Siempre fue una mala idea

Primero fue pagar con dinero de verdad por sobres virtuales con los que las empresas desarrolladoras de los simuladores o los managers de fútbol obtenían otro ingreso. Después, la entrada de los archivos NFT (que permiten trazar la propiedad del propio archivo) y la publicidad de las empresas que gestionan criptomonedas (el FC Barcelona acaba de firmar con una para su manga). Y ahora, directamente, en El Diario hablan del “criptopelotazo con cromos de fútbol. Invertir en cartas de jugadores, apostar a que tengan un buen rendimiento futuro y especular con ellas cuando su valor suba. Trading con imágenes de deportistas”.

Tenemos que dejarla al margen

No hay ni habrá medidas suficientes para parar la contaminación. No es posible evitar a los dictadores como principales proveedores de materias primas. No podemos permitirnos ni un ultrarrico más. Más fácil que cambiar el modelo de negocio es empezar a cambiar nuestro modelo de gasto energético. Y no soy ningún idealista: realmente creo que es más viable que nos planteemos cuántos aparatos eléctricos o vehículos necesitamos o si podemos dejar de aspirar a recorrer el mundo en avión, a desentendernos de la OPEP, que “admite que las emisiones de CO2 seguirán aumentando hasta 2030” (EPE) sin hacer ese cambio.

Realpolitik de lo más cercano

No esperaba menos: Bernat Dedéu se queda a gusto en su columna en El Nacional cuando describe la incorporación de Mireia Boya a la Generalitat, después de que Junts haya abandonado el Govern. La de la CUP ha aceptado, según el columnista, reforzar el nuevo Pujolismo, al frente del que estaría situado ahora Junqueras, y que consiste en que “todo libertario catalán acaba cediendo sus pretensiones de emancipación por una suma razonable de dinero”. Dedéu cuenta que, visto eso, su propio padre le pide que “haga el favor de llamar a mis amigos pijos de Barcelona para que me den un trabajo mucho más seguro”.

Pobre…

Pobre Macarena Olona, no sabe la torta que se va a pegar. No soy muy bueno haciendo vaticinios y nunca he ganado una pelotilla sobre el número de parlamentarios o diputados que va a sacar algún partido, pero esto lo veo claro: Macarena Olona no tiene ni idea de cómo funciona un partido político. De hecho, ha demostrado varias veces que tiene poca idea de cómo funciona la política. Para ella, el ejercicio de representación de la ciudadanía consiste en posar para la foto (la campaña, por supuesto, se la hacen) y salir al atril a provocar. Con eso llegas lejos en un partido de ultraderecha, pero por su cuenta el camino va ser muy corto.

La diferencia

Cuando alguien lo escribe tan bien como Daniel Castro, ¿qué puedo aportar yo? De momento, copio y pego su tuit: “Me parece que sacar los restos de Queipo de Llano de la Basílica de la Macarena es justicia. Venganza sería tirarlos a cualquier cuneta random y tener a la familia ochenta años buscándolos”. Su mensaje, además, es perfectamente complementario a todos esos que dicen que hay que dejar a los muertos en paz. Por justicia y por reparación, hay que remover cunetas y criptas de honor. Dejarlo todo como está solo beneficia, evidentemente, a quienes heredaron lo robado durante el golpe de Estado. A ver si así se entiende de una vez.

«Siempre hay un nivel más»

En su hilo sobre la preocupante situación de Brasil, una vez más, provocada por la extrema derecha, el populismo y neoliberales como Vargas Llosa o Neymar, Jorge Galindo describe “la lógica circular de la conspiración: siempre hay un nivel más de duda al que acudir”. Si Bolsonaro (después de llenar Brasil de armas) no sabe que sus dudas refuerzan la espiral y la escalada de violencia, malo. Si lo sabe, directamente, tiene que ser juzgado por algo más que la opinión pública e incluso la historia. Un Trump de Aliexpress al que no se puede blanquear de ninguna manera. Y quien lo haga tiene que ser claramente señalado.

