Que viva España

Ayer, durante el larguísimo pleno en el Parlamento, una representante de EH Bildu no tuvo ningún problema en loar la ley española de Empleo (“estatal”, dijo) que según ella mejoraba a la vasca que, finalmente, se aprobó. Oskar Matute tampoco lo tuvo, unas horas antes, en pedir en Twitter la intervención del Estado en Iberdrola. El periodista Xabier Garmendia se preguntaba con cierta sorna y mucho acierto: “¿Bildu pidiendo que el Estado español tome el control de la mayor empresa de Euskal Herria? Bildu pidiendo que el Estado español tome el control de la mayor empresa de Euskal Herria”. Están a dos Teleberris de lanzar vivas a España.

Primero, sus cositas

Mientras unos alaban a España, otros siguen loando a “los presos” (durante décadas el lenguaje inclusivo no fue con ellas y ellos) y quienes les defienden. Demasiado arco ideológico como sujetarlo con cierta fuerza. A lo que voy: Covite denunciaba que en el campeonato de bertsolaris de Bizkaia habían defendido a Porrotx por su implicación y a miembros de ETA, ¿por sus acciones? Iñaki García Arrizabalaga, una vez más, ponía un punto muy sensato en su crítica, a la vez que daba a conocer la denuncia: “Cuánta desafección al bertsolarismo y al conjunto de la cultura vasca causan este tipo de comportamientos…”.

El fútbol hoy es otro

Florentino Pérez estaba encantado con la decisión de la justicia europea sobre las medidas de coacción de UEFA y FIFA a los equipos que querían formar parte de la Superliga: “El fútbol europeo de clubes no es ni será nunca más un monopolio” (República). Tiene razón: ahora será un duopolio con su proyecto y, en paralelo, el tradicional. Pero en ambos casos estamos hablando de la misma mierda: la parte del león del dinero será para quienes más tienen y más gastan. Y el resto, de comparsas, para dar un poco de emoción. Pero sigo pensando que han medido mal: en la Superliga las comparsas serán, quieran o no, los clubes llamados a ganarla.

Un ejemplo

Voy a ser muy claro: la Superliga no es sostenible porque los clubes que aspiran a formarla son ganadores. Pueden esperar unos años a hacerlo en sus ligas, pero acaban por ganar antes o después, como el Barça, que el año pasado la ganó después de fichar como si pudiera hacerlo. Pero este mismo Barça en una liga contra los mejores de Europa no rascará bola en 20 años. Y por mucho dinero que reciba, el resto recibirá, por lo menos, el mismo. Y si van a competir a la vez en la liga española necesitará duplicar la plantilla, con lo que lo gastarán lo ingresado rápidamente, y volverán las pérdidas, las palancas y nuevas ambiciones.

Ojo a esto

Hoy es el gran día de las comidas o cenas de Navidad en empresas y cuadrillas, por lo que es el mejor para recuperar este texto en el blog de la Agencia Española de Protección de Datos: “Si vas a subir imágenes de otra persona a una red social, es importante que te asegures en primer lugar de que esa persona está de acuerdo”. Y si esa persona te reclama que la quites, la tienes que quitar. Si no, podrá pedir a la plataforma que lo haga y, finalmente, puede recurrir a la AEPD. Pero lo peor, sin duda, es la pérdida de una amistad por ese momento que nos parece gracioso solo a nosotras y nosotros y que subimos a Instagram sin pensarlo mucho.

El empeño en fracasar

Lo siento, pero no entiendo el empeño en fracasar. Si algo ha salido mal: autocrítica, examen, propuestas de mejora y a seguir. Pero lo de revolcarse en el fango no lo he entendido nunca. Y es lo que está haciendo la izquierda española, claramente. Una izquierda española con una bis vasca importante: Podemos lo lidera una navarra que, sin embargo, irá quinta por Madrid. “Sumar ofrece a los morados encabezar Navarra. Un caramelo envenado porque ‘allí no quieren a Belarra’”, leemos en El Independiente. Las propuestas con malicia, igual que las negativas con desesperación, no son atractivas para las y los votantes. Es evidente.

