«Cuidemos los unos a los otros»

Pedro de Alzaga demostró sagacidad cuando entresacó este tuit de la OMS que él mismo traduce al castellano: “Preparen sus hospitales, protejan a sus profesionales sanitarios y cuidemos los unos de los otros”. Esta es la receta básica para todo el mundo. Porque el del Coronavirus, como bien lo definió Iñigo Urkullu, es un problema mundial sobre el que actuamos a escala local. El cierre de los colegios desde el viernes y que hoy no podamos salir a comernos unas rabitas, no es culpa de nadie, ni mucho menos de las instituciones. Más bien, al contrario. Y esta, aunque básica, parece hoy una opinión impopular.

Y librémonos de los más tontos

No es el coronavirus el que tiene que librarnos de los más tontos, sino nosotros. Tenemos que dejar de prestar atención a quien usa un peligro potencial para los más débiles para sus propias obsesiones, ya sean electorales o políticas. Javier Fontan se quejaba en Twitter de que la radio gallega anunciara en gallego la suspensión de las clases. Un mensaje perfectamente entendible. Otra usuaria gallega le ofrecía, no obstante, una traducción: “Dice que lamas todos los pomos que puedas”. Una traducción un pelín libre pero sin duda necesaria. Pero dejar de hacer caso a personas como Fontan depende solo de nosotros.

A ver si queda claro…

Otros que ya no van a poder esconder las orejas de burro son los que llevan años defendiendo modelos sanitarios similares al estadounidense, con la medicina privada como la dominante, seguros obligatorios… Y una indefensión absoluta ante el coronavirus. Si en Europa, con una sanidad pública asentada, vamos a pasarlo mal, peor van a pasarlo en EE.UU., donde hasta cobran por hacerse la prueba y el mayor problema es que nadie sabe cuántos infectados hay. Aquello sí que va a ser una catástrofe, por mucho que cancelen los vuelos desde Europa y Trump ceda su sueldo de tres meses.

Historias del coronavirus

Los domingos suelo proponer algún post en blog o algún reportaje en alguna web de información para leer con tranquilidad, sobre todo si llueve. Porque en Internet, entre todo lo malo, que es mucho, hay algunas cosas buenas. Hoy, cómo no, rescato un post de esta semana en Xataka sobre el coronavirus: cómo ha afrontado Corea del Sur la crisis sanitaria. El relato es apasionante porque en el país asiático han seguido los casos uno a uno, y tienen detectado cómo eclosionó con el paciente número 31 y su asistencia a un evento religioso. Claro que su éxito se basa en una sociedad disciplinada.

Tenemos Internet

Esta pandemia sin Internet ni WhatsApp habría sido más fácil de controlar (imagínense a la ciudadanía dependiendo solo de los mensajes de la radio y la televisión, y no de cualquier malintencionado que aproveche el miedo de la gente), pero también menos divertida (me mandaron un chiste de Sergio Ramos y los partidos a puerta cerrada que me hace reír cada vez que lo recuerdo). Y esta cuarentena forzosa va a ser más llevadera gracias a Internet, sin duda. No solo gracias a la tele conectada, también a las 22 webs como las que recomiendan en Genbeta para pasar el rato. Algunas son fascinantes.

Todavía no sé qué me parece

Para cumplir con esta columna tengo que formarme una opinión sobre cinco temas cada día. Pero hay veces que no lo logro. Por ejemplo, una semana después sigo sin saber si me gusta o me horroriza el vídeo de Irene Montero con distintos instagramers y youtubers que hablan de feminismo e igualdad. Creo que me inclino por la primera opción pero sin pasión. Lo que sí tengo claro es que el medio es el mensaje: estas imágenes son un aviso para que asociaciones y colectivos se den cuenta de que los interlocutores han cambiado tanto en el gobierno como en la sociedad. Y eso me va gustando.

