La normalidad

Cada año digo lo mismo, para mí el día del orgullo es el día en el que me siento especialmente orgulloso de las amigas y los amigas que han decidido vivir con normalidad sus vidas cuando todavía hoy hay mucha gente que no quiere que lo hagan porque aman, así de sencillo, a personas de su mismo sexo. Precisamente esa normalidad es la que debemos poner en valor, como hace Xavier Tomás, cuando comenta en X el agradecimiento del nuevo sailburu, Mikel Jauregi: “A mi marido y a mi hija Lorea”. El hecho de que no haya sido noticia para impulsar la normalidad que reclamamos no resta importancia a la naturalidad de Jauregi.

No podemos darla por hecho

No podemos dar por hecho la normalidad, ni cuando hablamos de compartir nuestra vida con quien queramos, ni cuando hablamos de consolidar derechos universales o respetar consensos básicos, ni cuando hablamos de golpes de estado. Lo que ha sucedido en Bolivia, igual que cualquier ataque homófobo o cada vez que la extrema derecha quiere que dejemos de hablar de violencia machista, nos tiene que servir de recordatorio: nada está asegurado ni garantizado. Y sí, sigue habiendo golpes de estado militares en América. Y sí, algunos países invaden con sus ejércitos territorios soberanos, como Rusia en Ucrania.

Los pactos

PSOE y PP han pactado esta semana la renovación del CGPJ, esa que solo un día antes era imposible. Siempre he creído que tomar por tonta a la ciudadanía es un pecado capital en política, pero cada día me sorprendo más, no puedo negarlo. Y vendrán más: “Feijóo y el Gobierno confirman que pactarán el Banco de España, la CNMC y la CNMV ‘en los próximos días’”, según Economía Digital. El pacto entre los grandes partidos españoles no tiene por qué ser malo. El problema aparece cuando es solo entre esos dos partidos. Y más en la situación en la que está el PSOE en el Congreso. Pero, vamos, que está claro que yo no tengo ni idea.

Y el momento

Ese primer pacto, sobre la renovación paralizada durante cinco años del CGPJ, ha llegado en un momento en el que, según El Diario, “el 60% de los españoles no confía en los jueces y cree que se instrumentaliza la justicia con fines políticos”. Y van PSOE y PP, y alcanzan un acuerdo que parecía imposible para repartirse los asientos solo entre personas de su confianza, y a espaldas del resto de fuerzas políticas. Un “timing” perfecto para ahondar en esa percepción de una justicia politizada y utilizada por los partidos para presionarse entre ellos.

“Es claro”

No soy yo el que intenta atrapar el agua que ya ha movido el molino, sino la diputada del PP, Esther Muñoz. Es ella la que tuitea: “Patxi ha negado tantas cosas que luego ha firmado…”. Se refiere a que Patxi López “niega que el pacto con el PP incluya que ‘los jueces elijan a los jueces’”, según Europa Press. Ella, por su parte, afirma: “O no se ha leído lo que ha firmado Bolaños o Sánchez les ha engañado. Pueden ser ambas cosas. El texto es claro”. Y luego suelta lo de las cosas que primero el exlehendakari niega y después firma. “Cosas” que, por supuesto, le persiguen. Como deberían de perseguir a otros políticos que hayan mentido, por supuesto.

La Ikurrina no se impone

La Ikurrina no es una bandera que Euskadi imponga a otros países por medio de violencia. Nunca lo ha sido. De hecho, salvo por el terrorismo de ETA, Euskadi es un país pacífico y pacifista: los días nacionales suelen servir para conmemorar victorias militares y, en el caso vasco, el Aberri Eguna celebra una conversación entre hermanos. Así que no tiene nada de vasco quemar la bandera española para imponer la Ikurrina. Tampoco se justifica con haberlo hecho en un sitio tan excepcional como Treviño. Lo único que logra quien lo ha perpetrado es que los medios cercanos a la derecha española rancia tengan algo malo que contar de Euskadi.

