Team facha

Pago unos 100 € al mes para estar conectado a Internet constantemente. Lo que me cuesta el móvil, aparte. Y lo hago contento cuando veo vídeos como el de dos fachas discutiendo a megafonazos y al modo facha, con una buena dosis de agresividad, por ver quién es más facha, en una manifestación de fachas y, para colmo, con una reportera y un cámara de “Estado de Alarma” (el programa para fachas de Javier Negre) que no solo pretende entrevistar a uno de ellos, sino que intercede, con la mascarilla por debajo de la nariz, cuando intenta llevárselo la policía. Definitivamente, pago Internet pare disfrutar de estos momentos.

El chaletaco de Abascal

Algún día nos explicarán quién pagaba tan bien a Santiago Abascal cuando Vox no era nada. Fueron unos cuantos años en los que el líder lo era de un partido sin base ni representación, pero en los que pudo permitirse ahorrar para un chaletazo en Madrid valorado en un millón de euros que su mujer, Lidia Bedman, muestra sin tapujos en Instagram. Y ahora medios que participan activamente en el blanqueo a la extrema derecha, como Vozpópuli, difunden su labor: la de Bedman como influencer y la de Abascal como cabeza de familia que llevaba a casa un fajazo de billetes. ¿Quién se lo daba?

Un Borbón, un Audi

Froilán de Borbón ha estrenado su Audi de 80.000 euros con una multa de aparcamiento. Sería gracioso si el cochazo no fuera, en sí mismo, un insulto a la cara. ¿Se lo han pagado su madre y/o su padre? ¿Es un regalo de otro miembro de la familia que va sobrado de pasta? ¿Por qué a los Borbón les gusta tanto Audi, como hemos visto en Twitter: los han conducido desde un joven Juan Carlos I a Felipe VI y Letizia Ortiz en la actualidad? Ya sé que Froilán no iba a empezar con un Fiat Punto gris de segunda mano, como hice yo, pero me fastidia pensar en que lo hayamos pagado entre todos aunque sea de manera indirecta.

Más niñatos

En Euskadi hemos normalizado auténticas aberraciones. No ya convivir (algunos, hasta blanquear a cambio de pisar moqueta) con quienes defendieron y defienden a asesinos por motivos ideológicos (es decir, fascistas). También esa violencia de baja intensidad pero estructural que son las pintadas: desde el “gora ETA” de turno a la que ha sufrido la placa que recuerda a Gregorio Ordóñez, otra vez, este mismo fin de semana. En fin. Ahora, en Catalunya, empieza a aparecer ese fenómeno que podemos resumir como el de los “tontos con espray” y que allí firma Arran. Lo que les queda por ver.

Y más meritocracia

Está claro que Froilán de Borbón no tiene un Audi de 80.000 euros por méritos propios. Otro ejemplo de que la “meritocracia” que reclaman los liberales españoles que, curiosamente, suelen ser también monárquicos, es una meritocracia viciada, normalmente, por una posición familiar holgada (como la de los Borbón). Después de vender Idealista por una milmillonada, a los hermanos Encinar les ha caído alguna hagiografía amable que recuerda que empezaron subiendo maletas en el hotel de sus padres. Un hotel que daba para pagar un máster en Harvard. No lo critico, pero no empezaron de mozos de almacén.

El minuto a minuto

Internet nos ha acostumbrado a consumir con voracidad y casi sobre la marcha los eventos. Y esta pandemia es el mayor evento informativo que hemos abordado desde la existencia de la gran red y, por supuesto, consumimos un montón de información rápidamente y generamos ansiedad cuando no hay noticias. Así que nos enteramos demasiado rápido (sí, “demasiado”) de la evolución de la vacuna… O de los nuevos casos. Pero los números, vistos con retrospectiva, parecen otros: “Sólo 53 de los más de 28.000 centros educativos del país (el 0,19%) presentan incidencias por coronavirus” (Diario Crítico).

