Clickbait y peloteo

Lo de la Taberna Garibaldi está siendo precioso. Para verlo. Para admirarlo. Para deleitarnos con cada línea: Pablo Iglesias se ha convertido en socio capitalista de un local temático en un barrio gentrificado de Madrid. Es que es pura poesía, joder. Pero es aún hay más, este tuit de Víctor Redondo, “politólogo en formación” y redactor en el medio del que es director y dueño (pero nunca patrón), también, Pablo Iglesias, lo tiene todo: clickbait y peloteo. “¿Saben ya con qué himno cerrará la Taberna Garibaldi cada noche?  Lean en Diario Red la entrevista que le hice a Carlos Ávila (cantautor, poeta y uno de los socios) y hallarán la respuesta”.

Esto es lo importante

Que Pablo Iglesias abra un bar es anecdótico y sus formas, como siempre, son mucho más divertidas de lo que le parecen a él, que da a todo una gravedad terrible. Lo importante es que haya un tipo que haya trincado una millonada durante la pandemia y, además, haya intentado evadir al fisco, según la fiscalía, Y que ese tipo, Alberto González, sea además el novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid no es una anécdota. Como no lo es que su abogado resulte ser un chapucero que “mandó a un mail genérico de la Sección de Delitos Económicos” (Alfonso Pérez, en X) el mensaje en el que reconocía los delitos que se le imputan.

Mesas “premium” en Sevilla

Si paseas solo por alguna zona bulliciosa de Bilbao como la Gran Vía, Ledesma o el Casco Viejo, y abres un poco el oído, las palabras que más oirás serán “Athletic”, “final” y “Sevilla”. Y esta columna no va a ser una excepción. Lo que ha llamado mi atención del gran tema es, sin embargo, esta alerta en Xataka con la que tendrán que contar las y los viajeros: “Polémica en las terrazas de Sevilla: hosteleros cobran 10 euros de suplemento por una mesa al sol”. Uno de los restaurantes al que han cazado con esa práctica, alega que se trata de “mesas premium”, y en Facua tienen dudas sobre su legalidad porque están fuera del local.

Más Caso Negreira

Leemos en Palco 23 que “el juez del Caso Negreira ha acordado prorrogar seis meses la instrucción a la espera de un informe de la Guardia Civil”. No solo es el informe: Joaquín Aguirre ha citado esta semana a José María Enríquez Negreira, el receptor de la millonada del FC Barcelona y el firmante de aquellas amenazas. En el digital recuerdan que “Negreira se embolsó, presuntamente, más de 7,3 millones”  y que “todo apunta a que la operativa comenzó en los años 90, durante la presidencia del fallecido Josep Lluís Núñez. La Fiscalía considera que hay indicios de un delito de corrupción en los negocios cometido por el club”.

Sí se puede

Si se confirman las sospechas y los supuestos, el FC Barcelona merece un castigo ejemplar. Pero no solo por los pagos a Negreira para obtener un favor arbitral que, por lo menos, explicaría ciertas agresiones sin castigo que todas y todos hemos visto y silbado. También por la ingeniería financiera que el FC Barcelona permite al club fichar como si no costase y birlar jugadores a otros equipos que sí cumplen. En otras ligas esto tiene un castigo: “Descuentan cuatro puntos al Nottingham Forest por irregularidades financieras” (Iusport). También ha sido sancionado el Everton y lo será, parece ya sin duda, el Manchester City.

La crítica y el motivo

De la noticia en El Independiente sobre la tensión que, al parecer, existe entre las formaciones aparecidas a la izquierda de Bildu, y la que lidera Arnaldo Otegi, hay un par de elementos que me parecen muy significativos. El primero, que a la juventud especialmente le gusta poco ese giro a la centralidad de la izquierda abertzale. Tanto han cebado al bicho que ahora quiere morder la mano. Lo segundo, que desde la pureza de principios, algunas y algunos pasan rápidamente a lo crematístico: el acceso a los sitios buenos para poner la txosna, la hucha de los presos y la caja, importan muchísimo.