No hay diferencia

No hay diferencia alguna entre quienes defienden a Bolsonaro y quienes defienden a Putin. Son colaboradores del fascismo contemporáneo y parecen en Twitter lamebotas del uniforme de las SS. Ricardo Marquina, periodista en Rusia, explicaba con claridad meridiana lo que hace el del Kremlin, o lo que es lo mismo, lo que justifican quienes le defienden, precisamente: “Rusia suspende los acuerdos para exporta trigo desde Odesa por el ataque de hoy a la flota del Mar Negro, ataque considerado como ‘terrorista’ por Moscú. El crucero atacado lanzaba periódicamente misiles contra infraestructuras civiles ucranianas”.

La vergüenza

Para lo de Bolsonaro, lo de Putin, lo de Xi Jinping (que tiene defensores entre comunistas y neoliberales) o lo de Trump, me vale el tuit de Diego E. Barros: “Sabíamos que la primera víctima de una guerra siempre es la verdad. No sabíamos que para alguno también era la vergüenza”. Porque algunos en el frente matan; otras y otros, en el Kremlin y en Rusia Today, arman los argumentarios, y finalmente una horda de sinvergüenzas los difunden en Twitter, las tertulias en las que ya todo da igual o en grupos de WhatsApp y Telegram en las que los más russkies aplaudirán y otros verán al primo que siempre fue medio tonto haciendo de las suyas.

Pero, ¿qué pasa?

“Tres jóvenes asesinados en la noche de Halloween, uno tiroteado en Málaga y dos apuñalados en Sevilla y Tarragona. A estos crímenes se añade una larga lista de sucesos registrados, con dos apuñalados en zonas de ocio de Sevilla y Granada, otro en Seseña (Toledo) y la detención de 18 menores por agredir a varias personas en la Feria de Abril de la capital hispalense”. La noticia es de El Periódico de España y tiene que invitar a la reflexión y movernos a la acción: algo estamos haciendo muy mal si la violencia se trata casi como una nota de sucesos y una práctica inherente a la juventud, como ya hizo Anthony Burgess.

Un gran titular

Al contrario de lo que hemos descrito en el párrafo anterior, este titular de Mikel Segovia en El Independiente es una estupenda noticia: “Los vascos creen que la inmigración mejora su economía y empleo y no daña su identidad. Un informe del Observatorio vasco de Inmigración revela que la tolerancia ha mejorado y sólo el 6% de la población ve la llegada de inmigración como ‘un problema’”. El informe refleja una visión realista que no está condicionada por los innegables problemas que pueden generar algunos grupos aislados, como pretenden algunos incluso organizados en partidos políticos, populistas y de derechas.

Vamos por el buen camino

Nuestra civilización solo tiene una oportunidad para salvarse: acabar con los ultrarricos que son, a la vez, quienes más contaminan. Por eso creo que es importante que entre todas y todos consigamos que Twitter pierda su valor, que cada dólar que ha gastado Elon Musk sea tirado por el desagüe. Ya encontraremos otro entretenimiento on-line y sus desarrolladores, por lo tanto, ya tendrán otras oportunidades laborales. En eso están, aunque crean justo lo contrario, los de la extrema derecha que celebran el posible retorno de Trump y los anuncios de un retrógrado disfrazado de Mesías como es el propio Musk.

Y en Europa, mejor

Espero y confío en que Europa, además, sea tan rígida con Twitter como lo ha sido con otras grandes tecnológicas, y obligue a la empresa a seguir pasando por su aro. El comisario de la Unión, Thierry Breton, advirtió al propio Twitter de que el pájaro volaría “libre” (como el nuevo dueño anunció en su cuenta) pero con las normas europeas dentro del continente. Sé que hemos explicado muy mal de qué va Europa todos estos años, por eso existe esta desafección, pero esta es una oportunidad estupenda para recordar que la UE nos dota de un marco y de unas garantías ciudadanas mayor que en cualquier otro lugar del mundo.

¿Hace falta recordarlo?

