La vuelta a Islandia (y 3)

15 de junio. Concluyo el relato del viaje por Islandia que dejaba hace quince días en Stödvarfjördur. Hoy tenemos por delante 185 km para llegar a la ciudad de Höfn. Será una jornada tranquila, pues iremos todo el tiempo por la carretera nº 1. Bordeamos el fiordo Benufjördur y a los 75 km nos detenemos para dar un paseo por Teigarhorn. Tenemos que hacerlo con cuidado, pues descubrimos varios nidos de patos, algunos con huevos y otros con pequeños patitos. 5km después nos detenemos en la localidad costera de Djúpivogur. 45 km más paramos en otro lugar lleno de encanto, pese a lo tristón que ha salido el día, Lækjavik, una playa de arena negra con una enorme roca. Enseguida volvemos a realizar dos paradas en Eystrahorn (reflejo) y en el faro de Hvalnes. Nos quedan 51 km hasta Höfn, teniendo como telón de fondo las montañas nevadas y los glaciares.

Al final se ha quedado un día precioso, así que disfrutamos de la tarde en Höfn, tras comer en el apartamento en el que pasaremos la noche, Skyjaborg Apartment. Höfn es un importante puerto pesquero que ocupa una especie de península en la costa sudeste de Islandia. Nos acercamos a la zona del puerto y a un parque costero, en el que vemos varios tipos de aves, volviendo a ser atacados por los charranes. Höfn cuenta con bastantes servicios, cosa que no hemos tenido en otros pueblos, así que para cenar me obsequio con unas cigalas en tempura y otras a la plancha en un restaurante del puerto. Al día siguiente desayunamos en el apartamento unos croissants recién hechos. No olvidaré fácilmente este pueblo rodeado por el mar y las montañas.

16 de junio. Para hoy tenemos 192 km, pero a los 79 hacemos la primera parada en uno de los puntos fuertes del viaje, Jökulsárlón, el mayor y más conocido lago glaciar de Islandia, situado en el extremo sur del glaciar Vatnajökull. Su atractivo principal es que está lleno de icebergs. Llegamos con un tiempo tristón y con bastante niebla pero, como no tenemos prisa, pasamos un buen rato hasta que el tiempo levantó. ¡Menuda diferencia! Organizan excursiones en lanchas y barcos con ruedas, pero preferimos bordearlo a pie, eludiendo los ataques de los charranes árticos. De hecho un tramo tuvimos que hacerlo en coche, pues fuimos incapaces de pasar caminando. Pronto descubrimos el motivo. Estaban con las crías que pude fotografiar bajando un poco la ventanilla. También vimos unos coloristas patos y un par de focas en el cercano mar.

10 km después nos detuvimos en Fjallsarlon, una pequeña laguna glaciar que proviene del glaciar Fjallsjökull y cuenta con pequeños icebergs. Llegamos tras un breve recorrido a pie, teniendo como telón de fondo la imponente lengua del glaciar. Lástima que el día está muy avanzado y se ha vuelto a nublar. No había comentado que, tras abandonar la ciudad de Höfn camino de Jökulsárlón, circulando siempre por la carretera nº 1 que da la vuelta a la isla, fuimos bordeando el glaciar Vatnajökull y nos detuvimos a tomar un café en un bar que parece una enorme biblioteca.

17 de junio. Hemos pasado la noche en la Dalshöfdi Guesthouse, un lugar situado en Kálfafell en medio de la nada. De hecho el GPS nos indicó que habíamos llegado a nuestro destino 1 km antes de llegar, en una pista en la que no había nada. Tuvimos que llevar algo para cenar, pero al día siguiente nos prepararon un buen desayuno, tras el que caminamos hasta un cercano río que baja con mucha fuerza, formando una pequeña cascada, prueba de que estamos en pleno deshielo. Abandonamos el lugar a media mañana deteniéndonos 38 km después en Kirkjubæjarklaustur para ver Kirkjugólf (suelo de la iglesia), una formación de basalto que se asemeja a la planta de una iglesia situada a un par de kilómetros. Camino de Vik nos detenemos para fotografiar una cascada.

Volvemos a pasar dos noches en el mismo lugar, en la ciudad de Vik i Myrdal, la más meridional de Islandia, que cuenta con varios restaurantes. Tras la comida aprovechamos para visitar la iglesia Reynir, que destaca por su tejado rojo. Está situada en la parte alta de la población, por lo que de ella se tiene una vista excepcional. Bajamos luego a la playa de arena negra para contemplar los Reynisdrangur, tres supuestos «trolls» gigantes de roca, una de las imágenes típicas del país. Nos desplazamos luego a Dyrhólaey, pero empieza a llover así que, en un momento que cesa nos acercamos a ver las columnas de basalto en la playa Reynisfjara. Se nota que estamos en la zona más lluviosa de Islandia, pues en mi anterior viaje también diluvió.

18 de junio. Para hoy tenemos previsto recorrer 120 km, comenzando la jornada desplazándonos hasta el promontorio de Dyrhólaey, importante reserva natural en el que anidad varias especies de aves, como los frailecillos que no tenemos la suerte de ver pese a que dicen que abundan. Realmente no vimos casi nada, pues el gran arco y el faro se ocultan en la niebla. El tiempo levantó y volvimos más tarde para tomar las fotos y contemplar desde otro ángulo los Reynisdrangur, los tres supuestos «trolls», eso sí, cuando el rebaño de vacas nos dejó pasar por la carretera. La siguiente cita fue en Skógafoss, una de las mayores cascadas del país, que tiene 25 metros de anchura y una caída libre de 60 metros. Luego regresaremos a cenar junto a ella, enterándonos de que España había perdido 2-0 ante Chile en la Copa del Mundo de Fútbol. Casualmente cenamos con vino chileno.

Hoy toca otra espectacular cascada, Seljalandsfoss, que tiene la peculiaridad de que se puede caminar por un sendero por detrás de ella, para lo que hay que llevar chubasquero ya que al tener unos 60 metros de caída salpica bastante, sobre todo si hace viento. Comimos el bocata frente a la cascada y nos desplazamos al centro de visitantes del volcán más conocido de Islandia, Eyjafjallajökull, que en el año 2010 colapsó los aeropuertos de buena parte de Europa. La erupción arrojó unos 250 millones de metros cúbicos de ceniza volcánica a la atmósfera, llegando a una altura de 11.000 metros.

19 de junio. Último día en el que disponemos del coche, pero antes tenemos que recorrer 300 km, deteniéndonos cuando llevamos 181 para caminar por el entorno de la impresionante cascada de Gullfoss, conocida como la cascada Dorada. Se encuentra en el cañón del rio Hvita y tiene un caudal de 140 m³ por segundo en verano, contando con tres saltos de 11, 21 y 32 metros de altura. Lo más espectacular de esta cascada es que parece ocultarse en el cañón tras su último desplome.

10 km después nos detenemos en la zona geotérmica de Haukadalur en la que tenemos que abrir el paraguas, pues llueve bastante. Pasamos un buen rato contemplando el géiser Strokkur, que tarda en entrar en acción entre 2 y 10 minutos, alcanzando unos 25 metros de altura. Sin embargo no pudimos ver el gran Geysir, del que los géiseres toman su nombre, que en el año 2000 alcanzó los 122 metros de altura, pero que desde ese año solo entra en erupción cuando hay un terremoto. Me quedo con la imagen de cuando lo contemplé en mi anterior viaje. Comemos en un restaurante cerca del géiser y nos dirigimos directamente al hotel, quedándonos sin ir al Blue Lagoon o Lago Azul, el lugar más frecuentado por los turistas que buscan relajarse en un agua con múltiples propiedades. También estuve con anterioridad.

20 de junio. Último día de viaje para conocer la capital del país, Reykjavik, que nos decepciona un poco tras haber disfrutado durante dos semanas de tanta naturaleza en forma de cascadas, géiseres, glaciares y fiordos. No obstante hay que conocerla y visitar lo más importante, entre lo que destaca la modernista iglesia Hallgrímskirkja y el Harpa Concert Hall. También vemos varias esculturas, la Stjórnarrádidadir (Casa de Gobierno), la Catedral luterana (Dómkirkjan), el Ayuntamiento y la Solfarid o barca solar.

Lo último que hacemos es recorrer las dos únicas calles comerciales de la capital, Hverfisgata y Laugavegur, la verdad es que bastante animadas. En esta última realizamos la última comida en el país en el Restaurante Italia, que prepara una buena variedad de platos italianos en versión islandesa. En los pueblos en los que hemos pernoctado no había mucho donde elegir.

