¡Por supuesto!

No me han secuestrado, no estoy mandando un mensaje en clave, pero, sí, estoy de acuerdo con Patxi López cuando “afirma que las protestas propalestinas en La Vuelta son legítimas y deben ser comprendidas” (Demócrata). ¡Por supuesto! Nadie puede discutir eso. Lo que tenemos que discutir es que se utilice la violencia (y mover vallas cuando pasan ciclistas profesionales a toda velocidad es violencia) y, sobre todo, que algunos interesados (iba a escribir “desalmados”) utilicen el sufrimiento en Gaza para hacerse un blanqueamiento. Ver a Javier Guillén sufrir para justificar la presencia del Israel Premier Tech es una victoria.

No, no es “una guerra”

Dice José Luis Martínez-Almeida que ha pasado 24 horas malísimas después de negar en sus redes sociales que lo que el gobierno y el ejército israelíes ejecuta en Gaza no es un genocidio. Seguro que las últimas 24 horas de cualquier palestino allí fueron peores: “El ultimátum de Israel para evacuar Ciudad de Gaza pone a un millón de palestinos al borde del abismo” (Público). Israel va a arrasar la capital de la franja: eso no es una guerra. Cuando acabe podemos hablar del papel de Hamás (y deberíamos de hablar también de los filtros que pasan las imágenes que recibimos), pero no podemos negar las evidencias ni dejar de condenarlas.

¡Vaya!

Así que GKS (Gazte Koordinadora Sozialista) “tenía su web alojada en un servidor israelí” (El Independiente). ¡Vaya! La verdad es que eso le puede suceder a cualquiera, desde GKS a CAF, por ejemplo. Y lo digo completamente en serio: un boicot bien hecho no es fácil (un boicot no instrumentalizado por fascistas, sin embargo, es imprescindible), lleva tiempo y encontrar servicios o productos que sustituyan a los que vienen de las marcas que quieras boicotear, además, puede ser frustrante y costoso. No creo que podamos reprochar nada a GKS. Si hay reproches, tienen que ir a los manipuladores (que son, otra vez, los de siempre).

De lo suyo gastan

No encuentro atractivo un espectáculo en el que un ser humano se juega la vida y un animal precioso es herido para que se desangre hasta la muerte, por eso no voy a los toros. Por todo lo que conlleva actualmente al show, secuestrado por la extrema derecha, además, lo rechazo. De lo suyo gastan: si quieren sobar “lo taurino” y este se deja, ¿quién soy yo para protestar? “Nuevo revés”, “tarde de toros sin puro no vale un duro”, “otro varapalo a la tradición taurina en España”, escribe Lidia Ramírez, que rebajó su titular en The Objective (en el que hablaba de ataque) a lo largo de la mañana de ayer.

Lo “nuevo” de Apple

Cuando leí en Vozpópuli que “el nuevo iPhone alcanza los 2.500 euros de precio”, me acordé de una pieza que habían publicado en Microsiervos en agosto: “Apple ya no lidera la tecnología: su verdadero motor es la avaricia disfrazada de marketing”. Un iPhone con más memoria, otro más fino, un reloj conectado vía satélite y unos auriculares que hacen traducción simultánea con inteligencia artificial son las principales novedades de una marca (de la que soy usuario) que ha “pasado de ser una empresa de ingeniería tecnológica a una de ingeniería de sus finanzas” basada en la “hiperinflación de los precios”.

Contra Israel no fue

Puedes estar en contra del genocidio que el gobierno y el ejército israelíes están perpetrando en Gaza y puedes estar en contra, también, de la manipulación que hizo la izquierda abertzale del boicot a La Vuelta a su paso por Bilbao. La interrupción del evento deportivo no fue contra Israel ni contra una competición sobre la que Bildu no se posiciona (porque muchos votantes potenciales van a Pirineos a jalear a nuestros corredores). Fue contra unas instituciones a las que sí quieren boicotear. Contra España, por cierto, tampoco fue. Alfredo Pascual en Bluesky describió el sentimiento predominante en redes: “Orgullosísimo de Españita”.

