Sepúlveda y las Hoces del río Duratón (Segovia)

Escribo estas líneas cuando todavía ignoro en qué fecha podré desplazarme con libertad y seguridad por otras comunidades pero, como creo que este año viajaremos sobre todo por otros lugares del estado, he recordado un lugar que siempre me ha agradado. Se trata de Sepúlveda, población segoviana de un millar de habitantes. Distante 318 km de Leioa, está declarada conjunto histórico-artístico y forma parte de los pueblos más bonitos de España. Además de tener oportunidad de comer un rico cordero asado, podemos realizar un precioso recorrido a pie por las Hoces del río Duratón. Las fotos que ilustran este reportaje las tomé en una escapada realizada del 29 al 31 de mayo de 2009. Es la entrada nº 100 de este blog, que comencé el 26 de febrero de 2019.

Entre los edificios de interés monumental tenemos la iglesia de Santiago, románica del siglo XII, cuyo interior ha sido convertido en la sede de la Casa del Parque de las Hoces del Río Duratón, reuniendo una interesante colección de fotografías de aves. La iglesia tiene una sola nave rectangular y un ábside de estilo mozárabe. Cuenta también con una cripta subterránea, con tumbas del siglo X.

Sepúlveda fue un importante enclave defensivo durante la Edad Media, conservando algunos tramos de la muralla. Accedemos al casco antiguo por la Puerta Ecce-Homo, deteniéndonos ante la iglesia de San Bartolomé, románica de los siglos XI-XII. Nuestro destino es la Plaza de España, centro neurálgico de la población, en el que se celebraban las ferias y bailes populares además de las corridas de toros. En ella se encuentra el edificio del Reloj, del siglo XVII, que está adosado a uno de los torreones del que fuera castillo de la localidad. Es el rincón urbano que más me gusta.

Nos dirigimos ahora a la parte más alta de la villa, donde se encuentra la iglesia de San Salvador, cuya construcción se inició en el siglo XI (año 1093), por lo que está considerada como la más antigua de la provincia de Segovia y uno de los mayores exponentes del románico sepulvedano. Desde 1931 está declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento.

Completamos nuestro recorrido por Sepúlveda acercándonos hasta el santuario de de la Virgen de la Peña, iglesia románica del siglo XII, que cuenta con una sola nave y una torre, también románica, adosada al muro norte. Destaca el pórtico de entrada y, en su interior, el retablo barroco del siglo XVIII, con la imagen de la Virgen de la Peña, románica, probablemente del siglo XII. Fue declarada Monumento Nacional en 1931.

Además de para comer cordero y ver iglesias románicas, nos hemos desplazado a Sepúlveda para caminar por el Parque Natural de las Hoces del río Duratón, un lugar de extraordinaria belleza, a lo que dedicamos el día siguiente de nuestra llegada. Junto al santuario de de la Virgen de la Peña tenemos un mirador que nos da idea de cómo es el cañón que vamos a recorrer. Abandonamos Sepúlveda saliendo por la Puerta de la Fuerza, resto de la antigua muralla, rodeada de campos cubiertos de amapolas.

Caminamos por la Senda de los Dos Ríos, sendero circular señalizado que permite ver el cañón del Duratón y buena parte del patrimonio de Sepúlveda. Tiene 5,2 km de recorrido y un desnivel de tan solo 80 metros, por lo que se realiza sin dificultad en menos de hora y media, parando a sacar fotos. Caminamos primero por una antigua calzada romana hasta introducirnos en el cañón. Pronto pasamos por una chopera y el camino parece estar nevado, debido a la pelusa que suelta este árbol por estas fechas, conocida como los copos de nieve de los chopos.

Seguimos caminando por la Senda de los Dos Ríos mientras disfrutamos de las vistas del cañón, sobre el que sobrevuelan los buitres. Descendemos hasta el puente Tolcano mientras emprendemos el regreso hasta el punto de partida. Ahora toca subir un poco para pasar por otros restos de la muralla, antes de divisar una extraordinaria vista del conjunto monumental de Sepúlveda. El recorrido nos ha encantado. Merece realmente la pena.

Al día siguiente, antes de regresar a casa, nos dirigimos hasta la ermita de San Frutos, construcción románica de siglo XII, dedicada al patrón de Segovia. Dista tan solo 16,5 km de Sepúlveda y su emplazamiento es espectacular, a modo de balcón sobre un meandro que forma el río Duratón. Es probablemente el lugar más hermoso del Parque Natural de las Hoces del río Duratón. Al aparcamiento se accede desde el pueblo de Villaseca por una pista de tierra, teniendo luego que caminar un cuarto de hora para llegar a la ermita. Como el día está radiante, aprovechamos para dar un agradable paseo de 4 km por la Senda de la Molinilla. La escapada ha concluido.

La vuelta a Islandia (1)

Veo muy lejano todavía el día en que podamos viajar con libertad y seguridad por el mundo. De no haber sufrido la pandemia, en estas fechas estaría a punto de salir a uno de estos tres destinos: Madagascar, Kenya o Armenia. Sin embargo aquí sigo y sin poder hacer planes futuros. En junio he viajado por numerosos países, así que a lo largo de este mes iré rememorando uno de ellos, Islandia, un país que me encantó sobre todo por su generosa naturaleza. Era el segundo viaje que realizaba a ese país, aunque el primero fue más breve. Al que ahora me refiero lo realicé del 6 al 21 de junio de 2014. Volamos dos parejas con Lufthansa a Reykiavik, vía Düsseldorf, alquilando allí un coche para dar la vuelta a la isla. En el fondo del maletero llevábamos nuestro secreto, una serie de “vicios” que allí sería difícil de encontrar y una botella de vino de Rioja para cada día, que tomábamos cuando llegábamos a nuestro destino, antes de cenar. Ocho de ellas las compramos en el Duty Free del Düsseldorf International Airport. El precio en Islandia es muy caro.

Dos horas de vuelo desde Bilbao y a las 15:00 aterrizamos en Dusseldorf, ciudad en la que había pernoctado dos noches pero que no conocía. Como hasta las 21:35 no salia nuestro vuelo a Reykiavik y el día estaba espectacular, decidimos coger el tren y trasladarnos al centro de la ciudad. Hay servicios constantes y el viaje tan solo dura de 5 a 7 minutos. Como no disponemos de mucho tiempo, nos limitamos a recorrer el entorno cercano a la estación central, el Altstadt, el barrio más famoso de la ciudad, que literalmente significa «ciudad vieja», así como la Basílica de San Lamberto (St. Lambertuskirche), del siglo XIV y estilo gótico. Nos ha gustado lo que hemos visto, pero tenemos por delante casi tres horas y media de vuelo hasta el Reykjavik Keflavik International Airport donde, debido al cambio de hora, aterrizamos a las 11 de la noche, bueno del día, pues durante el mes de junio casi no hay noche. La última imagen está tomada casi una hora después. Nada más llegar nos trasladaremos al hotel, situado a tan solo 6,8 km del aeropuerto, el Bed and Breakfast Keflavík Airport ***.

7 de junio. Hoy tenemos uno de los días más largos de viaje, 406 km por la costa occidental de la isla. El paisaje es espectacular y eso que acabamos de empezar la ruta. Pronto nos detenemos ante numerosos montones de piedras apiladas. El punto fuerte de hoy consiste en recorrer el Parque Nacional de Thingvellir (Þingvellir), donde se congregó por primera vez, en el año 930, la asamblea que representaba a todos los habitantes de Islandia, que siguió reuniéndose al aire libre hasta 1798. En 2004 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un sendero nos lleva por la gran falla Almannagjá, que divide los continentes europeo y americano. Caminamos también hasta la cascada Öxarárfoss y visitamos la iglesia de Þingvallakirkja, situada junto a la granja de Þingvallabær, residencia oficial de verano del primer ministro.

