Los gilipollas

Ya sé que no va a pasar porque cuando hablamos de ultrarricos hablamos, sobre todo, de impunidad, pero las personas que se han dado el primer paseo espacial turístico de la historia, junto a las que lo han posibilitado, deberían de ir a la cárcel de manera preventiva antes de ser juzgadas con severidad. ¿El delito? Contaminar muchísimo como si no importase. Mientras ellas y ellos viajan ya hasta el espacio (emitiendo cada una o uno hasta 100 veces más dióxido de carbono que un pasajero en un vuelo comercial), nosotras y nosotros, los gilipollas, les aplaudimos mientras separamos la basura antes de echarla a los contenedores.

El mantra

No creo que en condiciones normales elegiría una papeleta que encabezase Edmundo González, pero en la Venezuela de 2024 para hacer frente a un tirano como Nicolás Maduro, seguramente, sí, sería mi opción. Y no por ello soy ultraderechista: que quede claro que quien señala de ese modo al candidato y sus votantes lo único que hace es participar de la propaganda de Maduro. Betagarri en X lo explica muy bien: González encabezaba una lista de concentración en la que también se integran partidos de izquierdas. La gran argamasa era y es hacer frente a la dictadura de facto que ejerce el líder actual del Chavismo.

Socialista, pero de Fred Perry

Anda activa la “tuitesfera” (sé que me hago viejo porque uso expresiones como esta) abertzale: Txirrita Oinarritua parece deleitarse ante el polo de 120 eurazos que luce el representante de Ernai que explica en un vídeo que es solidariamente socialista. Que eso suponga estar con un tirano al chaval del polo caro parece no importarle. Pero me centro en la crítica: como bien sugiere el usuario de X, no parece coherente alabar una alternativa al capitalismo (que no es tal, y la fortuna de las herederas de Chaves es la mejor prueba) luciendo un Fred Perry que cuesta cuarenta veces el salario mínimo de Venezuela, uno de los más bajos de Latinoamérica.

La fiesta hay que pagarla

Si hay algo que me parece que diferencia a una persona normal de un idiota es la llantina por pagar impuestos. Estar al día con tus obligaciones fiscales con normalidad también es, de paso, un gran medidor de nacionalismo. Precisamente porque soy consciente de su importancia me gusta que se gestione también con rigor: si algo me jode, hablando en plata, es que los gobiernos gasten como si no costara. Así que ante titulares como este: “Los españoles que cobran del Estado son ya medio millón más que los del sector privado” (The Objective), por supuesto, me envaro, porque para pagar la fiesta es necesario controlar el gasto.

A ver, Pedro, aclárate

He dudado entre abrir la columna con este párrafo o dejarlo para el final, por eso de que la anécdota no debe de ser noticia: “Nuestro modelo de financiación es el mismo en todos los territorios”. Esto lo ha dicho Pedro Sánchez en el sarao que se ha montado con su grupo en el Congreso para colocar unos titulares y unos tuits, y lo recoge El Nacional. Parece que el presidente del gobierno es de esos que siempre tienen la razón porque afirman una cosa y su contraria y, al final, acaban con un: “Ya lo dije yo”. Hombre, si lo dices todo siempre aciertas, pero apostar por una fiscalidad especial y negarla puede acabar saliéndole regulinchi.

¿La carrera del euskera o de las movidas?

Tuvo que llegar la Korrika a Bilbao, y no puede ser una casualidad, para que en las fotos empiecen a aparecer siluetas de personas de ETA presas, banderas que reclaman su regreso a casa, no a Euskadi, e incluso una bandera de Ernai cuando Iribar coge el lekuko en San Mamés. Esas banderas no han aparecido ahora: cuando pinchabas el streaming aparecían casi en cualquier momento. Esas banderas, esas siluetas, se han dejado ver ahora en las fotos oficiales, esa es la novedad, ahora, insisto, qué casualidad, que acaba la Korrika y a su paso por Bilbao. ¿Le conviene a Aek, como empresa privada, asociarse a estas marcas?