Por Palestina tampoco fue

De la misma manera, puede parecerte bien que la izquierda abertzale instrumentalice el asesinato de 65.000 personas con un objetivo político concreto en la CAV, pero no puedes negar que existe esa instrumentalización. Arnaldo Otegi celebrándolo en X es el mejor ejemplo de por qué y para qué algunos empujaron las vallas al paso de los ciclistas. Quienes estuvimos allí sin dejarnos llevar por los jolgorios oímos la cantinela, observamos quién lideró la acción y vimos cómo recogían y acumulaban las banderas palestinas (y las pancartas), y dónde las llevaron. Lo de “mirar hacia otro lado” también vale para esto.

¿El resultado?

“El equipo Israel-Premier Tech rechaza abandonar pese a las presiones de La Vuelta y los radicales propalestina” (El Debate). Y a Netanyahu me temo que lo que hicieron los de siempre donde siempre no le importó mucho. Al contrario: en el discurso sionista la “ekintza”, presumiblemente, se presentará como otra agresión y un nuevo argumento para su propaganda, esa que le sirve de excusa para aplastar a la población de Gaza. Y todo esto lo escribe alguien que lleva desde el primer día del indignante ataque del ejército israelí sobre la franja señalando al agresor y pidiendo acción a la comunidad internacional contra Netanyahu.

Hoy, también

Miramos casi a diario a la franja de Gaza desde esta columna, pero también explicamos cuando tenemos la ocasión cómo las agresiones de los sionistas van más allá: “Colonos israelíes y soldados arrancan miles de árboles para castigar a una aldea palestina” en Cisjordania (La Marea). “La aldea estuvo bajo asedio de los soldados durante casi tres días. Según los vecinos, allanaron cientos de viviendas, saquearon joyas y dinero y los intimidaron con perros”. Es decir: terrorismo amparado por el mismo estado que, solo 45 kilómetros más allá, machaca a la población de Gaza día a día con bombas, balas y hambre.

Los de siempre, otra vez

Hemos comprado calcetines (valga como ejemplo) para apoyar a alguna ONG de fuera de Euskadi gracias a la promoción de algún jugador del Athletic. Pero si Unai Simón usa su fama para apoyar una carrera solidaria en Zamora que organiza una asociación de apoyo a un niño enfermo, el ayuntamiento de la ciudad y la comandancia de la Guardia Civil opina “hasta un etarra huido a Venezuela, Asier Guridi Zaloña”, que “le ha llamado ‘hijo de txakurra’ y ‘amigo de las fuerzas de ocupación’” (El Confidencial Digital). Pero han sido muchos, y todos suenan a “arriba con la goma dos”, los que en X, principalmente, han atacado (otra vez) a Simón.

Lo del resort en Gaza va en serio

Aquel reel en Instagram, hecho con Inteligencia Artificial (porque preocuparse de calentar el planeta es de memos), en el que Gaza se convertía en un resort turístico presidido por una estatua dorada de Donald Trump, era solo un aviso: The Washington Post ha tenido acceso a “un documento confidencial de 38 páginas” (El Debate) en el que EE.UU. controlará Gaza “durante al menos diez años mientras se transforma en un reluciente centro turístico y un centro de fabricación de alta tecnología” con “el confinamiento en zonas restringidas y seguras” de las y los gazatíes que no accedan a irse.

La verdad

No me gusta usar la sinécdoque de “Israel” o “Rusia” porque los países no son agresores: en ambos casos hay manifestaciones contra las ocupaciones militares de Gaza y Ucrania, y voces críticas y perseguidas en medios de comunicación o política. En el caso de Israel, es el gobierno ultra que preside Netanyahu el que “no solo comete un genocidio, se burla del mundo con su impunidad”. Esto lo dice “Paul Laverty, el guionista detenido por una camiseta pro Palestina”, lo recoge El Diario y es la dolorosa verdad. Él mismo señala que “las vidas palestinas se consideran insignificantes y eso es de un racismo profundo”.

Van por nosotros

Ante esta realidad, solo puedo aplaudir a quienes se han subido sin buscar la foto a la Global Sumud Flotilla, “una veintena de embarcaciones salen dirección Palestina cargados con ayuda humanitaria y unas 500 personas”. Según El Nacional, “unas 5.000 personas, según datos ofrecidos por la Guàrdia Urbana, han asistido al Moll de la Fusta para ver la flotilla poner rumbo hacia su destino”. Entre los barcos, por cierto, destaca uno: “El ‘Bribón’ del rey Juan Carlos I, que ya no pertenece al rey emérito, pero es una de las naves alquiladas para la ocasión”. Llegarán a la franja acompañados de otras naves que se les irán sumando según avanzan por el Mediterráneo “en unos siete u ocho días”.