Por la tarde continuamos el viaje por los valles internos de Borgarfjörđur, teniendo que circular ahora por una pista de tierra que discurre por una meseta, a unos 700 metros de altitud, rodeada de pequeños glaciares y montañas. Por primera vez tenemos ocasión de pisar la nieve. El lugar es extraordinario y completamente solitario, pero nos preocupa qué hacer si tenemos un incidente, pues casi no hay tráfico al estar avanzada la tarde. Poco a poco vamos descendiendo, contemplando alguna pequeña cascada antes de llegar a la población costera en el que se encuentra el Hotel Olafsvik ***, en el que pasaremos las dos próximas noches.

8 de junio. Hoy disponemos de todo el día para recorrer y explorar los paisajes de la península de Snæfellsnes, unos 100 km, regresando a pernoctar a Ólafsvík. Qué bien no tener que cambiar de hotel. Vemos una colonia de eider común y gaviotas anidando. Al intentar caminar por una carretera, por primera vez somos atacados por un grupo de charrán ártico. Buena lección pues nos sucederá más veces, ya que anidan en el suelo en los prados cercanos. Es bueno caminar con gorrro, para que no te den picotazos en la cabeza y, mejor, paraguas, para protegerte de sus excrementos con los que te bombardean. Vemos también una pequeña granja tradicional.

Continuamos recorriendo la península de Snæfellsnes por la costa de Kardsvik, caminando hasta el faro del cabo de Öndverðarnes, desde el que podemos admirar coladas de lava. Más adelante vemos un pequeño rebaño de ovejas y una solitaria foca. Continuamos por la ruta de los faros dirigiéndonos al de Skalasnagaviti, desde donde contemplamos el nevado volcán Snæfellsjökull y una hermosa formación rocosa en el acantilado. Seguimos por la zona de cráteres Hólahólar, deteniéndonos en uno de forma semicircular, Saxhóll. Todavía tenemos un faro por delante, el de Malarriff.

Como los días son muy largos, seguimos recorriendo la península de Snæfellsnes, conocida como la “Islandia en miniatura”, teniendo la primera cita en Lóndrangar, un par de agujas de roca escarpadas a orillas del mar. De allí nos dirigimos a Hellnar, un antiguo pueblo pesquero que cuenta con un centro de interpretación y una coqueta iglesia, desde la que se tiene espectaculares vistas. De aquí nos dirigimos a la playa de Arnarstapi, que cuenta con una curiosa escultura. Muy cerca tenemos uno de los lugares más vistosos de la jornada, el Arco de Gatklettur. Antes de regresar al Hotel Olafsvik nos detenemos a fotografiar una cascada.

9 de junio. Hoy toca nuevo día de desplazamiento, más de 400 km por el noroeste de la isla, para ir desde Olafsvik hasta Varmahlid (Skagafjördur), donde pasaremos las dos próximas noches. La primera parada la efectuamos en Grundarfjordur, continuando hacia Stykkishólmsbær, para visitar su moderna iglesia (1990), obra del arquitecto finlandés Jon Haraldsson. De allí nos dirigimos a Hvammstangi, villa pesquera en la que pudimos ver secaderos de pescado y algunas colonias de eider común. Dos jóvenes corderos llaman nuestra atención antes de detenernos en Hvítserkur para fotografiar una solitaria foca y una curiosa formación rocosa. Continuamos la ruta pasando junto a un buen grupo de los tradicionales caballos islandeses y nos detenemos en Blonduos, para visitar otra modernísima iglesia. Concluimos la jornada en el Hotel Varmahlíd ***, donde para cenar me obsequio con un solomillo.

10 de junio. Volvemos 8 km hacia atrás para visitar la granja Glaumbær o Museo Etnográfico de Skagafjörður, pues no nos dio tiempo ayer. Está dedicado a las viejas granjas de turba y muestra la forma de vida rural de los granjeros de los siglos XVIII y XIX. Como en Islandia no había madera, para el armazón y el revestimiento de la casa se utilizaban piezas de césped seco. Las pequeñas casas están unidas por un corredor central interior, que evita salir al exterior cuando la nieve alcanza mucha altura. Al lado hay una pequeña iglesia.

Regresamos a Varmahlíd y continuamos la ruta hacia el norte. Tenemos por delante 240 km entre ida y vuelta. Nuestro primer destino es el fiordo Skagafjordur, un lugar lleno de encanto y una de las estampas tradicionales de Islandia: mar, campos floridos montañas nevadas, caballos, colonias de eider común y otras aves, pequeñas casas… En el centro de este paraíso está el pueblo pesquero de Hofsos. Además nos ha salido un día extraordinario. En las dos veces que he estado en Islandia ha hecho mucho mejor tiempo en el norte que en el sur.

Ha salido un día tan bueno que hay que aprovecharlo, así que continuamos nuestra ruta hasta Siglufjörður, pequeña localidad pesquera situada en el fiordo del mismo nombre. Es un lugar de postal con grupos de gaviotas y de patas con sus patitos. Es el punto más al norte que alcanzaremos en el viaje. De regreso a Varmahlíd nos desviamos un poco de la ruta para visitar la Catedral de Hólar, la iglesia de piedra más antigua de Islandia. Al lado se encuentra la torre de 27 metros de altura, construida en 1950. Cerca de Hólar se encuentra Nyibaer, una granja de madera y techos de turba construida en 1860. El viaje continúa.

Escapada a Fuente Dé (Cantabria)

Tras dos meses y medio sin poder desplazarme con libertad, tengo muchísimas ganas de poder estar en un entorno natural. Aunque la propuesta de hoy la he realizado en varias ocasiones, he querido rememorar la efectuada entre el 21 y el 23 de mayo del lejano 2010, por situarme en unas fechas como en las que ahora nos encontramos. Cómo me gustaría poder repetirla ahora, máxime con el tiempo tan espectacular que nos acompañó, no como dos años antes, por las mismas fechas, en la que los protagonistas fueron la niebla y la lluvia. Nuestro campamento base estuvo en Fuente Dé, a 219 km de Leioa, desde donde hicimos la ruta a pie desde el mirador de El Cable hasta Espinama y regreso a Fuente Dé.

Aprovechando una oferta de 2×1, nos alojamos en un lugar espectacular, el Parador de Fuente Dé ***, un moderno hotel de montaña ubicado en un idílico paraje a los pies de las montañas del Parque Nacional de Picos de Europa, junto al conocido teleférico. Para las cenas optamos por el restaurante del coqueto Hotel Rebeco **, donde se quejaban de que les resultaba imposible competir con las ofertas de alojamiento del Parador.

Situado en el corazón de los Picos de Europa, el Teleférico de Fuente Dé salva un desnivel de 753 metros, subiendo a los pasajeros desde los 1070 metros a los que se encuentra Fuente Dé, hasta los 1823 metros de altitud de la estación superior, en menos de 4 minutos, a una velocidad de 10 m/s. La longitud del cable es de 1.450 metros. El precio del viaje de ida y vuelta es de 18 €, uno menos en temporada baja. Existen descuentos para grupos y federados en montaña.