Sí, esto está cambiando

Hace tiempo que las asociaciones o los sindicatos (cuyo papel hoy ponen en duda seriamente en El Blog Salmón) saben que ya no es necesaria su labor de mediación entre la sociedad y los poderes político, legislativo, judicial o periodístico. Internet, pero no solo esta herramienta, ha hecho que cambie la relación: ahora los políticos son mucho más accesibles, por ejemplo. La reacción de los colectivos ha sido equivocada: se han politizado y radicalizado, y con ello se han ido alejando cada vez más de la ciudadanía. Lo de Montero es un aviso a plena luz del día. Y la tendencia parece irrecuperable.

Y no siempre a mejor

Entre los hijos y los móviles leo cada vez menos. Y eso que visito librerías y me doy libertad para llevar a casa lo que me apetezca. Solo quiero algo que me aleje de las pantallas, de las luces, de los botones… Y supongo que no estoy solo porque, según El Confidencial, “un tercio de los españoles no lee nunca un libro”. Doy por hecho que la estadística en la CAV y Nafarroa es similar. Hace tiempo que el pueblo vasco no me da motivos para pensar que es el elegido, precisamente. Ojo, la cifra es mejor que hace un par de años por unas décimas, pero sigue siendo una pena. Como mi colección de libros sin leer.

Lego, para siempre en mi corazón

No sabía su nombre, pero me entristecí igualmente cuando leí la noticia en la versión digital de La Vanguardia: Jens Nygaard Knudsen, el creador de las figuras de los Lego, ha fallecido esta semana. A él le debo cientos de horas de juego cuando era un niño… Y que ahora lea menos porque, seguramente, crear aventuras con los muñecos amarillos y el resto de piezas es el juego al que más animado me sumo cuando los pequeños de la casa sacan la caja. Knudsen estaba enfermo de ELA, y deja un legado de ocho mil millones de pequeñas personitas a las que millones de niños como los míos ponen voces cada día.

También los nuevos juegos

He de confesar que más que los Lego son los juegos on-line a los que tan fácilmente accedemos con el móvil los que me alejan de los libros. Somos muchos, cada vez más, los que encontramos refugio en estos entretenimientos, también más allá de los cuarenta. Un ejemplo de lo que les estoy contando lo pueden encontrar en Xataka, donde relatan la historia de Paradox, una empresa sueca que, con quince años de historia, es una de las más importantes en el sector de los juegos móviles. Sin embargo, en la web destacan que cada lanzamiento hace tambalear los cimientos financieros de la desarrolladora.

Todo mal

Ya ha pasado Olentzero así que ya puedo volver a ser un poco malo e ir más allá del “todo mal. Todo” con el que acertadamente describe César Calderón la horrorosa foto de Instagram de Alberto Garzón frente a un gran árbol, con su bebé y su mujer, los tres con jerséis de lana, y un pie de foto que intenta huir de la celebración religiosa. La foto es desacertadísima, tiene razón Calderón, pero, claro, estamos hablando de un futuro ministro que va haciendo acopio de boato. Y para los de la piel fina: sí, uno de izquierdas puede tener arbolazos, familia tradicional y jersey de lana, pero también críticas por una comunicación política pésima.

Cuando tienes una visión corta

LaSexta se ha hecho pasar por una tele progre pese a emitir ficción ultraconservadora estadounidense, valorar a las periodistas por su físico, dar poder a presentadores bien relacionados con la derecha y ser el trampolín de Vox (como antes lo fueron de Podemos, es cierto). En este contexto, lo de Miguel Ángel Revilla como vendedor televisivo de crecepelos no es ideología, es freak-show. Pero ahí sigue él, dejándose sobar por mantener la popularidad soltando chorradas como: “Podemos decir que este país es ingobernable” (El Nacional). Lo será para los políticos de visión corta y sin cintura.

¡Ojalá!

La extrema derecha ya ha empezado a mover la idea de un “Spexit” (no les da el cerebro ni para encontrar un nombre atractivo), si esta toma forma y hay una corriente que la impulsa, nos encontraríamos en el mejor escenario para el independentismo: del mismo modo que la UE no va a dudar a la hora de acoger a Escocia mientras el sur de Gran Bretaña abandona Europa (porque habrá que ver a medio plazo cómo termina lo de Irlanda del Norte), Euskadi y Catalunya serían muy bien acogidas por Europa si lo que queda de España opta por seguir el camino del Brexit españolizado por Abascal.

