1.000 millones

De la Superliga no me importa ya el futuro ni cómo afecte a las competiciones europeas, hasta el momento, las más prestigiosas del mundo. Me preocupa el presente, me preocupa cómo es posible esto que leo en Palco 23: “Barça y Madrid acceden a un bonus de 1.000 millones tras la sentencia de la Superliga”, a modo de “bonus de fidelidad”. ¿De dónde sale ese dinero, en última instancia? ¿Van a poder usarlo ya para poder fichar y sanear cuentas, en el caso del FC Barcelona? Si es tan fácil generar y repartir todo ese dinero solo por “estar”, ¿por qué cruje tanto el modelo de negocio actual y parece inviable a corto plazo?

Y ahora, ¿qué?

Leo esto en Linkedin y me quedo con cara de pasmo, lo reconozco, porque me parece tan plausible, tan de cajón que pueda usarse así de mal una ley, que no sé si lo sabían en el ministerio que la impulsó o ni siquiera cayeron en la cuenta: “Se siguen firmando muchos contratos los lunes para despedir el viernes”. “Esto supone que la reforma laboral de 2021, que ha conseguido desplomar el uso del contrato temporal ha provocado un efecto indeseado: la reducción de la duración de los contratos fijos ordinarios”. “El fijo discontinuo se está utilizando con la misma intermitencia que el antiguo contrato temporal”.

No me parece bien

Esta noticia en InfoLibre no me escandaliza: “La Iglesia mantiene ocultos los ingresos por la entrada a sus templos”. Pero sí lo hizo, como católico, que se empezase a cobrar por visitar iglesias. Entiendo la necesidad de la institución de generar ingresos, pero creo que no están bien asesorados en cuestiones de marketing: cobrar por entrar a templos es una pésima idea que va en contra de todo lo cristiano. ¿Visitas guiadas de pago? ¿Más y mejor merchandsing? ¿Explotación comercial de ciertas imágenes? ¿Fomentar el rodaje de películas, series o spots? Pero la iglesia optó por la solución más fácil: el peaje.

Las enfermedades silenciosas

Parecen estos malos días para hablar del modelo de negocio de la iglesia y, sin duda, lo son para tener hipertensión o ansiedad. En The Objective, para variar, han publicado una pieza razonable para recordar la importancia de mantener hábitos sanos y rigor con los excesos si eres de esas personas que necesitan controlar su tensión. Pero tampoco son buenos días para la ansiedad, con listas de tareas interminables y obligaciones que nos vamos imponiendo para ver a mucha gente, llevar a las y los pequeños a todas las partes, y que parezca que lo estamos pasando bien cuando la realidad es que no.

Lo que comen quienes cocinan

Reconozco que me gustan metahistorias (por eso me va la ciencia ficción) las intrahistorias, así que he disfrutado la pieza en Hule y Mantel sobre qué comen quienes cocinan: Martín Berasategui, almejas a la marinera que prepara él porque a su ama y a su tía les gustaba. El televisivo Pepe Rodríguez, capón o pularda rellena que también cocina él mismo. La también televisiva Begoña Rodrigo, canelones que prepara su madre. “Una sopa de aquellas de llorar” es la que elabora también la madre de Oriol Castro (tres estrellas Michelín). Sopa castellana, en el caso de Javi Estévez, y lubina a la sal, en el de la asturiana Esther Manzano.

¿A quién vamos a pedir principios?

“El sistema gasista español, que concentra un tercio de la capacidad de regasificación de toda Europa, está erigiéndose en un gran hub continental para la llegada y reexportación de gas natural licuado (GNL), el que se transporta congelado por barco, hasta alcanzar máximos históricos”. Después de haber leído esto en Activos, me pregunto: ¿a quién vamos a pedir que tenga principios, que se alinee con el agredido en vez de con el agresor? ¿Qué mierda de mundo estamos construyendo? Y que nadie me venga con que de otra manera sería más caro porque, de hecho, ya lo es. El dinero es para las y los de siempre. Y el sufrimiento, también.

¿A Israel?

