La imagen

“Sánchez estrena gafas de Christian Dior de más de 250 euros para distraer la atención de su comparecencia”, titulan en El Debate. Pues vale. Me da igual que sean de marca y el precio. No me importa si las estrena, ni me importa si es otro de esos inventos de Sánchez y su equipo para generar conversación. Lo que menos me importa de lo que pasó ayer, de hecho, fue la propia comisión en el Senado para que Sánchez compareciese. Ya lo ha hecho, ¿y qué? Ahora vamos con lo que me importa: el bajo nivel de las y los senadores, a la vista de cualquiera, como el desprecio sistemático del presidente español a quien no está con él.

Las palabras

“Félix, ¿tú también te has llevado algún sobre?”, tuiteaban ayer en la cuenta del PP mientras Pedro Sánchez comparecía en el Senado, a petición del mismo PP. Era su respuesta a este tuit de Félix Bolaños: “El acoso, la violencia verbal, la grosería y el intento de encerrona contra el Presidente en el Senado es su descrédito definitivo. Responsabilidad única del PP, que no le importa arrastrar las instituciones democráticas por el barro. Ni rozan a un Presidente honesto”. Una respuesta en forma de pregunta curiosa, porque resulta curioso, sí, que en el PP hablen de llevarse sobres como si no supiéramos lo que sabemos del PP y de los sobres.

Los que ganan

La política en España está tan mal que en Valencia es Felipe VI quien tiene menos mácula, y por eso es el único que puede salir y hablar sin que le abucheen. Así estamos (o así están): la monarquía cose España. Qué planazo. Porque si en el funeral de Estado por la DANA salía a hablar Sánchez, seguramente, no terminaría su alocución y, si salía Mazón, lo más probable es que no la empezaría por los abucheos y los insultos. Por supuesto, no voy a dejar de señalar el mal rato del presidente autonómico valenciano, consecuencia de una ausencia injustificable aquella tarde, de una soberbia inexplicable y de un sostenimiento que nadie entiende.

Lo que pasa en Sudán

“Mueren más de 460 personas en un ataque sobre un hospital de maternidad de El Fasher, en Sudán”, titulan en el Huffington Post. Si esta masacre llega a suceder en Gaza o en Ucrania, donde decenas de miles de personas han sido asesinadas a misilazos y dronazos lanzados por los ejércitos israelíes y rusos, respectivamente, abriría informativos de radio y televisión, y periódicos. “Desde el inicio del conflicto en abril de 2023, la OMS ha documentado más de 1.200 muertes derivadas de 185 ataques contra objetivos médicos”. Según varias estimaciones, 150.000 personas han sido asesinadas en el país africano en este tiempo.

Sí, la IA tiene ideología

El texto de Antoni Gutiérrez-Rubí sobre cómo “la IA impulsa a la extrema derecha en los Países Bajos”, es interesantísimo porque pone en duda el beneficio de la medida europea de prohibir a los partidos hacer publicidad en redes sociales. Sin esa posibilidad, ¿qué queda? “Mucho ruido”. “En manos de las extremas derechas, una IA desbocada y con potencial de recrear realidades y verdades, impondrá una alucinación artificial capaz de explotar miedos y prejuicios sin límites”, y en Países Bajos, “Wilders ha hecho de su campaña, basada en el uso de la IA, una factoría de bulos y tergiversaciones con gran efectividad”.

La juventud nunca puede ser un problema

La juventud son nuestras hijas e hijos, y sus amigas y amigos, es nuestra esperanza y nuestra oportunidad. Pero la juventud nos inquieta. Aníbal Malvar deja claro en Público que no es la simple distancia o lógica la incomprensión: “Es razonable que unos padres no entiendan a sus hijos de 15 años. Pero si no los entiendes cuando tienen 25 y 30, es que algo ha funcionado mal durante mucho tiempo en una sociedad”. Le preocupan (y me preocupan) sus “evidentes pulsiones antidemocráticas y negacionistas, antisistema, desertores de la razón, de sus profesores y, ya no digamos, de sus políticos”, que se extienden por todas las democracias.