Sí va calando

En una época en la que ya no bebemos únicamente vino tinto de Rioja y nos hemos abierto a los de Rivera, Toro, Francia, América y hasta Australia, es normal que los cavas que bebemos no sean solo catalanes, pero es innegable que las sucesivas campañas de boicot han impulsado el consumo de los espumosos “alternativos”: “Aragón ha pasado de 700.000 botellas vendidas en 2012 a 1.200.000 en 2018. (…) El cava valenciano pasó de tener una demanda de 1.500.000 millones de unidades en 2012 a otra de 8.000.000 en 2017. El extremeño cerró 2018 con 6.000.000 de botellas vendidas” (Magnet).

Ya sé que voy tarde pero…

Sé que estas líneas habrían sido más útiles antes del paso de Olentzero, pero como en muchos hogares vascos los Reyes Magos también se comen su mazapán y su medio vasito de leche, les dejo el post en Xataka sobre por qué no hay que hacer ciertos regalos aunque estén de moda: “Introducir un micrófono y/o una cámara en la casa de alguien poco ducho en tecnología que no ha pedido tal cosa no es un asunto menor”. Javier Lacort se refiere a esos dispositivos a los que hablas y te dan respuestas, ponen música o cuentan minutos. Y si los regalamos tendremos que explicar todo lo que pueden hacer.

El «otro» espíritu navideño

Aunque fui a un colegio “de curas” se me suele olvidar sentido espiritual de la Navidad. Aun así, hay noticias que me dejan asombrado, como la del árbol de Navidad de Estepona, el más caro del mundo, valorado en 12 millones de euros. Un usuario de Twitter ironizaba con acierto: “Es lo que Jesús habría querido”, para dejar claro que si nos paramos a pensar en dé qué va la Navidad realmente, ese árbol no tiene ningún sentido. Y si pasamos de la Navidad católica pero tenemos dos dedos de frente también nos damos cuenta de que ese árbol con piedras preciosas de Cartier y Bulgari no tiene ningún sentido.

Son personas peligrosas

Las y los antivacunas son personas peligrosas, así que la decisión de detener al principal instigador de este movimiento en Samoa, donde un brote de sarampión ha dejado 63 personas fallecidas, de las que 52 eran niñas y niños, parece una decisión correcta. En La Voz de Galicia hacen un relato completo de cómo un error médico dio pie en el archipiélago a la difusión de esa teoría absurda sobre que las vacunas son peligrosas y ha acabado con más de 4.200 infectadas e infectados. Si la ausencia de pandemias es lo que ha permitido la proliferación de antivacunas, la existencia de estas plagas acabará con ellos… Y con muchos otros.

Mas, ¿contra Puigdemont?

Alguien tiene que parar la deriva de una parte del catalanismo. Esta verdad incómoda, por suerte, empieza a ser cada vez más extendida y aceptada. De hecho, en ERC lo tienen bastante claro y es el PDeCat el que sigue secuestrado por un líder al que casi nadie se atreve a hacer frente por miedo a que parta por la mitad una estructura ya muy maltrecha. Todo depende de que aparezca un nuevo líder… O reaparezca uno viejo: según El Independiente, Artur Mas podría ser la persona adecuada para desactivar a Puigemont y a todos los suyos, y terminar con el secuestro de un partido, una ideología y hasta casi un país.

Son solo empresas

Ya llevamos unos cuantos años de siglo XXI, de Internet y de revolución digital como para darnos cuenta de que muchos de los mensajes de cambio de paradigma se han quedado en oportunidades de negocio con más o menos fortuna. Así que, como hacen en Xataka, creo que ya podemos dejar de hablar del futuro de Apple, Google o Facebook como bancos porque, por mucha liquidez que atesoren, por mucho que tengan nuestros números de tarjeta y por mucho que conozcan nuestros hábitos… Siguen careciendo de la mecánica. Al final, son solo empresas, enormes y de mucho éxito, pero empresas.