Éste es el perfil de la ruta que vamos a realizar, tramo El Cable-Fuente Dé, con casi todo el recorrido de descenso. Son 14,5 km, que se realizan con total tranquilidad en menos de 4 h, alargándose un poco más, si, como en nuestro caso, decides bajar a Espinama y luego subir hasta Fuente Dé.

Desde el mirador de El Cable tenemos una vista casi aérea del Parador, rodeado de verdes praderas. Menudo contraste con lo que tenemos encima, los Picos de Europa cubiertos de nieve. La temperatura también ha descendido pero, con el día tan soleado que hace, enseguida nos tenemos que quitar ropa.

Comienza nuestra ruta, teniendo que subir un poco hasta la Horcadina de Covarrobles (1925 m). Son poco más de 100 metros de desnivel pero, en frío, cuesta un poco de esfuerzo. Será el único desnivel ascendente que tengamos que salvar hasta llegar a Espinama. El paisaje es extraordinario y en ocasiones tenemos que caminar sobre la nieve, viendo a varias personas que realizan el recorrido con esquís de travesía.

Iniciamos el largo descenso que nos llevará a Espinama siguiendo caminado sobre la nieve. Enseguida pasamos cerca del Chalet Real, edificado por la Real Compañía Asturiana de Minas para residencia de los ingenieros. Fue el lugar de acogida del rey Alfonso XIII en una visita en 1912 a los Picos de Europa para cazar rebecos. Destaca por sus colores rojo y blanco en medio de una pradera verde. Enseguida llegamos a nuestra primera parada, situada a 1670 metros de altitud, en el antiguo refugio de Áliva, ampliado y convertido en hotel a 80 € la noche, gestionado por CANTUR.

Continuamos el descenso hacia Espinama por una pista transitable para vehículos, caminado en algunos momentos por una especie de trinchera abierta en la nieve. A veces se pega al arroyo de las Salgardas. En las Portillas del Boquerón hacemos un alto en el camino, observando a unas ovejas y viendo que el mastín que las guarda se acerca a nosotros con tranquilidad. Al principio nos asusta, pero pronto vemos que viene en son de paz, probablemente en busca de comida. Está muy tranquilo y se deja acariciar por mi mujer.

Continuamos el descenso por la pista, viendo que en las proximidades se desploman pequeñas cascadas debido al deshielo. El día está resplandeciente y, ahora que hemos descendido bastante, hace calor. La siguiente cita es con los llamados Invernales de Igüedri, de gran valor para el patrimonio etnográfico, ya que fueron refugio de los pastores y del ganado, cuando era trasladado a los pastos de altura. Según nos acercamos a Espinama podemos contemplar varios prados en los que pastan las vacas. El paisaje sigue siendo impresionante.

Seguimos caminando por la pista, que discurre en muchos tramos paralela al río Nevandi. Al fin llegamos al pueblo lebaniego de Espinama, perteneciente al municipio de Camaleño, que está situado en una hondonada rodeada por montañas, en el lugar en el que el río Nevandi desemboca en el Deva. Ha llegado la hora de poder tomar algo, antes de emprender la subida hasta nuestro punto de partida, el Parador de Fuente Dé, del que nos separan unos 3 km, caminando por un sendero próximo a la carretera. La marcha ha resultado preciosa.

Antes de emprender el regreso a casa, damos un paseo por Potes, la capital de la comarca de Liébana. La villa de Potes conserva numerosas edificaciones de interés, por lo que está declarada Conjunto Histórico, destacando la Torre del Infantado. Conocida como la como la villa de los puentes y de las torres, también son dignos de mención la iglesia de San Vicente y la parte vieja. Se ha echado la hora de comer así que aprovechamos para ello.

Como ya hemos estado en otras ocasiones esta vez no lo hemos hecho, pero si dispones de tiempo te recomiendo visitar un par de lugares antes de llegar a Potes. A 15 km de Fuente Dé se encuentra Mogrovejo, un precioso pueblecito rural declarado Conjunto Histórico. 9 km después, ya cerca de Potes, tenemos el monasterio de Santo Toribio de Liébana que, según la tradición, cuenta con una reliquia del Lignum Crucis, el trozo más grande conocido de la cruz en la que murió Jesucristo.

Tras la comida emprendemos el regreso a casa, para no pillar los atascos de la A-8. Tenemos por delante 196 km para llegar a Leioa. La “escapada” ha concluido.

Municipios de Bizkaia (1)

El proceso de transición hacia la “nueva normalidad” nos va a impedir viajar a destinos más lejanos durante un tiempo, así que poco a poco os iré mostrando los diferentes municipios de mi provincia, Bizkaia. Son 112 y los recorrí entre los años 2012 y 2016. Las fotos están tomadas entre el 06/09 y el 30/10 de 2012. De cada municipio, incluiré los que en mi opinión son los sitios de mayor interés, la altitud a la que se encuentra el Ayuntamiento y el punto más elevado, por si os animáis a caminar. Esto último está sacado del libro “Los techos municipales de Bizkaia”, de “Kartajanari”, editado por Pyrenaica, en cuya web tenéis el listado completo. En esta entrada irán los diez primeros en orden alfabético y, dado que “toca” Abadiño, al final os propongo dos itinerarios a pie, accesibles a todo el mundo, saliendo desde el puerto de Urkiola. El primero consiste en subir a la cima del monte Saibi. El segundo, en caminar por una pista hasta Asuntze, magnífico mirador sobre la cresta Alluitz-Anboto.

ABADIÑO. Lugares de interés: Parque Natural de Urkiola, santuario de los Santos Antonios en Urkiola, iglesia de San Torcuato, Torre de Muntsaratz y Conjunto Juradero de Guerediaga.

Altitud: 133 m. Punto más elevado: cima del Alluitz (1034 m). Otras cimas de interés son Urkiolagirre (1008 m), Saibi (954 m) y Astxiki (785 m)

ABANTO-ZIERBENA. Lugares de interés: Cuenta con dos núcleos principales, Gallarta, donde nació Dolores Ibárruri «La Pasionaria» (1895-1989) y Las Carreras. En el primero de ellos obligatoriamente hay que visitar el Museo de la Minería, actividad muy vinculada a este municipio. En Las Carreras destacan dos edificios, Villa Matiena (neoclásico de 1839) y Villa Casuso.

Altitud: 125 m. Punto más elevado: Peña de la Cruz (522 m).

AJANGIZ. Lugares de interés: Pequeño municipio de 474 habitantes, próximo a Gernika, cuenta con dos núcleos de población. En Mendieta sus principales edificios son la iglesia de la Ascensión del Señor, la Casa Cural, el Ayuntamiento y la Herriko Taberna. En Kanpatxu destacan el Palacio de Aristieta y la Casa Torre Mentzeta.

Altitud: 60 m. Punto más elevado: Urgogana (252 m).

ALONSOTEGI. Lugares de interés: Situado a orillas del río Cadagua y lugar de nacimiento del lehendakari Iñigo Urkullu, destacan los edificios del Ayuntamiento y la iglesia de San Bartolomé, aunque particularmente me quedo con las viviendas obreras de Barrankale. En Irauregi, la ermita de San Antolín.

Altitud: 20 m. Punto más elevado: Ganekogorta (999 m). Otras cimas de interés son el Ganeta (685 m) y Arrolatza (454 m).

AMOREBIETA-ETXANO. Lugar de nacimiento del montañero Andrés Espinosa, tiene muchos sitios de interés, aunque considero el principal la iglesia de Santa María de la Asunción, que se asoma al río  Ibaizabal. Otro templo de interés es Andra Mari, en Etxano. Una escultura emblemática es “La patata”, de Nagel. También me gusta la Herriko Plaza, presidida por el edificio del Ayuntamiento.