Se lo pagamos todo nosotros

No sé si la intención de Vanitatis era mostrarnos a Felipe VI y Letizia Ortiz como un rey y una reina muy frugales cuando publicaron que carecen de propiedades (incluso ella vendió el piso en el que vivía antes de casarse), pero cuando lo leí lo que me asaltó fue el pensamiento de que por fin va calando la idea de que se lo pagamos absolutamente todo: sus palacios, oficinas, residencias… Son del Estado, lo que supone que diferentes ministerios se ocupen de su mantenimiento. Mientras tanto, ellos no pagan ni hipoteca ni alquiler y la asignación les cunde más. Por otro ladi, si tienen que exiliarse, lo harían rápidamente.

Al otro lado…

Ser jefe de Estado, incluso de la manera más cómoda que existe, que es siéndolo por herencia y más como título honorífico que como un puesto de trabajo real, tiene que ser difícil. Uno de esos trabajos temporales (así lo es en las repúblicas) y mal pagados para todo lo que haces (en general, en política se vive muy mal, en contra de la creencia popular). Uno de esos trabajos en los que el derecho al descanso es una teoría pero no existe en la práctica, que tanto abundan: en Pymes y Autónomos se acuerdan de esa enorme cantidad de trabajadores que no pueden desconectar y disfrutar de un descanso real y necesario.

Hablando de sagas y traiciones…

Y ahora, lo juntamos todo: las sagas de jefes y la política. Es lo que pasa en IU, donde la hija de Willy Meyer, Amanda, es la elegida por Pablo Iglesias para hacer frente a Alberto Garzón, ganarle en el proceso interno y avanzar en la integración de IU dentro de Podemos. ¡Cómo está ese patio! Según Vozpópuli, que es donde leemos la trama, Meyer, junto a Enrique Santiago, estarían preparando con Iglesias un cambio de líder que afectaría a un ministro del propio Iglesias, el del pacto “de los botellines”, con el objetivo final de disolver IU en Podemos. Ver “Juego de Tronos” en exceso puede tener efectos secundarios.

La enorme importancia de las reseñas

En eso consiste la ciencia, en probar lo que intuimos: dos universidades de California han corroborado que detrás de muchas reseñas positivas en Amazon hay una acción organizada que dota de valor a estos productos. La propia Amazon tiene mecanismos de denuncia y defensa ante estos actos, ya que los investigadores han observado 1.500 productos que habían incurrido en tácticas de venta ilícitas, pero la conclusión general es que la importancia de estas puntuaciones de usuarios (o quienes se hacen pasar por ellos) es definitiva para ampliar las ventas… O para acabar con ellas.

La estafa sigue estando permitida

No voy a exigir a Alberto Garzón que sea el que demuestre que el gobierno del que forma parte es, efectivamente, de izquierdas, cuando esta semana hemos leído propuestas como congelar del sueldo a los funcionarios, ampliar la edad de jubilación o abrir la puerta de las universidades públicas a las empresas privadas. Pero manda narices que el líder de IU presente una herramienta que nos permita comparar precios de la luz y el gas de los distintos proveedores… Cuando lo que urge es que alguien meta mano al mayor atraco legalizado y permitido por los gobiernos españoles. Este, incluido.

La vara de medir española

Este gobierno español también puede demostrar que es diferente a los anteriores más allá de las formas (a la coalición me refiero) facilitando que se cumpla la sentencia de los asaltantes de la librería Blanquerna el 11 de septiembre de 2013: el grupo de ultras vinculados a la Falange y grupos similares fueron condenados a más de dos años de prisión después de que el Supremo rebajara la sentencia porque no hubo “discriminación ideológica” (¿entraron a la sede de la Generalitat en Madrid como podrían haber entrado al Centro Extremeño?). Algunos, además, han sido condenados por otros delitos ideológicos.

Abascal se empeña en dejarlo claro

Por un lado, me parece evidente que la extrema derecha no merece ni un segundo de emisión en los informativos. Tampoco en los de televisiones o radios públicas. Eso implicaría, lo sé, que podrían decir solo lo que quisieran (sin preguntas incómodas) en medios privados y afines. Por otro lado, sé que cada vez que hablan algunos de sus portavoces dejan claro lo que son, como Santiago Abascal, que quiso ratificar que, sí, comparó al actual gobierno democrático con la dictadura de Franco, ampliando el margen: “Es el peor Gobierno en 800 años”, afirmó el líder de Vox haciéndose un selfie precioso.