La puñetera foto

Ojo. No van por nosotras y nosotros quienes van por la foto, como Ada Colau (que sí, que ya era activista antes que política, que sí, que es la más solidaria, que sí, que pone su vida en juego, que sí, que me suelte el brazo, caballero), igual que algunos no se boicotean la presencia del equipo Israel en La Vuelta por solidaridad, sino para lavar su imagen. Simplemente, no cuela. Y sí, soy muy crítico, muy restrictivo con a quién doy mi aplauso, mi apoyo y mi dinero (¿cómo se gestionan los ingresos por los pañuelos solidarios vendidos en fiestas?) porque Palestina no es un blanqueador, es un pueblo que sufre.

Si lo quiere, lo tiene

Ya sé que lo que busca es que lo mencionemos. Pues lo haré: sobre la conciencia de Santiago Abascal, en su biografía y su rastro digital quedará su petición de “hundir el Open Arms”, al que llama “barco de negreros”. Podremos discutir si la acción de este tipo de embarcaciones provoca un efecto reclamo, pero no debemos dejar ni un espacio para el fascismo que señala al que rescata en vez de al que embarca a los inmigrantes en pateras en las que se juegan la vida. Dicho esto, si Alberto Núñez Feijóo mantiene su disposición a apoyarse en un fascista, bocazas e insensible del calibre de Abascal, que se atenga a las consecuencias políticas.

El trágico accidente

Benjamin Netanyahu y su gobierno de ultras en Israel es un trágico accidente, igual que lo fue el ascenso de otros líderes responsables de otros genocidios, como llama Amnistía Internacional a lo que están ejecutando en Gaza. Lo que no es un “trágico accidente” (así lo recogen en el Huffington Post), es el asesinato de veinte personas con un doble ataque sobre un hospital en Gaza (mecánica que conocimos en Ucrania por orden de Putin). Lo que vimos (porque les vimos morir) es un ataque perverso e injustificable, que muestra lo oscura y podrida que tiene el alma toda la cadena de mandos, desde Netanyahu hasta quien dispara.

Piensa que somos idiotas

“Trump cree que la guerra de Gaza terminará ‘en dos o tres semanas’”, titulan en The Objective, entre otros medios. El presidente de EE.UU., no tengo ninguna duda, piensa que todas y todos menos él somos tontos. No puedo tenérselo en cuenta porque yo pienso sobre él que no es una mala persona, sino un idiota perfecto. Esas “dos o tres semanas” es el límite temporal recurrente de Trump cuando no tiene ni repajolera idea y, observando la cantidad de veces que hemos oído algo similar, es bastante evidente que desconoce muchas cosas sobre las que habla y, por desgracia, toma decisiones.

Pues estoy de acuerdo

Es imposible encubrir a los manteros sin colaborar con las mafias que les mueven y les obligan a delinquir, dificultando su posterior acceso al mercado laboral. Parto de esta base, sencilla y lógica, para llegar a la conclusión de que la respuesta desde el sindicato policial ESAN a Bilboko Konpartsak es absolutamente proporcional: “Os animamos a que dejéis de encubrir a los delincuentes”. Además, “ESAN lanza una invitación de solidaridad a las comparsas: que de una vez, asuman el ‘Ticket Bai’ y paguen los impuestos que corresponden, contribuyendo a la justicia social”, según recogen en X después de hablar en Radio Nervión.

Acomplejadas

Veranean en Menorca pero siguen siendo antifascistas y antirracistas, como si fueran únicas. La foto de Irene Montero e Ione Belarra en un baño de un local de la isla, junto a esa pintada, es solo la portada: después van las típicas fotos de un viaje de amigas que disfrutan de playas a las que se llega por el popular camino de caballos, pueblos y, en su caso, claro, una foto con Fermín Muguruza, porque ser de izquierdas, al parecer, se lleva dentro también en una isla pija. Turistean pero reivindican y van al concierto del que ha sublimado la reivindicación como modelo de negocio. La banda de punk de las de Podemos se llamaría “Acomplejadas”.