Una buena guía hacia el futuro

Mientras en las democracias nos preocupamos por el tipo de sociedad y, especialmente, por el tipo de juventud que hemos generado, permeable a los populismos de base fascista, aquí y allí, en las dictaduras lo tienen claro: la juventud está para guiarla y generar así unas oportunidades y una esperanza globales. La dictadura china, como leemos en Xataka, no se ha andado con paños calientes: “Tiene 39 programas universitarios de química especializados en las tierras raras” que permite al Partido Comunista gobernar el país que “refina el 99% de las tierras raras pesadas del planeta”, el mercado y el negocio del presente y el futuro.

Y puede que tengan la solución

No me fío un pelo de la dictadura china, por dictadura, no por china, evidentemente. No me fié de ningún dato que ofreció de la pandemia. No me fío de la base de su desarrollo tecnológico. No me fío de su información, ni de sus intenciones, ni de sus acciones (su presencia en África ni es casual ni es altruista). Pero Enrique Dans sí se fía de los estudios que afirman que China ha logrado “revertir su tendencia de emisiones de dióxido de carbono” gracias a “una estrategia deliberada, masiva y sistemáticamente implementada” basada en “el despliegue masivo e intensivo de energías renovables” “y una transformación estructural del mercado energético”.

Calentamos el planeta por las risas

Mientras la dictadura China trabaja para controlar al 100% el mercado del futuro y electrifica su sistema como si no costara, en el mundo desarrollado y libre no dudamos en calentar el planeta como si pudiéramos por las risas: “Zuckerberg apuesta por la energía nuclear para impulsar el desarrollo de la IA en Meta” (El Independiente). Porque convertirnos en muñecos con accesorios, bien vale un lago seco. Porque hacer fotos de futbolistas vascos con camisetas de Vox, bien vale un bosque calcinado. Porque preguntar a la IA lo que tardas un minuto en buscar en Google bien vale una especie animal menos.

¿Pero no era todo bromi?

Yo pensaba que solo por las risas era también Eurovisión: al final, ¿sí importa en qué puesto quede España? Al final, ¿sí importa que un estado se organice para influir en el voto popular? Al final, ¿sí importa cómo se comporte la cantante española? Entonces, que alguien se tome todo en serio. Y no me refiero a lo que cuentan en Vozpópuli (“el ganador no podrá ‘saltarse’ los programas de RTVE ni ir a la competencia”), que me parece bien, me refiero a que la fiesta por la fiesta puede salir bien una vez, pero no es un sistema sostenible ni siquiera en televisión. Y la prueba irrefutable la proporcionó Israel.

¿Y por qué tengo que estar contra alguna?

No entiendo el debate ni el momento de lanzarlo, la verdad. ¿Por qué tenemos que elegir entre las energías renovables y la nuclear? ¿No puede esta última ayudarnos a sostener el sistema en una Euskadi, una Europa y un mundo completamente electrificado o camino de ello? Ojalá, como afirma Pedro Sánchez, llegue pronto el día en el que las energías verdes sean la única opción, pero eso, sencillamente, hoy no es verdad. ¿Cómo van a cargar el móvil quienes le hacen retuit con fruición o mandan por WhatsApp los brindis al sol de la misma Bildu que ahora tiene que desdecirse de sus críticas a los parques eólicos y solares?

Explíquese

Esto tendrán que explicarlo muy bien porque, si no, la tentación de exigir una expropiación va a ser irresistible: “Red Eléctrica repartió 5.400 millones de euros en dividendos en la última década” (Público). Esos dividendos salen de las facturas de todas y de todos, y de las empresas, de nuestro consumo y nuestra cuenta corriente. Lo mínimo exigible es que una parte muy importante de los ingresos en un bien de primera necesidad como es la luz vaya destinada a la reinversión, al mantenimiento y a la mejora, a la previsión para que no haya caídas globales ni locales (ahí está Karrantza) que nos generen pérdidas. Ni de tiempo.

Corto

“Alvise, condenado a pagar 20.000 euros a Ábalos por vulnerar su derecho al honor”, leo en The Objective, y pienso: “Igual se queda un poco corto”. Porque Alvise Pérez montó un partido político y ganó un escaño (ganó tres, pero ahora su compañera y compañero de listas van de digna y digno) para eso: para aforarse y para poder pagar las multas con tranquilidad. El ex ministro le pedía 50.000, pero un juzgado de Primera Instancia de Madrid ha considerado que no era para tanto, aunque así leído lo parezca: “Intromisión ilegítima en sus derechos fundamentales al honor y a la propia imagen por la divulgación de texto y fotografías” en X.

