Vaticano no ha dejado de ser lo que siempre ha sido, por desgracia. ¿Que si puedo ser más concreto? Sí, hombre (porque es el país más machista del mundo), sí: “El Vaticano dice que el fallo del aborto en EEUU ‘interpela al mundo entero’ y se debe ‘reabrir un debate no ideológico’ de la defensa de la vida”. Se refiere el país papal a la retrógrada decisión sobre el aborto, y si me interpelan respondo.

“Un margen de más del 500% en menos de un mes”

Del hilo que ha publicado El Confidencial me quedo con el dato del titular, pero todo es igual de sorprendente e indignante que lo que sucedió en Madrid: “Roger Parellada, el conseguidor de mascarillas, logró en apenas tres semanas ganancias de 24 millones de euros en una operación de 35 millones con la Administración pública catalana. Ocurrió en marzo de 2020, aprovechando la escasez de material médico. Parellada y sus socios multiplicaron por seis lo invertido. Un margen de más del 500% en menos de un mes. Y cobrando por adelantado, ya que la Generalitat abonó los 35 millones de euros antes de que se entregase la mercancía”.

Como otras de su generación. O casi

Saltamos de caradura a caradura, porque hay que tener una capacidad extraordinaria para no sonrojarse diciendo esto: “Estoy harta de pagar alquiler y tengo ilusión por comprarme una casa, pero en Madrid se ha disparado la vivienda”. ¿Que esto lo dice cualquiera? Ya, pero es que lo ha dicho la presidenta de la Comunidad de Madrid a El Mundo como si tomar medidas para frenar la escalada de precios no fuera con su gobierno, como si el precio de la vivienda tuviese que ver con el clima y no con las prioridades de los ejecutivos, como si todos menos ella fuéramos tontos y tontas. Así lo ha dicho, alto y claro, además.

Todos lo hacemos, Pablo

Como Pablo Iglesias, yo también vivo de mi trabajo. Y a menos que Hugo Martínez tenga una herencia que le permita dedicarse a descansar, doy por hecho que él también lo hace. Y pese a lograrlo podemos ser tres perfectos gilipollas. O ninguno. Vamos, que vivir de mi trabajo no es garantía de nada. Pero soltarlo constantemente, como hace el de Podemos sí es un poco sospechoso: y lo ha vuelto a hacer para defenderse ante Martínez, al que acusa de vivir de la política (¿no era eso acaso un trabajo cuando lo ejercía Iglesias? ¿No lo es para Montero?) después de que este criticara, junto a Antonio Maestre, la última defensa de Iglesias a Roures.

¿Quién manda en el hambre?

“En mi hambre mando yo” siempre me ha parecido una frase estupenda. Eso es empoderarse. Yo puedo decidir, que vivo en Euskadi y en democracia. Pero en Ucrania no pueden hacerlo: “Un misil ruso alcanza el tren de la ONG del chef José Andrés en Ucrania. José Andrés asegura que no hay heridos y explica que el misil alcanzó un vagón lleno de comida” (Vozpópuli). Y en el hambre del mundo también pretende mandar Putin, reteniendo toneladas de grano. ¿Cómo se justifica esto? ¿Qué manual del buen progresista hay que leer para encontrar una respuesta a semejante extorsión? ¿Piensa en esto quien pintarrajea una “z”?

No es tan difícil explicarlo

Entiendo perfectamente el titular de El Confidencial: “Ni en la izquierda ni en la derecha: los españoles no quieren sacrificios por la transición ecológica. Apoyan la lucha contra el cambio climático, pero se oponen a la subida de impuestos a la gasolina o a la prohibición de los vehículos diésel, más allá del partido al que voten”. Lo mismo puede pasar en Euskadi. Y en Francia. Y en el Reino Unido. Y en cualquier sitio en el que sepamos que los más ricos son los que más contaminan con carreras espaciales alocadas, pasatiempos en Oriente Medio incomprensibles o fábricas supercontaminantes a todo trapo en China o Rusia.

Por ejemplo

Mi humilde furgoneta familiar es un vehículo cada vez más contaminante que tiene el acceso restringido en ciudades como París o Madrid y que tendré que reemplazar, quiera o no, pueda o no permitírmelo, por un vehículo eléctrico (que también consume, y entre todas y todos acabaremos haciendo del uranio el nuevo petróleo). Pero si lo que me compro es un Bugatti, no tendré problema en que sea de motor de combustión más allá de 2035 gracias a la conocida como “Enmienda Ferrari” impulsada por eurodiputados italianos. Es decir: la gasolina será solo para las y los más ricos y la incomodidad, una vez más, para las y los de siempre.

Igual ellas y ellos sí pueden

Tengo una teoría que, como la mayoría de las teorías que tengo, no se cumplirá. Pero vamos con ella: tengo la impresión de que después de un verano sin freno, a partir de otoño volveremos a una especie de confinamiento. Pero no por el virus, sino por el gasto que hemos hecho y el que nos viene. Y cuanto más tiempo pasamos en casa, más tiempo pasamos mirando el móvil. Y cuanto más tiempo pasamos mirando el móvil, más ganan las y los influencers, que ya hoy “cobran casi un 100% más que antes de la pandemia” (Trecebits) y gracias a algo que llevamos tiempo reclamando en el sector: más transparencia.

Monstruos agigantados

Estamos alimentando a monstruos, a millonarias y millonarios que se mean en el resto del mundo, modelos de consumo y de negocio basados en una sociedad y una economía virtual, muy poco real y menos realista. Solo así se explica que una empresa que operaba con criptomonedas haya alcanzado los casi 6.000 trabajadores en todo el mundo, aunque ahora serán 1.000 menos porque los despidos por la caída del valor ya han empezado. Es lo que ha pasado en Coinbase, que en 2021 tuvo un crecimiento loco gracias a la burbuja de las monedas virtuales y ahora despide vía e-mail al personal. También, 100% virtual.