¿Se cree el «Patriota» de ‘The Boys’?

Ojo a este tuit y su respuesta: “La compra de Twitter por parte de Elon Musk se convierte en el peor negocio para la banca desde la gran crisis de 2008. Las pérdidas potenciales de la red social ya superan los 2.000 millones de dólares”, según Al Descubierto. Pero Miguel García Álvarez respondía con otra clave: “La compra de Twitter no fue una compra para logar beneficios directos, fue una compra para influir y controlar la narrativa y la conversación en Internet. Fue una forma de intervenir para imponer una visión del mundo. Un coste del 1% del patrimonio de Musk es una ganga”. ¿Acaso Elon Musk se cree el “Patriota” de ‘The Boys’?

No lo hizo solo

En Wired hemos leído esto otro sobre X, también, interesantísimo: “Un tribunal californiano ordenó la publicación de la lista de inversionistas que apoyaron la adquisición de Twitter”. “Entre los nombres más conocidos está el de Jack Dorsey, cofundador y ex CEO de Twitter, quien anteriormente había criticado duramente las acciones de Musk. También figuran en la lista el príncipe Alwaleed bin Talal al Saud, de la familia real saudí, e importantes empresas de inversión como Baron Opportunity Fund y Andreessen Horowitz. También hay exponentes del star system como el rapero Sean ‘Diddy’ Combs”.

Son responsables

¿Sabían Dorsey, el príncipe saudí, los inversores y el rapero que el plan de Musk no era ganar dinero sino favorecer una ideología ultraconservadora y friki? Ahora que todas y todos lo sabemos y que el negocio parece ruinoso, ¿van a desinvertir o reclamar algún tipo de compensación a Musk? Si no lo hacen seguirán siendo responsables de noticias como la que tuiteaba John O’Brennan en una respuesta, precisamente, a Elon Musk: El 83% de las reclamaciones de gobiernos autoritarios para censurar cuentas en X han sido admitidas. Yo lo que veo son motivos de sobra para abandonar esta red social.

El gran negocio de Musk

El gran negocio de Elon Musk, el que le reporta beneficios millonarios con los que sufragar sus cruzadas ideológicas, no es X, evidentemente, tampoco Tesla, sino Space X. Su empresa de cohetes va como eso, un cohete: “La decisión está tomada: Space X rescatará a los astronautas de la NASA y la nave de Boeing volverá vacía” (Xataka). La empresa aeroespacial es ya un proveedor habitual de la NASA y, además, posee una tecnología única que le permite recuperar y reutilizar las diferentes partes de las naves varias veces. En la NASA, que es pública, también saben a quién enriquecen, ¿debería de importarles?

Qué inteligencia artificial buscamos

Resulta muy interesante observar el ranking que hace Andreessen Horowitz con las 50 inteligencias artificiales más usadas, y que recogen en Microsiervos. Parece que buscamos “herramientas creativas para fines específicos, como la generación y edición de contenido: imagen, video, música, etc.”. A las otras IA, esas con las que podemos conversar, empezamos a darles un uso significativo “reemplazando con sus consultas a la tradicional pregunta a Google”. Esta es la tercera vez que Horowitz publica este ranking, en el que se ha mantenido al frente todo el tiempo ChatGPT. Por detrás se sitúan Perplexity y Claude, y sube Copilot, de Bing.

Con fuste

Hablar de “política líquida” hoy resulta tan de un “mundo viejuno” como hablar de “nuevas tecnologías”. Facebook (como primera gran red social), una videollamada de WhatsApp o ChatGPT son, simplemente, tecnologías contemporáneas. Y con la política líquida pasa exactamente lo mismo: es la política que nos ha tocado vivir. Por supuesto, sin la existencia de la tecnología de hoy no puede explicarse la política de hoy: de Trump a Putin (con su sofisticada guerra propagandística y las sospechas de un elaboradísimo ciberespionaje) pasando por Pedro Sánchez, el éxito del populismo solo se explica con los desarrollos tecnológicos que le aúpan. ¿Estoy diciendo que Pedro Sánchez es un populista? Más bien estoy sugiriendo: ¿y quién no lo es en la política española de hoy?