Altitud: 68 m. Punto más elevado: Cresta Este de Kañometa (755 m), pese a que la cima más conocida es el Bizkargi (555 m).

AMOROTO. Lugares de interés: Situado entre Markina y Lekeitio, este pequeño municipio cuenta con tan solo 410 habitantes, distribuidos en cuatro barrios; Elexalde, Odiaga, Ugaran y Urrutia, aunque el 50% viven en el primero de ellos. Entre sus edificios destaca la parroquia de San Martín, de estilo gótico-barroco, aunque con lo que más disfruté fue observando sus hermosos y antiguos caseríos y la coqueta ermita de San Miguel.

Altitud: 185 m. Punto más elevado: Iturrandi (346 m), cumbre secundaria de Arranomendi.

ARAKALDO. Lugares de interés: Es un pequeño municipio de tan solo 2,63 km² y 159 habitantes, fronterizo con Araba (Laudio), por el que discurre el río Nervión. Su rincón más notable es la plaza, a la que se asoman el Ayuntamiento y la majestuosa iglesia de Santa Marina. Curioso resulta también el edificio que ocupa el Hotel Errekagain, situado a orillas de la carretera.

Altitud: 143 m. Punto más elevado: Loma W. de Elorriaga (634 m). La cima más alta es Egustusgana (457 m).

ARANTZAZU. Lugares de interés: Seguimos recorriendo municipios pequeños, que quizás no conozcáis y que resultan de lo más agradables. Toca el turno ahora a uno de 3,80 km² y 395 habitantes, atravesado por el río Arratia y ubicado junto a Igorre. Destacan aquí las vistas sobre el macizo de Itxina y la hermosa parroquia de San Pedro Apóstol, del siglo XII, que cuenta con un atractivo retablo barroco. También me gustaron el edificio del Ayuntamiento y la ermita de San Miguel de Turture.

Altitud: 94 m. Punto más elevado: Kukutza (316 m).

AREATZA. Lugares de interés: Conserva un interesante casco urbano, declarado Conjunto Monumental en 1996. Cuenta con destacables edificios como la iglesia parroquial de San Bartolomé, edificada a mediados del siglo XIV y ampliada en el año 1513, el Palacio de Gortázar, antigua torre de fines del siglo XV, la Casa Consistorial, obra de Luis de Bengoechea, el convento de Santa Isabel o el edificio que ocupa el Batzoki. Recorriendo las calles Askatasun, Bekokale, Errukine y Goiko, iremos descubriendo notables construcciones. También tenemos que visitar el Gorbeiako Parketxea, Centro de Interpretación del Parque Natural de Gorbeia.

Altitud: 135 m. Punto más elevado: Cara NW de Igalirrintza (1165 m). La cima más conocida es el Upo (608 m)

ARRANKUDIAGA. Lugares de interés: Población de 968 habitantes situada a orillas del río Nervión, cuenta con un edificio destacado, la iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción, del siglo XVIII. También es reseñable la Casa Consistorio, caserón barroco del siglo XVIII. Sin embargo, siempre me ha atraído más el barrio de Zollo, situado entre las cimas que luego os comento, en un entorno eminentemente rural. Cuenta con un coqueto rincón en torno a la iglesia de San Martin Obispo, construida por los habitantes de de la localidad en el año 1518. En el siglo XVIII se le adosó la torre-campanario y la sacristía en estilo barroco.

Altitud: 135 m. Punto más elevado: Ganekogorta (999 m). Otra cumbre principal es Kamaraka (797 m)

Para caminar

Esta propuesta parte de Urkiola (Abadiño), puerto situado a 700 metros de altitud y consiste en subir a la cima del monte Saibi (954 m). Casi todo el recorrido se efectúa por una pista, teniendo que salvar una distancia de 2,3 km y algo más de 250 metros de desnivel. El punto de partida se sitúa junto al aparcamiento del Restaurante Bizkarra, empezando la ruta dejando a un lado el Centro de Interpretación del Parque Natural de Urkiola. El camino está balizado con marcas de GR, invirtiendo unos 45 minutos hasta la cima, desde la que se tiene una impresionante vista, tanto hacia las crestas del Duranguesado, como hacia el macizo de Gorbeia.

Para caminar

La segunda propuesta también parte del puerto de Urkiola y tiene como destino las campas de Asuntze (906 m), situadas cerca de la fuente de Pol-Pol. Desde ellas tenemos una buena vista de la cresta Alluitz-Anboto. La distancia es de 3,3 km que se realizan por una amplia pista que podemos evitar yendo por la cumbre de Urkiolagirre (1008 m). En el camino podremos disfrutar contemplando las cumbres de Gorbeia, Aldamin y Lekanda. Antes de regresar al punto de partida, junto al santuario de Urkiola podemos ver la nevera y, antes de coger el coche, dar un agradable paseo, pasando junto a la ermita del Santo Cristo, hasta el Mirador de las Tres Cruces, teniendo como fondo el monte Untzillatx.

Isla Norte de Nueva Zelanda (y 2): Rotorua, capital geotérmica

Continúo el relato del viaje por la isla Norte de Nueva Zelanda que dejaba la pasada semana en Rotorua. Hoy toca un día muy variado, de poco coche y bastante caminar entre géiseres, lodos y cascadas. Por la mañana nos desplazamos tan solo 31 km hasta Wai-O-Tapu, donde sacamos la entrada conjunta para este Parque Termal y el Lady Knox Geyser al precio de 32,50 NZD (18 €). Hay que tenerlas antes de las 10 para poder llegar al géiser. El horario de apertura es de 08:30 a 17:00 h, pero la última entrada es a las 15:45. Más información en https://www.waiotapu.co.nz/book-now/.

Vigésimo día de viaje. Llueve a mares cuando sacamos las entradas, así que aprovecho para comprar una capa, pues nos va a tocar estar varias horas al aire libre. Nos desplazamos en coche hasta el aparcamiento del Geyser Lady Knox, en el que hay que estar obligatoriamente antes de las 10:15, hora en la que se le obliga a entrar en erupción, pues si no solo lo haría cada 48 horas más o menos. El chorro alcanza los 20 metros de altura. Con lo que veremos a lo largo del día, este lugar es prescindible. Al menos enseguida deja de llover y ya no tendremos que volver a abrir el paraguas.

Regresamos al aparcamiento del centro de visitantes de Wai-O-Tapu (en maorí, Agua Sagrada) y nos disponemos a efectuar los 3 km del recorrido más largo de todos, para no perdernos nada de este extraordinario lugar, formado por cráteres, fumarolas y lagunas de lodos incandescentes. Parece que estamos en otro planeta.

Continuamos caminando por Wai-O-Tapu bordeando varios pequeños cráteres, la mayoría de ellos formados en los últimos 900 años, que llegan a alcanzar 20 metros de diámetro y una profundidad de 12 metros. Buena parte de ellos contienen manantiales de agua hirviendo con importantes concentraciones de azufre. Nos detenemos ante el Rainbow Crater (Cráter del Arco Iris), así llamado por las tonalidades que toman las paredes de piedra pómez del cráter, debido a los sedimentos de azufre y óxido de hierro.

Nuestro recorrido por Wai-O-Tapu continúa por un terreno boscoso, descubriendo diferentes lagunas de lodos hasta llegar a Artist’s Palette (Paleta del Artista), uno de los lugares más hermosos de este Parque Termal por su colorido, debido a la acumulación de diferentes minerales. Hasta el sol acompaña, después del inicio de jornada tan lluvioso.

