Exprópiese

“Tengo 30 años y 60 habitaciones en alquiler”, dice Ramón Serrano (y recoge Público). Lo que no tiene este tipo es vergüenza porque la vivienda es un bien de primera necesidad, y no “un activo”, como lo considera mucha gente que se autodenomina “emprendedor”. ¡A la mierda! Mientras las instituciones sigan permitiendo este tipo de “gestión” y estos “modelos de negocio”, eso del “bien de primera necesidad” es solo papel mojado, que es justo lo que no puede ser. Y si la expropiación no es posible, como bien proponía la semana pasada Gabriel Rufián en el Congreso, que frían a impuestos a los Serranos del mundo.

Un buen “exchange”

Puedo intuir qué significa un “exchange” para los que se mueven por el mundo cripto, pero de lo que estoy seguro es de que ese universo necesita un “exchange” como lo entiendo yo: cerrojazo a una especulación que solo manejan unos pocos, que sirve para mover dinero negro por el mundo y que está enriqueciendo a personajes como Elon Musk y Donald Trump. Una muestra de lo que todos sabemos: el relato en X de Mani Thawani (¿darías tu dinero a un tipo que se hace llamar así?), intentando explicar de modo ininteligible (y esto no es una consecuencia ni una casualidad, es una intención) el último bache de las criptomonedas.

Una nueva economía

El capitalismo ha generado monstruos ultrarricos con los que tenemos que acabar para garantizar la subsistencia de la mayoría. Pero el futuro es aún peor: los tiburones de la vivienda a los que nadie pone freno, la exclusividad intencionada y la falta de decencia del mundo cripto, y quienes fomentan esto son también nuestros enemigos: “El auge del comercio electrónico dispara la contratación en mensajería y logística. Se acompaña de más precariedad laboral y presión sobre márgenes y costes” (Pymes y Autónomos). Ojo, que quien lo permite no es “el patrón”, es la persona que encarga compras hasta la puerta de su casa.

El ultra dummy

No por ser un dummy (una persona que necesita que le expliquen todo con sencillez y, a la vez, los muñecos que se ponen en los coches para las pruebas de choques), hay que menospreciar a Alvise Pérez, que también es un ultra. Un ultra que, según las crónicas, como la de El Independiente, coge al vuelo el discurso de la casta, las macrocárceles de Bukele, el antieuropeísmo y la inmigración, lo mete todo junto y con eso arma su discurso. Seguro que no falta la motosierra de Milei ni el “hacer España grande de nuevo” de Trump. Lo que tiene que hacernos pensar es cómo es posible que alguien quiera el menú que ofrece Alvise.

¿Cómo vive una familia en una habitación?

Suyapaa97 es una usuaria de Instagram que utiliza su cuenta para mostrar otra realidad, lejos de las chorradas que venimos leyendo. La realidad de una familia migrante que tiene que organizarse en una única habitación por culpa del precio de los alquileres. Y se organiza, aunque tenga en el mismo armario la comida, la ropa, los juguetes del pequeño y las cosas para el trabajo y el colegio, ¿cómo hacerlo si no? Sí, estas cosas suceden a nuestro alrededor, a personas trabajadoras como cualquiera, y las redes sociales sirven para visibilizarlas. El tour por la habitación, por cierto, está hecho con notable gracia y naturalidad.

Correcto

El jefe nacional de la Falange (así se presenta por lo menos él mismo en X) ha tuiteado esto: “Dice Joseba Díez Antxustegi, portavoz del PNV en el Parlamento Vasco, que la Ertzaintza nunca va a proteger a los falangistas. Efectivamente, así fue el pasado 12 de octubre. Tuvimos que defendernos nosotros. Y el muy golfo lo reconoce”. La palabra de Norberto Pico, como la de los demás fascistas, no vale un pimiento. De hecho, no hizo falta protegerles de nada: los “contramanifestantes” de Gasteiz atacaron, sí, pero a la policía autonómica e hicieron más quebrantos en el mobiliario público de la ciudad que en la columna falangista.