La importancia de tomarse en serio a uno mismo

La música electrónica es un género curioso: muchas y muchos de los que la han escuchado durante un período de su vida se van haciendo mayores y en torno a ella, una vez eliminado de la ecuación el tipo de ocio con el que se le relaciona (como pasa con otros estilos musicales), van apareciendo publicaciones y textos cada vez más interesantes. Relatos de una época o de la transformación de un sonido que, como escribe Javier Blánquez en Beatburger, está hoy presente en muchos otros tipos de música. Por cierto, su texto es además una maravilla del periodismo especializado on-line y por eso lo traigo a la columna.

Las otras cifras de Uber

No entiendo que una compañía que pierde dinero como Uber logre convencer a inversores. No entiendo que la liberalización del sector del taxi (si es que había que hacer esa liberalización) empiece por Uber. Y menos entiendo que Uber hable de la seguridad de sus coches dando cifras como las que ha dado: solo en EE.UU. hubo 3.000 casos de acoso sexual en sus vehículos, el 54% por parte de los conductores, y 235 acabaron en violación. 58 personas fallecieron en un accidente de tráfico a los que hay que sumar 9 personas asesinadas en un servicio de Uber. Dan ganas de montarse en uno, ¿verdad?

Los vehículos… De la extrema derecha

Esto que tuiteaba esta semana Pedro Vallín es muy interesante: “A ver si va a ser verdad que las iglesias evangélicas (y el retroceso del catolicismo tras el pollo que Wojtyła le montó a la Teología de la Liberación) son el principal motor del giro fascistoide de América Latina. Aquí hay un tema”. En efecto, hay un tema porque los movimientos de extrema derecha que van floreciendo por el mundo no son una suma de casualidades. Trump, Orban o Bolsonaro son los más visibles, pero no son los únicos y, sobre todo, no están solos: la conexión entre ellos (y con Vox), vía Evangelismo o poder económico es la clave.

Ironía… O no

Uno no puede decidir nunca con qué se va a molestar otra persona, y menos en esta era de Twitter, de la multiplicación de opiniones y respuestas de quien no tiene nada que decir o de los linchamientos digitales (que afectan, ¡vaya que si afectan!). Así que la víctima de una violación múltiple tiene todo el derecho del mundo a sentirse tan mal como le dé la gana aunque el creador de “el tour de La Manada” hiciera la web con sentido irónico o incluso de denuncia. Sí, la consecuencia real importa más que una idea feliz y on-line, así lo ha sentenciado el juez y, si me apuran, hasta el sentido común.

Vamos a otro jardín: al nuclear

Sí, vivo de Internet y juzgo los chistes por sus consecuencias reales y no sus planteamientos digitales. Sí, navego todo el día entre millones de mensajes sobre tecnología o energías limpias y cada vez tengo más claro que los motores eléctricos solo forman parte de una acción de marketing de las marcas de coches. Seamos claros: si hoy sustituyéramos todo el parque móvil que usa combustible fósil por el que usa electricidad, ¿de dónde sacamos la energía? De las centrales nucleares. Una verdad incómoda que no casa con los mensajes bonistas… Pero que en Francia, como leemos en Xataka, ya han aceptado.

El mayor de los charlatanes

Uno de los mayores vendepeines del sector del coche eléctrico es Elon Musk, que se está forrando vendiendo una marca que lo que mejor hace es perder millones mientras es admirado como una especie de revolucionario tecnológico. Lo único que ha revolucionado Musk, de momento, es el sector del marketing vendiendo coches carísimos por medio de largas listas de espera y rondas de financiación de su ruina, colocando un descapotable en el espacio y haciéndose el concienciado con el planeta y las personas mientras monta estructuras fiscales ventajosas (para Tesla, claro), como leemos en La Información.