Bien tirado

Me parece difícil negar que el tuit de Esan, el sindicato de la Ertzaintza, para protestar por los ataques a las sedes de la policía vasca, estuvo bien tirado y tuvo su gracia: “ESAN solicita un nuevo modelo de Izquierda Abertzale. ESAN quiere denunciar la campaña de acoso y criminalización a la que se está sometiendo a la Ertzaintza por la autoproclamada Izquierda Abertzale”. Quien siga esta columna sabe que tengo muchas dudas con el “nuevo modelo policial”, porque no sé qué policía sigue un modelo distinto al de la Ertzaintza y porque ese debate evita que hablemos del que importa: la seguridad.

El régimen ruso

Tenía guardado para esta columna un tuit de Xavier Colás en el que respondía a una periodista prorrusa y le afeaba cómo se plegaba al régimen de Putin. Pero no me ha dado tiempo a sacarlo: el corresponsal de El Mundo y Telecinco en el país ha anunciado en X que “las autoridades rusas han rechazado a última hora renovar mi visado de periodista y sólo he contado con 24 horas para salir del país”. Colás ha informado con crudeza tanto de la invasión sobre Ucrania como de sus consecuencias, mostrando a las familias de los militares muertos en el frente y la represión del régimen contra las protestas. Por eso Putin ha muteado su voz.

No, España no va tan bien

En este caso, no podemos decir que lo que aparece en El Economista sucede en España y es extensible a Euskadi. Porque no lo es: la CAV y Nafarroa suben notablemente la media de los sueldos en el conjunto del estado español. Por lo tanto, este es un problema es español: “Su brecha salarial con los vecinos europeos se duplica desde 2008”. Los subtítulos son muy claros: “Los trabajadores españoles cobran un 23% menos que la media del Viejo Continente. La retribución por hora trabajada en España es de 18,3 euros, frente a los 23,8 de la UE”. Y eso que la subida del SMI ha tirado hacia arriba la estadística.

¡Cómo no!

Creo que a nadie ha sorprendido este titular: “Vox ficha a Juan Carlos Girauta para las elecciones europeas” (The Objective). Antes que en Ciudadanos, Girauta militó en el PP (de hecho, empezó a ser conocido por defender mucho más allá de lo defendible la tesis del 11-M de José María Aznar). Y antes que en el PP, estuvo en el PSOE, de donde salió airadamente, según él mismo ha reconocido en alguna ocasión. De esta manera, ha completado el parchís de partidos españoles, como alguien tuiteaba ayer mismo. Y no ha fichado por los de Abascal solo para la foto: saliendo el número tres en la lista al parlamento europeo, es fácil que llegue a Bruselas.

La mafia censora

Kai Nakai ha participado en el podcast de la candidata de EAJ-PNV a la alcaldía de Gasteiz, Beatriz Artolazabal. Consecuencia: Kai Nakai recibe un montón de insultos en sus redes sociales porque si eres cantante y vasco, igual que si tocas la txalaparta o la triki y eres vasco, solo puedes ser de Bildu. Claro que sí. Y si a alguien se le ocurre pensar de otra manera: zasca. Así nos empobrecemos como sociedad pero, ¿qué le importa a quien pone una victoria electoral por delante hasta de su propia esencia? Un buen músico vasco toca gratis en un evento de Ernai y cobra de los ayuntamientos del PNV en las fiestas patronales, ¿verdad?

La misma mafia censora

No hay ninguna diferencia, ninguna, entre quienes ayer llenaban de comentarios negativos las redes sociales de Kai Nakai para disuadir a otras creadoras y otros creadores de participar en eventos organizador por EAJ-PNV, y quienes impidieron la presencia de un ministro en el 2 de Mayo madrileño. El fin y la actitud de Díaz Ayuso o Miguel Ángel Rodríguez es la misma que la de cualquier anónimo que tiene en su bio de Twitter un “gora Euskal Herria askatuta” para llamar “vendida” a una cantante y para a votar a quienes permiten que Euskadi se disuelva en España. ¿Esto va de principios o va de votos? Pues que lo digan, en Madrid y en Gasteiz.

