La (buena) noticia del año

2020 nos está regalando muchas malas noticias. Pero también alguna buena: el camino que ha emprendido la Federación Vasca de Fútbol de la mano del Gobierno de la CAV hacia la oficialidad es necesario porque responde a una demanda y a un sentimiento muy importantes, difícil y, sin duda, precioso, en un sentido estricto. El proceso va a estar lleno de trabas, sobre todo, políticas, que serán útiles para que se retraten y nos retratemos: también quienes quieren dejar sin nombre a la selección de Euskadi porque no pudieron manipularlo cuando nació (no estaban allí) ni cuando se recuperó (estaban a otras cosas).

Periodismo ridículo

No creo en el periodismo objetivo. Nunca lo he hecho. Creo en un periodismo riguroso y honesto que se practica desde posiciones políticas legítimas. Pero una cosa es hacer las crónicas y las columnas de opinión desde un punto de partida, y otra es insistir en el ridículo, que es lo que hacen quienes se empeñan en explicarnos no ya que Trump todavía tiene opciones, sino que su batalla legal por retener la presidencia va bien. Podríamos decir que de lo suyo gastan pero luego nos encontramos a los que se dedican a molestar en Twitter con esos argumentos inverosímiles, haciéndonos perder el tiempo a los demás.

Vascos contra fachas

Si hablamos de vascos que logran cosas, por un lado, y por el otro de fachas populistas, es lógico que terminemos hablando de Aitor Esteban, que daba la vuelta a un tuit que intentaba destacar la actitud de Macarena Olona. El diputado abertzale respondía así: “A mí me encanta la foto. EAJ-PNV enfrentando de cara al facherío”. No solo a ellos: el PNV parece ahora el enemigo a vencer, por supuesto para Vox, UPN y Bildu, pero también para Podemos, que intenta dejarle fuera de la suma, e incluso desde algunos escaños del propio PSOE, como si la negociación fuera rendición. Pues que exploren las alternativas.

Y el gobierno español, contra sí mismo

He vuelto a leer con cierta fidelidad las columnas de Fernando González Urbaneja porque creo que sus análisis son eso, análisis, y no simples elucubraciones: para él, la subida del SMI es lógica, más que la que han asignado a los funcionarios, pero no por ello deja de ser un caballo de batalla más de Iglesias. “Se trata de proponer objetivos que confronten con la posición de Calviño para luego someter el dilema a la mediación o decisión del presidente Sánchez”, escribe en República.com, donde también apunta que el problema de fondo no lo ataja tampoco este gobierno: los bajos sueldos en España.

Pero no tanto con “la gente”

De Pablo Iglesias me gusta, sobre todo, que para él el medio es importante. Los fines son las consecuencias de su estrategia, sus pulsos y su capacidad para resistir. No me gustan sus métodos pero respeto esa devoción por hacer el camino. Los que nos obsesionamos con ello, por desgracia, no sabemos disfrutar de los logros. Pero el camino de Iglesias tiene curvas porque su gobierno, el de “la gente”, el del juego de tronos sin fin, es el que plantea subir hasta los últimos 35 años trabajados para calcular la pensión de cada trabajador, ahorrando una pasta al erario quitándosela al currela. Así de claro.

El diálogo es caro. Su ausencia, más

Está claro que en Bildu han escuchado más los consejos que les han dado en ERC en los últimos años que a la sociedad vasca en las últimas décadas: empezando por su dress-code (camino que hicieron los catalanes hace ya muchos años) y terminando, por supuesto, por el posibilismo político, de momento, sobre todo en Madrid y un poco en Iruña. Esto último Junqueras lo tiene tan claro que hasta se lo ha recordado a Puigdemont: “Prescindir del diálogo es una carísima irresponsabilidad” (República.com). También lo es en la CAV, donde los presupuestos pueden negociarse como en España o Nafarroa.

¿Qué queremos?

