«Esos que no dejen animar»

Unai Simón lo dijo muy claro después del partido contra el Leganés, y lo recogen tal cual en un foro de Aupa Athletic: “Invitamos a esos que no dejen animar a que se queden en su casa y a que respeten a los que quieren animar”. “Esos que no dejan animar” se dejaron ver con total claridad: durante esta huelga van a San Mamés, siempre lo hemos denunciado, a vigilar y a impedir una alternativa que necesitamos. Si quien quiso impedir que otros animasen (que lo vimos todos) tiene un carné subvencionado, deben retirárselo. Si tiene acceso a esas 40 entradas gratis por partido de las que informó el Athletic, debe dejar de tenerlo.

El enemigo siempre es el fascista

En San Mamés, como en la vida, el enemigo siempre es el fascista. Y para pararle, lo primero que hay que hacer es identificarlo, como hizo Eric Cantoná (identificarlo y pararlo) hace ahora 30 años. Lo recordaban en Público y debemos recordarlo cada día: quien se dirigió al aficionado que intentaba animar para amedrentarle es el fascista. Quien lo mueve como un peón y lo coloca en la grada de San Mamés es el fascista. Y por supuesto, quien le ha empoderado es colaboracionista, que muchos tienen aquí su ración de responsabilidad. Para acabar con ellos, con argumentos como patadas, ya lo he dicho, tenemos que hablar claro.

Envenenan a nuestra juventud

Los que han convocado a una manifestación contra el fascismo en nuestras ciudades y han colado a Zelenski en vez de a Putin entre los agresores no son antifacistas porque uno lo es en todo momento y lugar, o no lo es. Así de sencillo y contundente. Esto también es muy fácil: Putin es el agresor y el pueblo ucraniano, el agredido. Es el Kremlin el que usa mercenarios de extrema derecha y soldados de la dictadura norcoreana. Si no lo saben los del cartelito son unos ignorantes. Pero si lo saben lo que buscan es confundir y envenenar a nuestra juventud. Y esto no es opinable: mienten, pero no tienen razón. Nunca la tuvieron.

Todo es educacional

La juventud permeable a esos mensajes en los que cambian a Putin por Zelenski está desinformada. También lo está la chavalada (y no tan chavalada) que sigue al fascista de San Mamés cuando canta “arriba con la Goma Dos” y cuando impide que otros animen. Necesitamos más educación para que nuestra juventud no sea tan permeable a influencias de mierda. Y debemos con celeridad y contundencia, porque ni lo más básico parece asentado: “Reproducen falsos mitos como que ‘con Franco se vivía mejor’”, se queja un profesor en El Diario. Ante esto, cero dudas y más horas de historia bien contada.

Populismo institucional

Soy pesimista: el que va a San Mamés a vigilar a quien anima, el que pega un cartel en el que incluye a un agredido entre agresores para confundir a la juventud y el que les invita a pensar que el franquismo no estuvo tan mal, todos ellos cuentan con el apoyo institucional. Si las instituciones no son radicales contra el populismo poco podremos hacer: “Te van a seguir subiendo el SMI, pero no todo son buenas noticias. Se espera que cada vez más trabajadores con salario mínimo empiecen a pagar IRPF”, anuncian en Pymes y Autónomos. Si esto va de anuncios de medidas con el dinero de otros para recaudar, que lo digan. O lo diremos.

No tienen principios

Los ultras hoy son más peligrosos que antes porque se han afanado en manejar con soltura las redes sociales digitales y porque no tienen principios. Su líder, Trump, ha pasado de ser un ultraliberal a firmar decretos como un proteccionista escandaloso. Y sus seguidores, en España, de manera destacada los de Santiago Abascal, además, lo aplauden: “Vox, sobre la amenaza de aranceles de Trump: ‘Nos gustaría tener un presidente como él’” (El Diario). No tienen principio, lo saben y les da igual. También a sus votantes, es evidente. Esto ya no va de ideologías, sino de protegernos de los malos. Pero para eso hay que verlos con claridad.

¿Cuál es el siguiente paso?