Qué suerte ser vasco

Qué suerte tenemos de ser vascas y vascos, europeas y europeos, ciudadanas y ciudadanos del mundo, de cualquier parte del mundo… Menos de EE.UU., donde tienen que elegir entre lo malo y lo peor. O lo que es lo mismo, entre un Biden pasadísimo y un Trump que, simplemente, es el mismo que siempre pero en una versión más perversa y con menos escrúpulos: “No será porque sus antiguos colaboradores no han avisado de que es un loco peligroso”, tuitea Iñaki Olabe sobre un vídeo en el que “republicanos contra Trump” repasan las idas de olla más peligrosas del candidato conservador.

¿Y?

Estoy bastante convencido de que uno de los lujos del futuro será disfrutar del contenido generado por seres humanos. Las máquinas, lo que hoy conocemos como “inteligencia artificial”, generarán contenidos informativos y de entretenimiento con facilidad. ¿Y qué? Pues nos adaptaremos y yo, personalmente, tendré que esforzarme mucho para que esta columna siga siendo más interesante elaborada por mis ojos y mis manos que por un algoritmo. Alba Renai, el modelo hiperrealista creado por ordenador para presentar un contenido de tan poco valor como Supervivientes ha venido para quedarse.

Un nuevo ciclo

Confieso que, por un lado, me parece que sobreprotegemos a nuestra juventud. Por el otro, la admiro: “Los jóvenes no temen exponer las malas prácticas de sus jefes y priorizan su salud mental” (Genbeta). Y creo que “la tendencia de la Generación Z a airear sus despidos en TikTok” va a posibilitar un cambio. Las jefas y los jefes innecesariamente duros se exponen a un escarnio. Y quien eleva esa capacidad de presionar, por extensión, también. Y eso me resulta muy, muy estimulante: las y los superiores del futuro van a ser mucho más empáticos por el bien de las empresas.

Un detalle que pasó desapercibido

La semana pasada nos enteramos de que Pablo Iglesias, como buen famoso, ha invertido en un bar temático en un barrio gentrificado de Madrid, Lavapiés. Y fueron muchos los textos y los tuits dedicados a la noticia, para criticarla o defenderla a muerte, porque el patrón, si es Pablo Iglesias, es menos patrón. Pero para mí el titular sobre las empresas del líder de Podemos era este en The Objective: “Iglesias pasa página de Roures y fusiona su canal de televisión con su consultora”. Creo que el politólogo metido a periodista, publicista y hostelero no ha medido bien el coste de su libertad ni el valor de su audiencia.

Parece una mentira porque lo es

Parece que César Vidal miente en su tuit porque, realmente, lo hace: “Los colegios vascos prohibiendo a los niños que lleven comida al recreo porque están en Ramadán. Durante décadas han practicado el nacionalismo más racista y asqueroso provocando el exilio de cientos de miles de vascos. Ahora serán devorados por el Islam. Hay justicia cósmica”. Las cientos de miles de amas y los cientos de miles de aitas que han preparado hamaiketakos esta semana sabemos y podemos demostrar que César Vidal miente. Miente en lo del recreo y en que fueron también cientos de miles las y los exiliados.

Una sola palabra

Solo con una palabra Pedro Vallín ha hecho la crítica más lacerante al nuevo proyecto, esta vez hostelero, de Pablo Iglesias: “Gentrificación”, escribe sobre la información de que el líder de Podemos va a abrir un local de picoteo temático en el barrio de Lavapiés. ¿Qué diferencia a la “Taberna Garibaldi” de otras que se dirigen a un público concreto, juegan con los nombres de las copas y los platos, ocupan locales en un barrio en el que ya no se puede vivir como antes y tienen a un famoso en la parte capitalista del negocio? ¿Por qué debemos tener más respeto a este intruso con dinero que a otros?

Sí, nos jode que nos tangue un hortera

Que un aprovechado se lleva una comisión millonaria vendiendo mascarillas mientras los demás pasábamos miedo está mal aunque no sea delito. Que además intente despistar los beneficios y evitar a Hacienda está mal y, además, es delito. Que con el dinero que ha sacado aprovechándose de una situación terrible y defraudando a Hacienda, como sostiene la fiscalía, se compre un Maserati, es insultante. Pero que además se trate de un Maserati diésel es una puñetera horterada que, por capilaridad de faltas, merece toda la reprobación y todas las chanzas que estén en nuestra mano. Nos queda eso.