Pero mi intención era hablar de la política vasca y de cómo Podemos y PSOE han importado el populismo y el PP, el complejo ante los partidos que le comen la tostada. Una política vasca en la que la fuerza que más sube en las encuestas (en la misma medida en la que Podemos pierde porcentajes) también ha abrazado el populismo. Bildu se empeña en mostrarnos que su modelo es ERC, como si ERC no tuviera en el Congreso a un portavoz que intervino sosteniendo una impresora, y como si en Catalunya, para justificar su retirada y mantener una hegemonía que le ha regalado el nacionalismo convergente, los republicanos no estuvieran diciendo lo que creen que la gente quiere oír.

En este contexto, en esta política, con estas tecnologías, Bildu ha hecho muy bien las cosas: ha sabido meterse en los debates por elevación (“centrémonos en lo importante y no en las competencias”, como vino a decir Oskar Matute), ha sabido hacer de lo líquido su elemento y de lo nuevo su oportunidad: si la vieja izquierda abertzale no vendía muchos peines, la nueva, la que se parapeta en torno a Bildu y colaboracionistas, los vende muy bien. Pero que haya sabido hacer bien la comunicación no significa que haya mejorado algo en su forma de hacer política.

Pero igual que añoramos el viejo fútbol sabiendo que este no volverá, no podemos refugiarnos en un conservadurismo democrático que cofunda el medio con el fin. No se trata de mantener la política tal y como era, tal y como nos gustaba, de conservar las negociaciones puras, de esperar una mano tendida como hizo el lehendakari Agirre. Vencerá el que sepa actualizar aquella política en estos medios, con estos rivales que son capaces de aparentar que renuncian a sus esencias mientras meten a excolaboradores y exmiembros de la banda armada en unas listas municipales, principalmente, por serlo. Habrá que nadar, porque ya no hay camino: nos lo han inundado. Y tendemos que usar la tecnología pero no para mostrar si lo nuestro es “la cerveza o el cubata”, sino para dejar claro que hemos llegado, que la política “con fuste” también se puede llevar a las redes sociales digitales.

En un diálogo escrito por Mark Légasse en 1985, uno de sus personajes preguntaba a otro: “¿Es usted vasco?”. Y el segundo respondía: “Sí. No es gran cosa hoy en día pero mientras queden golfos de nuestra clase ellos no ganarán del todo”. Algunos, simplemente, tratamos de mantener esa sensación en 2023, con todo lo que nos toca en 2023.

«Contenido creado por humanos»

Hace tiempo que leí que en el futuro las personas ricas no tendrán Internet. Y siempre he estado de acuerdo. Desde que sabemos que existe ChatGPT he pensado que esa predicción tiene más sentido todavía: en el futuro, estoy seguro de ello, las creaciones genuinamente humanas serán solo para unos pocos mientras la mayoría consumiremos entretenimiento e información generadas por un software en función de nuestros gustos. El sello que podemos ver en Microsiervos y que ha sido creado casi como una broma, que indica que se trata de un contenido creado por humanos, será una marca de exclusividad.

No hacemos falta

Lo cierto es que ChatGPT y otras herramientas basadas en la Inteligencia Artificial ofrecen resultados increíbles. Hasta este año, lo que conocíamos como “inteligencia artificial” era una minucia, poco más que un entretenimiento y promesa. Ahora hablamos de una realidad cuyos límites desconocemos. No sé si acabaremos hablando con Multivac o huyendo de Skynet, pero sí que es posible, como vemos en Photolari, “hacernos” un catálogo de fotos profesionales a partir de una imagen. Eso no es lo peor: las fotos falsas de Trump detenido podrían haber iniciado revueltas y violencia. Hoy más que nunca necesitamos inteligencia humana.

El futuro es ahora

Lo cierto es que no siento angustia ni preocupación al pensar que las labores creativas, y no las tediosas, puedan ser realizadas por máquinas. Salvo algunas excepciones, Internet ha posibilitado que generemos y consumamos basura, como vemos en el hilo de Punhal en el que recopila el trabajo de esas y esos “creadores de contenido” on-line que consume en masa la chavalada y que se copian unos a otros. Ícaro Moyano lo resumen perfectamente: “Los creadores de contenido no curran para ti. Ni para ellos mismos. Curran para no caerse de la rueda”. Y el modelo de negocio se basa en que la juventud carezca de referentes culturales.