Donald Trump llega al poder y en cuestión de horas deja en libertad a quienes protagonizaron el asalto al Capitolio de EE.UU., uno de los episodios más negros de su democracia, protagonizado por personajes como aquel que se presentó con el pecho descubierto, la cara pintada y un gorro con cuernos. Podemos llamarle “mamarracho” o “el ‘Chamán de QAnon’”, como le gusta a él. El mismo que ha dicho: “Acabo de recibir la noticia de mi abogado, me han dado el indulto. Gracias, presidente Trump”, “ahora voy a comprar algunas putas armas. Amo este país, Dios bendiga a América” (20 Minutos). ¿Cuál va a ser su siguiente paso?

Igual no era un saludo romano

Sobre “el saludo que parece nazi” que hizo Elon Musk, dos veces, hemos oído que era un gesto que él, que padece el síndrome de Asperger, según ha reconocido en alguna ocasión, no sabe qué significa. O que solo imitaba un saludo romano. Para que elijamos versión, como antes elegíamos aventura en las novelas, aporto esta información: en un podcast, el padre de Elon Musk, Elron, explica que la familia materna del hombre más rico del planeta “apoyaba a Hitler” y que se mudaron de Canadá a Sudáfrica porque también apoyaban el régimen de apartheid. El vídeo de la grabación fue difundido ayer en Reddit.

Empieza a cobrárselo

Elron Musk, precisamente, fue quien ayudó a Elon para que empezase a amasar la fortuna que hoy posee, y que le permite comprar lo que quiera y convertirlo en lo que le dé la gana. Ya lo hizo con X pero, ¿por qué parar? “Trump se muestra abierto a que Musk compre TikTok si lo desea”. Lo cuenta El Confidencial y lo contaba este periódico en su web ayer. ¿Qué haría Musk con TikTok? ¿Qué beneficio obtendría Trump? Hemos normalizado que los ricos y poderosos hagan lo que quieran. Y esa es su gran victoria, no la electoral, que solo es parte del plan.

Trump le motiva

He empezado la columna señalando la falta de principios de Vox, pero también en el PP hay neoliberales que ahora aplauden el intervencionismo, y pijos o pijas que, para el nuevo poder, son tan pobres como yo. Hasta que espabilen, unos y otras seguirán haciendo el ridículo y siendo los tontos y las tontas útiles: dice Esperanza Aguirre que de la Casa Blanca de Biden “salió el wokismo, que se ha convertido en la religión de los totalitarios que quieren imponer regímenes como el de Maduro”. Para mí esta es la idea más relevante, por todo lo que supone, de su columna en The Objective: “Trump es un motivo de esperanza”.

Hasta ahí

El límite de la desvergüenza lo ha marcado el PP esta semana, cuando “contrapone con una falsedad el apoyo del Gobierno a Gaza y Valencia: ‘Si pides la ayuda en árabe llega antes’” (El Diario). Ese “si pides la ayuda en árabe llega antes”, que el PP ha puesto por escrito en X, es el suelo. Más abajo de ahí solo hay lodo. Y si el PP decide escarbar y seguir bajando el nivel de la política será su responsabilidad, sí, pero la nuestra será señalarlo con claridad y la del resto de partidos, no dejarse arrastrar en el entierro de los argumentos, las formas, el sentido común y la política posibilista, que es la única que suma.

¿Qué más le da?

El CIS insiste en la victoria electoral de Pedro Sánchez. Con menos de eso antes ya habría convocado elecciones y, si no lo hace ahora, es porque cree que ahora le toca resistir. Y para resistir ya no necesita vencer, sino vender: “Sobre el papel, las 12 medidas de Pedro Sánchez para la vivienda están bien. Pero no me creo que se vayan a aplicar porque lleva diciendo lo mismo desde 2019”. Este post en El Blog Salmón lo que deja claro, una vez más, es que para el PSOE, como para Sumar, Podemos, Bildu y ERC, que aprobaron la ley, el tema de la vivienda es puramente electoralista y de argumentario, no una urgencia que hay que atajar.

Esto es insostenible

La primera medida eficaz que puede tomar quien realmente quiere acabar con el problema de la vivienda es prohibir los Airbnb y similares: “Diez ciudades españolas ya tienen más plazas en pisos turísticos que camas en hoteles”. Se trata de Málaga, Valencia, Sevilla, Alicante, Granada, Córdoba, Las Palmas de Gran Canaria, Santander, Gijón y Murcia. Todas ellas, ciudades turísticas y con un número de hoteles nada despreciable. Entonces, ¿cuántas viviendas hay disponibles en Airbnb? ¿Y qué hacen los ayuntamientos que no atajan el tema? En Bilbao ya hemos visto que es posible complicar la vida a los especuladores.