El mundo no es suyo

Donald Trump es el enemigo, porque es un tipo peligroso y por todo lo que representa: el ultrarrico que sabe aprovecharse del cabreo de la gente sin que le importen las personas, y que cree que todo tiene un precio. “Nunca digas nunca” (El Imparcial), respondió Trump a Mark Carney, cuando este expresó algo tan obvio como que “Canadá no está en venta”. En la misma comparecencia, Trump presumió de estar llenando de oro el despacho oval (esto es literal), mientras su gobierno ha pegado tijeretazos sin piedad y planea atacar ahora a la sanidad pública. Por eso también es el enemigo.

Novia, vale, ¿pero Dios?

Me gustó mucho ‘Her’. Me pareció plausible, además, que en una sociedad que empuja a los seres humanos a aislarse (dejemos de prestar atención, por favor, a esos influencers que viven como mendigos por mucho que ellos lo llamen “viajar solo en una furgoneta que yo mismo he camperizado”), alguien acabe estableciendo un vínculo con una inteligencia artificial (sobre todo, si tiene la voz de Scarlett Johansson). Pero lo de “tener delirios espirituales en torno a ChatGPT y otros chatbots” (Genbeta) me parece un exceso, por mucho que nos revelen el camino. Ahora que lo he leído, no dejo de pensar en la tabarra del “IAnimismo”.

¿Queremos?

La pregunta es directa y fácil: “¿Queremos quemar el planeta para producir ilustraciones baratas con IA?”. La hace Wim Vanderbauwhede, profesor de Informática en la Universidad de Glasgow que dirige un grupo de investigación sobre informática y sostenibilidad, y la recoge Ctxt. Él lo tiene claro: “No nos podemos permitir” el gasto energético que dedicamos a chorradas. Yo, cada vez que veo imágenes en redes sociales generadas por la IA, me quedo pasmado: un gasto energético y un impacto medioambiental terribles para hacer el gilipollas, cuando hay alternativas ya disponibles, solo hay que buscarlas.

La nueva carrera espacial

No tengo pruebas pero tampoco dudas de que “la nueva carrera espacial”, como llaman en Xataka en la que están corriendo las empresas en vez de los estados, tiene como meta que las y los ultrarricos puedan sobrevivir fuera de la Tierra que habremos arrasado con el gasto energético que suponen las criptomonedas, la inteligencia artificial y, por supuesto, esa nueva carrera espacial. Pero, ojo, que los Musk y los Bezos, y sus homólogos chinos, están generándose un problema: “La cantidad de chatarra que orbita nuestro planeta”, que ya ha aumentado el riesgo de caída sobre la tierra o de impacto con un avión, según el digital.

Esto es motivo de orgullo

Hoy cualquier persona con el mínimo de empatía necesaria para no giñarse encima en el metro sabe que Donald Trump es un tipo peligroso rodeado de gente aún más peligrosa. Una banda de sociópatas temibles que considera que estas dos son buenas noticias: “La Administración Trump se dispone a despedir a 15.000 empleados” e “Israel recibe arsenal pesado de EE.UU. antes de la reunión entre Rubio y Netanyahu”. Las leemos en Voz.uz, el digital que traduce al castellano de España el trumpismo, y habrá quien lo justifique de la misma manera que hemos visto a algunos justificar a Putin. Mismo olor, misma mierda.

Sí, Flickr

Llevo casi 20 años subiendo fotos a Flickr, que ya se ha convertido en un complemento a mi memoria. Una red social que siempre me ha dado satisfacciones y que me ha servido para pulsar diferentes tendencias, aunque cada vez sea más “de nicho”. Desde que Barack Obama la usase para difundir el trabajo de Pete Souza, ya un clásico de la fotografía política, el resto de presidentes ha ido ocupando el espacio, pero ninguno con tanta energía como Trump ahora: Daniel Torok tiene un estilo mucho más arriesgado pero también mucha personalidad, y su trabajo demuestra que en la era del vídeo la foto sigue importando mucho.

