Aprovechando el inicio del horario de verano, del 27 al 31 de marzo realizamos la segunda escapada del año por tierras castellanas y aragonesas, teniendo como “campamento base” la ciudad castellanomanchega de Sigüenza, que dista 352 km de Leioa. Desde allí nos desplazamos por tres distintas comunidades, la propia Castilla-La Mancha (Molina de Aragón y el barranco de la Hoz), Aragón (Monasterio de Piedra) y Castilla y León, para visitar el monasterio cisterciense de Santa María de Huerta y la población de Medinaceli. Todos los días hemos visto corzos en los campos.
El lugar que escogimos para pasar las cuatro noches de esta escapada fue el Parador de Sigüenza ****, que justo en estas fechas tenía un precio bastante ajustado, menos de 100 € alojamiento y desayuno, para lo que suele ser el precio habitual. Se trata de un palacio medieval del siglo XII, construido sobre una alcazaba árabe, que fue residencia de los obispos de la ciudad. Conserva también una coqueta capilla románica del siglo XIII. La primera noche me obsequié para cenar con un plato que me apetecía mucho, unas migas alcarreñas.
Como las previsiones daban lluvia para tres días, cosa que luego no sucedió, dejamos para el último la visita a Sigüenza, aunque el día anterior nos desplazamos a un alto para tener una vista panorámica de la ciudad, de la que sobresalen dos edificios, el castillo y la Catedral. Situada a 1004 metros de altitud, la ciudad se prepara a celebrar en 2024 el noveno centenario de su reconquista, a la vez que aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Nuestro recorrido monumental comenzó en la calle Mayor, donde se encuentra la iglesia de Santiago.
Enseguida nos desviamos a la izquierda para seguir nuestra ruta por la calle Alta, donde contemplamos desde fuera dos interesantes edificios, la Casa del Doncel, palacio tardogótico reconstruido en el siglo XV y propiedad de la Universidad de Alcalá de Henares, y la iglesia de San Vicente Mártir, levantada en honor del que se convirtió en el santo patrón, pues en su festividad, 22 de enero de 1124, se produjo la reconquista. Pasamos por la plazuela de la Cárcel y luego, sucesivamente bajo tres puertas de las murallas de la ciudad (siglos XII y XV), la del Hierro, la del Portal Mayor y el Arquillo de San Juan.
Enseguida llegamos a uno de los lugares emblemáticos de Sigüenza, la Plaza Mayor, que está porticada en dos de sus cuatro lados. Bajo un lateral existen varios locales de hostelería. En uno de ellos, el Mesón Los Soportales, hicimos una pausa para tomar un vino. La empedrada plaza está presidida por el edificio renacentista del Ayuntamiento. Donde finalizan los soportales se encuentra la Puerta del Toril, por donde discurre la Ruta de Don Quijote. En el otro lateral, frente al Ayuntamiento, tenemos la Catedral, con la puerta del Mercado y la torre del Gallo asomándose a la plaza.
El tiempo amenaza lluvia, así que ha llegado la hora de finalizar la ruta y visitar la Catedral de Santa María (precio de la entrada: 6 €), a la que accedemos por la portada principal, situada entre las dos torres de unos 41 metros de altura, que llevan por nombres “Las Campanas (siglo XIV) y “Don Fadrique” (siglo XVI). Visitamos el claustro, en el que se encuentra el Museo Catedralicio, que ocupa las Salas Capitulares. Lo que más me gustó fue la colección de tapices, del siglo XVII. También vimos los faroles que, al anochecer del domingo siguiente al 16 de agosto, salen en procesión acompañando a la Virgen de la Mayor. No pudimos ver, por estar cedido temporalmente al Museo de Goya de Zaragoza, el cuadro «Anunciación», de El Greco.
Es la cuarta vez que viajo a Sigüenza y que entro en la Catedral, cuya belleza no deja de sorprenderme. Además, al haber pasado casi 14 años de mi última visita, casi no recuerdo nada de su interior, salvo un lugar, al primero que me dirigí, pues es el más emblemático. Se trata de la capilla del Doncel, que cuenta con varios sepulcros de una misma familia, siendo el más conocido el de Martín Vázquez de Arce, obra maestra del gótico tardío. Otro encantador lugar es el retablo de Santa Librada, del siglo XVI.
Aunque no es nuestra costumbre visitar este tipo de museos, como chispea y el precio de la Catedral incluye la entrada al Museo Diocesano, decidimos visitarlo. Además se encuentra enfrente, ocupando un bello palacete neoclásico, del siglo XVI, conocido como “antigua casa de los Barrena”. La verdad es que las dos plantas que ocupa están muy bien organizadas, resultando muy agradable su visita, albergando unas 200 obras de los siglos XII al XX.
En 2008 hicimos una etapa de la Ruta del Cid entre Alcolea del Pinar y Sigüenza, parte de la cual discurría por el Parque Natural del Barranco del Río Dulce, un hermoso lugar para el que seleccionamos una ruta en esta ocasión. Como era el único lugar de esta escapada que no conocía y el tiempo no estaba garantizado, el día de nuestra llegada, tras instalarnos en el Parador y comer, nos desplazamos unos 10 km hasta Peregrina, una pedanía de Sigüenza presidida por las ruinas de un castillo. De allí parte un hermoso recorrido circular de menos de 5 km que discurre por el citado parque natural y más en concreto por la Hoz de Peregrina, lugar preferido por Félix Rodríguez de la Fuente, para rodar la serie “El Hombre y la Tierra”, teniendo aquí un campamento de rodaje que ahora se rememora. Es por ello que Peregrina suele estar muy masificado en verano, especialmente los fines de semana. Ahora había muy poca gente.
Esta ruta se puede alargar otro tanto para llegar hasta la cascada de Gollorio, cosa que descartamos pues el acceso es muy aéreo y hay que trepar un poco agarrándote a un cable. Esto nos lo confirmó un chico con el que coincidimos en nuestra ruta, quien nos recomendó desplazarnos en coche hasta el mirador dedicado a Félix Rodríguez de la Fuente (2,5 km), desde el que se ve la cascada. También nos aconsejó que continuáramos por la carretera que se dirige a la A-2 hasta llegar a una pista transitable por la que circulamos durante un poco, para luego caminar un cuarto de hora por un GR que discurre por la cima del acantilado hasta llegar a un mirador, desde el que se tiene una magnífica vista de la cascada y de la poza en la que cae el agua. Nos han gustado las dos rutas.
Anochece cuando regresamos a Sigüenza. Hemos cumplido el plan previsto para la primera jornada. Todavía nos queda por delante el Barranco de la Hoz, Molina de Aragón, el Monasterio de Piedra, Santa María de Huerta y, de regreso a casa, Medinaceli, pero de estos lugares espero hablarte más adelante. La escapada continúa.