El viaje está a punto de concluir. Un momento de descanso en el hotel y traslado al aeropuerto, pues a las 00:50 sale el vuelo de Lufthansa con destino a Dusseldorf, donde enlazaremos con el de Bilbao tras pasar cuatro horas en el aeropuerto. El viaje ha concluido. Me ha encantado Islandia por su generosa naturaleza.

RIOJA ALAVESA: Regreso a la “nueva normalidad”

18 de junio. Día 96 de confinamiento y 11 de Fase 3. Tenía unas ganas terribles de rebasar los límites de Bizkaia, así que decidimos pasar un par de días en un punto bastante lejano, en la muga con La Rioja y Nafarroa, para irme adaptando a la “nueva normalidad” a la que pasábamos esa misma noche. Han pasado 97 días desde que hicimos noche en Salamanca, el 14 de marzo, a nuestro regreso de Portugal. Ya era hora. Quería hacerlo antes de que estos lugares se masifiquen y sentir la sensación de volver a viajar y cómo poder hacerlo. Eso sí, como sucediera en Salamanca, tuve que cenar de bocadillo, pues el restaurante todavía no estaba abierto por la noche. Lo mismo sucedió con otros dos en los que había pensado comer el día 19, en Samaniego y Páganos, que no abrirán hasta el 1 de julio y 24 de junio respectivamente. Salvo esto todo fue normal y pude disfrutar con poca gente de Laguardia, pues el Hotel Marixa fue el lugar elegido para alojarnos. Cada vez que entrabas en el casco antiguo, un cartel te recordaba la conveniencia de usar mascarilla.

123 km separan Bilbao de Laguardia, teniendo que pasar en dos ocasiones, sin detenernos, por la vedada La Rioja, a la altura de Briñas y San Vicente de la Sonsierra. En Samaniego hicimos la primera parada para el hamaiketako. Del pueblo sobresale majestuosa la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de la segunda mitad del siglo XVI, adosada al único torreón que subsiste de una antigua fortificación. Otro edificio notable, el Palacio de Samaniego, está siendo restaurado. Antes de llegar nos detuvimos para tomar una vista panorámica del pueblo junto a la modernista y acristalada Bodega Baigorri.

La siguiente parada la hacemos en Elciego, donde se celebra un pequeño mercadillo. Pasamos junto a la iglesia de la Virgen de la Plaza y vamos descubriendo interesantes edificios, como el Ayuntamiento y los palacios de Ramírez de la Piscina y de Navarrete Ladrón de Guevara, conocido como «Casa de los Hierros», con su escudo de esquina. Nuestro destino es la iglesia de San Andrés. Tenemos la suerte de coincidir a nuestra llegada con el párroco, quien nos abrió la puerta, pudiendo disfrutar de su precioso retablo barroco, previo pago de 1 € para iluminarlo. Desde un punto cercano contemplamos el Hotel Marqués de Riscal, diseñado por Frank O. Gehry, autor también del Museo Guggenheim de Bilbao.

Como hasta las 14 h no nos dan la habitación, nos desplazamos a la cercana población de Elvillar/Bilar, en cuyas proximidades se encuentra uno de los dos dólmenes alaveses que más me gustan, la Chabola de la Hechicera (Sorginaren Txabola). El otro es el Dolmen de Aizkomendi, ubicado en Egilaz. La cámara está formada por 9 losas que describen una figura poligonal. La galería cuenta con 5 losas más las de cierre. La de cubierta estaba partida en tres pero después de restaurarla fue colocada en la que se supone fue su posición original. Coincidimos en nuestra visita con el rodaje de une spot para promocionarlo.

Tras una larga comida y unos momentos de descanso, pasadas las 5 de la tarde nos disponemos a recorrer, a lo largo de tres horas, el Biotopo protegido “Complejo lagunar de Laguardia”, un itinerario que merece la pena pero nada recomendable si hace calor, pues no hay una triste sombra en los 10 km de recorrido. Cerca del hotel tenemos el ascensor que nos deposita en la parte inferior de Laguardia, donde comienza la ruta señalizada. Un consejo: pese a que a veces coincidan, no sigáis la flecha naranja sino los indicadores con dos líneas azul y blanca y cuatro arbolitos. La ruta pasa sucesivamente por la balsa el Prao de Paúl y tres lagunas, Carravalseca, Musco (está sin agua) y Carralogroño (la más hermosa). Por el camino (al principio carretera), tenemos extraordinarios paisajes de viñedos, pero también almendros y nogales, además de una variada flora, teniendo como telón de fondo la muralla de Laguardia, la sierra de Toloño y, más alejados el pico Castillo de la Población (León Dormido) y el Yoar.

Llegamos del recorrido por las lagunas justo con tiempo para tomar un par de vinos y cenar, así que el día 19 lo primero que hicimos fue recorrer el casco antiguo de Laguardia, población que forma parte de los pueblos más bonitos de España, cosa que no resulta extraño pues es una preciosidad. Iniciamos así la “nueva normalidad”, sin casi gente en la calle, rodeando la iglesia de San Juan, de aspecto fortificado. Seguimos viendo varias puertas de la muralla y, por la calle Mayor, nos dirigimos hasta la coqueta plaza Mayor, donde se encuentran los Ayuntamientos nuevo y viejo y un reloj carillón con autómatas. Nuestro recorrido nos llevó a continuación a la Torre Abacial, junto a la que se encuentra la iglesia de Santa María de los Reyes, en la que destaca su pórtico policromado que no pudimos ver en esta ocasión. Antes de salir del recinto amurallado nos detuvimos ante el curioso grupo escultórico “Viajeros”, de Koko Rico. Laguardia bien merece una detenida visita.

Continuamos nuestro recorrido por territorio alavés hasta el límite con Nafarroa, pasando por Oion, a un paso de Logroño, para llegar a uno de sus concejos, Labraza. Este pequeño pueblo siempre me ha encantado por su sabor medieval, pues está situado sobre un cerro completamente amurallado. En lo alto debió haber un castillo, pero ahora lo que se eleva de la población es la iglesia de San Miguel. Da gusto traspasar las puertas de la muralla y caminar por sus empinadas calles desiertas un viernes por la mañana.

Para hacer tiempo hasta la comida buscamos un pueblo que tuviera algún bar en el que tomar algo, así que, pasando por Yécora nos dirigimos a Lanciego/Lantziego, completando nuestro recorrido entre viñedos. Destaca en esta población la iglesia de San Acisclo y Santa Victoria, junto a la que se encuentra otro notable edificio, el Ayuntamiento, aunque nos quedamos con las ricas cerezas de Corella que compró mi mujer en un puesto ambulante, ubicado a la entrada del pueblo. No tuvimos suerte con los posibles restaurantes que habíamos seleccionado para comer, pues todos estaban cerrados, así que lo hicimos en uno situado entre la Ertzaintza y el surtidor que hay a la entrada de Laguardia. Muy bien por cierto. Y de aquí a casa. La breve escapada ha concluido.

Como hemos estado en varias ocasiones, esta vez no nos detuvimos en Labastida/Bastida, población que puede ser objeto de otra escapada, ya que cuenta con una amplia oferta hostelera e interesantes alrededores: San Vicente de la Sonsierra, Briones, Haro…, a los que todavía no podía acceder la pasada semana por estar en La Rioja. Lugar de veraneo de bastantes personas de Bizkaia y Gipuzkoa, Labastida es una población monumental, que cuenta con bodegas, interesantes palacios blasonados, los arcos de Toloño y Larrazuria, y notables edificios como el Ayuntamiento, la iglesia parroquial de Ntra Sra de la Asunción y la ermita del Santo Cristo. También es el lugar perfecto para degustar unas chuletillas al sarmiento, máxime si conoces a alguien que tenga txoko.

Labastida/Bastida es un buen punto de partida para realizar rutas a pie, a la sombra del monte Toloño, caminando entre viñedos y descubriendo lagares (tumbas) rupestres. Otra ruta, de unos 10 km de recorrido, es la que va desde Salinillas de Buradón, concejo ubicado cerca de Briñas, hasta el propio Labastida. Eso si, conviene llevar dos coches para recuperar uno de ellos al final de la marcha. Cuenta Salinillas con interesantes edificios como el palacio de los Condes de Oñate, la iglesia de la Inmaculada Concepción y los arcos abiertos en la muralla.

La vuelta a Islandia (2)

Continúo el relato de nuestro viaje por Islandia que dejaba hace quince días en Varmahlid (Skagafjördur). 11 de junio. Para hoy tenemos tan solo 162 km para llegar a Akureyri, donde pasaremos las dos próximas noches. Cuando llevamos recorridos 117 nos detenemos en la población de Dalvik, que cuenta con un importante puerto pesquero, en el que vemos a una pareja de eider con sus crías y a varios pescadores, principalmente niños. Recorremos luego el fiordo Eyjafjordur, rodeado por la cordillera de los Tröllaskagi, pasamos por Arskossandur y nos volvemos a detener en Hauganes.