Cuando los monstruos parecen monstruos

“Trump atraviesa su mejor momento de popularidad en su carrera política”, titulan con alegría (supongo) en Voz.us (el medio que traslada en castellano el punto de vista trumpista de la vida). Por un lado, es comprensible: acaba de ser elegido y todavía no está desgastado por la gestión. Por el otro, me resulta aberrante y un síntoma claro del estado de nuestra civilización: que un ignorante y bravucón, apoyado en dinero y populismo, esté bien valorado por la ciudadanía es una derrota sin matices. Estamos perdidos si ellos, los malos, ganan. Es una obviedad, pero no es menos grave. Y la realidad es que están ganando.

Es el mundo

En la BBC rescatan, con buen criterio, este aviso de Joe Biden en su última comparecencia: “Está tomando forma en EE.UU. una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que amenaza nuestra democracia”. No se trata de EE.UU., sino del mundo. Estamos dando valor a quien solo tiene dinero, y estamos dando legitimidad por medio de los votos a quien ya tiene el control. Y lo estamos haciendo sin la preocupación debida: el trumpismo mezclado con la ambición de Elon Musk ha derivado en este nuevo modelo de poder que es fácilmente exportable porque no necesita talento para la política (que es escaso), solo necesita dinero.

Así es él

Elon Musk es el puto amo: es el tío más rico del mundo, el que susurra al oído de Trump y, por si fuera poco, es un jugón. O no. Ya había presumido con anterioridad que se le daban bastante bien los videojuegos (con Diablo 4 incluso logró algún récord mundial), pero ahora se ha pasado: “Elon Musk se convierte en el hazmerreír de la escena gaming”, aseguran en Clave CD. Al parecer, en un streaming se mostró torpe jugando al Path of Exile 2, demasiado para la puntuación que acumula (mayor que algunos jugadores profesionales), lo que ha despertado las sospechas de que alguien está jugando por él entre stream y stream.

Está bien conocerlo

Hace unos días descubrí Voz.us, la web trumpista de noticias en castellano. Es interesante porque, en unos minutos, puedes ver cuál es su punto de vista. Lo malo es que seas un sociópata y te parezca bien lo que escriben. Mierdas como el intento que hace Alejandro Baños de vincular el “fact-checking”, o la comprobación de noticias, con la censura, poniendo el acento en las presiones que, según él, ha recibido el propio Zuckerberg del entorno de Biden “para su beneficio”. Habla Baños de “el cartel de la censura, como lo definen los republicanos”, y señala finalmente a Google. Ya sabemos dónde va a presionar el trumpismo ahora.

Lo que supone

Lo que leemos en Voz.us no es verdad, es propaganda: el control de lo que se publica en Facebook, en X o en Google es necesario. Que Internet sea como el salvaje Oeste, donde triunfaron los que podían comprar más rifles y más balas, y tenían menos problemas en arrasar, conviene a la versión actualizada de aquellos sanguinarios. ¿Qué supone la eliminación del fact-checking? Esto: “Zuckerberg cambia las reglas de Facebook e Instagram y permite calificar a personas gays o trans como ‘enfermos mentales’” (El Diario). ¿No permitir esto es censurar, como afirman los trumpistas? Es urgente llamar a las cosas por su nombre.

Cada año me apetece menos

Mallorca, Barcelona y Canarias, esos son los tres “grandes destinos” que “una de las guías con más solera entre los viajeros de habla inglesa, Fodor’s Travel, invita a sus usuarios a ‘reconsiderar’”, según Xataka: “El turismo español afronta el riesgo real de morir de éxito”, concluyen ya en el titular. Es el problema del “sobreturismo”, que a mí me quita las ganas de viajar, la verdad. Todos los destinos atractivos se parecen entre sí demasiado y creo que ya he cubierto mi cupo. Cada año, más, me apetece pasar mis vacaciones en sitios que conozco y que me permiten descansar, despreocuparme, que no me hagan sentir invasor.