Nuestro recorrido por Wai-O-Tapu sigue sin tener desperdicio. Las fumarolas siguen impregnando un paisaje en el que curiosamente vemos algunas aves. Pasamos por varias charcas de agua caliente y llegamos al lugar más curioso de esta zona, la Oyster Pool (Piscina de la Ostra), que tiene agua con altas concentraciones de azufre y recibe su nombre por la forma que tiene.

Continuamos en Wai-O-Tapu, caminando entre pequeñas lagunas con fumarolas y aguas de colores. También vemos varios pequeños cráteres, llamando sobre todo nuestra atención el Inferno Cráter (Cráter del Infierno), en cuyo fondo tiene lodo hirviendo. Antes de concluir nuestro recorrido nos detenemos en un precioso lugar, el Devil’s Bath (Baño del Diablo), que tiene un color verde fluorescente. Hemos concluido el recorrido sin lluvia y con algunos rayos de sol. El día promete.

Concluida la visita Wai-O-Tapu nos desplazamos hasta cerca de Rotorua, donde se encuentra nuestra siguiente cita, Te Puia, distante 27 km. Se trata de una especie de parque temático, con danza maorí en directo, en el que aprovechamos para comer. El día ha quedado radiante, así que lo primero que hacemos es recorrer la recreación de un poblado maorí, para luego visitar un pequeño recinto llamado Ngã Manu Ahurei, para ver varios kiwis en cautividad, eso sí, cuando la vista se nos hace a la oscuridad, ya que se trata de una especie nocturna.

Continuamos la visita a Te Puia dirigiéndonos al Parque Termal, parecido aunque en pequeño al que hemos visitado por la mañana en Wai-O-Tapu. El recorrido resulta muy agradable, al caminar por un bosque para luego descubrir diferentes lagunas y fumarolas, llamando especialmente nuestra atención las Mud Pools (piscinas de barro).

He dejado para el final el lugar en el que más tiempo permanecimos y más nos ha gustado en Te Puia, al tratarse de su principal atracción, el Pohutu Geyser. Se trata del géiser activo más grande del hemisferio sur. Hace erupción con mucha frecuencia y a veces alcanza alturas de 30 metros. Pōhutu significa “salpicaduras constantes”, en maorí. Esto es lo que justifica acudir a este lugar, pues es algo que no tenía Wai-O-Tapu. El horario es de 8 a 17 h y el precio de 62,10 NZD (34,65 €).

No todo va a ser parques termales. A 21 km tenemos una cita muy diferente, las Okere Falls. Ahora toca cascadas, así que a media tarde nos disponemos a recorrer su sendero sombreado de poco más de 1 km, que discurre por el interior del bosque, bordeando el río Kaituna que lleva una fuerza descomunal. Caminando por el sendero y por diferentes tramos de escaleras llegamos sucesivamente a tres miradores desde los que contemplar otras tantas pequeñas cascadas de nombre Okere Falls, Tutea Falls y Trout Pool Falls.

Al final nos quedamos sin visitar Rotorua, pues llegamos tarde al hotel, así que solo conocemos la cercana calle cubierta, en la que casi todo son bares y restaurantes. Mañana cambiaremos de isla, desplazándonos en avión a la isla Sur. El viaje continúa.

5 rutas a pie por Leioa

El sábado 2 de mayo, primer día de alivio del confinamiento, me asusté, pues parecía que todo Leioa se había echado a la calle. Creo que el Ayuntamiento cometió un error de previsión al no dejar el pueblo en “modo fiestas”, con el Boulevard peatonal para poder acoger a tanta gente. Como todo el mundo, quería llegar a ese magnífico espacio natural que es Artatza parkea pero, antes de entrar en Pinosolo,  tuve que cambiar la ruta, dirigiéndome al nuevo paseo de Leioandi, bajar por el Ayuntamiento y, por Iturribide, dirigirnos a Mendibile, cuyo parque era un remanso de paz. Como nunca suele haber casi gente, el domingo decidimos subir a la Universidad por Sarriena, pero qué era aquello, parecía una romería. La acera es estrecha y no podías salir a la carretera para cruzarte, pues estaba abarrotada de bicis. Entre semana todo ha sido mucho más tranquilo, así que de forma un tanto precipitada, he preparado esta propuesta de 5 rutas, partiendo del obelisco de Iparragirre, pues hay muchas posibilidades de diversificar espacios, ya que el municipio es extenso y todavía con bastantes zonas verdes. Las cinco rutas tienen aproximadamente 5 km, para que las pueda realizar cualquier persona. De esta forma os enseño mi pueblo.

Ruta 1: Subimos por Iparragirre, por la acera de la derecha que es amplia, hacia el Skatepark, continuando por Pinosolo hacia el parque de Artatza, al que accedemos por la entrada situada junto a los Bomberos. Bordeamos el parque por la parte inferior, caminando hacia la calle Gobelaurre, que seguiremos pasando por Pinueta y Romo hasta la rotonda del Soplador. Pasamos el centro municipal de Gaztelubide y enfilamos por Langileria, recorriendo todo Lamiako hasta llegar al Boulevard de Udondo, regresando por Sabino Arana hasta el punto de partida.

Ruta 2: De nuevo subimos por Iparragirre hasta la última rotonda, pero aquí cogemos hacia la derecha para subir hacia Artatzagane, caminando por un momento por el nuevo paseo de Leioandi. Una vez en el alto, pasada la Farmacia, al llegar a la rotonda nos dirigimos hacia la izquierda para descender hacia la ermita y zona de picnic de San Bartolomé. Subimos un poco hasta la moderna parroquia de San Bartolomé y, al llegar a la rotonda, giramos a la izquierda para descender hacia Artatza, mientras contemplamos los viñedos de Artea. Podemos bajar por el parque Joaquín Achúcarro para enseguida entrar en otro hermoso parque, Zarragabarrena. Seguimos caminando por las calles Artatza, Euzko Gudariak y Laubide, bordeando el colegio Inglés, para luego descender por Estartetxe hasta el punto de partida.

Ruta 3: Subimos por Iparragirre hacia el Skatepark, continuando por Pinosolo hacia el parque de Artatza, subiendo hasta el palacio, bordeándolo por delante y por detrás, para abandonarlo en su parte superior a la altura del colegio Los Pinos. Seguimos subiendo hasta la rotonda situada a la altura del colegio Gaztelueta, descendemos por la izquierda bordeando la ikastola Betiko y volvemos a subir una pronunciada cuesta hasta el depósito de aguas, mientras contemplamos a lo lejos el puerto de Santurtzi. Se acabó la cuesta arriba, pues ahora toca descender por Independentzia, que por un momento abandonamos para dirigirnos a la ermita y al probaleku de Ondiz, desde donde contemplamos la ría. Caminamos entre el arbolado de la zona de picnic para iniciar un pronunciado descenso hacia la Torre de Ondiz y luego al parque de Aldapa. Volvemos a incorporarnos a Independentzia kalea para descender hasta Sabino Arana, calle por la que regresamos al punto de partida.

Ruta 4: Cruzamos Iparragirre y por Elexalde comenzamos a subir hacia Sarriena, pasando sucesivamente junto al Ayuntamiento y la iglesia de San Juan Bautista. Pronto tenemos una nueva rotonda y las nuevas construcciones, tras lo que llegamos a la rotonda de Sarriena. Tomamos a la derecha en dirección a la Universidad, pasando sucesivamente junto al colegio de las Irlandesas, el parque del Horóscopo Celta y el restaurante Sarriena. En la rotonda que da acceso a la UPV-EHU, ahora cerrada, tomamos a la derecha para ir descendiendo por una zona rural, Santsoena auzoa, disfrutando de la presencia de los caseríos y de amplias vistas. Seguimos todo el rato por la misma carretera que finaliza en Mendibile, de donde descendemos a Iparragirre para llegar al punto de partida.

