¡Y qué bien viven algunos, titulando y opinando como si el mundo no hubiera seguido girando pese a su ofuscación! Me refiero a responsables de medios y opiniones como quien puso ayer el titular de ‘Libertad Digital’ en una pieza que va sin firmar: “Pedraz da vía libre al aquelarre etarra en el matadero de Durango”. ¿Qué tipo de tara le impide a alguien escuchar por si acaso le dan buenas noticias, mirar al futuro sin perder de vista el pasado, albergar cierta esperanza por un cambio de rumbo de quien siempre estuvo equivocado, e incluso generar un clima que favorezca todo lo anterior?
Avancemos a paso ligero, por favor
Tan incomprensible es que algunos retuerzan el presente para no abandonar una pasado en el que sentían cómodos pese al dolor, como que otros se empeñen en escenificar pasos que no nos llevan a ningún sitio que merezca la espera. Me refiero al entorno de esos presos que potencian el paso de tortuga solo para intentar dar valor a una decisión que llega muy tarde. Por ejemplo, Laura Mintegi, que ayer, coincidiendo con el acto de Durango, cambió su imagen en Twitter por la gota que simboliza la manifestación de la semana que viene. Que nos ahorren este viaje que nunca quisimos hacer.
El empleo
Con el asunto del injustificable terrorismo más disuelto que resuelto, podemos centrarnos de una vez en lo que de verdad importa: la mejora de las situaciones personales que permita mejorar la sociedad en la que vivimos. Y aquí los augurios, por desgracia, son peores: me fío tan poco de los datos sobre empleo que ofrece el gobierno español, como de quienes se empeñan en tirarlos por tierra solo porque los ofrece el Gobierno español, pero les invito a leer el post “Descodificando los datos de empleo” en el blog ‘Nueva Tribuna’, porque nos pone ante un panorama desalentador y lo hace con buenos argumentos, por desgracia.
Cuestión de estado: pagamos todos
La extraña maniobra de Sacyr en las obras de ampliación del canal de Panamá está perjudicando a las empresas españolas que hayan presentado ofertas en diferentes concursos internacionales, eso es evidente. Pero malo es que empiecen a hablar de “un problema entre Estados”, como podemos leer en ‘Vozpópuli’, porque ya sabemos cómo suele terminar esto: pagando entre todos los súbditos, a escote, las exigencias de unos grandes empresarios que, en ocasiones, parecen extorsionadores profesionales.
En 2014, todos idiotas
Los blogs sobre tecnología están repletos, estos días, de afirmaciones contundentes sobre cómo vamos a vivir este 2014: con las famosas gafas de Google y hablando a nuestros relojes inteligentes. Es decir, haciendo el idiota por la calle. No negaré, como me apuntaba Jesús Urkiza en Twitter, que algo parecido dijimos antes de la eclosión de los teléfonos móviles: que su uso cotidiano resultaría ridículo, pero creo que el nivel de idiocia colectivo ha aumentado estos años, y a algunos les costará aún más darse cuenta de que son merecedores de una buena colleja.