De escudero, un sangre azul

Creo que sé muy poco de política: no entiendo que Sumar y Podemos se empeñen en hacer públicas sus discusiones, que solo les genera desgaste, y no entiendo que Yolanda Díaz haya escogido a un sangre azul como su número dos: Agustín Santos puede tener un currículum brillante y haber trabajado para el PSOE, pero también es un sangre azul de libro que siempre ha flotado en aguas pacíficas de ministerios, embajadas y puestazos. Un progre de alta cuna, en plata. ¿Qué mensaje proyecta? ¿En quién está pensando Díaz cuando hace la elección de la persona y de lo que significa? Quien mira más hacia arriba que hacia abajo suele tropezar.

Núñez Feijóo no va mal

Al PP le quedan dos piedras en el zapato. Una es la de todos los partidos: la fecha y la abstención. Y la otra es Vox. Pero Núñez Feijóo, pese a todo y contra todo pronóstico (por lo menos yo no vi llegar su éxito el 28-M), avanza y acierta en los mensajes (también pese a sus habituales errores): “Si el PP gana, el PSOE tendrá una oportunidad para reconstruir el partido que existía antes de Sánchez” (Nius). Esto es un gol, es insistir en su idea (la del PP, claro) de “el sanchismo” y de todas las connotaciones negativas que es capaz de meterle. Y es una idea que cala fácil porque el cortoplacismo de Sánchez nos ha sobrecogido a todas y todos.

Rusia, sí

Sigue habiéndolos. Cada vez más escondidos, cada vez menos, es cierto, pero seguimos encontrando a defensores de lo indefendible, a difusores de teorías de la conspiración, a personajillos que ven la película de “La cortina de humo” en cada informativo, a propagandistas a sueldo del Kremlin y a tontos útiles que defienden a Rusia y atacan a Ucrania desde sus redes sociales completamente gratis. Ahora tendremos que verles negando que el ataque a una presa y a la ciudad natal de Zelenski no tiene nada que ver con la contraofensiva ucraniana, y afirmando que la agredida es Rusia. Y por los nazis, por supuesto.

Vuelve la mula al trigo

Doy por hecho que, al final, Florentino Pérez fichará a Kylian Mbappé. Lo doy por hecho porque el presidente del Real Madrid es de esa casta a la que nadie le dice que no. Tardarán más o menos, pero todas las personas y todas las cosas claudican ante ellos, ante los dueños de los países. Lo que espero es que lo haga rapidito porque de los creadores de los clubes-estado tenemos ahora los jugadores-historia, y aburren: la historia de Mbappé, la de Messi no fichando por el Barcelona, aquella de Neymar, la de Griezmann que va y viene… Un Mbappé al que dieron plenos poderes en París para demostrar que solo es un buen jugador más.

100 días

El hilo de Ricardo Marquina es tan breve como duro y es tan duro como bueno. Este periodista que vive en Rusia y cubrió el inicio de la invasión sobre Ucrania habla, claramente, de un mundo peor que hace 100 días (hoy, 101), cuando comenzó la guerra que solo quería Putin. “El mal ya ha ganado. Todos hemos perdido”, concluye. Antes, manda recaditos a quienes, desde la distancia, justifican a Rusia, a la que no puede criticar abiertamente porque “me pueden caer 15 años de cárcel, pero los nazis son siempre otros”. Me quedo con esta abrumadora frase que Marquina tuitea casi sin querer: “La historia no perdonará este episodio”.

También es un club-estado

La extensa pieza de Carlos Prieto en El Confidencial sobre cómo el Real Madrid hoy es un club económicamente saneado que no necesita los millones de un jeque o un oligarca ruso para ganar una Copa de Europa, ni tiene que endeudarse como ha hecho impunemente el Barça, es imprescindible. Básicamente, Prieto muestra a un club favorecido por el estado español que, primero, le cede terrenos (en época franquista) y, después, le permite quedarse con el beneficio (con el parabién hasta de IU). Un beneficio que, además, salpica felizmente a ACS, que preside también Florentino Pérez, cuyas relaciones posibilitaron la lluvia de millones.