Me lo pregunto y me respondo: sí, hace falta recordar esto que tuiteaba Marcelino Madrigal: “A ver. A Elon Musk no le importa tu ideología, le importa tu dinero, OK? Pues eso”. Así que ya pueden ponerse tan contentos como quieran los reaccionarios (que salvo Trump y dos más han campado por Twitter libres, como su Cid), que si alguien va a ganar algo es el propio Musk manteniendo su atención, incrementando su actividad y colocándoles publicidad cuando no cuentas de pago para seguir a sus líderes. Y aún así creo que este modelo de negocio solo empobrecerá y radicalizará la red social, devaluándola como pasa con Facebook.

No se lo creen ni ellos

Voy a permitirme la comparación, pero creo que un acto en un Batzoki de pueblo en el 40 aniversario de su fundación al que lleven una ikurriña histórica y en el que cuenten con Aitor Esteban para dar una charla a la afiliación, tiene más repercusión, genera más entretenimiento y hasta favorece más emociones que el conjunto de actos del PSOE por el 40 aniversario del primer gobierno socialista en España, el de Felipe González. Sánchez ha volado tantos puentes con su partido que todo ha sido deslavazado y la sociedad no se ha contagiado nada de un evento histórico al que, aunque solo fuera como público, asistió.

El fantasma de las navidades pasadas

Me abruma el poder que adquirió José Manuel Villarejo. Tanto que era capaz de cobrar, supuestamente, siete millones por evitar una extradición a la vez que un abogado, que colaboraba en la maniobra, podía haberse llevado otros cinco. ¿Quién les pagaba doce millones de euros? ¿Por qué a ellos? ¿Qué trabajos habían hecho antes? ¿Para quién? ¿Quién les recomendaba? ¿Para qué? La pieza en El Periódico de España es muy interesante porque plantea las muchas preguntas a las que busca respuesta el tribunal, y ninguna de ellas coincide con las mías, por lo que aún queda mucha historia que contar. Sorprendentemente.

Noche de fantasmas

Elon Musk es un fantasma. El fantasma con más dinero del mundo, es cierto, y con todo ese dinero, no podía ser de otra manera, es un tipo muy pagado de sí mismo que cree que su paso por este mundo lo cambiará todo. ¡Ay, el día que se dé cuenta de que sus millones no le librarán de que el resto irán a por el bollo cuando él esté en el hoyo, como en todos los casos de la humanidad! Mientras tanto, juega a trascender cuando dice que ha comprado Twitter “por el futuro de la civilización” (EPE). El futuro de la civilización si por algo pasa, y estoy completamente seguro, es por acabar con los ultrarricos como él. Sin eso no habrá futuro.

¡Vaya susto!

Si yo fuera Elon Musk o Mark Zuckerberg, sin duda, me centraría en lo que se me da bien, cada vez trabajaría menos y dejaría a los demás que innovasen. Pero me temo que precisamente porque esa es mi actitud ante la vida no soy ni el de Twitter ni el de Meta. Lo que no creo es que le merezca la pena al segundo, con todo el dinero que tiene y lo que ha logrado, llevarse disgustos: “Facebook se hunde en bolsa y ya pierde cerca de 700.000 millones en solo un año” (ADSL Zone). Todos lo vemos: mucha gente entra solo de vez en cuando a la red social que un día fue la más recurrente, y eso ya no vale para repartir beneficios millonarios.

Pues el terror todavía va a más

Lo peor para Facebook, en cualquier caso, no es su presente de estrella que se apaga, sino su futuro: Hugo Sáez ha creado un hilo en Twitter con unos cuantos gráficos y noticias que vaticinan un futuro muy negativo para Facebook, pero también para Instagram (también en Meta, la gran matriz de Zuckerberg), y muy positivo para TikTok, cuyo crecimiento no tiene antecedentes. No obstante, yo lo matizaría un poco: aunque se dirija a jóvenes, TikTok ha llegado a un mercado maduro. Facebook e Insta fueron avanzando a medida que comprábamos smartphones y adquiríamos tarifas con datos, por eso no hay precedentes.

Un disgusto menos

TikTok, a igual que Twitch u Onlyfans, han impactado en una población muy acostumbrada a entretenerse con el móvil. Su éxito, pese a esta evidencia, es indiscutible, y especialmente en el cado de las dos últimas, muy significativo, porque su modelo de negocio es el de la suscripción (eso que perseguimos los medios de comunicación digitales, por ejemplo). El de OnlyFans, además, es un caso especialmente interesante porque sin quererlo se ha convertido en una herramienta con un público muy claro: el que busca sexo on-line. Pese a las reticencias iniciales, “garantiza contenidos para adultos durante 5 años más” (Trecebits).