Los Lakers lo han vuelto a hacer

Como niño de los 80 y 90 que fui, crecí con el corazón dividido entre el tirón de los Bulls y la magia de los Lakers. Siempre admiré a Michael Jordan porque era capaz de hacer lo que se esperaba de él aunque todo el mundo, casi literalmente, estuviese mirando. Pero el documental en Disney+ sobre la historia del equipo de Los Ángeles me pareció admirable en lo narrativo, lo técnico y en el fondo: la ambición como modo de vida de una familia. El fichaje de Dončić encaja en lo que vi: según Palco 23, su partido de debut lo vieron más de dos millones de personas en una NBA que, pese a todo, sigue cayendo.

Todo atado y bien atado

“Nadie sabe explicar por qué se abonaron casi 7,5 millones en 18 años ni ningún presidente se hace responsable, y eso que el escándalo concierne a un mínimo de cuatro”. El entrecomillado corresponde a la pieza en El Periódico de España sobre los pagos a las empresas de José María Enríquez Negreira y su hijo, Javier Enríquez Romero, que realizó el FC Barcelona. La tabla, con todo lo que han pagado los sucesivos presidentes, es un escándalo en sí misma: en 2016, con Bartomeu al frente, llegó a facturar 891.150,58 €. El primer año que lo hizo (2001), con Gaspart, fueron 72.924,40 €. Solo Laporta abonó más de un millón largo. Muy largo.

España está lleno de Martínez El Facha

Cuando acabó la moción de censura que planteó Vox a Pedro Sánchez con Ramón Tamames de candidato tuiteé que pocas cosas me parecían más bizarras que sacarte un selfie con el octogenario después de las dos sesiones en el Congreso. Pues ya he encontrado otra: comprar su discurso en Amazon. Pues bien: “El discurso de Tamames en el Congreso se convierte en el libro político más vendido” (El Independiente) en la plataforma. O lo que es lo mismo: España está lleno de personas parecidas a aquel personaje de Kim, Martínez El Facha, aunque ya no lleven el pelo engominado y el bigotillo. Ser fanboy de Tamames es el top del rancio de hoy.

Igual de fascistas

Entre los que guardan en su interior a un Martínez El Facha y los que no son capaces de darse cuenta de que muchos de quienes dicen liberarnos han sido o son fascistas de manual, es evidente que tenemos un problema: hay muchos más fachillas, de aquí y de allí, de los que puede parecer. Las buenas personas seguimos siendo más, pero las malas no son pocas, y son capaces hasta de defender a Putin hasta en cuestiones de ética básica como esta: “Naciones Unidas estima que 16.000 menores han sido separados forzosamente de sus padres y trasladados Rusia desde el inicio de la guerra, el 24 de enero de 2022” (Nius).

Pelillos a la mar

Estoy seguro de que muchos de las y los deportistas rusos que han sido vetados por su nacionalidad están en contra de la invasión sobre Ucrania. Pero el antifascismo se demuestra en todos los lugares y todo el tiempo o uno no puede declararse antifascista: “El COI levanta el veto a los deportistas rusos y bielorrusos y pide que compitan como neutrales” (El Confidencial). Pelillos a la mar. Ahora los vetos (que ya son bastante flexibles) pueden ir cayendo hasta que la presión se relaje definitivamente. Y quienes han defendido a Rusia tendrán a quien jalear, haciendo visible un apoyo propagandístico y doloroso.

La gran revolución de la fotografía

Luis de Vega escoge la imagen de Benedicto VI embutido en un plumífero blanco, brillante y largo para asegurar que “estamos metidos en un lío gordo. Todo esto es una hostia, con perdón, enorme a la fotografía, a la realidad, al periodismo… Que tenga que haber aclaraciones de una agencia como AFP ilustra el nivel del fangal”. En efecto, esa “foto” ha sido generada con una inteligencia artificial. Pero creo que el problema es previo: los dispositivos que aplican softwares compensatorios nos han acostumbrado a ver “imágenes” basadas en las “fotografías” que sacamos. La comodidad es la que ha golpeado a la foto.