Ruta 5: Esta ruta la realizamos en su primera parte al revés, es decir, regresando a Mendibile para ahora subir por Santsoena auzoa, pero no hasta la Universidad, pues a la altura de la central eléctrica nos desviamos hacia la derecha, siguiendo el cartel que indica Santsoena 28-31 y Santimami. Seguimos descendiendo hacia Ford Mintegui, para luego girar a la izquierda bordeando el Centro Asistencia de Leioa y así llegar a la tercera ermita, Santimami. Deshacemos un poco del camino andado para dirigirnos a la rotonda que da acceso al Txoko Mendiblie y al parque del mismo nombre, un perfecto lugar para descansar un poco entes de regresar al punto de partida.

Un consejo: Recordad que el virus sigue ahí fuera, así que, por favor, mantened la distancia de seguridad al efectuar estas rutas.

Isla Norte de Nueva Zelanda (1): Whangarei y Hobbiton

Continúo el relato del viaje por Australia y Nueva Zelanda, que dejaba en la principal ciudad del país, Auckland. Iniciamos el decimoctavo día de viaje. En Auckland recogemos el Toyota familiar que habíamos reservado para recorrer la isla Norte. Es el cuarto que cogemos, así que ya estamos acostumbrados a conducir por la izquierda. Nos dirigimos hacia el norte, así que nada más abandonar la ciudad tenemos que recorrer los 1.020 metros que tiene de largo el emblemático Harbour Bridge, que se eleva 43,27 metros sobre la pleamar. Aunque originalmente no lo teníamos previsto, cuando llevábamos recorridos 99 km por una buena carretera, nos apartamos de la ruta para llegar a Mangawhai Heads, un tranquilo pueblo de playa que se asoma al océano Pacífico. Aquí caminamos por una extensa playa, rodeada de dunas, donde obtenemos unas preciosas imágenes de reflejos. Tras el paseo, enseguida nos detenemos en una pizzería, McLeod’s, ubicada al borde de la carretera, donde también nos obsequiamos con una hamburguesa.

Nos quedaban 72 km para llegar a nuestro destino de hoy, Whangarei, la ciudad más septentrional de la isla Norte. Es una moderna pero anodina ciudad, que casi no pisamos, que acogió la Copa Mundial de Rugby de 2011, ganada por Nueva Zelanda, y el Mundial de Fútbol Sub-20 de 2015. Nuestro hotel, el Quest Whangarei ****, también era muy moderno. Más interesante me resultó fotografiar a una pata con sus patitos, en un bar de carretera en el que nos detuvimos a tomar café poco antes de llegar.

Dejamos los equipajes en el hotel y rápidamente nos desplazamos, tan solo 5,5 km, al lugar que nos ha traído hasta aquí, la cascada Whangarei Falls, de 26,3 metros de caída sobre los acantilados de basalto. Si realizáis el viaje en el verano austral, mejor no desplazarse hasta aquí, porque no suele tener agua. Un agradable paseo de poco más de 1 km por el Otuihau Whangarei Falls Loop, nos permite disfrutar de una agradable naturaleza, además de poder contemplar la cascada desde el mirador superior y desde su base.

Hemos disfrutado durante casi una hora del entorno natural de la cascada. Como el día ha salido espectacular y la tarde es larga, decidimos aprovecharla para conocer la cercana costa de Tutukaka. Enseguida vamos bordeando una especie de ría, observando las distintas embarcaciones allí ancladas. Al lado de la carretera hay un pequeño bar, en el que aprovechamos para tomar un rico chocolate.

Enseguida llegamos al pequeño pueblo de Tutukaka, que pasamos de largo para llegar directamente hasta la costa, votada como uno de los “Diez lugares imprescindibles en Nueva Zelanda” así como “uno de los mejores destinos costeros del planeta” por National Geographic Traveller. Es como una cerrada bahía rodeada de islotes y peñascos cubiertos de vegetación. Vemos que es también un excelente lugar para la práctica del piragüismo.

Concluimos nuestro recorrido por el norte de la isla Norte en un cercano lugar también lleno de encanto, Kowharewa Bay. Se trata de una playa de guijarros situada en el interior de la bahía, en Tutukaka Block Road. Cuenta con parking, zonas de picnic y aseos. Cuando empieza a anochecer, regresamos a Whangarei. Mañana tenemos un largo viaje de 409 km hasta nuestro siguiente destino, Rotorua.

Día decimonoveno de viaje. Hoy nos toca paliza de coche, pues tenemos que recorrer 338 km, prácticamente sin parar, para llegar a Hobbiton Movie Set. Tenemos que hacerlo antes del mediodía, para poder comer allí una hamburguesa, ya que el tour parte a primera hora de la tarde. Sólo esta permitido visitarlo en grupos acompañados de un guía que te dará información. Desde el centro de visitantes, te trasladan en autobús hasta el punto de partida del recorrido a pie. El precio de la entrada es de 89 NZD (49,27 €). La primera impresión es que el paisaje es extraordinario.

El Hobbiton Movie Set fue un lugar utilizado para la trilogía de la película The Lord of the Rings (El señor de los anillos) y la serie de películas The Hobbit. Está situado en una granja familiar a unos 10 km al suroeste de Matamata, en Waikato. Lástima que nada más empezar el recorrido empieza a llover, aunque al poco tiempo la lluvia cesa y ya no tuvimos que volver a abrir el paraguas. Lo que más llamó nuestra atención durante la visita fueron los 44 agujeros hobbit, aunque solo pudimos acceder al interior de uno de ellos. El más famoso de todos es el de Bilbo.

Nuestro recorrido sigue bordeando los agujeros hobbit, pasando por diferentes zonas de cultivo en los que vemos las frutas y hortalizas recién recogidas, para concluir en una hermosa aldea. Nos detenemos en la posada de dragón verde, donde tomamos una cerveza que nos ofrecieron gratuitamente. Más información en www.hobbitontours.com. El día todavía no ha concluido. Por delante nos quedan 71 km para llagar al Ambassador Thermal Motel, situado en la ciudad de Rotorua, en el que pasaremos las dos próximas noches. El viaje continúa.

Hay días en los que me encuentro desmotivado para escribir este blog, pues estoy a punto de perder dos de los meses que más me gustan para viajar, mayo y junio, porque los días son muy largos, la temperatura agradable y suele haber poca gente. Ya me he perdido el viaje a Grecia en marzo y el de junio a un destino lejano y, lo que es peor, no me puedo entretener preparando un próximo plan, pues nadie sabe cuando se podrá viajar con libertad. Faltan todavía seis meses para la Expo de Dubai, mi siguiente proyecto, pero, ¿se celebrará? ¿Se podrá viajar? Lo único claro que tenemos es que ya queda un día menos para poder hacerlo con libertad.