Yo haría caso al BCE

Para una vez que “el BCE pide subidas de salarios para compensar la inflación y no aumentar el riesgo de impago de hipotecas”, yo haría caso al BCE. Aunque, claro, yo pinto poco en patronales varias. El titular de Eldiario.es, no obstante, es de los que hay que guardar porque desmonta, una vez más, las tesis más conservadoras (como su propio nombre indica, pretenden conservar el dinero y la desigualdad) a favor de que se reparta un poco el circulante. Porque los ricos lo son cada vez más y los márgenes de beneficio (véanse las gasolineras) son los culpables de esa subida de precios desbocada.

Pues no me parece bien

Cuanto más lo pienso peor me parece que Pablo Casado no reclame la indemnización por cese de actividad que le corresponde. Lo siento, pero entiendo lo de “ser ejemplar” de otra manera, es decir, ejerciendo tus derechos para que cuando otra persona más desfavorecida también los ejerza lo haga con legitimidad plena. Porque, insisto, ya sabemos cómo funciona la derecha conservadora: no va a poner nunca el foco en que el PP está siempre dirigido por millonarios (y Núñez Feijóo también lo es), sino en que prescindir de derechos es de valientes, de personas comprometidas con su trabajo y servicio, y de buenos españoles.

Por ejemplo

Si hasta ahora las y los defensores de Elon Musk, quienes nos lo presentaban como una especie de Da Vinci contemporáneo con conciencia social que iba a salvar el planeta junto a Jeff Bezos y Steve Jobs, no se han dado cuenta de lo equivocadas y equivocados que estaban, espero que hoy den el paso: el de Tesla ha cortado de raíz el teletrabajo y ha impuesto en su empresa una jornada presencial de 40 horas semanales. Sí permitirá teletrabajar más allá de ese horario, en un derroche de generosidad y latiguerismo. Y se pone de ejemplo a sí mismo, que vive en las oficinas de Tesla, como paladín de nuestro tiempo que, según algunos, es.

Lección 1. La prensa

Al final, Mbappé no ha fichado por el Real Madrid. ¿Cómo ha podido suceder? Haremos nuestras cábalas y desarrollaremos teorías propias porque de la prensa especializada en el Real Madrid poco se puede esperar, desgraciadamente (y esto es un borrón en la cuenta de todos los periodistas, sin excepción): han sido portavoces de Florentino Pérez (ya ni siquiera de la institución), al que han alabado empalagosamente, han creado villanos (el emir y Al-Khelaïfi), y han glosado la figura del jugador acentuando su supuesto madridismo. Después de un fracaso semejante toca hacer autocrítica o, por lo menos, crítica.

Lección 2. Los negocios

Entre los muchos piropos que ha recibido esta semana Florentino Pérez se repite el de gran negociador. Un negociador tan bueno que empezó ofreciendo 160 millones de euros y una fecha límite y ha acabado poniendo 200, según esos mismos periodistas, a última hora del mercado de fichajes. ¿En serio eso es negociar bien? ¿En serio nadie va a reconocer que se equivocó o, cuando menos, que exageró sin darse cuenta? Pero esto no ha acabado: si el año que viene Mbappé llega libre al Real Madrid lo hará con una prima de fichaje y un sueldo anual escandalosos porque, como todo el mundo sabe, Pérez negocia muy bien.

Lección 3. La humildad

Para el Real Madrid y para el FC Barcelona este mercado de fichajes ha sido un baño de humildad: han sido la otra parte en su propio juego, han visto cómo otros se llevan a los futbolistas y han sentido el desprecio durante las negociaciones cuando el de enfrente te considera más pequeño. Esto ha dolido a directivos, aficionados y a periodistas que se dan cuenta de que ya no defienden al pez más grande, perdiendo los papeles: “En Gol acaban de decir que deberían de prohibir a un club al que le sobra la pasta como el PSG decir que no a una oferta tan elevada como la del Madrid”, tuiteaba Mikel Recalde.

Lección 4. La geopolítica

¿Por qué el PSG rechazó una oferta de hasta 200 millones por un jugador que acaba contrato al final de esta temporada? Porque el club no necesita el dinero y su propietario, el emirato catarí, prefiere tener el mejor equipo posible. Y también porque se lo permiten: parece que las reglas del famoso “fair play financiero” no son aplicables en su caso. Todo lo sucedido ha compuesto un mensaje que no podemos dejar pasar: Catar, que es una dictadura, va a hacer lo que quiera en cualquier lugar del mundo porque tiene dinero para ello, no se sujetará a normas que con aplicables al resto, y poseerá lo que le dé la gana.