La Hrafninn Guesthouse será nuestro alojamiento las dos próximas noches. Estamos en Akureyri, la capital del norte de Islandia y cuarta ciudad más poblada del país, pero que realmente no me dice nada, salvo que cuenta con varios comercios, bares y restaurantes, algo no muy frecuente en los pueblos en los que pernoctamos. Tampoco me dice mucho el principal templo de la ciudad, la iglesia de Akureyri (Akureyrarkirkja), pero pasamos un buen rato en el jardín de la guesthouse jugando al balón con un perro que hacía de portero. Muy bueno, por cierto.

12 de junio. Hoy tenemos por delante 192 km, con dos platos fuertes. El primero de ellos sólo lo haremos si el día sale bueno. Nuestro destino es la población de Husavik, un pueblo de postal situado en la orilla oriental del golfo de Skjálfandi, rozando el Círculo Polar Ártico y rodeado de montañas nevadas. Como estamos en la capital europea de la observación de ballenas y el día ha salido radiante, embarcamos en el Haukur, un barco tradicional en el que pasamos 4 horas navegando en busca de ballenas. Las más comunes en Islandia son las Minke, que miden de 7 a 10 metros y pesan 10 toneladas. Las vimos bastante cerca y también grandes grupos de frailecillos. La excursión ha resultado espectacular.

El segundo plato fuerte lo tenemos por la tarde. Se trata de Goðafoss, una de las cascadas más espectaculares de Islandia, que en islandés significa “cascada de los dioses”  En este lugar las aguas del río Skjálfandafljót se desploman desde una altura de 12 metros, con una anchura de 30. Cuenta la leyenda que cuando en el año 999 el parlamento medieval decidió la conversión de Islandia al cristianismo, el sacerdote Þorgeir cogió los ídolos paganos y los arrojó en este lugar, por lo que desde entonces recibe este nombre. El día ha resultado perfecto, pues además de ver ballenas hemos contemplado las cascadas iluminadas por el sol, teniendo como telón de fondo las montañas nevadas.

13 de junio. Hoy nos toca un día muy intenso y de muchos kilómetros (420). A los 91 km hacemos la primera parada en el lago Mývatn, en islandés “lago de las moscas enanas”. Y qué razón tiene el nombre, pues hay muchas y muy molestas, pese a ser el alimento de las colonias de patos. Nos detenemos junto a los pseudocráteres de Skútustaðagígar, que nunca han entrado en erupción. La siguiente parada fue en Höfði, una pequeña península que se adentra en el lago y cuenta con unos curiosos pináculos de lava. Concluimos el recorrido por esta zona en Dimmuborgir, una vasta área de formaciones de lava, siendo la más espectacular la Kirkjan, con forma de iglesia.

Muy cerca tenemos la siguiente cita. Se trata de Myvatn Nature Baths, baños naturales similares a los de la famosa Blue Lagoon de Reykjavík, a la que pensamos ir, así que no nos detenemos. Nuestro siguiente destino está muy cerca. Se trata de Hverir, la mayor solfatara de Islandia, situada al pie de la colina roja de Námafjall. Recorremos toda la zona caminando entre pozas con lodo y agua hirviendo, potentes fumarolas de gases, terreno con un color amarillento propio de áreas sulfurosas, que muestran la actividad volcánica de la zona. Eso sí, hay que respetar los cordones de seguridad, mientras caminamos con un fuerte olor a azufre y con la especie de niebla que originan las fumarolas.

Continuamos 35 km por la carretera nº 1 y cogemos un desvío a la izquierda, la carretera 864, que nos conduce a nuestro siguiente destino, la cascada de Dettifoss (32 km por pista de tierra). Situada en el Parque Nacional de Vatnajökull, su agua viene desde el glaciar Vatnajökull, motivo de su color lechoso. La cascada tiene 100 metros de ancho y 44 de caída a través de cañón Jökulsárgljúfur. Dicen que Dettifoss es la cascada más potente de Europa, pues tiene un caudal medio de 193 m³/seg. Muy cerca tenemos la cascada de Selfoss, de 11 metros de altura, que nos conformamos con verla desde la carretera, pues la tarde avanza y todavía nos restan 233 km para llegar al hotel.

El día está resultando de lo más variado y todavía nos queda mucho que ver, aunque solo tenemos tiempo de detenernos al borde de la carretera para fotografiar los extraordinarios paisajes, las ocas y las ovejas. Tan solo estiramos un poco las piernas para acercarnos a una potente cascada, fruto del deshielo de las montañas todavía nevadas. Por delante tenemos la preciosa vista del lago Lagarfljót y los fiordos del Este. A última hora de la tarde llegamos al Saxa Guesthouse, situado en Stödvarfjördur, donde pasaremos las dos próximas noches. Antes de cenar, celebramos mi 60 cumpleaños con una buena botella de vino.

14 de junio. Iniciamos una nueva larga jornada con 308 km por delante. Circulamos por la carretera 1 que discurre pegada a la costa por los fiordos del Este, descubriendo de nuevo extraordinarios paisajes. Pronto abandonamos esta carretera para coger la 95, rumbo al lago Lagarfljót, convertida en pista de tierra. En cuanto ganamos un poco de altura, tenemos la nieve al lado y algún pequeño lago. Nos detenemos varias veces para fotografiar un extraño grupo de cabras y varios de ovejas, generalmente acompañadas de sus crías (siempre dos).

Bordeamos el lago Lagarfljót por la carretera 931 y llegamos al principal destino de esta jornada, el Parque Vatnajopuls, donde se encuentran dos hermosas cascadas, distando la última de ellas unos 2,5 km. Tenemos que caminar por un sendero con una notable pendiente. Tras el primer repechón llegamos a la primera cascada, Litlanesfoss, embellecida por las columnas de basalto que la rodean. El terreno se ensancha bastante y la pendiente disminuye cuando ya divisamos al fondo la segunda cascada, Hengifoss, una de las más altas del país, al tener 118 metros de caída. Estamos en un lugar lleno de encanto.

Bordeamos de nuevo el lago Lagarfljót para llegar a Egilsstadir, donde cogemos la carretera 93 con rumbo a Seyðisfjörður. Vamos ganando altitud mientras subimos el puerto de Fjarðarheidi, circulando por una buena carretera, que parece una trinchera abierta en la abundante nieve que la rodea. En el descenso nos detenemos en la cascada Gufufoss. Enseguida llegamos a Seyðisfjörður, precioso pueblo costero que destaca por sus pintorescas casas de madera de colores, de estilo noruego. La última parada la efectuamos en otro pueblo costero, Faskrúdsfjorður, que conserva los nombres de sus calles también en francés, recordando que hasta 1935 era el principal centro de pescadores franceses del este de Islandia. A última hora de la tarde regresamos al Saxa Guesthouse, en Stödvarfjördur, desde donde seguiremos nuestro recorrido hacia la costa Sur. El viaje continúa.

Sepúlveda y las Hoces del río Duratón (Segovia)

Escribo estas líneas cuando todavía ignoro en qué fecha podré desplazarme con libertad y seguridad por otras comunidades pero, como creo que este año viajaremos sobre todo por otros lugares del estado, he recordado un lugar que siempre me ha agradado. Se trata de Sepúlveda, población segoviana de un millar de habitantes. Distante 318 km de Leioa, está declarada conjunto histórico-artístico y forma parte de los pueblos más bonitos de España. Además de tener oportunidad de comer un rico cordero asado, podemos realizar un precioso recorrido a pie por las Hoces del río Duratón. Las fotos que ilustran este reportaje las tomé en una escapada realizada del 29 al 31 de mayo de 2009. Es la entrada nº 100 de este blog, que comencé el 26 de febrero de 2019.

Entre los edificios de interés monumental tenemos la iglesia de Santiago, románica del siglo XII, cuyo interior ha sido convertido en la sede de la Casa del Parque de las Hoces del Río Duratón, reuniendo una interesante colección de fotografías de aves. La iglesia tiene una sola nave rectangular y un ábside de estilo mozárabe. Cuenta también con una cripta subterránea, con tumbas del siglo X.