Túnel de San Adrián y embalse de Lareo (Gipuzkoa)

Cuando tengamos libertad de movimientos, sería bueno volver a disfrutar de la naturaleza y estirar un poco las piernas, así que habrá que ir haciendo planes en este sentido. La propuesta que os traigo hoy la realicé los días 23 y 24 de abril de 2018, aunque también la hice con anterioridad en otoño, con un paisaje completamente diferente. Lógicamente también se puede hacer en dos días diferentes, pues ahora los días son ya muy largos y, vistas las previsiones, mucho más factible cuando nos abran la puerta, pues podemos ir con bocata. Ambos lugares se encuentran en la geografía de Gipuzkoa y son muy asequibles a cualquier persona. El primer día iremos al Túnel de San Adrián y el siguiente al embalse de Lareo. Para pasar la noche hemos elegido la localidad navarra de Arbizu, que dista 28,2 del parking de Otzaurte y 8,8 km del puerto de Lizarrusti, puntos de partida para acceder a San Adrián y Lareo y respectivamente.

El parking de Aldaola, situado a unos 4 km de la Otzaurteko Benta, es el punto de partida de esta ruta que nos llevará hasta el túnel de San Adrián (Sandratiko tunela) tras caminar unos 45 minutos y salvar una desnivel de unos 200 metros. Ya he comentado que es un paseo sencillo. Estamos en el municipio de Zegama. Desde Leioa a Otzaurte se puede llegar siguiendo la ruta gipuzkoana, pasando por Eibar, Bergara y Beasain o yendo por Gasteiz y Altsasu. El sendero nos introduce en un frondoso bosque por el que discurre un arroyo.

Caminando por el sendero GR-12, GR-121 y GR-283 enseguida alcanzamos el antiguo cuartel de Mikeletes, la vieja guardia de Gipuzkoa. Eran los encargados de la recaudación de impuestos y de controlar la entrada de productos de las provincias limítrofes. Estuvieron aquí presentes hasta el año 1969. Hoy da pena ver el lamentable estado en el que se encuentra este edificio, que durante bastantes años fue utilizado como refugio de la Federación Vasca de Montañismo. Estamos a 900 metros de altitud.

Caminamos ahora por la calzada real, importante vía de comunicación en la Edad Media para ir desde Castilla a Europa. En los siglos XVI y XVII era una de las principales puertas de entrada a Gipuzkoa, ya que formaba parte del Real Camino de Postas. Pronto vemos nuestro destino final, situado a 1000 metros de altitud. Se trata del túnel de San Adrián (Sandratiko tunela), una cueva natural de 55 metros de longitud que, a modo de túnel, permite salvar el cresterío rocoso. En su interior existe una pequeña ermita. Según la tradición, el rey Enrique IV de Castilla y su hermana Isabel I de Castilla cruzaron el túnel. También dicen que Carlos V lo hizo a caballo. Desde 2015, este lugar forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, integrado en los Caminos de Santiago. Cruzando el túnel, el sendero continúa hacia las campas de Urbia y la cima del monte Aizkorri (1523 m). Nosotros regresamos por el mismo camino.

Como he comentado al principio, la noche de esta escapada la pasamos en la localidad navarra de Arbizu. Me gusta este pueblo que además tiene un hotel lleno de encanto, el Olatzea ***, ubicado en un antiguo molino. Otra opción es el Hostal Izar Ondo, negocio familiar de toda la vida, situado a orillas de la antigua carretera nacional, que es también el mejor lugar de la zona para comer o cenar. Estando donde estamos, no puede faltar el bocadillo de txistorra. Los edificios más interesantes de Arbizu son el Ayuntamiento y la iglesia de la Natividad de María. Bajo la atenta mirada del monte Beriain (San Donato, 1493 m), como el día es largo, por la tarde nos acercamos a la pequeña población de Unanu, para que mi amiga madrileña pudiera fotografiar un rebaño de ovejas.

Situado a 622 metros de altitud, en la muga entre Nafarroa y Gipuzkoa, el puerto de Lizarrusti es el punto de partida de nuestra siguiente ruta. Poco antes de ver el cartel que nos da la bienvenida al municipio de Ataun, tenemos un amplio aparcamiento y el Parketxe, Centro de Interpretación y entrada principal del Parque Natural de Aralar. También tenemos un jatetxe, en el que podemos tomar algo, y un área recreativa con mesas, en las que podemos comer el bocata.

Salimos de la parte trasera del Parketxe siguiendo los paneles indicadores. Los primeros metros se realizan por una pista bastante llana que discurre por un frondoso hayedo. Cuando llevamos unos 300 metros de marcha, dejamos a nuestra izquierda el GR20 y continuamos por la llana pista. 350 metros después nuestra ruta se convierte en un sendero de un metro de anchura, que más adelante va pegado a una pared rocosa, teniendo que atravesar el pequeño túnel de Akerreta, por el que antiguamente pasaban las vagonetas que trasportaban leña.

El sendero sigue discurriendo por el interior de un precioso bosque, que nos proporciona sombra y que en otoño presenta una gran variedad de colores y tonos. Tenemos que cruzar una valla, para que no pase el ganado, que se solventa con una pequeña escalera de madera.

Continuamos por el sombreado y cómodo sendero hasta llegar a los modestos saltos de agua del río Maizi, cuyo murmullo hemos escuchado hace un rato. Cruzamos el río por un puente de madera, continuando a partir de ahora nuestra ruta por una ancha pista. La vegetación también cambia y encontramos árboles de diferentes especies. La pista sigue bien marcada, pero nos toca subir ahora la mayor pendiente de la ruta, para alcanzar el embalse.

Según informaban los paneles indicadores que vimos en Lizarrusti, llevamos recorridos 2,4 km cuando llegamos al embalse de Lareo, construido en 1989 para garantizar el caudal ecológico del río Agauntza. Estamos a unos 740 metros de altitud. Luego tenemos que regresar al punto de partida por la misma ruta. Ya que hemos llegado hasta aquí, merece la pena bordear el embalse, 1.000 metros aproximadamente, pasando casi al final por un puente de estilo finlandés.

Por las merindades burgalesas

No sé si se empieza a ver la luz al final del túnel pero, como todos, tengo muchas ganas de salir del confinamiento, aunque soy consciente de que para la libertad total falta bastante tiempo. Esto me ha traído a la memoria la escapada que realicé por las Merindades burgalesas los días 20 y 21 de abril de 2017, por si queréis empezar a hacer planes. Pude haberla hecho en el día (287 km), pues de hecho el segundo día no hice más que regresar a casa, pero tenía ganas de pernoctar en el pequeño pueblo de Orbaneja del Castillo, para ver las cascadas sin gente, contemplar la puesta de sol sobre las peñas y disfrutar de un impresionante cielo estrellado. Para que os voy a decir que hoy todavía disfrutaría mucho más de todo ello, tras más de cinco semanas encerrado.

A mitad de camino, más o menos, y tras una hora de viaje, paramos para hacer el hamaiketako en Espinosa de los Monteros, pueblo en el que he estado un montón de veces. Paro siempre en la plaza, un lugar que me gusta, en uno de los bares situado bajo los soportales con miradores, escoltados por los edificios del Ayuntamiento y la iglesia Santa Cecilia. Casi enfrente tenemos el Palacio de Chiloeches. Este pueblo me trae gratos recuerdos de cuando subíamos con nieve al Castro Valnera, de las clases de esquí de fondo en Lunada y de las excursiones de fin de año al Pico de la Miel, donde comíamos el turrón y tomábamos el cava. ¡Qué tiempos aquellos!

14 kilómetros después tenemos la siguiente parada en el Monumento Natural Ojo Guareña. Su ubicación es extraordinaria. Si quieres acceder al interior hay que pagar una entrada que cuesta 4 € (3 los jubilados). El precio incluye una visita guiada, de 45 minutos de duración, por el interior de la zona acondicionada de la cueva, que forma parte del segundo complejo kárstico más extenso en cuevas de la Península Ibérica. Concluye en la ermita dedicada a San Tirso, más conocida por San Bernabé, que cuenta con unas pinturas murales anónimas datadas en los siglos XVIII y XIX. La temperatura en el interior de la cueva oscila entre 11º y 13ºC.

