Crucero por el Caribe

Han pasado siete años pero parece que fue ayer cuando estuvimos dos semanas por el Caribe, en concreto del 29 de enero al 15 de febrero de 2016, la primera de ellas en un crucero por diferentes islas y la segunda en la francesa isla de Guadalupe. Volamos a esta isla con Air France, teniendo que cambiar en París de aeropuerto, pues el vuelo de Bilbao llega al de Charles de Gaulle y el de Pointe-à-Pitre sale del de Orly, Salimos a las 07:25 de la mañana con bastante frío y aterrizamos en nuestro destino a las 18:40 h (3 horas menos que aquí), con un calor y una humedad terrible. Como no nos gusta arriesgar, llegamos un día antes de la salida del crucero, alojándonos en el sencillo Hotel Saint John Perse **, situado cerca de la terminal de cruceros.

El 30 de enero aprovechamos para tomar contacto con la ciudad más poblada de Guadalupe, Pointe-à-Pitre, que cuenta con el interesante Memorial ACTe, dedicado a la memoria de la esclavitud. Como lo teníamos al lado del hotel, por la mañana temprano nos acercamos al animado Marché de la Darse (cierra los domingos, cuando la ciudad se aletarga), contemplando también a los pescadores y a los pelícanos. Visitamos también Saint-Pierre et Saint-Paul, “la Catedral de hierro” y el colorista Mercado Central. También vimos a un grupo de Gwo-ka, tambor grande criollo, que desde 2014 forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.

Aunque no zarpaba hasta la una de la madrugada, a media tarde embarcamos en el crucero Costa Favolosa, en el que pasamos siete noches. Antes estaba en contra de los cruceros, pero tras realizar uno por Emiratos y Omán, me animé a realizar éste. La verdad es que resulta muy cómodo estar siete noches en la misma habitación, viajar por la noche y cada día conocer un nuevo destino. Eso sí, nunca hemos utilizado ni la piscina ni el jacuzzi. Construido en 2011, nuestro barco tiene 290 metros de eslora, 35,5 de manga y 17 puentes, con capacidad para 3.800 pasajeros y 1.110 tripulantes.

Nuestro primer destino es Basseterre, capital de Saint Kitts and Nevis, el estado independiente más pequeño del continente americano, tanto en tamaño como en población. Sólo estuvimos desde las 12:00 hasta las 17:30 h del 31 de enero, así que nada más llegar contratamos los servicios de una furgoneta con conductor para desplazarnos los dos hasta Brimstone Hill Fortress, una de las fortalezas históricas mejor conservadas de América, que forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. A la entrada vimos un par de monos. De nuevo en Basseterre nos acercamos a The Circus y a Independance square, donde se encuentra la Catedral. Antes de embarcar contemplamos a un grupo del Carnaval y nos tomamos una piña colada en un chiringuito, al que volvimos dos años después.

El 1 de febrero tuvimos muchas horas de navegación. así que pasamos bastante tiempo en la cubierta del Costa Favolosa, contemplando a las diferentes aves que se acercaron al crucero. En torno a las 13:30 h atracamos en el puerto de La Romana, en la República Dominicana. Como esta ciudad no nos dice nada, optamos por quedarnos en el barco y bajar a media tarde a tomar algo en un chiringuito situado cerca de él. Esta noche no navegamos, pero al día siguiente tocaba madrugón.

El 2 de febrero tocó desayunar a las 6 de la mañana, ya que el barco zarpaba a las 7 y antes teníamos que salir de él, pues nos apuntamos a una excursión que nos llevó a Santo Domingo, la capital del país, cuya ciudad colonial forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. De esta ciudad ya escribí el 2 de febrero de 2021: https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2021/02/02/santo-domingo-republica-dominicana-patrimonio-de-la-humanidad/, pero os recuerdo que lo más destacado fue el Palacio Nacional, la Fortaleza Ozama, la Catedral y la Plaza de España, a la que se asoma el Alcázar de Colón. Tras una comida con folklore en el Restaurante Atarazana, tuvimos que salir a la carrera hacia Punta Romana (unas 2 horas de viaje), donde cogimos una embarcación que en media hora nos acercó a donde se encontraba nuestro crucero, cerca de la costa de la bucólica Isla Catalina. De allí zarpamos a las 5 de la tarde.