Internet se muere

Internet sigue creciendo, llena de mentiras, llena de violencia, llena de extremismos, llena de contenido que no pasa de ser basura digital… Pero también se muere: en Microsiervos han reflexionado sobre un fenómeno que los que pasamos muchas horas navegando hemos podido comprobar en carne propia: la cantidad de enlaces rotos, páginas desaparecidas y webs completas que vagan sin actualizaciones… Eso supone que en ocasiones se pierda contenido interesante. Y pone de manifiesto también la fragilidad de la gran red como repositorio y memoria de lo que sucedió, escribimos o hicimos.

¿Es útil un eléctrico?

El hilo de José Oscar Plaza sobre su viaje largo (de Tarragona a Almería) en un coche eléctrico (un Volskwagen Golf) es de los que hay que leer. No se trata de una revista comercial que hace pruebas en entornos medidos ni del catálogo del vehículo, se trata de la experiencia real de un propietario que planifica el viaje en función de los cargadores disponibles y las posibilidades del vehículo sobre la carretera (varios tramos a 80 por hora para no consumir demasiada energía, baterías que se recalientan y no cargan su máximo, etc.). Al final, 13 horas y media para hacer un recorrido que en un vehículo tradicional te lleva la mitad.

A una fiesta… A provocar

Antes, Cake Minuesa era el único que se presentaba en celebraciones ajenas (también electorales) para provocar. Ahora, hasta a él le ha salido competencia: Hugo Pereira y Cristina Seguí (del canal en YouTube de Javier Negre) también acudieron ayer a la Diada a ver si encontraban la bronca que tanto buscan. Minuesa, Negre, Pereira o Seguí son las mejores muestras y, a la vez, los peores exponentes de cómo algunos manosean el “periodismo” o la “información”. Dos conceptos, dos elementos tan importantes hoy y, al mismo tiempo, más maltratados que nunca por aprovechados como ellos y sus secuaces.

La mentira vuela

Un usuario de Twitter que se hace llamar Sheldon (nunca he entendido cómo la distribuidora no ha parado la utilización del personaje) y acumula más de 89.500 seguidores ha difundido la mentira de que Igor González, el preso de ETA que se ha suicidado, ampliando la historia de tragedias que nos deja la banda, fue quien secuestró y asesinó a Miguel Ángel Blanco. Una búsqueda en Twitter de 10 segundos permite comprobar que no es cierto, pero su falsedad ya tiene más de 13.000 retuits. El tuit de Diego Barros desmintiéndolo con contundencia, solo 16. Así va esto. Así lo manejan los difamadores. Así de mal nos va todo.

Ellos lo hicieron una cuestión de Estado

La supuesta financiación ilegal de uno de los principales partidos políticos españoles y que esta fuera posible por mordidas a receptores de obra pública es, evidentemente, una cuestión de Estado. Por eso la moción de censura no solo fue posible, también fue correctamente inevitable. Pero fue el PP quien elevó el asunto antes que nadie tirando de fondos reservados para pagar a soplones, como el chófer de Bárcenas. Lo hacían por su propio interés, para lograr la voladura controlada que buscaba Cospedal, pero el volumen de lo que estaba pasando era tan grande que todavía seguimos asombrándonos.

El gobierno más de izquierdas

La entrada de Podemos en el gobierno ha podido suponer algún cambio menor, como la futura prohibición de las líneas 902, pero en las cuestiones grandes siguen resbalando hacia la derecha. Javier Vizcaíno recopilaba varios titulares en pocas horas bastante sorprendentes: la congelación del sueldo a los funcionarios, que los ERTE consuman tiempo de paro, ampliación de la edad de jubilación o que las universidades públicas busquen empresas privadas que las patrocinen. Si estas medidas las proponen otros gobiernos ya tendríamos a los sindicatos convocando paros. La “izquierda” se dice, pero no se hace.