Estaba claro desde el principio que esta pandemia iba a afectarnos a todos, por lo menos, en nuestros dilemas morales: ¿a qué dedicar recursos? ¿Qué priorizar? ¿Sobre quién hacerlo? Y después del primer confinamiento total y en plena segunda hola, ¿qué tipo de estado queremos, uno duro u otro que nos permita manifestarnos por nuestros derechos? Alemania ha decretado un candadazo para Navidad. ¿Nos parece bien? ¿Estaríamos dispuestos a aceptarlo incluso poniendo en riesgo nuestros empleos? ¿Cuánta hipocresía estamos dispuestos a soportar a los del “no a todo”?

Ciudadanos, en caída libre

Ciudadanos puede cruzar en las próximas elecciones catalanas su propio Rubicón… Hacia la desaparición. Si el principio del fin empezó a escribirlo Rivera provocando una repetición electoral en la que lo engulló Vox, el clavo en el ataúd lo van a dejar a punto en la cita autonómica, porque nadie se suma a un caballo perdedor sin ideología y la foto de su despeñe después de haber ganado las últimas elecciones va a resultar insoportable. A Arrimadas y su equipo le queda por hacer poco más que enfrentarse a su destino, recoger los bártulos después de la campaña y salvar a las y los que pueda.

Morir matando, literalmente

El trumpismo se muere (estoy convencido de ello) pero lo hace de la peor manera imaginable: “Con el mayor número de ejecuciones federales de los últimos 100 años”. Según leemos en Público, entre otros digitales, la presidencia de Donald Trump ha revertido la tendencia de reducir el número de ejecuciones y ha firmado 10 ejecuciones federales en 2020, que se suman a las 7 que han firmado diferentes estados. La intención de Biden es modificar este modelo penal, y la de Trump, como cabía esperar, salir meándose en las alfombras y, lo que es peor, el dolor y las familias de los ajusticiados.

Y Google se cayó a nivel mundial

Para rematar este 2020, Google se cayó el lunes durante un rato a nivel mundial. Fue poco más de una hora y, salvo excepciones, el estropicio no fue irreversible. Pero la caída momentánea de Google nos tiene que servir para darnos cuenta de la dependencia que tenemos de sus servicios: “Buen momento para explicar qué es un monopolio”, sugería Ferrán Martín en Twitter. Pero yo me pregunto: ¿es peor que se caigan Gmail y YouTube o que lo hagan WhatsApp, Instagram y Facebook? ¿Qué gran concentración de herramientas nos condiciona más la vida? ¿Por qué lo permitimos?

La «justicia» española

La repetición del caso Bateragune, después de la anulación del Tribunal de Estrasburgo que llegó con las condenas ya cumplidas, es la última muestra de que la “justicia” (la única manera de escribir la palabra es entrecomillándola) española está compuesta, por lo menos en parte (y en su parte más importante, me temo), por justicieros que no dudan en corregir al gobierno español e incluso a instancias superiores. Esta decisión del Tribunal Supremo llega tarde, hace que los propios jueces sean los protagonistas y huele a saña. Es decir: cumple con las características de una injusticia. Sin comillas.

Es que nunca fue suyo

A la familia Franco, igual que a la familia Borbón, e igual que a muchas otras familias españolas que se enriquecieron con la dictadura o sus consecuencias, España les ha respetado en exceso. Y ahora, como la Hidra, hay demasiadas cabezas que cortar. Lo robado tendría que haber sido devuelto a sus legítimos propietarios o, en su defecto, al estado durante la transición, que no fue modélica pero sí idílica para quienes trincaron. Ahora Francis Franco se queja en LaSexta de que atentan contra su propiedad privada. Pero el Pazo de Meirás y todo lo que hay dentro, como tantas otras propiedades, nunca fueron suyas.

