No es una derrota

Me niego a creer que la decisión que Carles Puigdemont hizo pública en el Parlament es una derrota o un paso atrás. Catalunya, como Euskadi, sigue avanzando en su camino hacia la soberanía, solo han bajado de la quinta marcha al ralentí porque era necesario hacerlo. Pero todos los pasos cuentan para que maduren un gobierno español que, nos guste o no, es el único que da legitimidad a estos procesos, y una sociedad española absolutamente infantilizada.

Y si lo es, lo es de todos

El éxito tiene muchos progenitores y el fracaso siempre es huérfano. Ya les he dicho que, para mí, lo del 10 de octubre no es un fracaso, y si lo fuera asumo mi parte como abertzale, es decir, nacionalista, y periodista que se ha dedicado a observar y trasladarles el procés. Estos días veremos a muchos contertulios, cronistas y columnistas repasar la actualidad como si ellos nunca hubieran lanzado campanas al vuelo. De los políticos triunfalistas hasta el martes no espero nada.

Por ejemplo…

Además de los atriles, las páginas de los periódicos y las mesas de tele y radio desde la que han y hemos hablado sobre Catalunya, en Twitter (más que en Facebook, creo) el tema ha tenido muchísimo recorrido con estrellas del medio que escribían sin responsabilidad. En el fondo, es Twitter, y esa percepción de que todo da igual está generaliza. Ahora nos quieren hacer creer que la de Puigdemont es una jugada maestra. Pero igual que no es una derrota tampoco es una victoria.

En resumen

La misma prensa internacional a la que señalábamos porque recogía la violencia que el estado español ejerció contra la población catalana el 1 de octubre, hoy nos muestra una realidad poco esperanzadora: la CNBC estadounidense, por ejemplo, hablaba de la suspensión del resultado del referéndum. Solo es un ejemplo, soy consciente, pero también es una lectura especialmente dolorosa. Y no es la única. Otros medios hablan de independencia, pero son los menos.

El silencio de Otegi

Una persona tan elocuente, especialmente en Twitter, durante el procés, se ha quedó casi mudo después del discurso de Puigdemont. No se lo reprocho, no soy nadie para hacerlo. Pero sí me sirve para poner de manifiesto que todos esos políticos que, desde la comodidad de la distancia, alentaban el procés, lo que han hecho ha sido agigantar la percepción de victoria de Rajoy y de España. Y Euskadi, ya lo hemos visto, no estaba en esta sintonía. Hace falta más realismo.

No, no nos quieren

La exclusiva de Onda Vasca sobre la denuncia de la Generalitat catalana contra las empresas vascas (y de otras comunidades) que, por fin, veían corregida la discriminación energética que sufrían, solo es una muestra de algo evidente: la animadversión de un sector importante del nacionalismo catalán a los vascos por sus logros económicos. El mismo que ahora, con el agua al cuello, pide sopitas políticas cuando no quisieron fotos con los vascos durante su “procés”.

Ibarretxe lo sabe bien

El mejor ejemplo del cinismo con el que actúan desde algunas filas catalanas los personifica el lehendakari Ibarretxe. ¿Quién le apoyó cuando fue a defender su estatuto al Congreso desde los escaños catalanes? Ahora le reciben con aplausos, se quieren sacar fotos con él y le ensalzan casi como a un visionario. Más de diez años tarde, bienvenidos a la realidad. Pero algunos tenemos memoria y sabemos qué pasó, qué dijeron y cómo actuaron: como ahora, egoístamente.

El enemigo actual, Urkullu

El actual lehendakari es también el actual enemigo: vendido como contrario al proceso catalán (cuando lo único que pide de todas las partes son garantías) es la cabeza de turco que necesitan algunos catalanes y que algunos vascos sirven en bandeja. ¿Dentro de otra década le veremos triunfar en Catalunya como hoy a Ibarretxe? Urkullu aguanta estoicamente y no se ha sumado al discurso fácil: sobre Catalunya dice la verdad. Dice lo que muchos pensamos: no van a ninguna parte.

Lo fácil lo hace cualquiera

Urkullu podía haber hecho lo fácil: sumarse a la marea catalana irresponsablemente y mirar para otro lado cuando la resaca traiga las consecuencias. Es lo que hacen en la izquierda abertzale: selfies, posados, sonrisas, tuits, frases huecas como que “los catalanes ya han ganado, pase lo que pase”. Irrealidad, en una palabra. Pero los que tragan no son los catalanes, que utilizan a su antojo a estos vascos que cargan con rufianes y esteladas para hacer de figurantes.