Y los euskofchas

Exactamente de la misma rueda de prensa señala un corte Malcom iXa, un influencer (19.000 seguidores, ahí es nada) de la izquierda abertzal: “Hoy en el Parlamento Vasco Iñaki Iriondo ha preguntado a Joseba Díez Antxustegi, portavoz de EAJ-PNV, sobre la complicidad que hubo entre la Ertzaintza y la Falange Española en Gasteiz. Mirad cómo se escabulle”. Si, como hace este tuitero, señala, si enfatiza la debilidad en el enemigo, si actúa a cara tapada, si reivindica personajes históricos o míticos y los retuerce en beneficio propio, es un facha. Un euskofacha, en este caso. Pero nada le separa, y lo que escriben en X me remito, de Norberto Pico.

La paz. O no

Copio y pego esto que han publicado en Escenario Mundial, y me mantengo en guardia ante la posible continuidad del genocidio palestino: “Una serie de documentos militares filtrados expuso que seis países árabes mantuvieron y ampliaron su cooperación de defensa con Israel, incluso mientras condenaban públicamente su ofensiva en la Franja de Gaza. Las revelaciones –publicadas por The Washington Post y el International Consortium of Investigative Journalists– detallan una red de reuniones secretas, entrenamientos conjuntos y mecanismos de intercambio de inteligencia, facilitados por el Comando Central de Estados Unidos”.

Menos Catalunya

Podíamos esperar que la TV3 del Govern de Illa, socialista, perdiera su enfoque independentista. En Euskadi tenemos experiencia al respecto. Pero esto que enlazan en Vozpópuli resulta un poco más sorprendente: “ERC hereda el naranja de Ciudadanos” y, como hemos podido ver, reduce a la mínima expresión la estelada en su imagen corporativa. Por su parte, la CUP también ha renovado su marca, agrandando la estrella de su logo. Ante todo, la izquierda. Igual que Bildu, por cierto, que tapa la Ikurrina con la bandera foral y se ofrece sin tapujos para liderar la izquierda española, desde Más País al BNG.

Ni un gramo de inteligencia

Voy a hacer un comentario de viejo: pocas y pequeñas me parecen las infracciones que las autoridades de Tenerife han impuesto a “un senderista que se saltó la prohibición de acceder a las mil ventanas de Güímar, un hombre que lanzó una paella en el Teide y un peluquero que hizo un corte en medio de la carretera del parque nacional” (El Día). Vaya catálogo. Pero estos son los que han pillado, me temo, porque las noticias sobre gente que defeca en piscinas o sobre el reality-show extremo con influencers que ha acabado a palos, son las nuestras de cada día. Por suerte, cuelgan sus delitos en sus redes sociales para que los pillemos.

¿A quién le pareció buena idea?

En Demócrata he encontrado el titular más amable sobre el tema: “Covite critica que ‘Mikel Antza’, exlíder de ETA, conduzca un programa en Bizkaia Irratia financiado por la Diputación”. ¿A quién le pareció buena idea poner a uno de los jefes de ETA al frente de un espacio cultural, arriesgando la reputación de la emisora y, de paso, señalando a quien facilita su subsistencia? Ya conozco el tecnicismo: ¿tienen sus derechos recuperados los expresos? Por supuesto, pero la vergüenza no debería ser restituida con la misma facilidad. De hecho, quien no mostró ni muestra la sensibilidad más básica carece de sensibilidad creativa, por mucho que la fuerce.

Los hechos

Cualquier enfrentamiento con Netanyahu o Trump en el que él Pedro Sánchez pueda decir la última palabra (aunque sea un tuit) es un regalo. Pero la realidad, igual que con el bloqueo comercial al Kremlin que, al final, no fue tal y España compró gas ruso sin problemas, es otra: “España ha comprado más armamento estadounidense en los dos últimos años que en casi un siglo. Entre 2023 y 2024 el Gobierno español encargó material militar por más de 4.500 millones” (Xataka). Lo malo, ojo, es que este gasto no puede hacerse a empresas europeas, que Sánchez actúe como un ilusionista es solo comedia efectista.

¿Por dónde empiezo?

No sé qué hacía Yolanda Díaz entregando el Premio Planeta a Juan del Val. No sé qué hacía el tertuliano recogiéndolo. No sé qué hace la empresa devaluando su marca de esa manera. Al que mejor entiendo es a Josep Sánchez-Llibre, que aprovechó que jugaba en casa para afear a la ministra que tire con pólvora de otros y anuncie cambios legislativos sin consensuar con quien va a pagar la fiesta. Lo cierto es que entiendo la necesidad de salir en las fotos de Díaz (un día, en el Planeta; el otro, con mujeres acampadas en Bruselas), la buena venta de Juan del Val (que no contará con mi compra) y el modelo de negocio de Planeta. Allá cada cual.