El actual gobierno de Israel ha dado motivos de sobra para no creerle una palabra, pero algunos tuits en su cuenta oficial en castellano generan preguntas: es perfectamente plausible, porque lo hemos visto, que Hamás use hospitales para cubrir instalaciones militares. Si Israel las ataca, ¿de quién es la culpa? Cuando Israel las ataca (y creo que no debería de hacerlo en ningún caso), vemos en los informativos las imágenes que ofrece Hamás (no hay corresponsales extranjeros en Gaza y sabemos que Hamás controla el flujo informativo). ¿Por qué se emiten sin explicación? Al final, ¿nos importa comernos propaganda o no tanto?

¿A la Liga?

“La Liga firma a Arabia Saudí como patrocinador y promocionará el país por 20 millones anuales”, leo en 2 Playbook y me pregunto: ¿no habían criticado Tebas y compañía el contrato que Rubiales había hecho con el mismo país para llevarse allí la Supercopa a cambio de sus buenos millones? Pero, claro, ¿qué más da en este mundo de mierda, en el que un tuit tapa a otro tuit y ya está, nada ha sucedido? ¿De verdad a nadie le importa que una dictadura, por mucho que tenga acceso a recursos naturales y gane mucho dinero con ello, se esté comprando el fútbol, el deporte y, lo que es más importante, el mundo a trozos?

¿Al Barça?

Al final, Iñigo Martínez e İlkay Gündoğan juegan con el Barça: el club pudo birlárselos a sus clubes de origen e inscribirlos gracias a su última palanca, esa que activó el año pasado pero después la venta del activo culé no se ejecutó porque faltaba dinero (pero la palanca sí permitió inscribir a Lewandowski, por ejemplo). Pues bien, este año, qué casualidad, qué sorpresa, casi me caigo de la silla al leerlo, “el fondo que prometió 40 millones al Barça admite dificultades para reunir los primeros 20” (Vozpópuli). Lo que podría permitir al club librarse de la venta y, en consecuencia, activar, por tercera vez, esa palanca. Y no pasa nada.

¿A quien nos vendió los iPads para Educación?

Critiqué al instante la compra de miniordenadores que hizo el Gobierno Vasco de Patxi López. Aquellas pantallas no solucionaban nada. Y me he mostrado siempre disconforme, siempre, con la sustitución que progresivamente se hizo de aquellos dispositivos por iPads o similares. Estoy convencido de que no aporta nada al desarrollo de las y los niños. Nada. Ahora empieza la marcha atrás: leo en Linkedin que algunas universidades privadas comercializan sus MBA aclarando que no hay pantallas en el aula y asegurando que la experiencia es positiva para profesorado y alumnado. Líbranos, espíritu de Steve Jobs, de las y los tecnófilos animosos.

De lunes

No suelo traer posts en Linkedin a esta columna, pero confieso que me gustan cada vez más. Será que me hago mayor. De hecho, en los últimos días he encontrado un par de post muy interesantes: “Más funcionarios y menos empleados” explican que, en España, “en comparación con el máximo de hace 16 años, hay 32.000 empleados menos en el sector privado y se han perdido 60.200 autónomos, mientras que la cifra de trabajadores públicos ha sumado más de medio millón de puestos”. En “Haz que me merezca la pena ir a la oficina” ponen el acento en la flexibilidad: esta es la clave hoy para atraer o perder talento.

Pues vale

Un colectivo flexible de trabajadoras y trabajadores es, por ejemplo, el de las y los influencers, que en vez de tener un horario trabajan todo el día y en vez de un jefe deciden tener miles de ellos, millones en algunos casos. Un colectivo que no entiende que lo mejor que puede pasarles es que regulen su actividad, como avisar de lo que es publicidad de modo claro y no solo intuitivo. No me parece mal como primer paso para ellas y ellos, pero para las y los followers no es ya necesario: casi todas y todos contamos que cuando un influencer utiliza, menciona o deja ver una marca lo hace a cambio de algo.

¿Servirá para algo?

Las llamamos redes sociales pero ya no tienen nada de eso porque Facebook o Instagram (Twitter siempre fue y es otra cosa) no conectan ya a personas: después de ver un par de fotos de gente a la que conocemos pasamos a ver vídeos generados por “creadoras y creadores de contenido” sin fin. Ellas y ellos son “influencers” y sus contenidos se unen a un marasmo que generan desconfianza, tanta que “más de 40 estados de EE.UU. demandan a Meta al entender que Facebook e Instagram son dañinas para los niños”. También son dañinas para las niñas, ya lo aclaro yo, compañeras y compañeros de Público.