¿Quién gana?

¿Qué han ganado los catalanes? ¿Una sociedad más polarizada y un nacionalismo más dividido entre radicales y moderados? ¿A quién han ganado los catalanes? ¿A España, a Europa, a Euskadi? El que no ha perdido es Rajoy, que celebra que no tengamos respuestas para las preguntas anteriores mientras los catalanes averiguan qué pasará el 2 de octubre (¿otras elecciones autonómicas?) y algunos vascos aplauden a quienes quieren que sigamos pagando con recargo.

Poniendo orden en la chirigota

Voy a intentar tomarme unas vacaciones del tema, en plan turista, cansado ya de que nos traten cada día como si fuéramos tontos. Me despido del asunto por unos días con otro tuit de Otegi en el que, lejos de intentar reconducir la actitud de Ernai, quiere que nos resulte divertido el acoso y la coacción de sus juventudes, a cara tapada, a los usuarios de un tren turístico en Donostia. El problema lo tiene quien es incapaz de ver la gravedad del ataque, pero lo sufrimos todos.

Garzón, el motivador

Gaspar Llamazares me caía bien, y la aversión que le tiene la IU que se ha echado en manos de Podemos hacía que aumentara mi simpatía hacia él. Ahora empiezo a dar la razón a quienes nos advertían sobre el nuevo compañero de Baltasar Garzón, el juez estrella que cerraba periódicos mientras hablaba con la IA, el que vino a socorrer a López para asegurar las ilegalizaciones que le hicieron lehendakari, el que ahora se atribuye capacidad de movilización.

Y así, todo

No podemos dejar pasar este pantallazo: Unidos Podemos en el Congreso de los Diputados ha mandado una queja formal al ministro de Energía porque en la comisión de expertos sobre escenarios de transición energética no hay ninguna mujer. ¿Y Podemos a quién mando? Efectivamente, a un hombre (también lo hizo, por cierto, CC.OO.), y vez de cambiar su propuesta prefieren sacarse ahora la foto de la igualdad reclamando más presencia femenina.

El que pierde es el Athletic

El relato de Galder Segurola en su blog (uno de los primeros en Euskadi) es para tenerlo muy en cuenta. Narra la mala experiencia que vivió con una entrada VIP en el partido entre el Athletic y el Dínamo de Bucarest: el precio rebajado del pase no mantenía las condiciones normales de catering, con lo que la supuesta oferta era un cambio de condiciones en toda regla, lo que indignó a Segurola y al resto de clientes, varios visitantes, que se llevaron una mala imagen del club.

El Athletic responde pero no repara

Galder Segurola también ha publicado la respuesta que le ha dado el Club: en una carta sin firmar básicamente le dicen que el problema es suyo por creer que las condiciones se mantenían y que, no obstante, aprenderán de la queja (que Segurola ha dirigido igualmente a Consumo). ¿Y la reparación a los clientes? El afectado es además socio y podía haber entrado al campo sin pagar otros 70 euros. Últimamente parece que el Athletic está perdiendo el respeto a sus verdaderos propietarios.

Huevos de oro

Un ataque a tu puesto de trabajo te asusta, te hace sentirte inseguro, te genera ansiedad y preocupación… Pero no te aburre. Arnaldo Otegi decía por la mañana que la ofensiva de Ernai contra el turismo se estaba magnificando. Acto seguido, las juventudes de Sortu atacaban la sede de Basquetour en Bilbao. Por la noche, el presidente de la formación tuiteaba: “Dejad de alimentar falsas polémicas para no hacer debates constructivos sobre el modelo turístico. Dejad de manipular. Dejad de aburrir”.

¿Y esto no es cinismo?

El circuito de izquierda con moralina me aburre soberanamente. El de defensores de causas nobles señalando a los innobles, también. Pero hay un circuito, el de las respuestas que invitan a buscar en Google, que me sigue atrayendo a la herramienta: ¿quién es Mireia Boya? Agárrense: una parlamentaria catalana de la CUP a la que, en plena ola de ataques de sus juventudes contra el sector turístico, le han destapado la copropiedad de un hotel rural.