Camino de Puentedey, cuando todavía no habíamos recorrido 11 km, al borde de la carretera encontramos un pequeño aparcamiento y un cartel que indica que a la cascada de la Mea hay tan solo 270 metros, que recorremos por un agradable sendero hasta una pequeña oquedad en una roca, sobre la que se precipita la cascada. Lástima que, como ha sido un invierno muy seco, casi no tiene agua, cosa que nos sucederá en los próximos lugares que visitemos.

Tenemos poco más de 1 km para llegar a nuestro siguiente destino, Puentedey. Nada más cruzar el puente nos detenemos para contemplar un lugar lleno de encanto, pues el río Nela horada la roca para abrirse paso. Sobre esta oquedad se levanta el pueblo, destacando dos edificios, el Palacio de los Fernández de Brizuela (siglo XVI) y la iglesia de San Pelayo. Al lado tenemos el Bar Victorino, en el que aprovechamos para tomar un vino. Se ha echado la hora de comer y al lado del río, en un marco incomparable, comemos el bocadillo que hemos traído de casa. El día está radiante.

Paramos en Soncillo a tomar un café y nos dirigimos a nuestro siguiente destino, distante 19,5 km desde Puentedey. Se trata del pequeño pueblo de Villabáscones de Bezana. De aquí parte el sendero por el que caminamos unos 4 km, por un itinerario circular, que discurre por un hermoso hayedo. El punto más alejado es nuestro objetivo, las cascadas de las Pisas, que con la poco agua que hay, más bien son una especie de rápidos del arroyo de la Gándara.

Tras recorrer otros 35,5 km llegamos a nuestro destino final, la pequeña localidad de Orbaneja del Castillo. Antes de acceder al pueblo, nos detenemos al lado de la carretera para contemplar ese gigantesco cañón, de 200 metros de profundidad, que ha excavado el río Ebro. El lugar merece realmente la pena.

Orbaneja del Castillo se encuentra en un emplazamiento espectacular. Ya he comentado al principio que teníamos el capricho de pasar noche aquí, para poder disfrutar de la tranquilidad del pueblo cuando se han ido los visitantes que, en fechas especiales, llegan a colapsar los accesos. Elegimos para ello el Hotel Rural La Puebla, situado a un paso del conjunto histórico, en la parte alta de la población. Al día siguiente subimos a la Cueva del Agua, donde mana el arroyo de aguas cristalinas que luego se precipitan hasta alcanzar el río Ebro.

He dejado para el final el punto fuerte de esta escapada, la cascada de Orbaneja del Castillo, que fotografiamos por la tarde y al día siguiente por la mañana. Pese a la escasez de agua de este año, la caída de 25 metros del agua, que luego se deshace en pequeños ramales hasta alcanzar el Ebro, proporciona un magnífico espectáculo. Aquí ponemos el punto final a esta escapada. Tenemos por delante 130 km, vía Villarcayo, para regresar a Leioa.

LIMASSOL (Chipre)

Desde mi encierro os traslado hoy a la segunda ciudad más importante de Chipre y su principal puerto, en la que permanecimos 8 horas, en una escala de un crucero por el Mediterráneo. Fue el 21 de marzo de 2017. No es un lugar de tirar cohetes, pero había que aprovechar la estancia para conocer esta población. En las imágenes podemos contemplar un hermoso amanecer y la llegada al lugar de atraque del crucero, el Puerto Nuevo, situado a 5 km del centro. En él vimos algunos barcos de guerra alemanes que protegen la parte independiente de esta isla. Una vez en el puerto, te puedes apuntar a las excursiones del barco, coger un minibús que cobra unos 15 euros por persona por un recorrido de unas 3-4 horas o un taxi, que puede cobrar unos 110 euros por los mismo. Nosotros optamos por el autobús urbano nº 30, que tiene paradas cerca de todos los sitios de interés. El billete cuesta 1 euro por trayecto.

Como había sacado de Internet las paradas del autobús nº 30, sabíamos en cual nos teníamos bajar (Djelal Byar) para nuestra primera visita, Agios Antonios Church (San Antonio), iglesia ortodoxa del siglo XVIII que se encontraba cerrada cuando llegamos, así que nos conformamos con verla por fuera y el atrio de entrada. Casi enfrente vemos la primera mezquita. El primer templo ortodoxo fue una pequeña iglesia situada junto al puerto.

A un paso tenemos nuestra siguiente cita, Limassol Marina, zona portuaria rehabilitada que combina elegantes residencias y un completo servicio de marina con una atractiva mezcla de restaurantes y tiendas. Es la zona más moderna de la ciudad. Desde allí vemos uno de los muelles peatonales, ideal para pasearse o sentarse a contemplar el mar.

El proyecto Old Port (Puerto Viejo), el puerto pesquero tradicional de Limassol, en un lugar lleno de vida, tanto para los lugareños como para los visitantes que desean disfrutar de su tiempo junto al mar. Situado junto a la Marina es el lugar de la ciudad en el que más tiempo hemos pasado, pues es el que más nos ha gustado, al poder contemplar la actividad de los pescadores. Los puertos pesqueros son por regla general uno de los lugares en los que mejor se conservan las tradiciones.

Nos toca ahora caminar unos 500 metros para llegar a nuestro siguiente destino, el castillo de Limassol, que es el monumento más representativo de la ciudad. Aquí se casó Ricardo Corazón de León con Berenguela de Navarra y fue coronado rey de Chipre. A unos pasos tenemos la Gran Mezquita, conocida popularmente como la mezquita de Djami Kebir Camil. Data del siglo XVI pero no accedemos a su interior.

Muy cerca tenemos también el edificio que más me ha gustado, la Catedral Agia Napa. Consagrada a la Virgen María, data de los siglos XVIII-XIX. Es un edificio de color blanco, flanqueado por dos torres y con una cúpula central de gran altura, por lo que es referencia constante en cualquier punto de la ciudad. Su interior está decorado con motivos ortodoxos.

Seguimos caminando por el centro histórico, no observando edificios que destaquen por su interés monumental salvo uno, el mercado, en buena parte reconvertido en cafeterías y restaurantes. La zona de mercado es de lo más triste, salvo un gran puesto de verduras y hortalizas. La pescadería da pena verla, como podéis ver en la foto.

Hemos concluido la visita a la ciudad. Ahora vamos a caminar un poco más. Cruzamos un pequeño parque y nos dirigimos al paseo marítimo, probablemente el lugar más hermoso de la ciudad. Rodeado de palmeras y nuevas construcciones, es el lugar perfecto para disfrutar de la vista del mar, sobre el que en ocasiones discurre el propio paseo, a través de pasarelas de madera. También es el sitio ideal para sentarnos en una terraza a tomar un vino y así descansar un poco. Como el barco sale a las 16 h, hoy comeremos a bordo.

Continuamos caminando un poco más por una zona sombreada del paseo marítimo, que bordea una pequeña playa, hasta llegar a la parada del autobús nº 30, que nos devuelve al Puerto Nuevo. En seguida zarpamos con la ayuda de un práctico. Como hoy partimos a una hora temprana, desde cubierta podemos contemplar la fachada marítima de una ciudad, Limassol.

¡Ánimo, que ya hemos pasado un mes y queda menos para poder salir!