Sin complejos pero mal

Ojo: me parece muy bien que Irene Montero veranee en Menorca junto a otras compañeras de su partido y amigas. Me parece perfecto, es más. Lo que critico es el postureo progresista, el complejo de personas acomodadas que hacen como si no lo fueran y, sobre todo, hacen el ridículo. Pero, por supuesto, me parece mejor ese viaje que el de Isabel Díaz Ayuso a Ibiza para el cumpleaños de Rocío Martín Berrocal, la hermana de Vicky, conocida por casarse con un torero. Personalmente, esa imagen de “jet-set” de los noventa en Marbella, pero en Ibiza y en 2025, me resulta casposa y me sobra, incluso en políticos de derechas.

Adolescencia mental

Betagarri ha estado muy fino en su crítica en X hacia Bilboko Konpartsak: “De entregar la bandera marrón a agresores y ladrones hace unos años, han pasado a dársela a la Policía Municipal, que protege a la ciudadanía ante todo hecho delictivo. Lamentable”. Es decir: lo peor de la Aste Nagusia, para este colectivo, han sido las y los agentes municipales. Con quince años pensar eso puede tener un pase, entre adultos funcionales no lo tiene. Se pongan como se pongan algunos. Del dirigismo, de la politización y de mirar hacia otro lado cuando los de siempre hacen lo de siempre (mangonear) en Bilboko Konpartsak hablaremos otro día.

La altura moral e intelectual

El escritor navarro Josean Beloqui también tiraba con puntería en X cuando se acordaba de “los de la Sociedad Enferma”, en clara referencia a lo que dijo Aznar de las y los vascos, después de oír los gritos de “¡Franco, Franco, Franco!” cuando el argentino Mastantuono, de nombre, Franco, debutó en el Santiago Bernabéu. En cualquier caso, no me sorprendo de nada: la misma altura moral e intelectual demostraron quienes en San Mamés gritaban lo de “eta, eta, eta, Guruzeta!”, porque el apellido del delantero del Athletic podía rimar con el acrónimo de la banda de asesinas y asesinos. La idiotez está muy repartida, la verdad.

Cuidado con los eslóganes

En este caso en Bluesky y con solo una imagen, Nico Ordozgoiti ha atinado con su mensaje y ha escrito “solo lo público salva el pueblo”, partiendo del “solo el pueblo salva el pueblo”, ese lema que quieren hacer relevante y común quienes habitan en los extremos, para desacreditar a las instituciones. Enmarco su mensaje en los incendios, en la actuación de las autoridades, en la desobediencia (siempre injustificable, no lo olvidemos) de algunas y algunos ciudadanos, y en la batalla política que pretenden aprovechar unos y otros (PP y PSOE), y los de más allá (los ultras de los extremos, como Vox, pero también el BNG), para sonrojo de la mayoría.

La tragedia

Hasta ahora he escrito sobre tonterías: las de Bilboko Konpartsak y las de los chimpancés que no pueden evitar demostrar que lo son. Lo verdaderamente importante es lo que está pasando en Gaza, donde “el número de personas muertas mientras buscaban comida supera los 2.000” (Público). Cuánto dolor: intentar agarrar un paquete de comida lanzado desde un avión que te aplasta, recibir una bala en la cabeza cuando vas a coger un fardo de comida que sueltan desde un camión en marcha. ¿Quién puede ordenar esto? ¿Quién puede justificarlo? ¿Cómo podemos permitirlo sin poner toda nuestra energía en parar al gobierno ultra israelí?

También es grave

La guerra, además de generar un dolor humano insoportable para cualquier ser humano, calienta el planeta. También lo hace la carrera espacial privada, difícilmente justificable. Y por supuesto, calentamos el planeta con el uso indiscriminado que hacemos de la inteligencia artificial. ¿El resultado? Este que dejan claro en Xataka: “El mar está a 30 grados en Baleares y eso preocupa a los meteorólogos: el Mediterráneo es una olla a presión”. Cuando en otoño las DANA sean terribles, otra vez, tendremos tiempo para pensar desde casa cuál es nuestra responsabilidad en el calentamiento del planeta.