No hay diferencia

Para las y los censores de la cultura vasca que no les gusta que les compare con el PP de Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez, tengo otra opción: no noto diferencia alguna entre el linchamiento en redes en Gasteiz (al que la cantante ha respondido con más inteligencia y valentía en un solo tuit que la que mostrarán todos los anónimos juntos en su vida) y la gilipollez de las y los diputados de Vox que se levantaron cuando tomó la palabra Gustavo Petro en el Congreso. Si no te gusta el presidente colombiano, te aguantas. Pero ese desprecio a lo que deciden otras personas solo señala una cosa: al facha.

¿O es al revés?

Daniel Lacalle, el economista que cobró 50.000 € por atraer inversión extranjera a la comunidad de Madrid, ha tuiteado recientemente esto que, en su cabeza, sonaba como una clase de economía liberal magistral: “¿Quién ‘gana’ más, una empresa que invierte 20.000 millones y consigue un beneficio después de impuestos de 1.400 millones o el estado que no invierte nada en el negocio y recauda 1.200 millones de esos beneficios?”. Me gusta especialmente esta parte: “El estado que no invierte nada en el negocio”. ¿De verdad que el Estado no ofrece nada a esa empresa? ¿De verdad cree que todos menos él somos tontos?

Tolerancia cero hacia los agresores

Confío plenamente en la intervención de los gobiernos y las instituciones para mejorarnos la vida. Lo que no entiendo es que no hayan sido capaces de alinearse (ayuntamiento, Govern, policía y justicia) en este caso: “La familia de la menor violada en un centro comercial se va de Badalona”. “La decisión la habrían tomado tras las amenazas de muerte que recibió un hermano de la menor. La madre de la víctima ha dejado el trabajo para afrontar los trámites judiciales y también para acompañar a su hija al psiquiatra” (Nius). La ayuda en el traslado está bien, pero forma parte de la revictimización de la familia.

La vergüenza del mundo

La ocupación israelí por decreto siempre fue una barbaridad. Hoy, con tantas cámaras apuntando a los hechos, una buena calidad de difusión al instante y la multiplicación de los canales, es una vergüenza que vemos sin filtros y ante la que no podemos permanecer quietos. Por eso a Israel se le están volviendo en contra bastantes actores internacionales (medios, gobiernos, prescriptores, etc.) que antes cooperaban con la causa sionista. Se acabó. Y cuando algo se acaba algo tiene que empezar: la intervención, las medidas, la implicación y el fin del bochorno que en 2021 no justifica ninguna culpabilidad histórica.

Pero, ¿quién anima en una guerra?

¿Quién anima en una guerra? ¿Quién es tan cafre que no solo se posiciona, sino que aposta ante el ordenador como un hoolilgan viendo un partido desde casa? ¿Quién, en un momento en el que todos tienen que abrir los ojos, insiste en defender lo indefendible? Toni Cantó, sí, que no dudó en tuitear: “¡Ánimo, Israel!”, con la dramática foto de AFP en la que se ven los misiles palestinos y las defensas israelíes volar. Pero el problema no es el nombre propio: el criterio de Cantó ya no le importa a nadie. El problema es el perfil de persona a la que representa… Y que resulta útil hasta a tres partidos.

Un país que respeta a los suyos

El ACAB y la pelea contra los poderes puede ser pasable en los de 15 años. Quien trabaja, cotiza y paga un alquiler o una hipoteca y se ha quedado anclado en el odio a la policía y el ataque sistemático a quien gestiona, tiene un problema de inmadurez o de otra cosa. En resumen: un país que respeta a sus instituciones es un país más civilizado, para empezar, porque esas instituciones son ejemplares. Pero también es una cuestión de actitud que se retroalimenta, como en en el rifi-rafé entre Erkoreka y Arzuaga sobre los ataques de Ernai a la Ertzaintza, en el que la actitud de ambos era contrapuesta y, a la vez, muy elocuente.

No a la demagogia

A Bildu ya solo le falta repetir lemas y actitudes de campaña del PP madrileño. Después de la justificación de lo injustificable a la que nos tiene acostumbrados abrazó la demagogia y el populismo como, por ejemplo, con la bajada de sueldos de los representantes de la ciudadanía: que un político gane bien es una medida progresista. Y eso es de primero de democracia. Ahora lo vemos más claro en Italia: Mario Draghi renuncia a su salario como primer ministro y eso está claramente mal. Si aplaudimos y acabamos naturalizando que los ricos nos administren a los pobres como un gesto altruista, damos un paso atrás.