Sepúlveda fue un importante enclave defensivo durante la Edad Media, conservando algunos tramos de la muralla. Accedemos al casco antiguo por la Puerta Ecce-Homo, deteniéndonos ante la iglesia de San Bartolomé, románica de los siglos XI-XII. Nuestro destino es la Plaza de España, centro neurálgico de la población, en el que se celebraban las ferias y bailes populares además de las corridas de toros. En ella se encuentra el edificio del Reloj, del siglo XVII, que está adosado a uno de los torreones del que fuera castillo de la localidad. Es el rincón urbano que más me gusta.

Nos dirigimos ahora a la parte más alta de la villa, donde se encuentra la iglesia de San Salvador, cuya construcción se inició en el siglo XI (año 1093), por lo que está considerada como la más antigua de la provincia de Segovia y uno de los mayores exponentes del románico sepulvedano. Desde 1931 está declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento.

Completamos nuestro recorrido por Sepúlveda acercándonos hasta el santuario de de la Virgen de la Peña, iglesia románica del siglo XII, que cuenta con una sola nave y una torre, también románica, adosada al muro norte. Destaca el pórtico de entrada y, en su interior, el retablo barroco del siglo XVIII, con la imagen de la Virgen de la Peña, románica, probablemente del siglo XII. Fue declarada Monumento Nacional en 1931.

Además de para comer cordero y ver iglesias románicas, nos hemos desplazado a Sepúlveda para caminar por el Parque Natural de las Hoces del río Duratón, un lugar de extraordinaria belleza, a lo que dedicamos el día siguiente de nuestra llegada. Junto al santuario de de la Virgen de la Peña tenemos un mirador que nos da idea de cómo es el cañón que vamos a recorrer. Abandonamos Sepúlveda saliendo por la Puerta de la Fuerza, resto de la antigua muralla, rodeada de campos cubiertos de amapolas.

Caminamos por la Senda de los Dos Ríos, sendero circular señalizado que permite ver el cañón del Duratón y buena parte del patrimonio de Sepúlveda. Tiene 5,2 km de recorrido y un desnivel de tan solo 80 metros, por lo que se realiza sin dificultad en menos de hora y media, parando a sacar fotos. Caminamos primero por una antigua calzada romana hasta introducirnos en el cañón. Pronto pasamos por una chopera y el camino parece estar nevado, debido a la pelusa que suelta este árbol por estas fechas, conocida como los copos de nieve de los chopos.

Seguimos caminando por la Senda de los Dos Ríos mientras disfrutamos de las vistas del cañón, sobre el que sobrevuelan los buitres. Descendemos hasta el puente Tolcano mientras emprendemos el regreso hasta el punto de partida. Ahora toca subir un poco para pasar por otros restos de la muralla, antes de divisar una extraordinaria vista del conjunto monumental de Sepúlveda. El recorrido nos ha encantado. Merece realmente la pena.

Al día siguiente, antes de regresar a casa, nos dirigimos hasta la ermita de San Frutos, construcción románica de siglo XII, dedicada al patrón de Segovia. Dista tan solo 16,5 km de Sepúlveda y su emplazamiento es espectacular, a modo de balcón sobre un meandro que forma el río Duratón. Es probablemente el lugar más hermoso del Parque Natural de las Hoces del río Duratón. Al aparcamiento se accede desde el pueblo de Villaseca por una pista de tierra, teniendo luego que caminar un cuarto de hora para llegar a la ermita. Como el día está radiante, aprovechamos para dar un agradable paseo de 4 km por la Senda de la Molinilla. La escapada ha concluido.

La vuelta a Islandia (1)

Veo muy lejano todavía el día en que podamos viajar con libertad y seguridad por el mundo. De no haber sufrido la pandemia, en estas fechas estaría a punto de salir a uno de estos tres destinos: Madagascar, Kenya o Armenia. Sin embargo aquí sigo y sin poder hacer planes futuros. En junio he viajado por numerosos países, así que a lo largo de este mes iré rememorando uno de ellos, Islandia, un país que me encantó sobre todo por su generosa naturaleza. Era el segundo viaje que realizaba a ese país, aunque el primero fue más breve. Al que ahora me refiero lo realicé del 6 al 21 de junio de 2014. Volamos dos parejas con Lufthansa a Reykiavik, vía Düsseldorf, alquilando allí un coche para dar la vuelta a la isla. En el fondo del maletero llevábamos nuestro secreto, una serie de “vicios” que allí sería difícil de encontrar y una botella de vino de Rioja para cada día, que tomábamos cuando llegábamos a nuestro destino, antes de cenar. Ocho de ellas las compramos en el Duty Free del Düsseldorf International Airport. El precio en Islandia es muy caro.

Dos horas de vuelo desde Bilbao y a las 15:00 aterrizamos en Dusseldorf, ciudad en la que había pernoctado dos noches pero que no conocía. Como hasta las 21:35 no salia nuestro vuelo a Reykiavik y el día estaba espectacular, decidimos coger el tren y trasladarnos al centro de la ciudad. Hay servicios constantes y el viaje tan solo dura de 5 a 7 minutos. Como no disponemos de mucho tiempo, nos limitamos a recorrer el entorno cercano a la estación central, el Altstadt, el barrio más famoso de la ciudad, que literalmente significa «ciudad vieja», así como la Basílica de San Lamberto (St. Lambertuskirche), del siglo XIV y estilo gótico. Nos ha gustado lo que hemos visto, pero tenemos por delante casi tres horas y media de vuelo hasta el Reykjavik Keflavik International Airport donde, debido al cambio de hora, aterrizamos a las 11 de la noche, bueno del día, pues durante el mes de junio casi no hay noche. La última imagen está tomada casi una hora después. Nada más llegar nos trasladaremos al hotel, situado a tan solo 6,8 km del aeropuerto, el Bed and Breakfast Keflavík Airport ***.

7 de junio. Hoy tenemos uno de los días más largos de viaje, 406 km por la costa occidental de la isla. El paisaje es espectacular y eso que acabamos de empezar la ruta. Pronto nos detenemos ante numerosos montones de piedras apiladas. El punto fuerte de hoy consiste en recorrer el Parque Nacional de Thingvellir (Þingvellir), donde se congregó por primera vez, en el año 930, la asamblea que representaba a todos los habitantes de Islandia, que siguió reuniéndose al aire libre hasta 1798. En 2004 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un sendero nos lleva por la gran falla Almannagjá, que divide los continentes europeo y americano. Caminamos también hasta la cascada Öxarárfoss y visitamos la iglesia de Þingvallakirkja, situada junto a la granja de Þingvallabær, residencia oficial de verano del primer ministro.

Por la tarde continuamos el viaje por los valles internos de Borgarfjörđur, teniendo que circular ahora por una pista de tierra que discurre por una meseta, a unos 700 metros de altitud, rodeada de pequeños glaciares y montañas. Por primera vez tenemos ocasión de pisar la nieve. El lugar es extraordinario y completamente solitario, pero nos preocupa qué hacer si tenemos un incidente, pues casi no hay tráfico al estar avanzada la tarde. Poco a poco vamos descendiendo, contemplando alguna pequeña cascada antes de llegar a la población costera en el que se encuentra el Hotel Olafsvik ***, en el que pasaremos las dos próximas noches.

8 de junio. Hoy disponemos de todo el día para recorrer y explorar los paisajes de la península de Snæfellsnes, unos 100 km, regresando a pernoctar a Ólafsvík. Qué bien no tener que cambiar de hotel. Vemos una colonia de eider común y gaviotas anidando. Al intentar caminar por una carretera, por primera vez somos atacados por un grupo de charrán ártico. Buena lección pues nos sucederá más veces, ya que anidan en el suelo en los prados cercanos. Es bueno caminar con gorrro, para que no te den picotazos en la cabeza y, mejor, paraguas, para protegerte de sus excrementos con los que te bombardean. Vemos también una pequeña granja tradicional.

Continuamos recorriendo la península de Snæfellsnes por la costa de Kardsvik, caminando hasta el faro del cabo de Öndverðarnes, desde el que podemos admirar coladas de lava. Más adelante vemos un pequeño rebaño de ovejas y una solitaria foca. Continuamos por la ruta de los faros dirigiéndonos al de Skalasnagaviti, desde donde contemplamos el nevado volcán Snæfellsjökull y una hermosa formación rocosa en el acantilado. Seguimos por la zona de cráteres Hólahólar, deteniéndonos en uno de forma semicircular, Saxhóll. Todavía tenemos un faro por delante, el de Malarriff.

Como los días son muy largos, seguimos recorriendo la península de Snæfellsnes, conocida como la “Islandia en miniatura”, teniendo la primera cita en Lóndrangar, un par de agujas de roca escarpadas a orillas del mar. De allí nos dirigimos a Hellnar, un antiguo pueblo pesquero que cuenta con un centro de interpretación y una coqueta iglesia, desde la que se tiene espectaculares vistas. De aquí nos dirigimos a la playa de Arnarstapi, que cuenta con una curiosa escultura. Muy cerca tenemos uno de los lugares más vistosos de la jornada, el Arco de Gatklettur. Antes de regresar al Hotel Olafsvik nos detenemos a fotografiar una cascada.