Como deseen

Aplaudo a quien se la jugó en “la flotilla” que partió de Barcelona e intentó llegar a Gaza sin necesidad de blanquear su pasado en ETA. Comprendo que el gobierno español pusiera un avión militar para repatriar a las personas detenidas por el ejército israelí en aguas internacionales y por el morro. Pero esto, lo siento, no lo comparto: “El Gobierno pagó un vuelo comercial a los dos etarras de la flotilla tras rechazar el avión militar” junto a “una docena de activistas catalanes” (The Objective). Quien tenga un conflicto ético (qué pena que no lo tuvo antes) para aceptar a una ayuda miliki, que se financie la vía civil.

Siempre fueron pensados para adultos

Después de tanta hipocresía, me alivió leer ayer esta pieza en Vida Extra: “El arte de jugar sin levantar sospechas en Game & Watch”. Aquellas “maquinitas” que salieron a la venta en 1979, “del tamaño de una calculadora, con funciones de reloj y alarma”, estaban pensadas “para no llamar la atención”. “Podías tenerla sobre el escritorio como si fuera un reloj digital, y con un solo botón, convertirla en una consola de juego. Una jugada maestra”. Es decir: siempre fueron para adultos, aunque también hubo que enseñar a los desarrolladores que hacer videojuegos era una profesión. Por cierto, Nintendo vendió 43 millones de unidades.

Sin freno

Cuando gastas como si no hubiese un límite y opinas como si todo el mundo lo hiciese igual que tú, hacer tele es más fácil. Eso es lo que explica también “el explosivo auge” de La1. Del valor y la capacidad de los periodistas y conductores, desde las vascas Silvia Intxaurrondo y Adela González, hasta el icónico Broncano, no tengo ninguna duda. Pero esas y esos mismos profesionales con limitaciones presupuestarias e ideológicas lo tendrían más difícil. Esto es algo que sabemos todo y, además, es muy sencillo entenderlo. Por eso los análisis que no parten de esta RTVE sin freno económico ni ideológico, no parten de la realidad.

Mentir es mentir

Soy un ignorante o, como dicen eufemísticamente las y los abogados: “Soy lego en la materia”. Por eso desconozco si mentir es legal o ilegal. Lo escribo porque, según El Diario, que “mentir no es ilegal” es la respuesta del PP “tras confesar Miguel Ángel Rodríguez su ‘bulo’ ante el Supremo” “para intentar defender a la pareja de Isabel Díaz Ayuso, acusado de delitos fiscales y de falsedad documental”. Lo que tengo claro es que mentir es mentir, y que si un político reconoce que miente la ciudadanía tiene que reaccionar. Hay declaraciones y acciones que, simplemente, no son como escupir en la acera.

Eso es una estupidez

Ante el dato trágico de que en España (y en Euskadi me temo que será proporcional) hay un “mínimo histórico en los autónomos: ya sólo representan un 14% del empleo” (Vozpópuli), Eduardo Garzón, doctor en Economía y Empresa, según su propia biografía en X, escribe lo siguiente: “Tener menos autónomos es síntoma de desarrollo económico”. Esto es una estupidez lo diga quien lo diga, y no podemos normalizar leerlo sin reaccionar. De hecho, no se lo cree ni él, que volverá a quejarse de que las grandes empresas absorben fuerza laboral con condiciones cada vez más precarias. Pero eso será otro día y lo hará como si nada.

No son solo las cuotas

Con una “mili” de quince años de autónomo puedo señalar la estupidez de Eduardo Garzón sin preocuparme ni discutirlo, y puedo asegurar que me toca la moral ver cómo toda una ministra y la cohorte de opinadores que le corresponde reduce la cuestión de los autónomos a “las cuotas”, esas que van a subir “entre 17 y 206 euros para 2026” (The Objective). Por si a alguien le parece poco, “de cara a 2028, el planteamiento comienza con 252,1 euros y cierra en 1.208,73 euros”. Que esto es una canallada hay que decirlo con claridad y recurrencia, tanto como tenemos que dejar claro que un autónomo contribuye con muchísimo más que su cuota.

