Otoño en los hayedos de Otxandio (Bizkaia)

El año pasado me desplacé a “contemplar el otoño”, a los hayedos de Urbasa (Nafarroa) y Otzarreta (Gorbeia, Bizkaia). Este año he optado por Somiedo (Asturias) y por un lugar al que había echado el ojo hace tiempo, Otxandio (Bizkaia). Leyendo la “Guía de los senderos de pequeño recorrido de Bizkaia”, escrita por mi amigo Ricardo Hernani, observé que 3 de las 53 rutas que en el libro se narran están promovidas por el Ayuntamiento de Otxandio, al que pertenece este gráfico, así que la pasada semana decidí optar por el sendero PR-BI 52 “Hayedos de Otxandio”, de 6,4 km de recorrido y un perfil  muy suave, ideal para tomar fotografías.

55 km separan Leioa de Otxandio, población fronteriza con el territorio alavés, cuyo centro histórico, declarado conjunto monumental, se articula en torno a la Plaza Nagusia, que está presidida por la Casa Consistorial, monumental edificio de 1733 que luce tres escudos en su fachada. Al lado tenemos la Kultur Etxea y la fuente de Vulcano. Muy cerca destaca la iglesia parroquial, renacentista, dedicada a Santa Marina. Junto a ella se levanta el busto de Felipe Arrese Beitia.

Cerca de la fuente de Vulcano existe un panel en el que figuran los 3 senderos de pequeño recorrido de Otxandio. Como optamos por el PR-BI 52, tenemos que salir por la calle Uribarrena, caminando cuesta abajo pasando entre la iglesia y el frontón. Esta calle es el antiguo Camino Real y Vía Crucis. A la derecha observamos un sencillo humilladero dedicado a la Amatxu de Begoña. Poco antes de llegar a la ermita de San Roke abandonamos el asfalto para coger el camino que nos lleva al primer hayedo, el de Sanrokeoste.

Con precaución cruzamos la carretera y seguimos caminando por un cómodo camino que coincide con el GR 38. Vemos varios cobertizos en los que se almacena leña, algo que será habitual en esta ruta, que está muy bien señalizada con las típicas marcas amarilla y blanca. Hay muchísimos cruces, con indicadores de madera bastante borrosos, a los que tenemos que acercarnos para comprobar cual es nuestro camino. El arroyo Oleta nos indica que hemos llegado al segundo hayedo, el de Abitxu. La lluvia de hojas que tiran las hayas es casi constante.

Estamos disfrutando de este paseo otoñal y de los reflejos de las hayas en el arroyo Oleta, junto al que caminamos hasta llegar a otro hermoso hayedo, el de Olazar. Los robles empiezan a entrar en el paisaje, decorándolo más todavía, mientras superamos distintos cursos de agua con sencillos puentes de madera. La ruta está muy bien diseñada y acondicionada. Pronto empezamos a ver la indicación que nos anuncia que en Oleta hay restaurante, pero no cae en nuestra ruta que sigue tras cruzar una carretera.

Durante un momento caminamos por la empedrada calzada que unía Oleta con Otxandio, A partir de ahora hay que estar muy atentos a la señalización, pues hay infinidad de cruces hacia el GR 38, Oleta y varias opciones para abandonar la ruta y regresar a Otxandio. Nosotros seguimos las del sendero PR-BI 52, pasando por un terreno con diferentes especies arbóreas, accediendo al último hayedo de la travesía, el de Illuntxo. Llevamos 3,2 km, así que hemos llegado a la mitad del recorrido.

El colorido otoñal aumenta con la presencia de robles en nuestra ruta, que tiene un desnivel de 70 metros. Sin embargo no lo hemos percibido hasta tener que realizar un pronunciado descenso por una pista hasta Kurutzalde (km 3,9). Frente a nosotros, en un cruce vemos una estela datada en 1854. Pronto un rebaño de ovejas se asusta cuando me acerco a tomar una foto. El camino va perdiendo interés hasta que llegamos al barrio de Morgaola (km 5,2), con el atractivo de las vistas sobre las Crestas del Duranguesado.

Nos quedan 1.200 metros para llegar al punto de partida, teniendo que caminar sobre asfalto por el antiguo Camino Real, actual carretera de acceso a Otxandio. Pronto nos detenemos ante la coqueta ermita de San Antonio (km 5,6) y poco más adelante en la Cruz de Urigoiena, situada junto a la ermita de Elexabarri. Un precioso mural “Ongi etorri” nos da la bienvenida al casco urbano de Otxandio, recordando el bombardeo de 1936, que tuvo su centro en la plaza Andikona, donde una escultura de Nestor Basterretxea lo recuerda. La plaza Nagusia, donde empezamos la ruta está a un paso.

Concluimos la ruta en poco más de dos horas, pues realizamos infinidad de paradas para sacar fotos. Entonces recordé otra asignatura que tenía pendiente, el hayedo de Presazelai, situado junto al río Urkiola a poco más de 1 km del centro urbano de Otxandio, en la carretera que se dirige al puerto de Barazar nada más pasar el desvío para el barrio Mekoleta. Este precioso hayedo trasmocho recuerda un poco al de Otzarreta. En mi opinión le quita un poco de encanto, las mesas, asadores y fuentes con que cuenta, pues es un área recreativa de la Diputación de Bizkaia. Eso sí, para comer el bocadillo, un entorno sin igual.

Como esta vez no llevábamos bocadillo, fuimos a comer a un lugar que ya se está haciendo habitual cuando nos desplazamos a Otxandio, siendo la tercera vez que vamos en dos años. Se trata del Restaurante Korostondo, ubicado en un idílico paraje a poco más de 1 km de Otxandio, tendiendo como telón de fondo las Crestas del Duranguesado y en primer plano los burritos que corretean por las campas. Esta vez hemos comido el menú del día (12,50 €), pero en ocasiones precedentes hemos optado por su amplia carta (de 50 a 70 € la comida). Sin embargo la perfección no existe, pues la pasada semana tardamos casi hora y media en comer el menú, por la escasez de personal para atender a los 40 comensales que coincidimos. Tampoco me pareció de recibo que ahora no admitan la tarjeta de crédito como medio de pago.

Ha sido una buena forma de finalizar octubre, disfrutando de esta suave y cómoda ruta, caminando por hayedos, así que tomo nota para en una próxima ocasión realizar otra que sale del mismo lugar, el PR-BI 51 “Calzadas de Otxandio”.

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