9 de junio. Hoy toca nuevo día de desplazamiento, más de 400 km por el noroeste de la isla, para ir desde Olafsvik hasta Varmahlid (Skagafjördur), donde pasaremos las dos próximas noches. La primera parada la efectuamos en Grundarfjordur, continuando hacia Stykkishólmsbær, para visitar su moderna iglesia (1990), obra del arquitecto finlandés Jon Haraldsson. De allí nos dirigimos a Hvammstangi, villa pesquera en la que pudimos ver secaderos de pescado y algunas colonias de eider común. Dos jóvenes corderos llaman nuestra atención antes de detenernos en Hvítserkur para fotografiar una solitaria foca y una curiosa formación rocosa. Continuamos la ruta pasando junto a un buen grupo de los tradicionales caballos islandeses y nos detenemos en Blonduos, para visitar otra modernísima iglesia. Concluimos la jornada en el Hotel Varmahlíd ***, donde para cenar me obsequio con un solomillo.

10 de junio. Volvemos 8 km hacia atrás para visitar la granja Glaumbær o Museo Etnográfico de Skagafjörður, pues no nos dio tiempo ayer. Está dedicado a las viejas granjas de turba y muestra la forma de vida rural de los granjeros de los siglos XVIII y XIX. Como en Islandia no había madera, para el armazón y el revestimiento de la casa se utilizaban piezas de césped seco. Las pequeñas casas están unidas por un corredor central interior, que evita salir al exterior cuando la nieve alcanza mucha altura. Al lado hay una pequeña iglesia.

Regresamos a Varmahlíd y continuamos la ruta hacia el norte. Tenemos por delante 240 km entre ida y vuelta. Nuestro primer destino es el fiordo Skagafjordur, un lugar lleno de encanto y una de las estampas tradicionales de Islandia: mar, campos floridos montañas nevadas, caballos, colonias de eider común y otras aves, pequeñas casas… En el centro de este paraíso está el pueblo pesquero de Hofsos. Además nos ha salido un día extraordinario. En las dos veces que he estado en Islandia ha hecho mucho mejor tiempo en el norte que en el sur.

Ha salido un día tan bueno que hay que aprovecharlo, así que continuamos nuestra ruta hasta Siglufjörður, pequeña localidad pesquera situada en el fiordo del mismo nombre. Es un lugar de postal con grupos de gaviotas y de patas con sus patitos. Es el punto más al norte que alcanzaremos en el viaje. De regreso a Varmahlíd nos desviamos un poco de la ruta para visitar la Catedral de Hólar, la iglesia de piedra más antigua de Islandia. Al lado se encuentra la torre de 27 metros de altura, construida en 1950. Cerca de Hólar se encuentra Nyibaer, una granja de madera y techos de turba construida en 1860. El viaje continúa.

Escapada a Fuente Dé (Cantabria)

Tras dos meses y medio sin poder desplazarme con libertad, tengo muchísimas ganas de poder estar en un entorno natural. Aunque la propuesta de hoy la he realizado en varias ocasiones, he querido rememorar la efectuada entre el 21 y el 23 de mayo del lejano 2010, por situarme en unas fechas como en las que ahora nos encontramos. Cómo me gustaría poder repetirla ahora, máxime con el tiempo tan espectacular que nos acompañó, no como dos años antes, por las mismas fechas, en la que los protagonistas fueron la niebla y la lluvia. Nuestro campamento base estuvo en Fuente Dé, a 219 km de Leioa, desde donde hicimos la ruta a pie desde el mirador de El Cable hasta Espinama y regreso a Fuente Dé.

Aprovechando una oferta de 2×1, nos alojamos en un lugar espectacular, el Parador de Fuente Dé ***, un moderno hotel de montaña ubicado en un idílico paraje a los pies de las montañas del Parque Nacional de Picos de Europa, junto al conocido teleférico. Para las cenas optamos por el restaurante del coqueto Hotel Rebeco **, donde se quejaban de que les resultaba imposible competir con las ofertas de alojamiento del Parador.

Situado en el corazón de los Picos de Europa, el Teleférico de Fuente Dé salva un desnivel de 753 metros, subiendo a los pasajeros desde los 1070 metros a los que se encuentra Fuente Dé, hasta los 1823 metros de altitud de la estación superior, en menos de 4 minutos, a una velocidad de 10 m/s. La longitud del cable es de 1.450 metros. El precio del viaje de ida y vuelta es de 18 €, uno menos en temporada baja. Existen descuentos para grupos y federados en montaña.

Éste es el perfil de la ruta que vamos a realizar, tramo El Cable-Fuente Dé, con casi todo el recorrido de descenso. Son 14,5 km, que se realizan con total tranquilidad en menos de 4 h, alargándose un poco más, si, como en nuestro caso, decides bajar a Espinama y luego subir hasta Fuente Dé.

Desde el mirador de El Cable tenemos una vista casi aérea del Parador, rodeado de verdes praderas. Menudo contraste con lo que tenemos encima, los Picos de Europa cubiertos de nieve. La temperatura también ha descendido pero, con el día tan soleado que hace, enseguida nos tenemos que quitar ropa.

Comienza nuestra ruta, teniendo que subir un poco hasta la Horcadina de Covarrobles (1925 m). Son poco más de 100 metros de desnivel pero, en frío, cuesta un poco de esfuerzo. Será el único desnivel ascendente que tengamos que salvar hasta llegar a Espinama. El paisaje es extraordinario y en ocasiones tenemos que caminar sobre la nieve, viendo a varias personas que realizan el recorrido con esquís de travesía.

Iniciamos el largo descenso que nos llevará a Espinama siguiendo caminado sobre la nieve. Enseguida pasamos cerca del Chalet Real, edificado por la Real Compañía Asturiana de Minas para residencia de los ingenieros. Fue el lugar de acogida del rey Alfonso XIII en una visita en 1912 a los Picos de Europa para cazar rebecos. Destaca por sus colores rojo y blanco en medio de una pradera verde. Enseguida llegamos a nuestra primera parada, situada a 1670 metros de altitud, en el antiguo refugio de Áliva, ampliado y convertido en hotel a 80 € la noche, gestionado por CANTUR.

Continuamos el descenso hacia Espinama por una pista transitable para vehículos, caminado en algunos momentos por una especie de trinchera abierta en la nieve. A veces se pega al arroyo de las Salgardas. En las Portillas del Boquerón hacemos un alto en el camino, observando a unas ovejas y viendo que el mastín que las guarda se acerca a nosotros con tranquilidad. Al principio nos asusta, pero pronto vemos que viene en son de paz, probablemente en busca de comida. Está muy tranquilo y se deja acariciar por mi mujer.

Continuamos el descenso por la pista, viendo que en las proximidades se desploman pequeñas cascadas debido al deshielo. El día está resplandeciente y, ahora que hemos descendido bastante, hace calor. La siguiente cita es con los llamados Invernales de Igüedri, de gran valor para el patrimonio etnográfico, ya que fueron refugio de los pastores y del ganado, cuando era trasladado a los pastos de altura. Según nos acercamos a Espinama podemos contemplar varios prados en los que pastan las vacas. El paisaje sigue siendo impresionante.

Seguimos caminando por la pista, que discurre en muchos tramos paralela al río Nevandi. Al fin llegamos al pueblo lebaniego de Espinama, perteneciente al municipio de Camaleño, que está situado en una hondonada rodeada por montañas, en el lugar en el que el río Nevandi desemboca en el Deva. Ha llegado la hora de poder tomar algo, antes de emprender la subida hasta nuestro punto de partida, el Parador de Fuente Dé, del que nos separan unos 3 km, caminando por un sendero próximo a la carretera. La marcha ha resultado preciosa.

Antes de emprender el regreso a casa, damos un paseo por Potes, la capital de la comarca de Liébana. La villa de Potes conserva numerosas edificaciones de interés, por lo que está declarada Conjunto Histórico, destacando la Torre del Infantado. Conocida como la como la villa de los puentes y de las torres, también son dignos de mención la iglesia de San Vicente y la parte vieja. Se ha echado la hora de comer así que aprovechamos para ello.