Lección 5. La vergüenza torera

No debemos olvidar que este sainete de 200 millones de euros (más la ficha anual del jugador) lo ha protagonizado el mismo “héroe” que hace solo unos meses anunció en “El Chiringuito” que destrozaba las competiciones tradicionales porque una superliga era lo único que podía salvar de la ruina al suyo y al resto de clubes “ricos”. Ese es el nivel de falta de vergüenza, ese es el personaje que lo maneja todo y ahora se ha encontrado, por fin, con un antagonista más fuerte. Pero esta historia no termina: “Madrid, Barça y Juve fichan a un ‘lobby’ para ‘vender’ la Superliga a políticos, periodistas y funcionarios de la UE”, según InfoLibre.

Cambio de banda

Es probable que mañana debute Leo Messi con el PSG. Con ese tipo de jugadores ningún club puede arriesgarse a un falso anuncio: cuando Pocchetino lo dijo sabía que estaba generando millones de euros de inversión publicitaria pero también tecnológica: todo el mundo quiere ver el primer partido de Messi con otro escudo. Lo llamativo es que en España lo ofrecerá Ibai Llanos en su canal de Twitch. Un cambio de banda (de paradigma televisivo, en este caso) a la altura de los del mejor Xabi Alonso. Ahora, a ver cómo hace el control Llanos.

Juego en equipo

Ibai Llanos no está solo: “Piqué compra los derechos de la Liga francesa con la baza de Messi” (El Nacional). Evidentemente, no estamos ante una casualidad, y menos cuando Piqué ya ha “regalado” a Llanos la emisión de la Copa América después de que su empresa, Kosmos, comprara los derechos de emisión en España. El intento de cambio de banda y paradigma es real: personajes como Piqué quieren protagonizar revoluciones y tienen el dinero para hacerlo, y aunque la televisión siga reinando y el periódico siga siendo la guarda de nuestra memoria, vía crónica, Internet es la referencia de la generación que viene.

El falso nueve

Raúl Díaz ha sabido recuperar de su memoria en el momento adecuado las palabras que importan, en este caso, las de Florentino Pérez cuando presentó en “El Chiringuito” aquel megaproyecto de la Superliga europea: “En 2024 estamos todos muertos. La situación es muy dramática. Este año teníamos que ingresar 900 millones y vamos a ingresar 600”. Estas frases suenan de otra manera (aunque nunca lo hicieron con gravedad) después de saber que el Real Madrid ha ofrecido 160 millones de euros por un jugador que además le va a costar una fortuna cada año. Ver a un millonario llorar esta vez tampoco es triste, sino repugnante.

Piscineros

Llevaba mucho tiempo desencantado con la prensa deportiva y este verano, después de leer “Saber Perder” de David Trueba, sé por fin por qué: por cómo la mayoría de la especializada diferencia entre club y jugadores por interés. No ha acabado agosto y estoy presenciando lo que el escritor madrileño describía en su novela: cómo una parte de los periodistas atacan a Umtiti por aferrarse a su contrato y querer trabajar para ganarse un puesto. Hablamos de acoso, de señalamiento diario, de púlpitos que sirven para destruir en nombre de una institución, e incluso de mobbing, aunque se trate de fútbol.

En mi equipo

El fútbol está lleno de historias y de personajes que nos fascinan, y a veces los partidos son intensos y divertidos (o todo lo contrario). Eso hace que el fútbol nos emocione y que sigamos enganchados a este deporte del que depende una inmensa industria llena de piratas. Pero también con personas como Jürgen Klopp. El periodista Jordi Cardero resumía la crónica de una de las mejores jugadas del entrenador: “Algunos aficionados del Liverpool hicieron un cántico homofóbico en la visita a Norwich. Klopp se ha reunido con Paul Amann, fundador Kop Outs (colectivo LGTBI) para denunciarlo”. Además, lo han grabado y lo han difundido.