¿A quién beneficia la inflación y por qué?

No puedo evitarlo: leo estas dos noticias y pienso que son la misma. Me refiero a esta de EPE: “Los hogares pagaron 10.000 millones más en intereses a los bancos en 2023 por el alza de tipos”. Y a esta de El País en X: “Mercadona dispara el beneficio un 40% en 2023, hasta un récord de 1.000 millones: ‘Ha sido el mejor año’”. No somos tontos ni tontas: si la inflación ha beneficiado solo a quienes más tienen no es inflación, es otra cosa. Y nuestras instituciones tienen que ser capaces de detener esto empezando por las más altas instancias. Es la ciudadanía la que tiene que hacer, por fin, lobby.

De hábitos y monjes

Los fascismos mutan. Los de allí y los de aquí. No sus principios, tampoco pueden hacerlo sus orígenes, pero sí su piel. Y casualmente, la piel de los fascismos muta empezando por la parte gorda de las carteras, de los billeteros: “Los ultras visten como niños bien”, leemos en El Independiente. “Los usos de la violencia, el tipo de la misma y la presión policial han condicionado la mutación del mundo ultra”, explican. ¿Con qué objetivo, “más de 40 años después del nacimiento del movimiento ultra”? Pues parece evidente: “Se intenta volver al foco mediático”.

Yo fui una vez a un Gaztetxe

Yo fui una vez a un Gaztetxe, a un concierto, cuando empezaba a salir con la que hoy es madre de mi hija y mi hijo, y ambos nos sentimos bastante desplazados y fuera de lugar. Se ve que no era de fiar para personas como Ane Lindane, capaz de escribir tuits como este pensando que son una buena idea: “¿Os suena su cara? A mí tampoco. Pues es Alba García, la candidata a lehendakari por Sumar, nació en 1988 y es de Bilbao igual que yo. No perdamos la buena costumbre que siempre hemos tenido en EH de desconfiar de esa gente a la que no hemos visto en la puta vida en un Gaztetxe”. ¿Qué más puedo añadir?

No, por favor

He visto a los partidos crear blogosferas, el uso de los grupos y las páginas de Facebook durante las campañas, la irrupción de Twitter, la dictadura de los vídeos verticales que impuso Instagram y, por supuesto, ahora me toca asistir a la “tiktokización de la política”. Nada de lo anterior es malo en sí mismo, pero algunos pasos sí nos han llevado a terrenos pantanosos: el de Twitter (hoy, X) y este último, hacia TikTok, que concentra lo peor de Internet. Por lo que he visto, no creo que la campaña gallega haya abrazado esta red social con todo lo que conlleva, como sugieren en Público, y espero que no lo hagamos en la vasca.

Y si…

He esperado pacientemente a la reflexión de Pablo Iglesias en Canal Red sobre los resultados de esas mismas elecciones gallegas, para saber qué análisis hacían en Podemos sobre sus resultados. En este caso, ha llegado por medio de un editorial sin firmar que, en un primer vistazo, parecía poco prometedor: “Podemos mira a las europeas”. Sin embargo, la tesis que desarrollan más abajo es más interesante: básicamente, creen que tienen más músculo que un Sumar que puede ser flor de un día, suflé que baja rapidito. Lo más significativo es que el análisis no suena complaciente sino esperanzador.

Nadie quiere ser una o un pringado

Sé que soy de esos que en su lecho de muerte se arrepentirán de haber trabajado demasiado. Y no lo hago por dinero, a los hechos me remito. Lo hago porque creo que tengo que sacar mi marca adelante y porque quienes han confiado en mí y pagan mis facturas se merecen que dé lo máximo. En resumen: soy un pringado. Así me ven, no me cabe duda, quienes vienen por detrás y tienen muy claro que no van a trabajar tanto como yo. A estas alturas ya pienso que hacen bien. En Pymes y Autónomos también lo ven: Las y “los más jóvenes tienen claro qué implica ser autónomo: poca vida social, y pagar, aunque no te paguen y lo gritan en TikTok”.