Como ya hemos estado en otras ocasiones esta vez no lo hemos hecho, pero si dispones de tiempo te recomiendo visitar un par de lugares antes de llegar a Potes. A 15 km de Fuente Dé se encuentra Mogrovejo, un precioso pueblecito rural declarado Conjunto Histórico. 9 km después, ya cerca de Potes, tenemos el monasterio de Santo Toribio de Liébana que, según la tradición, cuenta con una reliquia del Lignum Crucis, el trozo más grande conocido de la cruz en la que murió Jesucristo.

Tras la comida emprendemos el regreso a casa, para no pillar los atascos de la A-8. Tenemos por delante 196 km para llegar a Leioa. La “escapada” ha concluido.

Municipios de Bizkaia (1)

El proceso de transición hacia la “nueva normalidad” nos va a impedir viajar a destinos más lejanos durante un tiempo, así que poco a poco os iré mostrando los diferentes municipios de mi provincia, Bizkaia. Son 112 y los recorrí entre los años 2012 y 2016. Las fotos están tomadas entre el 06/09 y el 30/10 de 2012. De cada municipio, incluiré los que en mi opinión son los sitios de mayor interés, la altitud a la que se encuentra el Ayuntamiento y el punto más elevado, por si os animáis a caminar. Esto último está sacado del libro “Los techos municipales de Bizkaia”, de “Kartajanari”, editado por Pyrenaica, en cuya web tenéis el listado completo. En esta entrada irán los diez primeros en orden alfabético y, dado que “toca” Abadiño, al final os propongo dos itinerarios a pie, accesibles a todo el mundo, saliendo desde el puerto de Urkiola. El primero consiste en subir a la cima del monte Saibi. El segundo, en caminar por una pista hasta Asuntze, magnífico mirador sobre la cresta Alluitz-Anboto.

ABADIÑO. Lugares de interés: Parque Natural de Urkiola, santuario de los Santos Antonios en Urkiola, iglesia de San Torcuato, Torre de Muntsaratz y Conjunto Juradero de Guerediaga.

Altitud: 133 m. Punto más elevado: cima del Alluitz (1034 m). Otras cimas de interés son Urkiolagirre (1008 m), Saibi (954 m) y Astxiki (785 m)

ABANTO-ZIERBENA. Lugares de interés: Cuenta con dos núcleos principales, Gallarta, donde nació Dolores Ibárruri «La Pasionaria» (1895-1989) y Las Carreras. En el primero de ellos obligatoriamente hay que visitar el Museo de la Minería, actividad muy vinculada a este municipio. En Las Carreras destacan dos edificios, Villa Matiena (neoclásico de 1839) y Villa Casuso.

Altitud: 125 m. Punto más elevado: Peña de la Cruz (522 m).

AJANGIZ. Lugares de interés: Pequeño municipio de 474 habitantes, próximo a Gernika, cuenta con dos núcleos de población. En Mendieta sus principales edificios son la iglesia de la Ascensión del Señor, la Casa Cural, el Ayuntamiento y la Herriko Taberna. En Kanpatxu destacan el Palacio de Aristieta y la Casa Torre Mentzeta.

Altitud: 60 m. Punto más elevado: Urgogana (252 m).

ALONSOTEGI. Lugares de interés: Situado a orillas del río Cadagua y lugar de nacimiento del lehendakari Iñigo Urkullu, destacan los edificios del Ayuntamiento y la iglesia de San Bartolomé, aunque particularmente me quedo con las viviendas obreras de Barrankale. En Irauregi, la ermita de San Antolín.

Altitud: 20 m. Punto más elevado: Ganekogorta (999 m). Otras cimas de interés son el Ganeta (685 m) y Arrolatza (454 m).

AMOREBIETA-ETXANO. Lugar de nacimiento del montañero Andrés Espinosa, tiene muchos sitios de interés, aunque considero el principal la iglesia de Santa María de la Asunción, que se asoma al río  Ibaizabal. Otro templo de interés es Andra Mari, en Etxano. Una escultura emblemática es “La patata”, de Nagel. También me gusta la Herriko Plaza, presidida por el edificio del Ayuntamiento.

Altitud: 68 m. Punto más elevado: Cresta Este de Kañometa (755 m), pese a que la cima más conocida es el Bizkargi (555 m).

AMOROTO. Lugares de interés: Situado entre Markina y Lekeitio, este pequeño municipio cuenta con tan solo 410 habitantes, distribuidos en cuatro barrios; Elexalde, Odiaga, Ugaran y Urrutia, aunque el 50% viven en el primero de ellos. Entre sus edificios destaca la parroquia de San Martín, de estilo gótico-barroco, aunque con lo que más disfruté fue observando sus hermosos y antiguos caseríos y la coqueta ermita de San Miguel.

Altitud: 185 m. Punto más elevado: Iturrandi (346 m), cumbre secundaria de Arranomendi.

ARAKALDO. Lugares de interés: Es un pequeño municipio de tan solo 2,63 km² y 159 habitantes, fronterizo con Araba (Laudio), por el que discurre el río Nervión. Su rincón más notable es la plaza, a la que se asoman el Ayuntamiento y la majestuosa iglesia de Santa Marina. Curioso resulta también el edificio que ocupa el Hotel Errekagain, situado a orillas de la carretera.

Altitud: 143 m. Punto más elevado: Loma W. de Elorriaga (634 m). La cima más alta es Egustusgana (457 m).

ARANTZAZU. Lugares de interés: Seguimos recorriendo municipios pequeños, que quizás no conozcáis y que resultan de lo más agradables. Toca el turno ahora a uno de 3,80 km² y 395 habitantes, atravesado por el río Arratia y ubicado junto a Igorre. Destacan aquí las vistas sobre el macizo de Itxina y la hermosa parroquia de San Pedro Apóstol, del siglo XII, que cuenta con un atractivo retablo barroco. También me gustaron el edificio del Ayuntamiento y la ermita de San Miguel de Turture.

Altitud: 94 m. Punto más elevado: Kukutza (316 m).

AREATZA. Lugares de interés: Conserva un interesante casco urbano, declarado Conjunto Monumental en 1996. Cuenta con destacables edificios como la iglesia parroquial de San Bartolomé, edificada a mediados del siglo XIV y ampliada en el año 1513, el Palacio de Gortázar, antigua torre de fines del siglo XV, la Casa Consistorial, obra de Luis de Bengoechea, el convento de Santa Isabel o el edificio que ocupa el Batzoki. Recorriendo las calles Askatasun, Bekokale, Errukine y Goiko, iremos descubriendo notables construcciones. También tenemos que visitar el Gorbeiako Parketxea, Centro de Interpretación del Parque Natural de Gorbeia.

Altitud: 135 m. Punto más elevado: Cara NW de Igalirrintza (1165 m). La cima más conocida es el Upo (608 m)

ARRANKUDIAGA. Lugares de interés: Población de 968 habitantes situada a orillas del río Nervión, cuenta con un edificio destacado, la iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción, del siglo XVIII. También es reseñable la Casa Consistorio, caserón barroco del siglo XVIII. Sin embargo, siempre me ha atraído más el barrio de Zollo, situado entre las cimas que luego os comento, en un entorno eminentemente rural. Cuenta con un coqueto rincón en torno a la iglesia de San Martin Obispo, construida por los habitantes de de la localidad en el año 1518. En el siglo XVIII se le adosó la torre-campanario y la sacristía en estilo barroco.

Altitud: 135 m. Punto más elevado: Ganekogorta (999 m). Otra cumbre principal es Kamaraka (797 m)

Para caminar

Esta propuesta parte de Urkiola (Abadiño), puerto situado a 700 metros de altitud y consiste en subir a la cima del monte Saibi (954 m). Casi todo el recorrido se efectúa por una pista, teniendo que salvar una distancia de 2,3 km y algo más de 250 metros de desnivel. El punto de partida se sitúa junto al aparcamiento del Restaurante Bizkarra, empezando la ruta dejando a un lado el Centro de Interpretación del Parque Natural de Urkiola. El camino está balizado con marcas de GR, invirtiendo unos 45 minutos hasta la cima, desde la que se tiene una impresionante vista, tanto hacia las crestas del Duranguesado, como hacia el macizo de Gorbeia.

Para caminar

La segunda propuesta también parte del puerto de Urkiola y tiene como destino las campas de Asuntze (906 m), situadas cerca de la fuente de Pol-Pol. Desde ellas tenemos una buena vista de la cresta Alluitz-Anboto. La distancia es de 3,3 km que se realizan por una amplia pista que podemos evitar yendo por la cumbre de Urkiolagirre (1008 m). En el camino podremos disfrutar contemplando las cumbres de Gorbeia, Aldamin y Lekanda. Antes de regresar al punto de partida, junto al santuario de Urkiola podemos ver la nevera y, antes de coger el coche, dar un agradable paseo, pasando junto a la ermita del Santo Cristo, hasta el Mirador de las Tres Cruces, teniendo como fondo el monte Untzillatx.