Peligro de muerte

Llevo tiempo advirtiendo en las redes sociales, como el típico viejo solo que se lamenta en voz alta en la calle, de que la moda del café de especialidad en casa nos va a traer un disgusto: la cantidad de gente que se habrá quemado intentando montar su cafetera italiana cuando el agua ya hervía no sale en TikTok. En la red social, y cada vez más, en Instagram, lo que vemos son bomberadas como la que leemos en El Periódico: una influencer anima a usar esas cafeteras con leche en vez de con agua, e incluso a atascar con pepitas de chocolate el mecanismo, que va a presión, y que en varias casas de sus seguidores ya ha estallado.

Necesitamos otro contendor

Ni discuto, ni tiro de sarcasmo, ni critico las políticas de reciclaje de nuestras instituciones. Pero hablo completamente en serio cuando digo que necesitamos otro contenedor después de leer este titular en EPE: “El mundo registra un nuevo récord de concentración de gases de efecto invernadero” porque, ¿a qué contenedor van quienes más contaminan? Sí, me refiero a los ultrarricos que viajan en jets privados y que se han hecho millonarios en países como China, Rusia o EE.UU., donde pasan de los acuerdos para evitar la emisión de esos gases (también conozco la culpa histórica de Europa al respecto, no necesito lecciones).

Solo hemos empezado

Después de lo urgente, que nos estamos cargando el único planeta que tenemos, vamos con lo importante: “Una decena de ‘selecciones vascas’ tendrá opción de ser oficial con la nueva Ley del Deporte” (El Independiente). Y sí, la de fútbol, clave por la enorme visibilidad que daría a nuestra reclamación nacional, está entre ellas (porque la selección de Euskadi ya compareció antes de la creación de la Federación Española). Surf y Pelota solo han tirado la puerta abajo, el resto de camisetas verdes están esperando para entrar y coger lo que es suyo: la oficialidad en competiciones internacionales, para disgusto de muchos y muchas.

Ese país a los dos lados de los Pirineos

La de la salida del Tour en Euskadi es otra de esas grandes noticias que criticarán los mismos que luego se sacarán fotos desde las rampas para tuitearlas. La visibilidad de Euskadi como ente diferenciado, desde Bilbao hasta Bayona, a los ojos de todo el mundo, es importantísima. No solo desde el punto de vista económico (la organización del Tour sabe que lo suyo es un escaparate y cobra por ello porque genera grandes ingresos a quien se exhibe), también desde el emocional y desde el nacional. Con el camino hacia la oficialidad empezado el espaldarazo que puede recibir el ciclismo vasco es impagable.

La política la hacen los partidos

Yolanda Díaz ha hecho toda su carrera política apoyada en partidos de izquierdas. En varios. Eso habla bien de ella: varios equipos de trabajo diferentes vieron su valía y quisieron contar con sus ideas. Lo que no habla tan bien es que después de eso ella misma haya llegado a la conclusión de que su proyecto, Sumar, no necesita a ningún partido político y que todos tendrán que subsumirse detrás de su claim y su figura. Pues bien, según The Objective, Sumar no sacaría ni un escaño en la circunscripción de la vicepresidenta del gobierno español. Su idea parece que no cala y “los sondeos asustan”. No son las personalidades, son las personas.

Como opción, es menos mala

No estoy de acuerdo con rociar pintura contra ninguna fachada (ni aunque se quite con acetona), pero por si me preguntan me adelanto: sí, me parece mejor lo que ha hecho el activista (entrado en años, por cierto) que ha llenado de pintura la parte delantera de lo que aseguran que es un lobby del petróleo, que lo que han hecho las crías y críos que han lanzado comida contra obras de arte que si se dañan supondrán pérdidas irreparables. Es más consecuente, más valiente y el mensaje queda más claro: si ellos manchan nuestro planeta y nuestras economías, nosotros (por medio del pintor) les manchamos la fachada.