No podemos olvidar los principios

En resumen: Draghi y quienes van de generosos con sus bajadas de sueldo no lo son, al contrario: son soberbios o capciosos. No podemos perder de vista lo básico, no podemos olvidar los principios, no podemos dejar que nos distraigan para que perdamos el camino por el que hemos llegado hasta aquí. Por desgracia, las y los periodistas colaboramos con quienes ponen vendas en los ojos y dejamos de llamar a las cosas por su nombre. Por suerte, a veces seguimos leyendo verdades en los titulares: “Reino Unido y Estados Unidos no han sido los mejores vacunando. Han sido los más egoístas” (Magnet).

Ya lo vivimos

Hace 20 años ya viví varios acontecimientos como los que han protagonizado, igual que hace 20 años, las juventudes de la izquierda abertzale en Gasteiz: un acto oficial interrumpido por quienes creen que tienen derecho a obligarnos a escuchar su discurso. Por cierto, el mismo que hace 20 años. A las imágenes hay que sumar que llamar a un alcalde “tonto del nabo” o “cara pan” es un insulto directo y, como tal, violencia. Quien no muestra su rechazo a lo hecho y a lo tuiteado es porque hace 20 años protagonizaba performances parecidas o quiso hacerlo y ahora se desquita con la revolución vía smartphone.

La gran tomadura de pelo española

La decisión de Juan Carlos I de regularizar una pizca de lo que podría tener guardado sin declarar en el extranjero ha sido, sin duda, el pitorreo de la semana. Puede que del año. Porque el rey de los españoles lo termina fuerte: declarar el “2% de lo que debería a Hacienda” (El Imparcial) puede ser un escándalo mayor que todos los anteriores. Más que huir, más que sus amigas especiales, incluso más que el dinero regalado, porque esta regulación parcial que corresponde solo a lo que le han pillado gastando y únicamente para evitar un proceso supone el mayor ejercicio de desprecio que Juan Carlos I a sus súbditos.

Que quede claro

Aprovecho que es domingo, día de máxima difusión de los periódicos, para replicar este tuit de Julio Adame: “De la vacuna que han preparado los mejores científicos de cada país no te fías, pero del batidito de Herbalife que te ha vendido tu prima Antonia, sí”. No tengo nada contra la marca que menciona el tuitero, incluso podía haber sido más crudo: ¿cuántos de los que ahora muestran sus recelos contra la vacuna han consumido drogas giñadas, literalmente? ¿O cuántos lo dirán con un cigarro entre los dedos y una cerveza en la otra mano? A ver si nos enteramos de que la vacuna sí es segura. Lo otro, no.

Buenas noticias pero tomadas con calma

No me cuesta difundir buenas noticias en esta columna: creo que estamos necesitados de recibirlas. Yo, el primero. Pero eso no significa que podamos permitirnos ser triunfalistas, al contrario: el ministro español de Sanidad está señalando excesivamente el momento de recepción de las primeras vacunas como una especie de principio del fin… Y me temo que no es cierto: las primeras vacunas serán escasas y no tendrán incidencia sobre la población. Además, llegarán después de Navidad, cuando es previsible que repunten los casos y antes de los peores meses. Estamos más cerca pero seguimos lejos.

La mascarilla solo es incómoda

Podríamos hacer una sección solo con los bulos que van circulando por Internet y que en Maldita.es van recopilando y desmintiendo. Pero es que para eso está la web de Maldita que siempre resulta recomendable. Entre los muchos que podemos encontrar es especialmente destacable por malintencionado el bulo de que la hacer deporte con mascarilla asfixia, según la OMS. Pues bien, esto tampoco es cierto: “Su recomendación, que no ha variado en los últimos meses, es no utilizarla cuando se lleve a cabo una actividad física intensa” porque “puede reducir la habilidad de respirar cómodamente”.