Isla Norte de Nueva Zelanda (y 2): Rotorua, capital geotérmica

Continúo el relato del viaje por la isla Norte de Nueva Zelanda que dejaba la pasada semana en Rotorua. Hoy toca un día muy variado, de poco coche y bastante caminar entre géiseres, lodos y cascadas. Por la mañana nos desplazamos tan solo 31 km hasta Wai-O-Tapu, donde sacamos la entrada conjunta para este Parque Termal y el Lady Knox Geyser al precio de 32,50 NZD (18 €). Hay que tenerlas antes de las 10 para poder llegar al géiser. El horario de apertura es de 08:30 a 17:00 h, pero la última entrada es a las 15:45. Más información en https://www.waiotapu.co.nz/book-now/.

Vigésimo día de viaje. Llueve a mares cuando sacamos las entradas, así que aprovecho para comprar una capa, pues nos va a tocar estar varias horas al aire libre. Nos desplazamos en coche hasta el aparcamiento del Geyser Lady Knox, en el que hay que estar obligatoriamente antes de las 10:15, hora en la que se le obliga a entrar en erupción, pues si no solo lo haría cada 48 horas más o menos. El chorro alcanza los 20 metros de altura. Con lo que veremos a lo largo del día, este lugar es prescindible. Al menos enseguida deja de llover y ya no tendremos que volver a abrir el paraguas.

Regresamos al aparcamiento del centro de visitantes de Wai-O-Tapu (en maorí, Agua Sagrada) y nos disponemos a efectuar los 3 km del recorrido más largo de todos, para no perdernos nada de este extraordinario lugar, formado por cráteres, fumarolas y lagunas de lodos incandescentes. Parece que estamos en otro planeta.

Continuamos caminando por Wai-O-Tapu bordeando varios pequeños cráteres, la mayoría de ellos formados en los últimos 900 años, que llegan a alcanzar 20 metros de diámetro y una profundidad de 12 metros. Buena parte de ellos contienen manantiales de agua hirviendo con importantes concentraciones de azufre. Nos detenemos ante el Rainbow Crater (Cráter del Arco Iris), así llamado por las tonalidades que toman las paredes de piedra pómez del cráter, debido a los sedimentos de azufre y óxido de hierro.

Nuestro recorrido por Wai-O-Tapu continúa por un terreno boscoso, descubriendo diferentes lagunas de lodos hasta llegar a Artist’s Palette (Paleta del Artista), uno de los lugares más hermosos de este Parque Termal por su colorido, debido a la acumulación de diferentes minerales. Hasta el sol acompaña, después del inicio de jornada tan lluvioso.

Nuestro recorrido por Wai-O-Tapu sigue sin tener desperdicio. Las fumarolas siguen impregnando un paisaje en el que curiosamente vemos algunas aves. Pasamos por varias charcas de agua caliente y llegamos al lugar más curioso de esta zona, la Oyster Pool (Piscina de la Ostra), que tiene agua con altas concentraciones de azufre y recibe su nombre por la forma que tiene.

Continuamos en Wai-O-Tapu, caminando entre pequeñas lagunas con fumarolas y aguas de colores. También vemos varios pequeños cráteres, llamando sobre todo nuestra atención el Inferno Cráter (Cráter del Infierno), en cuyo fondo tiene lodo hirviendo. Antes de concluir nuestro recorrido nos detenemos en un precioso lugar, el Devil’s Bath (Baño del Diablo), que tiene un color verde fluorescente. Hemos concluido el recorrido sin lluvia y con algunos rayos de sol. El día promete.

Concluida la visita Wai-O-Tapu nos desplazamos hasta cerca de Rotorua, donde se encuentra nuestra siguiente cita, Te Puia, distante 27 km. Se trata de una especie de parque temático, con danza maorí en directo, en el que aprovechamos para comer. El día ha quedado radiante, así que lo primero que hacemos es recorrer la recreación de un poblado maorí, para luego visitar un pequeño recinto llamado Ngã Manu Ahurei, para ver varios kiwis en cautividad, eso sí, cuando la vista se nos hace a la oscuridad, ya que se trata de una especie nocturna.

Continuamos la visita a Te Puia dirigiéndonos al Parque Termal, parecido aunque en pequeño al que hemos visitado por la mañana en Wai-O-Tapu. El recorrido resulta muy agradable, al caminar por un bosque para luego descubrir diferentes lagunas y fumarolas, llamando especialmente nuestra atención las Mud Pools (piscinas de barro).

He dejado para el final el lugar en el que más tiempo permanecimos y más nos ha gustado en Te Puia, al tratarse de su principal atracción, el Pohutu Geyser. Se trata del géiser activo más grande del hemisferio sur. Hace erupción con mucha frecuencia y a veces alcanza alturas de 30 metros. Pōhutu significa “salpicaduras constantes”, en maorí. Esto es lo que justifica acudir a este lugar, pues es algo que no tenía Wai-O-Tapu. El horario es de 8 a 17 h y el precio de 62,10 NZD (34,65 €).

No todo va a ser parques termales. A 21 km tenemos una cita muy diferente, las Okere Falls. Ahora toca cascadas, así que a media tarde nos disponemos a recorrer su sendero sombreado de poco más de 1 km, que discurre por el interior del bosque, bordeando el río Kaituna que lleva una fuerza descomunal. Caminando por el sendero y por diferentes tramos de escaleras llegamos sucesivamente a tres miradores desde los que contemplar otras tantas pequeñas cascadas de nombre Okere Falls, Tutea Falls y Trout Pool Falls.

Al final nos quedamos sin visitar Rotorua, pues llegamos tarde al hotel, así que solo conocemos la cercana calle cubierta, en la que casi todo son bares y restaurantes. Mañana cambiaremos de isla, desplazándonos en avión a la isla Sur. El viaje continúa.

5 rutas a pie por Leioa

El sábado 2 de mayo, primer día de alivio del confinamiento, me asusté, pues parecía que todo Leioa se había echado a la calle. Creo que el Ayuntamiento cometió un error de previsión al no dejar el pueblo en “modo fiestas”, con el Boulevard peatonal para poder acoger a tanta gente. Como todo el mundo, quería llegar a ese magnífico espacio natural que es Artatza parkea pero, antes de entrar en Pinosolo,  tuve que cambiar la ruta, dirigiéndome al nuevo paseo de Leioandi, bajar por el Ayuntamiento y, por Iturribide, dirigirnos a Mendibile, cuyo parque era un remanso de paz. Como nunca suele haber casi gente, el domingo decidimos subir a la Universidad por Sarriena, pero qué era aquello, parecía una romería. La acera es estrecha y no podías salir a la carretera para cruzarte, pues estaba abarrotada de bicis. Entre semana todo ha sido mucho más tranquilo, así que de forma un tanto precipitada, he preparado esta propuesta de 5 rutas, partiendo del obelisco de Iparragirre, pues hay muchas posibilidades de diversificar espacios, ya que el municipio es extenso y todavía con bastantes zonas verdes. Las cinco rutas tienen aproximadamente 5 km, para que las pueda realizar cualquier persona. De esta forma os enseño mi pueblo.

Ruta 1: Subimos por Iparragirre, por la acera de la derecha que es amplia, hacia el Skatepark, continuando por Pinosolo hacia el parque de Artatza, al que accedemos por la entrada situada junto a los Bomberos. Bordeamos el parque por la parte inferior, caminando hacia la calle Gobelaurre, que seguiremos pasando por Pinueta y Romo hasta la rotonda del Soplador. Pasamos el centro municipal de Gaztelubide y enfilamos por Langileria, recorriendo todo Lamiako hasta llegar al Boulevard de Udondo, regresando por Sabino Arana hasta el punto de partida.

Ruta 2: De nuevo subimos por Iparragirre hasta la última rotonda, pero aquí cogemos hacia la derecha para subir hacia Artatzagane, caminando por un momento por el nuevo paseo de Leioandi. Una vez en el alto, pasada la Farmacia, al llegar a la rotonda nos dirigimos hacia la izquierda para descender hacia la ermita y zona de picnic de San Bartolomé. Subimos un poco hasta la moderna parroquia de San Bartolomé y, al llegar a la rotonda, giramos a la izquierda para descender hacia Artatza, mientras contemplamos los viñedos de Artea. Podemos bajar por el parque Joaquín Achúcarro para enseguida entrar en otro hermoso parque, Zarragabarrena. Seguimos caminando por las calles Artatza, Euzko Gudariak y Laubide, bordeando el colegio Inglés, para luego descender por Estartetxe hasta el punto de partida.