Verdad o irresponsabilidad

La deriva de las izquierdas vasca, catalana y española empieza a ser preocupante. Además de que se están pasando de rosca en algunos temas, rozando posicionamientos medievales y excusas de primero de EGB, Twitter les ha hecho mucho daño con esa búsqueda permanente del titular. Ojo, si lo que denuncia IU en Asturias es cierto, que las socorristas sufren acoso, el tema es grave. Si solo lo dicen por la famosa foto de la socorrista y por llamar la atención es una irresponsabilidad.

¿Y esto no es machismo?

He celebrado en esta columna que Andrea Levy lea a Lorca, y desde que lo hizo público se ha empeñado en demostrar que no por leer más se llega, necesariamente, a conclusiones más inteligentes. Pero de esa evidencia a este tuit de Máximo Pradera va un trecho: “Me imagino a @ALevySoler comprándose un vestido en una boutique pija de Génova y luego yendo a la Antonio Machado a por un libro que combine”. ¿Y este no es un comentario machista? ¿O es progre?

¿Por qué nos importa ahora Guam?

La respuesta la dan en Magnet: Guam es la isla menor que EE.UU. le ganó a España en el lote con Cuba, Puerto Rico y Filipinas en el siglo XIX. En el XX fue ocupada por Japón y, desde entonces, EE.UU. tiene 6.000 militares desplegados que le permiten sobrevolar varios países de Asia como China o Corea del Norte. Al mismo tiempo, es el único territorio estadounidense que Kim Jong-Un podría atacar, lo que ha destapado una ira infantil en Trump y nos pone a las puertas de una guerra.

El turista presidente de Sortu

Vayamos a las cifras: no hay ningún indicador que evidencie un problema en Euskadi con el turismo. Ninguno. Aún así, en la lucha por ser la izquierda más de moda, Sortu ya se ha lanzado a la batalla contra el turista. Curiosa batalla porque el presidente de la formación, Arnaldo Otegi, luce como un turista desde su foto de perfil en Facebook, Twitter e Instagram, y sus simpatizantes, además, lo celebran. Y hace bien, oiga, que turistas somos todos, pero coherentes solo algunos.

Que se fastidien

Ante la evidencia de que la moda de meter emoticonos en los tuist de las cuentas oficiales de instituciones ha llegado a la Casa Real española solo puedo exclamar: ¡que se fastidien! Conozco ese negocio y les aseguro que no entiendo esa tendencia de rebuscar constantemente en el menú de dibujitos para acompañar los mensajes de marcas que pagamos entre todos. Me parece un reconocimiento palpable de falta de creatividad en los gestores.

Seguramente Neymar gane en una hora más que usted en un mes

Me encanta el tuit, para empezar, porque lo ha lanzado una casa de apuestas, para seguir, porque muestra lo desmedido que se ha vuelto este mundo para algunas cosas y esas casas de apuestas en Twitter son un buen ejemplo: Neymar ganará en el PSG casi 4.000 € cada hora. Es (bastante) más de lo que gano yo y creo que de lo que gana la mayoría en un mes. Casi 35 millones de euros al año, a lo que hay que sumar la mordida de su padre y los 222 kilos que se lleva el Barcelona.

150 € por una camiseta

Sigo con la desmesura del fútbol actual. ¿Cómo se generan esas cifras? Porque muchas personas con muchos menos recursos que esos jugadores, representantes y gestores de clubes, pagan hasta 150 € por una camiseta con el nombre del millonario de turno. La queja de Luis Mora ha volado en Twitter. La respuesta más inteligente, como siempre, la de Urtzi Jauregibeitia: eso pasa a quien da más importancia a la parte de atrás de la camiseta que a la de delante, la del escudo.

A favor de esa nostalgia

Antonio Agredano tuiteaba recientemente: “El futbolero es un nostálgico”, y tiene toda la razón. En general, no me gusta ese sentimiento, y en particular, Agredano cree que está sobrevalorado cuando de fútbol se trata. Pero viendo lo que ha pasado con Neymar el mismo día que se cumplían 18 años de que Henry firmara por el Arsenal uno solo puede añorar esos tiempos de jugadores que se identificaban con los clubes… Aunque luego “Tití” acabara en el Barça, chequera mediante.