Otro facha

Juan Carlos Girauta es un tipo coherente aunque por sus tuits pueda parecer todo lo contrario: cuando era diputado en el Congreso se quejaba de que el PSOE quisiera apropiarse de la iniciativa legislativa sobre la eutanasia… Y ahora que es un simple tuitero advierte de que aprobar la eutanasia puede ser el principio de los males. Insisto, no es incoherente: Girauta vive para estar enfadado, para ir a la contra, por el “no a todo” y con el “no a todo”. Girauta es un tipo malencarado y con unas ideas claras que se aproximan a Vox siempre que no cobre por opinar lo contrario. Y nos lo quisieron colar como político de los buenos.

Cada día, más lejos de la jubilación

No es fruto de la actual crisis, derivada de la pandemia, sino de la anterior: cada día que pasa estamos más lejos de la jubilación… Cuando lo normal sería lo contrario: como nos recuerdan en El Independiente, el 1 de enero, la edad para retirarnos estará en los 66 años. Pero no acabará ahí: lo pactado en 2013 es que ese horizonte se establezca en los 67 años… A menos que por el camino no lleven más allá esa frontera. Una información a tener en cuenta ante los populistas que desacreditan las políticas que apoyan la natalidad o los que desprecian a los inmigrantes que se juegan la vida para venir y trabajar.

John Le Carré nos ha dejado

Lo bueno de los escritores es que nunca nos dejan, realmente: su obra, igual que su nombre, su cara en las solapas de los libros e incluso su biografía, siguen presentes durante generaciones. Con todo, hoy nos toca despedirnos de las ideas que nunca saldrán de la cabeza de John Le Carré, un autor de ficción que, sin embargo, para muchos ha sido un cronista de excepción una época (la guerra fría) sobre la que hay mucha literatura pero que él describió mejor que nadie. Su propio bagaje como espía, fuera el que fuese, propició el principio de su obra. Su disciplina documental y literaria, el resto. Se ha ido un maestro.

El campechano

Quiero creer que hubo muchos periodistas que nos contaron los hechos cuando sucedían, pero como podían contarse entonces, y que ahora solo estamos conociendo la versión para adultos, sin paternalismos ni velos. Por eso ahora vemos un vídeo de hace 30 años de Juan Carlos I, diciendo a una periodista con la que coqueta, además, que “probablemente” intente evadir impuestos pero que cree que “es importante” que el rey los abone, y sabemos que “el campechano” era (y es) un tipo que se reía de todos y que, a la luz de los indicios y lo publicado por fin, empezaba a acumular dinero negro.

El honorable

Antes o después, Juan Carlos I se morirá y Felipe VI tendrá por delante veinte años de reinado para convertirse en “El Honorable”, hasta que su hija mayor herede el trono, la jefatura de Estado y un business familiar que incluso cumpliendo escrupulosamente con todas las obligaciones resulta deleznable. La evolución, como la de los Digimon pero de carne, hueso y caspa, ya ha empezado: “El Rey comienza con el relevo de la casa militar una renovación de su entorno. También en la llamada Casa Civil, bajo la batuta de Jaime Alfonsín, puede haber cambios de calado” (El Independiente).

El papista

La turra que hemos tenido que aguantar sobre la casa real española solo es comparable a la turra que todavía tenemos que aguantar sobre los españoles avasallados en Catalunya y lo necesarias que son iniciativas supuestamente transversales como Sociedad Civil Catalana. Tan transversales en realidad que el jefe de comunicación de la organización, Pablo Zaragoza, se ha pasado a Vox: “Concretamente, ocupará el puesto de director de comunicación del partido de la ultraderecha, con Ignacio Garriga como candidato a la presidencia de la Generalitat”, leemos en El Plural. Sí, eso es lo que son, por mucho que los mismos medios españoles que aplauden a Felipe VI les cubran de velos de pureza.

La íntegra

Seguro que en Sociedad Civil Catalana y en Vox hay un pulso constante para saber quién es más español de derechas. Una pugna que ha acabado en enfrentamientos directos entre ellos en concentraciones relacionadas con Vox o su propia estructura interna local. Pero en la izquierda no son menos: Teresa Rodríguez es de las que marcan una línea en el suelo e indica que en su lado está la verdadera izquierda. Según Estrella Digital, está organizando una alternativa a Podemos en Andalucía que contaría con el mismo nombre, “Adelante”, y parte de sus integrantes, lo que puede acabar en los juzgados, según el medio.