No pasa nada por fallar

No pasa nada porque las y los creadores de contenido se copien. No pasa nada porque sean consumidos en masa. No pasa nada porque fallen: Ibai Llanos ha explicado recientemente que ha dejado de hacer ejercicio para bajar peso. En Magnet recuerdan que la motivación puede ayudarte a empezar, pero para seguir necesitas la disciplina. Lo peor de esta historia es el “hate” (mensajes que buscan hacer daño) que ha caído al streamer. Esa falta de referentes culturales necesaria para que muchos canales de YouTube, Twitch o TikTok triunfen también conlleva una falta de referentes éticos. Es duro escribirlo, pero es sencillo de entender.

Es solo el principio

Estoy convencido de que solo conocemos una parte de la inteligencia artificial desarrollada: ChatGPT solo se ha adelantado para comercializarlo en exclusiva, pero nos están mostrando solo una parte de lo que pueden ofrecernos. Ya nos lo irán vendiendo. Y si en esta empresa van así de bien no quiero ni pensar el nivel que tendrá la herramienta de Google. Pero no solo es por la estrategia de ventas: ¿estamos preparados para una inteligencia artificial más abrumadora aún que la que estamos viendo? ¿Qué esconden de lo que ya conocen? Soy optimista: igual la IA es la tabla de salvación de esta civilización fallida.

Mis dos minutos de odio

Hoy voy a invertir mis dos minutos de odio en el “administrativo de Osakidetza” que “suelta en una asamblea vecinal de un barrio de Bilbao que la atención primaria vasca podría pasar a ser privada cobrando 60 € por consulta. Y se queda todo ufano”. Lo tuitea Iñaki Olabe, al que conozco desde hace años, precisamente, por su presencia en actividades vecinales de Bilbao. A estas alturas, todos hemos visto a quienes mienten para meter miedo y para favorecer a un partido político de la oposición, desde los candidatos y los políticos que siempre, siempre están ahí, a los sindicalistas que velan por unas siglas y no por la ciudadanía.

Voy a necesitar otro par

No puedo con esto: “La familia de la niña violada grupalmente en Badalona recibe amenazas de muerte”. “Un desconocido envía mensajes al hermano de la víctima, de 14 años, en los que le amenazan gravemente: ‘Te voy a apuñalar para que tu madre y tu padre sufran por ti. Por mentiroso, estás muerto’” (República). La justicia, con todo su peso, todo su aparato policial y sancionador tienen que caer sobre quienes amenazan a unas víctimas que siguen sufriendo. Los recursos del estado, de Catalunya y de la ciudad tienen que volcarse en este caso de manera inmediata, y la ciudadanía implicarse porque esta lotería nos toca a todas y todos.

Ya voy seis

Por supuesto que hay que seguir mirando a Ucrania, y a nuestra cuenta corriente, que sufre viaje tras viaje al supermercado y la gasolinera. Por supuesto que hay que mirar a las elecciones y las cosas de la salud, y el periódico para enterarte de que hay víctimas revictimizadas como en Badalona. Pero también hay que mirar a Israel, que después de armar un gobierno de extrema derecha masacra aún con más impunidad a la población palestina. Podemos debatir largamente sobre la historia, los derechos y la legitimidad de la violencia, pero urge que la comunidad internacional mire y haga algo en aquel aplastamiento.

Podemos empezar a reírnos

Las criptomonedas atraviesan su mayor crisis de confianza (y lo que queda), la espuma de los NFT bajó más rápidamente que subió, hasta Mark Zuckerberg evita hablar de un metaverso que ya no convence ni a los más fascinados por Second Live a principios de este siglo, así que los oportunistas de han lanzado a por la inteligencia artificial: “Criptobros que no saben qué mandanga colar ahora ofertarán un curso de ‘Ingresos pasivos con Chat GPT’ a 2.000 euros para seguir con sus ingresos ‘activos’”, alerta Juan García en Twitter. Lo que me fascina es que hay gente que pica, que no sabe en qué “invertir” su dinero.