Ruta 3: Subimos por Iparragirre hacia el Skatepark, continuando por Pinosolo hacia el parque de Artatza, subiendo hasta el palacio, bordeándolo por delante y por detrás, para abandonarlo en su parte superior a la altura del colegio Los Pinos. Seguimos subiendo hasta la rotonda situada a la altura del colegio Gaztelueta, descendemos por la izquierda bordeando la ikastola Betiko y volvemos a subir una pronunciada cuesta hasta el depósito de aguas, mientras contemplamos a lo lejos el puerto de Santurtzi. Se acabó la cuesta arriba, pues ahora toca descender por Independentzia, que por un momento abandonamos para dirigirnos a la ermita y al probaleku de Ondiz, desde donde contemplamos la ría. Caminamos entre el arbolado de la zona de picnic para iniciar un pronunciado descenso hacia la Torre de Ondiz y luego al parque de Aldapa. Volvemos a incorporarnos a Independentzia kalea para descender hasta Sabino Arana, calle por la que regresamos al punto de partida.

Ruta 4: Cruzamos Iparragirre y por Elexalde comenzamos a subir hacia Sarriena, pasando sucesivamente junto al Ayuntamiento y la iglesia de San Juan Bautista. Pronto tenemos una nueva rotonda y las nuevas construcciones, tras lo que llegamos a la rotonda de Sarriena. Tomamos a la derecha en dirección a la Universidad, pasando sucesivamente junto al colegio de las Irlandesas, el parque del Horóscopo Celta y el restaurante Sarriena. En la rotonda que da acceso a la UPV-EHU, ahora cerrada, tomamos a la derecha para ir descendiendo por una zona rural, Santsoena auzoa, disfrutando de la presencia de los caseríos y de amplias vistas. Seguimos todo el rato por la misma carretera que finaliza en Mendibile, de donde descendemos a Iparragirre para llegar al punto de partida.

Ruta 5: Esta ruta la realizamos en su primera parte al revés, es decir, regresando a Mendibile para ahora subir por Santsoena auzoa, pero no hasta la Universidad, pues a la altura de la central eléctrica nos desviamos hacia la derecha, siguiendo el cartel que indica Santsoena 28-31 y Santimami. Seguimos descendiendo hacia Ford Mintegui, para luego girar a la izquierda bordeando el Centro Asistencia de Leioa y así llegar a la tercera ermita, Santimami. Deshacemos un poco del camino andado para dirigirnos a la rotonda que da acceso al Txoko Mendiblie y al parque del mismo nombre, un perfecto lugar para descansar un poco entes de regresar al punto de partida.

Un consejo: Recordad que el virus sigue ahí fuera, así que, por favor, mantened la distancia de seguridad al efectuar estas rutas.

Isla Norte de Nueva Zelanda (1): Whangarei y Hobbiton

Continúo el relato del viaje por Australia y Nueva Zelanda, que dejaba en la principal ciudad del país, Auckland. Iniciamos el decimoctavo día de viaje. En Auckland recogemos el Toyota familiar que habíamos reservado para recorrer la isla Norte. Es el cuarto que cogemos, así que ya estamos acostumbrados a conducir por la izquierda. Nos dirigimos hacia el norte, así que nada más abandonar la ciudad tenemos que recorrer los 1.020 metros que tiene de largo el emblemático Harbour Bridge, que se eleva 43,27 metros sobre la pleamar. Aunque originalmente no lo teníamos previsto, cuando llevábamos recorridos 99 km por una buena carretera, nos apartamos de la ruta para llegar a Mangawhai Heads, un tranquilo pueblo de playa que se asoma al océano Pacífico. Aquí caminamos por una extensa playa, rodeada de dunas, donde obtenemos unas preciosas imágenes de reflejos. Tras el paseo, enseguida nos detenemos en una pizzería, McLeod’s, ubicada al borde de la carretera, donde también nos obsequiamos con una hamburguesa.

Nos quedaban 72 km para llegar a nuestro destino de hoy, Whangarei, la ciudad más septentrional de la isla Norte. Es una moderna pero anodina ciudad, que casi no pisamos, que acogió la Copa Mundial de Rugby de 2011, ganada por Nueva Zelanda, y el Mundial de Fútbol Sub-20 de 2015. Nuestro hotel, el Quest Whangarei ****, también era muy moderno. Más interesante me resultó fotografiar a una pata con sus patitos, en un bar de carretera en el que nos detuvimos a tomar café poco antes de llegar.

Dejamos los equipajes en el hotel y rápidamente nos desplazamos, tan solo 5,5 km, al lugar que nos ha traído hasta aquí, la cascada Whangarei Falls, de 26,3 metros de caída sobre los acantilados de basalto. Si realizáis el viaje en el verano austral, mejor no desplazarse hasta aquí, porque no suele tener agua. Un agradable paseo de poco más de 1 km por el Otuihau Whangarei Falls Loop, nos permite disfrutar de una agradable naturaleza, además de poder contemplar la cascada desde el mirador superior y desde su base.

Hemos disfrutado durante casi una hora del entorno natural de la cascada. Como el día ha salido espectacular y la tarde es larga, decidimos aprovecharla para conocer la cercana costa de Tutukaka. Enseguida vamos bordeando una especie de ría, observando las distintas embarcaciones allí ancladas. Al lado de la carretera hay un pequeño bar, en el que aprovechamos para tomar un rico chocolate.

Enseguida llegamos al pequeño pueblo de Tutukaka, que pasamos de largo para llegar directamente hasta la costa, votada como uno de los “Diez lugares imprescindibles en Nueva Zelanda” así como “uno de los mejores destinos costeros del planeta” por National Geographic Traveller. Es como una cerrada bahía rodeada de islotes y peñascos cubiertos de vegetación. Vemos que es también un excelente lugar para la práctica del piragüismo.

Concluimos nuestro recorrido por el norte de la isla Norte en un cercano lugar también lleno de encanto, Kowharewa Bay. Se trata de una playa de guijarros situada en el interior de la bahía, en Tutukaka Block Road. Cuenta con parking, zonas de picnic y aseos. Cuando empieza a anochecer, regresamos a Whangarei. Mañana tenemos un largo viaje de 409 km hasta nuestro siguiente destino, Rotorua.

Día decimonoveno de viaje. Hoy nos toca paliza de coche, pues tenemos que recorrer 338 km, prácticamente sin parar, para llegar a Hobbiton Movie Set. Tenemos que hacerlo antes del mediodía, para poder comer allí una hamburguesa, ya que el tour parte a primera hora de la tarde. Sólo esta permitido visitarlo en grupos acompañados de un guía que te dará información. Desde el centro de visitantes, te trasladan en autobús hasta el punto de partida del recorrido a pie. El precio de la entrada es de 89 NZD (49,27 €). La primera impresión es que el paisaje es extraordinario.

El Hobbiton Movie Set fue un lugar utilizado para la trilogía de la película The Lord of the Rings (El señor de los anillos) y la serie de películas The Hobbit. Está situado en una granja familiar a unos 10 km al suroeste de Matamata, en Waikato. Lástima que nada más empezar el recorrido empieza a llover, aunque al poco tiempo la lluvia cesa y ya no tuvimos que volver a abrir el paraguas. Lo que más llamó nuestra atención durante la visita fueron los 44 agujeros hobbit, aunque solo pudimos acceder al interior de uno de ellos. El más famoso de todos es el de Bilbo.

Nuestro recorrido sigue bordeando los agujeros hobbit, pasando por diferentes zonas de cultivo en los que vemos las frutas y hortalizas recién recogidas, para concluir en una hermosa aldea. Nos detenemos en la posada de dragón verde, donde tomamos una cerveza que nos ofrecieron gratuitamente. Más información en www.hobbitontours.com. El día todavía no ha concluido. Por delante nos quedan 71 km para llagar al Ambassador Thermal Motel, situado en la ciudad de Rotorua, en el que pasaremos las dos próximas noches. El viaje continúa.

Hay días en los que me encuentro desmotivado para escribir este blog, pues estoy a punto de perder dos de los meses que más me gustan para viajar, mayo y junio, porque los días son muy largos, la temperatura agradable y suele haber poca gente. Ya me he perdido el viaje a Grecia en marzo y el de junio a un destino lejano y, lo que es peor, no me puedo entretener preparando un próximo plan, pues nadie sabe cuando se podrá viajar con libertad. Faltan todavía seis meses para la Expo de Dubai, mi siguiente proyecto, pero, ¿se celebrará? ¿Se podrá viajar? Lo único claro que tenemos es que ya queda un día menos para poder hacerlo con libertad.