Y de camino a la oficina

Cuando una persona a la que admiro me pasó esta noticia supe que la iba a guardar para la columna: según Xataka, lo que más escuchan quienes tienen paneles con apps en sus coches (y viven en EE.UU., pero los datos parecen extrapolables) y, por lo tanto, acceso a Spotify, Apple Music o YouTube, es la radio. La de toda la vida. Bueno, en vez de dial elegirán una app que la ofrezca redifundiendo las emisiones de sus páginas web. Pero la gente quiere radio: un 47% es lo que escucha durante sus trayectos. El otro 53% se divide en diferentes plataformas y, por supuesto, podcast, dejando a las emisoras como líderes de hoy y de siempre… de momento.

El modelo de negocio

Twitter nació sin modelo de negocio. Lo inventó Zuckerberg para Facebook y Twitter intentó trasladarlo con sus limitaciones, por eso no es rentable. El modelo de negocio es la clave de bóveda de toda idea empresarial. Y algunos son sorprendentes por rentables: “Prefieren a un cliente que pague mil euros que a dos que paguen 500”, por eso los hoteles de lujo de Madrid están siempre mediovacíos, según El Periódico de España. “Un cliente que paga mil o 1.500 euros, en vez de 700, también compra botellas de champán francés y come caviar. Sus gastos extra en el hotel son muy superiores”, y ahí está su modelo de negocio.

El casi perfecto trumpismo de Otegi

Connivencia con grupos violentos: check. Una horda de trolls en Twitter para atacar a quien señala sus contradicciones: check. Causas con la justicia que asegura que son fruto de una persecución política: check. Posverdad: check. Gusto por las fake-news: check. Y ahora, los medios más conservadores aupándolo a la presidencia: check. El trumpismo de Arnaldo Otegi es ya perfecto. O casi. Solo le falta negar los resultados electorales si no le gustan y broncearse hasta parecer un risketo. Pero estoy seguro de que a tanto no llegará. Lo suyo es más el blanqueamiento y, a los resultados me remito, le sienta muy bien.

No tienen ni idea pero sí tienen bastante

El entorno del PP no tiene ni idea de Euskadi ni le importa lo que somos. Si no, no habrían intentado coaccionar al PNV señalando a Otegi como el próximo lehendakari, a voluntad de Pedro Sánchez, vía El Mundo. La verdad es que partido y medio pueden dar cera a quien quieran y por lo que les dé la gana, con el punto de vista que sea. Pero no es menos cierto que el PP y su entorno parece que bastante tiene con lo suyo: “La Guardia Civil investiga una trama que implica al PP de Andalucía: ‘Cajas fuertes en el armario’ y ‘dinero en sobres y bolsas’. ‘Monedas y billetes… El dinero defraudado se lo repartían’” (El Plural).

Una derrota

Hoy escucharemos palabras en euskera, catalán y gallego en el congreso de las y los diputados. Quienes las pronuncien no lo harán como un acto de rebeldía, sino con pleno derecho (aunque la ley se apruebe después). Y a mí esto me parece mal, profundamente mal. Porque el euskera y el catalán no son lenguas españolas, por muy cooficiales que sean (otra concesión del estado magnánimo), y por lo tanto no tienen por qué sonar en las instituciones españolas. Creo que hoy es un buen día, sobre todo, para quienes tienen ese rollito progre y amable con las y los pueblerinos. Y para las empresas de traducción, por supuesto.

No, no es un juego de poder

Se equivocan quienes toman la política como un juego de poder. La política es todo lo contrario: es un acto de generosidad, de reconocimiento de quien está enfrente, representando a personas que le han votado porque piensan diferente a una o uno mismo. Así que no entiendo los juegos de tronos que algunos se resisten a abandonar: “Podemos apuesta todas sus fichas en la casilla de Irene Montero” (El Diario). Podemos se equivoca porque Sánchez y Díaz pueden pactar un reparto de ministerios que incluya a Igualdad en la parte socialista del gobierno, y dar a Belarra, Montero e Iglesias, con un canto en los dientes.