El absurdo en Twitter

Solo hay algo más absurdo que lo que está pasando en Twitter: que lo sigamos usando. En Photolari denuncian que el propio Elon Musk baneó a un fotógrafo por denunciar a una cuenta de esas que crecen birlando el trabajo de los demás (cogiendo fotos de aquí y allá, y publicándolas una tras otra sin pagar un euro ni citar la autoría). Tan absurdo como suena, tan real como que el millonario sigue haciendo que su inversión pierda dinero con decisiones de mierda, despidos de oro y errores acumulados en una red social que funciona solo porque no hay una a la vista a la que saltar. ¿Dónde está Zuckerberg cuando se le necesita?

El dinero es una movida

El dinero es una movida. Nos desfondamos para ganarlo y tenemos la sensación de que lo gastamos con demasiada facilidad cuando podemos. De pronto, viene una época como la actual en la que todo se encarece, por la guerra o por el morro, en la que la inflación hace que valga menos lo que tienes, y en la que alguien indeterminado de alguna institución demasiado alejada de todo decide que te ha tocado y vas a pagar más, mucho más, por tu hipoteca al mes. Qué movidote. Eso, sí, como denuncia Nacho Chaparro, lo que nosotros tenemos en el banco no se revaloriza, no vaya a ser que las entidades den menos beneficios. ¿A quién?

Y la economía, un desastre

No creo que sea cosa de la caverna mediática, que tiene lo suyo (para empezar, tiene poca credibilidad), ni de las manos negras de Bruselas (ha llegado Podemos al poder y ya nadie habla de “los hombres de negro”), creo que es una evidencia esto que resumen bien en República: “La economía española, en caída libre: se disparan el Euríbor, la inflación y el precio de los alimentos”. “El encarecimiento de las hipotecas, la cesta de la compra y la energía ahogan a los hogares”. No hace falta ser un contertulio de Jiménez Losantos ni un columnista del Abc para leerlo y preguntarse: ¿y qué hace el gobierno español?

El engaño era una estafa

Mientras los más irresponsables siguen soltando nombres en Telegram y Twitter de diputados socialistas que fueron a cenas (inocentes de otras acusaciones hasta que se demuestre lo contrario), las y los periodistas siguen dando a conocer detalles de lo que sucedía en las entrañas del “caso Mediador”. Básicamente, la liebre ha saltado porque los empresarios que pagaron para conseguir contratos o evitar sanciones se sintieron engañados. Los pagos, de 6.000 € para arriba, según vemos en Nius, no traían los beneficios esperados, y ahí acabó todo. Tampoco me dan pena los estafados que buscaban salir favorecidos.

Escribir bien es la diferencia

Hace tiempo leí un acicate parecido a esto: es necesario esforzarse en escribir bien porque hacerlo era lo que diferenciaba a las buenas personas de las malas. Palabras más, palabras menos. Según avanzaban los teclados predictivos pensé que, además, era lo que diferenciaba a las personas de las máquinas. Pero con ChatGPT esto también ha cambiado. Galder Reguera, que de escribir bien sabe un rato, alertaba en Twitter sobre un nuevo valor de esta inteligencia artificial: “Entre otras cosas, redacta mejor que la gran mayoría de las personas que conozco”. Solo espero que los humanos sigamos encontrando mejores historias.

El Metaverso es una cosa

Además de que yo soy, de natural, un tipo simple, estoy titulando los párrafos anteriores así solo para llegar a este, sobre el vídeo en el que Jon Aramaka, conocido en Internet como Lord Draugr, asegura con retranca que “el Metaverso es una cosa”. El clip me ha servido para conocer al creador y para pasar 20 minutos como si nada enterándome de unas cuantas cosas. El youtuber no cuenta mucho nuevo pero sí lo cuenta muy bien, y resulta muy interesante para ver hacia dónde caminan las empresas tecnológicas con sus piernas virtuales. Un sendero que la mayoría no queremos comenzar. Entonces, ¿por qué se empeñan?