3 de febrero. Tanto correr en Santo Domingo y hoy tenemos 8 horas en la parte holandesa de la isla de San Martín, compartida con Francia, llamada oficialmente Land Sint Maarten, que goza de un status especial, no formando parte de la Unión Europea. Tampoco tienen como moneda el euro sino el Florín de las Antillas Neerlandesas. Llegamos a su capital Philipsburg, sobre las 13 h. Al salir del barco nos sorprendió una fuerte tormenta, que hizo que nos retrasásemos para buscar un taxi, que nos llevara al otro extremo de la isla, al Sunset Beach Bar, situado en Maho Beach, desde el que disfrutar del principal atractivo de la isla, presenciar la llegada del gigantesco Airbus A340 de Air France, que aterrizó pasando sobre nuestra cabeza sobre las 14:55 h. Un atasco hizo que llegáramos con cierta angustia, pues se tarda media hora en el taxi, que tuvimos que pagar en dólares USA.

4 de febrero. Cambiamos de país. Hoy toca Antigua and Barbuda, formado por un conglomerado de islas, dedicando la jornada a recorrer la de Antigua. A las 8 de la mañana el Costa Favolosa llegó a Saint John’s, en cuyo puerto permaneció hasta las 6 de la tarde. Nada más llegar contratamos un taxi para recorrer la isla, deteniéndonos sucesivamente en Liberta, el Centro de interpretación de Dow’s Hill, Dockyard Museum, Guard House y el mirador de Shirley Heights, desde el que se tiene la más hermosa vista de la isla. De vuelta a Saint John’s nos acercamos a la Catedral y a las restauradas casas coloniales, antes de ser despedidos, a pie del crucero, por personajes del Carnaval.

5 de febrero. La francesa isla de Martinica fue el siguiente destino del crucero. A las 9 de la mañana llegamos a su capital, Fort-de-France, contemplando desde el barco el Fuerte Saint-Louis. Una vez en tierra recorremos la ciudad, descubriendo monumentales edificios como la Biblioteca Schoelcher, el Espacio Cultural Camille Darsière, la Prefectura, el Pavillon Bougenot, el Ayuntamiento, la Catedral y el moderno Palacio de Justicia. Por supuesto no faltó la visita a los mercados cubierto, muy colorista, y del pescado. La ciudad nos recibió con ambiente carnavalero. Nos ha gustado, así que prometimos volver. De ello os hablé el 28 de enero de 2020: https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2020/01/28/de-crucero-por-el-caribe-y-2-grenada-st-kitts-nevis-y-martinica/. A las 21 h nuestro barco zarpó con rumbo a su destino final.

6 de febrero. A las 8 de la mañana el Costa Favolosa amarra en la ciudad de la que salió hace una semana, Pointe-à-Pitre, la más importante de la isla de Guadalupe. Allí cogimos un taxi que nos trasladó a Le Dossier, al Karibea Beach Resort Clipper ***, un hotel situado junto a una paradisíaca playa, en el que pasamos una semana, aprovechando para recorrer la isla y disfrutar del Carnaval, pero eso es otra historia de la que ya os hablé los días 15 y 22 de febrero del pasado año: https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2022/02/15/guadalupe-el-caribe-frances-1-pointe-a-pitre/ y https://blogs.deia.eus/de-leioa-al-mundo/2022/02/22/guadalupe-el-caribe-frances-2-rumbo-al-sur-de-grande-terre/.

Nos gustó tanto esta experiencia caribeña que la repetimos dos años después, del 26 de enero al 8 de febrero de 2018, cambiando de islas y de punto de partida y de estancia final, optando en esa ocasión por la isla de Martinica.

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