Este partido ya lo habíamos visto antes. Se repite siempre cada año, dos veces y el guión no cambia nunca. No jugamos mal, pero… se dan unas variantes que impiden que se pueda conseguir algo.
Lo primero es nuestra propia incapacidad. Hubo momentos en los que se embotelló al equipo blanco pero sin hacerle verdadero daño. Las últimas decisiones son siempre erróneas y no se define como se debe. La más clara es la de Nico que incomprensiblemente solo, recibió el balón y sin que le encimase nadie fue capaz de tirar el balón, no sólo fuera, sino a tomar vientos. Y todos nos preguntamos qué cómo es posible rematar tan mal. Ni idea. En segundo lugar, también entra en juego la enorme calidad del Real Madrid, que con 3 jugadas de gol, te mete dos. En su segunda llegada, ya se pusieron con un 0 a 1. Se estaba bien colocado y atacando, pero 0 a 1. Gol que hizo mucho daño a los nuestros y dio aire a los rivales.
A pesar de ello, en el segundo tiempo hubo una recuperación en el dominio del juego, se volvió a atosigar a los madridistas, pero para conseguir solo un gol que fue anulado por fuera de juego, ya que Guruzeta lo estaba. Se volvieron a sacar un buen montón de corners, nada menos que 12, y seguimos para bingo, 146 corners en Liga y ningún gol. Ya es hasta aburrido verles sacarlos. Se sabe que no va a producir nada y es desesperante.
Y hablando de desesperación no puedo dejar de hablar de los arbitrajes. El trabajo del árbitro para allanar o facilitar el partido a los blancos se inicia la semana anterior cuando el trencilla de turno se decide a expulsar de manera increíble a uno de tus mejores jugadores del año. Te quedas sin tu central titular por obra y gracia de la arbitrariedad de un señor, que posteriormente el Comité Técnico de Árbitros dice que se confundió y que no era penalti, por tanto, tampoco era expulsión. Pero ninguna de las alegaciones y recursos, para que le retirasen la tarjeta, llega a buen término ( ya sé sabía). Yeray no juega. Buen trabajo. Y ayer en el encuentro, el árbitro actúa como la gota malaya, continuo, sin descanso, persistente y empeñado en pitar cosas distintas según la camiseta del jugador. DESESPERANTE EL DISTINTO CRITERIO. Y es así todos los años, unos más descarado que otros, pero repetitivo. Camavinga ya tenía tarjeta y en un salto le dió bien a Herrera y por si acaso, no pitó ni falta, ya que quizá había que sacarle la segunda amarilla. IMPOSIBLE. Luego en rueda de prensa se quejó Ancelotti de que a Vinicius se le habían dado muchas patadas. ¡Vaya jeta! Pues habrán sido en el vestuario porque en el campo no. Y encima…. tenemos que ver este pisotón, que es más roja que amarilla.
Imposible. Nos pueden ganar igual, pero es aburridísimo y me enerva, a mí y a todos los aficionados al fútbol de cualquiera equipo del mundo, excepto a los del Madrid. Es una vergüenza. El Real Madrid tiene calidad suficiente para ganarte, pero siempre tienen ayuda arbitral. Siempre.
Y para poner más nombres sobre el papel, destacar que Aitor Paredes no parecía un novato. Estuvo apunto de marcar, se dejó ver en ataque en varios remates. Estaba con Benzema en el primer gol, pero poco que hacer ante la genialidad.
Zárraga, de nuevo, muy bien. Sancet como el Guadiana, aparece y desaparece, hay que pedirle más. Iñaki inexistente. Ni está y yo ya ni le espero. Berenguer debe aportar más. Yuri defensivamente le vi muy superado y en un par de jugadas, bajó a defender paseando. No es posible. Bueno, posible sí, porque pasó. Lo que es, es inaceptable. De Marcos muy bien , no dejando hacer grandes cosas al desagradable (y soy generosa en el apelativo para lo que se merece), Vinicius. Óscar fue sustituido y Lekue quedó retratado en el inicio del segundo gol blanco. Los cambios de Valverde vinieron tarde, en el 65, y quitando a Zárraga, que yo hubiese mantenido. A Raúl le dio 6 minutos…. No lo entiendo.
Y así seguimos octavos pero con inercia negativa y dos equipos echándote el aliento en el cogote. Hay que meter goles. Hay que mejorar. Y esperemos que el Copa sigan metiendo porque hay que pasar de eliminatoria. Así que ¡a por él Valencia! Y…
¡Aúpa Athletic!