La otra juventud vasca

Hay una juventud vasca que aborrece la violencia: la que ejerce Israel, la que ejerce Rusia, la que ejercen quienes roban en la calle y, por supuesto, la que ejerció ETA (para eso, tienen que conocerla, y ahí tenemos una tarea colectiva que no podemos esquivar). Y luego hay otra juventud: la que se apropia de las causas, la que ensucia, la que cuelga plástico que no recoge pero luego va de ecologista (también), la que actúa a cara tapada, la que usa la excusa que le regala la Falange para tirar cosas a la cabeza de los ertzainas, la que no ha hecho una lectura crítica de su pasado y la que, además, pretende dar lecciones. Allá quien se las compre.

«La Falange te vigila»

Ese es el mensaje que ha recibido Javier Ollo, alcalde de Altsasua: “La Falange te vigila”. Él mismo explica que “no debemos normalizar estos discursos de odio ni considerarlos algo de cuatro descerebrados. Tenemos que reivindicar los valores democráticos y la convivencia frente a ellos”. Estoy de acuerdo. La Falange, como bien dijo el diputado general de Araba, Ramiro González, tendría que estar ilegalizada, pero en esa España suya todo es posible, y en esta Euskadi nuestra sufrimos las consecuencias de que algunos quieran enfrentarse a la extrema derecha por las encuestas y por quemar unos contenedores de buena mañana.

“Si yo fuera lehendakari”

Dice Pello Otxandiano: “Si yo fuera lehendakari, no habría autorizado la concentración de la Falange en Gasteiz”. Esto no es verdad: un lehendakari no puede autorizar ni desautorizar la presencia de un grupo porque en la CAV no le guste (ni a él, ni a la mayoría). Y si no lo sabe, mal candidato a lehendakari es. Pero vale, le compro la idea. Entonces, ¿Pradales podría prohibir concentraciones de grupos que, repetidamente, en Euskadi han vandalizado mobiliario público? En el mismo corte, por cierto, se niega a condenar la violencia: una pena que se les haya vuelto a escapar al resto de medios en Euskadi otra vez.

Otra huelga de señoritos

Cuando los sindicatos convocaron una huelga general en Educación mientras en el resto de sectores convocaban paros parciales sabían lo que hacían: obligar a las personas con más problemas para conciliar, generalmente las más desfavorecidas, a parar. ¿Conciencia de clase o secuestro de clase? Porque la de ayer, aunque apelase a Palestina, fue una huelga de señoritos, como aquella por los cuidados que las personas cuidadoras no pudieron hacer. Según Mitxel Lakuntza, además, todos menos él están equivocados: “Las instituciones europeas y los Gobiernos de Sánchez, Pradales y Chivite”. Ojo a la soledad.

¿Y la ley?

Este mensaje de Mónica García en Bluesky me ha dejado picueto: “Presentamos un plan de choque para intervenir el mercado de la vivienda: limitar los alquileres, frenar la compra especulativa y regular los pisos turísticos”. Muy bien, estoy de acuerdo, pero, ¿para qué sirve entonces la ley española de vivienda que aprobaron Sumar, Bildu y ERC el PSOE antes de una campaña electoral? ¿Igual solo para la campaña? Porque si la ley no recoge elementos tan evidentes y está generando un descenso de la oferta preocupante, ¿cuál era el objetivo si no era el electoralismo? Insisto: conciencia de clase, sí, pero para el claim electoral.

Ni un día

Nadie que parase ayer total o parcialmente está más sensibilizado que yo con el genocidio que Israel ha perpetrado sobre Palestina. Una masacre que este medio ha denunciado desde el minuto uno, mientras algunos seguían buscando argumentarios putinescos para justificar la que ejecutaba y ejecuta Rusia sobre Ucrania. Y que seguimos denunciando hoy, recuperando esto de Julián Macías en Bluesky: “Trump ha confirmado hoy su colaboración con Israel en el genocidio en Gaza: ‘Les hemos dado muchas armas a Israel. Bibi me llamaba muchas veces pidiéndome armas y yo se las di, son las mejores y ustedes las usaron muy bien’”.