¿Quién no quiere un Laporta?

Joan Laporta me cae mal, me parece un tramposo y un soberbio, pero si alguien dilapida el dinero y el crédito en el club del que soy socio, espero que surja un Joan Laporta inmediatamente después. El modo en el que defiende su gestión y el club es extraordinario: se inventa palancas, consigue favores institucionales y políticos, mantiene al Real Madrid en silencio y ficha como si no costase. Otro presidente se habría apretado el cinturón y habría reconstruidos sobre cenizas. Laporta lo hace sobra andamios frágiles que se tambalean, pero sigue sumando pisos al edificio. Ojalá nunca necesitemos desear a un euskolaporta.

¿Qué quieren? ¿Qué más tenemos que ceder?

Las y los presos condenados por atentar en nombre de ETA que estaban en las cárceles del estado español ya han sido trasladados a las de la CAV. Por lo tanto, ¿qué pretenden quienes convocan manifestaciones como la de ayer y quienes generan noticias como esta en El Independiente: “Pintadas, ‘aurreskus’, cenas de Navidad… así fueron los 421 actos de apoyo a los presos de ETA en 2024”? ¿Qué es ese “etxera”? ¿A sus casas sin cumplir las condenas? Si esto es lo que quieren, que lo digan. Si esto es lo que apoyan las y los políticos de Bildu, que lo digan. Pero las grandes preguntas son: ¿en qué más tiene que ceder la sociedad vasca? ¿Y por qué?

Veámoslo así

Estaba yo dando vueltas a la pieza de Mikel Segovia en El Independiente de la que acabo de hablar cuando me encontré con esta noticia: “Indignación en Orriols por la fiesta para celebrar la libertad del joven que atropelló a un niño” (Levante). ¿Por qué esto resulta indignante en València y en Euskadi es una muestra de sensibilidad: “Familiares y amigos cuelgan un vídeo en una red social donde reciben con fuegos artificiales al chico a su salida de la prisión de Picassent”? Ni estoy siendo capcioso ni estoy jugando la carta de ETA (lo hace quien organiza la manifestación de ayer en Bilbao), estoy haciendo una pregunta que, simplemente, debemos hacernos.

Los ultras matan

Los ultras de todo el mundo, de Trump a Abascal, pasando por Musk y Meloni, comparten dos características: son negacionistas en lo climático y liberales en lo económico. Dicho de otro modo: “Los Ángeles lucha contra el peor incendio de su historia sin agua, con bomberos insuficientes y bajo recortes” (El Diario). Porque lo que está pasando en California tiene mucho que ver con el calentamiento global (igual que la fuerza con la que golpeó la DANA), y que no haya recursos suficientes tiene mucho que ver, al mismo tiempo, con esa tradición política que aboga por rebajar impuestos y por adelgazar lo público todo lo que sea posible.

Mira, no

Soy un pollavieja que se queja de los actos de amor a “los presos”, que los compara con quien atropella a niños (algunos de “los presos” hicieron cosas peores), que odia a los liberales y que ahora muestra su total desacuerdo con la mandanga (como la de La Sexta) de que la gente joven no tiene hijos porque no puede. Mira, no. Vivimos un profundo cambio social y moral que empuja a la juventud a no querer sacrificarse ni en una relación, ni en un trabajo, ni con la maternidad o la paternidad. ¿Acaso tienen que sacrificarse? Pues no sé dónde ha surgido la idea de que vivir en sociedad o tribu no supone una cesión de lo propio para lo común.

¿Pero qué me estás contando?

Lo que escribe Ignasi Noguer en El Nacional no hay por dónde cogerlo. Es un truño esférico: mires por donde la mires la mierda es igual. Va el tío y asegura que el FC Barcelona sufre un “juicio mediático sumarísimo” por “el caso Olmo”. ¿Se cree lo que escribe o piensa que todos menos él y Laporta (que no le dedicará “botifarras”, claro) somos idiotas? “Como con el caso Negreira, el Barça es culpable”, lamenta Noguer. Hostia, tú, que no hubiese pagado a exárbitros y que no hubiese gastado lo que no tiene para fichar como si pudiese. Mi parte favorita es esta en la que asegura que el Barça se ha visto “empujado a politizar el caso Olmo”. Fantástico.