Un tonto con dinero

No es listo quien reclama un 50% de paro para que las y los asalariados rindan pleitesía a las y los empresarios, si tiene una agencia inmobiliaria. Con un 50% de paro, ¿quién puede acceder a una vivienda? ¿En qué condiciones? ¿Qué puede pagar una familia por un alquiler? Ahora Tim Gurner, que fue el que reclamó en público ese “dolor” en las economías personales, se ha visto obligado a retractarse en Linkedin parcialmente, pues insiste en que la relación empresa-trabajador y trabajadora tiene que cambiar (en beneficio de la patronal, por supuesto). Tendrá dinero, y miles de seguidores en Linkedin, pero nadie le ha ganado a tonto.

Los hermanos del norte

Ha sido el parlamento francés el que ha frenado, en última instancia, la subida hasta los 64 años de la edad de jubilación que pretendía sacar adelante Emmanuel Macron. La última vez que yo hice el cálculo de la mía, al sur del estado francés, me salía el resultado de 67 años porque el sistema penaliza a quienes nos hemos formado durante más tiempo. Pero no importa mi caso, sino cómo en el norte las condiciones laborales son mejores y las defienden en el legislativo. En el sur, en Congreso y Senado, Escrivá está saliéndose con la suya en todas sus imposiciones regresivas firmadas por el gobierno más progresista de la historia de España.

Qué ambientazo

Será que no sé de la nueva política, o que no alcanzo a entender cómo se ejerce en Madrid, pero este titular en 20 Minutos me parece escandaloso: “El PSOE ha votado en contra de 10 de las últimas 11 iniciativas parlamentarias de Unidas Podemos”. Un gobierno de coalición no puede llegar al Congreso de esta manera, no puede hacer visible a los ojos de las y los representantes de la ciudadanía, a los ojos de la prensa y los fotógrafos, a los ojos de quienes vemos parte de los debates por streaming, que está partido por la mitad. ¿Quién va a confiar en la reedición de una coalición que naufraga porque la han dinamitado las dos partes?

Quienes se ponen en evidencia

Una circunstancia juega a favor del actual gobierno de coalición: que la alternativa es otro gobierno de coalición liderado por el PP junto a Vox, o un gobierno en solitario de los de Núñez Feijóo en manos de Vox. Todo puede ser peor. José Ramón Hernández recupera el corte de María de la Cabeza, diputada ultra, en el que asegura que “existe un alarmante aumento de casos de homosexualidad y transexualidad debido al adoctrinamiento del Gobierno”. Hernández recuerda cómo antes la homosexualidad y la transexualidad estaban pero en el armario. Avanzar en la visibilización de estos colectivos es avanzar. Salvo para Vox.

No será el proceso a emular

Al final, el catalán no será el proceso a emular: “La división independentista ya es total”, titulan en El Plural, no sin cierto alborozo porque todos los medios españoles, incluso este, tan pegado a lo tradicionalmente progresista en España, ponen la unidad del Estado por delante de cualquier otra cuestión. Lo que queda del procés es la rotación de ERC hacia un autonomismo pragmático y una línea dura del independentismo en una deriva difícil de explicar y defender, sobre todo, por los personajes que la protagonizan. ¿Dónde están quienes se empeñaban en ponérnoslo de ejemplo? Pues rotando, como ERC, o a la deriva.

Más trampas que el Barça

El viernes pasado las empresas tecnológicas tuvieron que remitir a la Unión Europea el número de sus usuarias y usuarios activos cada mes en Europa. YouTube arrasa con más de 400 millones. Varios servicios de Google (el buscador, los mapas y la tienda de apps) pasan o se acercan a los 300. Facebook e Insta andan en 250 millones cada una. TikTok, 125. Y me sorprendieron los datos de Linkedin (122 millones) y Twitter (100), pero, claro, es que hay trampa: en el caso de Twitter, “unos 59,8 millones son usuarios registrados” (Xataka). El resto ha entrado solo a ver un tuit. En el caso de Linkedin, estaban registrados 41,8 millones.