El teletrabajo

El teletrabajo está bien… Siempre que sea una opción: yo he teletrabajado mucho y lo he hecho muy a gusto, pero esta última temporada se me está haciendo difícil, lo confieso. Estoy deseando volver a la calle… Y elegir cuándo teletrabajo, que en eso consiste si es de verdad. En esas condiciones parece que el 72% de quienes lo hemos probado lo querríamos incluso sin pandemia ni restricciones, según el informe que han cazado al vuelo en Xataka. Un porcentaje altísimo que sí puede convertir esta opción en uno de los efectos irreversibles de la pandemia, que ha empujado, por ejemplo, nuevas leyes.

Ya lo vivimos

Hace 20 años ya viví varios acontecimientos como los que han protagonizado, igual que hace 20 años, las juventudes de la izquierda abertzale en Gasteiz: un acto oficial interrumpido por quienes creen que tienen derecho a obligarnos a escuchar su discurso. Por cierto, el mismo que hace 20 años. A las imágenes hay que sumar que llamar a un alcalde “tonto del nabo” o “cara pan” es un insulto directo y, como tal, violencia. Quien no muestra su rechazo a lo hecho y a lo tuiteado es porque hace 20 años protagonizaba performances parecidas o quiso hacerlo y ahora se desquita con la revolución vía smartphone.

La gran tomadura de pelo española

La decisión de Juan Carlos I de regularizar una pizca de lo que podría tener guardado sin declarar en el extranjero ha sido, sin duda, el pitorreo de la semana. Puede que del año. Porque el rey de los españoles lo termina fuerte: declarar el “2% de lo que debería a Hacienda” (El Imparcial) puede ser un escándalo mayor que todos los anteriores. Más que huir, más que sus amigas especiales, incluso más que el dinero regalado, porque esta regulación parcial que corresponde solo a lo que le han pillado gastando y únicamente para evitar un proceso supone el mayor ejercicio de desprecio que Juan Carlos I a sus súbditos.

Que quede claro

Aprovecho que es domingo, día de máxima difusión de los periódicos, para replicar este tuit de Julio Adame: “De la vacuna que han preparado los mejores científicos de cada país no te fías, pero del batidito de Herbalife que te ha vendido tu prima Antonia, sí”. No tengo nada contra la marca que menciona el tuitero, incluso podía haber sido más crudo: ¿cuántos de los que ahora muestran sus recelos contra la vacuna han consumido drogas giñadas, literalmente? ¿O cuántos lo dirán con un cigarro entre los dedos y una cerveza en la otra mano? A ver si nos enteramos de que la vacuna sí es segura. Lo otro, no.

Buenas noticias pero tomadas con calma

No me cuesta difundir buenas noticias en esta columna: creo que estamos necesitados de recibirlas. Yo, el primero. Pero eso no significa que podamos permitirnos ser triunfalistas, al contrario: el ministro español de Sanidad está señalando excesivamente el momento de recepción de las primeras vacunas como una especie de principio del fin… Y me temo que no es cierto: las primeras vacunas serán escasas y no tendrán incidencia sobre la población. Además, llegarán después de Navidad, cuando es previsible que repunten los casos y antes de los peores meses. Estamos más cerca pero seguimos lejos.

La mascarilla solo es incómoda

Podríamos hacer una sección solo con los bulos que van circulando por Internet y que en Maldita.es van recopilando y desmintiendo. Pero es que para eso está la web de Maldita que siempre resulta recomendable. Entre los muchos que podemos encontrar es especialmente destacable por malintencionado el bulo de que la hacer deporte con mascarilla asfixia, según la OMS. Pues bien, esto tampoco es cierto: “Su recomendación, que no ha variado en los últimos meses, es no utilizarla cuando se lleve a cabo una actividad física intensa” porque “puede reducir la habilidad de respirar cómodamente”.