Sí, es importante

La expectación que ha levantado solo el tráiler de la nueva versión de Dune es la última muestra de la relevancia creciente de la ciencia ficción. Un género que siempre ha sido tratado como menor, como producto de entretenimiento sin capacidad de analizarnos a nosotros mismos, como mercado (no solo cultural, también de merchandising o hasta videojuegos) para frikis. Pero no lo es: la ciencia ficción hace tiempo ya que reclama su espacio cultural, que retrata sociedades y comportamientos humanos tan bien como cualquier otra expresión artística, y que es capaz de alcanzar a grandes públicos. Sí, importa.

Punks del «no futuro»

Tengo mis columnistas de cabecera. Por ejemplo, en El Nacional, siempre leo a Iu Forn que, como buen analista de la actualidad, desentraña lo político (que en Catalunya es mucho) pero también lo del día a día: “Sin quererlo ni saberlo somos punks y estamos en el ‘no futuro’. No podemos planificar nuestra vida y estamos en permanente provisionalidad. (…) El debate público está en manos de incendiarios y de insensatos. Y de sectarios. (…) Gastamos una cantidad inmoral de energías intentando saber por dónde nos engañan y por dónde nos la han colado. Imposible saber qué es verdad y qué manipulación”.

Un señor de Sotosalbos

Javier Maroto tuvo el cuajo de decir esto en el atril del Senado: “No hay peor gobernante que quien quiere ocupar el poder a toda costa”. Tiene su gracia porque después de no lograr su escaño de diputado por Araba corrió a empadronarse en Sotosalbos, municipio segoviano de 130 habitantes, para colarse en el Senado por designación autonómica. Entonces, Maroto opina que alguien como él que se busca un sillón en Madrid a toda costa, ¿es un mal gobernante? Ya respondo yo: sí, estoy de acuerdo con la afirmación. Un buen político entiende cuándo y por qué no es elegido, y cuándo y por qué sí lo es.

Subiendo el nivel

Mientras Javier Maroto apostaba por hacer el ridículo en el Senado, Santiago Abascal demuestra que carece de ese sentido (el del ridículo) y, a cambio, la naturaleza le ha dotado con un superpoder: el de superfacha. Porque hay que serlo, y mucho, para hablar de “el peor gobierno de los últimos 80 años” y comparar al de Sánchez e Iglesias con la dictadura de Franco. Esto es, un gobierno de coalición fruto de una repetición electoral (a todas luces, innecesaria) con un régimen que resultó de un golpe de Estado dirigido por un caudillo tan cruel como de chiste que, seguro estaría muy orgulloso de Abascal.

¿Quién escribe eso?

Abascal usa el estrado del Congreso para intentar legitimiar una dictadura, España está llena de calles que recuerdan al generalísimo o a Primo de Rivera, y en los estadios de fútbol, antes del cierre, era habitual ver simbología franquista o nazi. Pero para el Abc son “escudos anticonstitucionales” los que se veían en algunos uniformes durante la jura del lehendakari Urkullu en Gernika. Los mismos uniformes y blasones, por cierto, estaban presentes cuando lo hizo Patxi López junto a militares, guardias civiles y miembros del PP. Pero en el diario de Vocento dedican ahora varias piezas a este tema porque se ve que importa.

La vergüenza del fútbol español

La que presumió de ser “la mejor liga del mundo” hace tiempo que ha sido superada por el brillo de Inglaterra y la seriedad organizativa de Alemania. Y si sigue así, el cartel de España como polo de atracción del fútbol (lo que supone mejores jugadores y más dinero moviéndose) va a seguir siendo percibido como decadente: una temporada más, el calendario lo tiene que marcar una juez después del último tira y afloja de Liga y Federación por el fútbol los lunes y los viernes. Todo esto, tras ver cómo el calendario ha podido ser dirigido con algunas coincidencias curiosas. Y el Athletic, una vez más, en medio.