Cada vez menos vascos y vascas

Hoy, ni la izquierda abertzale es tan vasca como fue. Así que, ¿qué podemos pedir a quienes han mantenido nuestras tradiciones por devoción al otro lado del Océano? En About Basque Country (siempre digo lo mismo: si no existiese habría que inventarlo) reflexionan sobre el artículo de “la periodista Danielle Echeverria que ha publicado el diario San Francisco Chronicle sobre el auge y decadencia de la gastronomía vasca en esta ciudad. Un artículo que va mucho más allá de la apertura o cierre de restaurantes, sino que ayuda a entender la evolución de su comunidad vasca y la situación actual en la que se encuentra”.

La venda

Ha sido la Ertzaintza la que ha iniciado, motu proprio, la investigación sobre los graves hechos ocurridos en Tolosa. Que un ciudadano tenga que ser intervenido de un ojo por una actuación policial es grave. Que la Ertzaintza haya iniciado diligencias internas es lo exigible. Y la institución está respondiendo a la exigencia que como ciudadanía debemos mantener. Lo que no me parece tan exigible es que los sindicatos “reclamen” al consejero de Interior “que se posicione en defensa” del cuerpo. La posición de Erkoreka la decidirá él con el Gobierno. Condicionar es una manera de frenar más que de avanzar.

La herida

Solo un par de días antes de lo sucedido en Tolosa y lo reclamado por los sindicatos de la Ertzaintza, Xabier Lapitz publicaba en su Instagram cómo el juez ha sobreseído la denuncia de esos sindicatos policiales “por injurias y calumnias”. El periodista concluye: “Intentan callar a la prensa y les sale mal. Urge cambiar el modelo de nuestra policía”. Primero, me alegré por Lapitz, como periodista y como compañero. Después, me pregunté: ¿qué es “cambiar el modelo policial”? ¿Qué policía actúa diferente a la que tenemos en Euskadi? También es exigible, esta vez a nuestra profesión, que tengamos mucho cuidado con los eslóganes.

La hipocresía

Pero si algo ejemplifica la hipocresía estos días es el anuncio de que Alberto Garzón iba a incorporarse a la consultora de asuntos públicos de Pepe Blanco y, finalmente, ha renunciado a hacerlo por las críticas. No por los principios. Todo el tema desborda hipocresía: Garzón tenía que haberse mantenido porque tiene todo el derecho del mundo a trabajar en el ámbito privado y porque, además, así podríamos abrir el debate, por fin, sobre la actividad de las y los expolíticos. Porque si ponemos trabas a su reincorporación al mercado laboral nos ponemos trabas, como sociedad, para incorporar a la política a las y los mejores profesionales.

El decoro

Pablo Iglesias está quedando fatal: su texto adulando, aparentemente, la capacidad de Alberto Garzón para ser profesor universitario, es una trampa de libro para dejar claro que hacía mal en incorporarse a una consultora privada y agitar al graderío de la banda izquierda. El victimismo de Iglesias es también de manual (un manual viejo y con poquito interés, por cierto). Y finalmente: que dé por hecho que la universidad pública es el espacio en el que, por derecho, deberían de acabar las y los políticos de su banda, es una muestra clarísima de cómo considera Iglesias, que tomó decisiones ejecutivas, “lo público” y “lo privado”.

Pero en campaña quedaban bien

En El Blog Salmón no se cortan: primero, desnudaron la Ley de Vivienda y la presentaron como poco útil para bajar los precios del mercado de alquiler. Y ahora critican el uso de fondos ICO para avalar la compra de viviendas, alertando de que fomentar la demanda solo logra una cosa: subir el precio. De esta manera, el tema estrella con las que se lanzaron a las elecciones PSOE, Podemos, Sumar, ERC y Bildu (responsables de la aprobación de esa Ley de Vivienda) muta ahora, que toca actuar, en otra cosa: buenos argumentos electorales que no resuelven problemas reales. Y eso lo debería de tener en cuenta la ciudadanía.