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De lo que deberían de hablar, también los medios cercanos a la derecha española rancia, porque forma parte de “su” historia, es de la metedura de pata enorme de Isabel Díaz Ayuso, que se atrevió a decir en un atril: “Ni Cataluña, ni País Vasco, ni Navarra han sido una nación ni lo serán” (RTVE, en X). Por supuesto que lo hemos sido, y de habernos conquistado en 1512 están muy orgullosos muchas y muchos españoles… Salvo que toque aplaudir a la ultraliberal, claro. Seremos quienes no lo hagamos los que no permitiremos, de ninguna manera, que se difundan bulos y propaganda tan burdamente como pretende Díaz Ayuso.

Hace falta valentía

Para acabar con los grandes problemas que generan los pisos turísticos, en el acceso a la vivienda y en la masificación turística, tenemos que ser valientes. Y lo han sido, hay que reconocerlo, en Santiago de Compostela: “Los concejales del PSOE de Santiago desobedecen a la dirección y aprueban la ordenanza de los pisos turísticos” (Faro de Vigo). La ordenanza, por supuesto, es restrictiva (no puede ser de otra manera con el problema que han creado) y la dirección del PSG le había mandado abstenerse después de no lograr “una especie de indulto” para las y los propietarios de viviendas de uso turístico.

Y realismo

No es una excusa, es una realidad a la que tenemos que hacer frente: tenemos un problema tan grave como global en la atención primaria. Y por grave y por global, el de la Sanidad debería de ser un debate excluido de las batallas electorales. Pero, claro, dile a Bildu en Euskadi, a PSOE y Sumar en Madrid, y al PP en España, que no pueden embestir a sus rivales políticos con eso. Entre mucha demagogia contra el ministerio español, en Vozpópuli podemos apreciar una situación que necesitamos revertir, y para eso las y los médicos también tienen que asumir su ración de culpa por despreciar esa misma atención primaria.

Pereza… Y más

Hace la pregunta correcta Edu Velasco (padre): “¿No sería lógico primero pagar a los acreedores?”. Y acierta también en su exclamación: “¡Qué pereza me dais!”. Se refiere a ese “més que un club” del Barça que hace que prensa y opinadores actúen, todos a una, a favor de los intereses de la institución, en este caso, para atraer a Nico Williams a su equipo. Claro, como pagan como si lo hicieran con billetes de Monopoly porque se lo permiten, dan por hecho que el extremo del Athletic ya es suyo a menos que venga un club verdaderamente grande (atención a cómo empiezan a percibirse) y se lo birle.

«Tiro en la nuka»

Hernani, 2024, y algunos o algunas siguen, espray en mano, amenazando a la Ertzaintza y al consejero vasco de Seguridad el día que arranca en el cargo. Imanol Lasa lo explica muy bien en X: “No son tics residuales del pasado, sino la expresión del odio y la amenaza que aún perviven”. Y estas amenazas tan concretas y conocidas no son un fenómeno atmosférico: es un modo de pensar, de vivir y de sentir que existe, y que el marketing político caro no logra tapar. Y debe de ser, también, un mensaje claro a las y los agentes, para que no duden de quién les defiende pese a todo, y quien sigue atacándoles como siempre.

¿Por qué?

La salida, por fin, de prisión de Julian Assange es una buena noticia aunque para lograrlo, “se declarará culpable del delito de conspiración” (BBC). El australiano ha pasado cinco años encarcelado en el Reino Unido y de doce refugiándose en embajadas, perseguido por acusaciones de violación que se archivaron, y claro, por conspirar y relevar secretos. Todo ha sido bastante difuso, la verdad, pero lo cierto es que Assange se ha convertido en el símbolo de que también en el mundo occidental los países persiguen a los periodistas. Tampoco hace falta irse tan lejos: Pablo González sigue en una cárcel de Polonia sin que nadie le haya juzgado.

Otro que pacta con la justicia

Otro que pacta con la justicia es Alberto González, la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que admite que “defraudó a Hacienda por valor de 350.951 euros en dos ejercicios y que también se sirvió de una trama de facturas falsas para ejecutar el engaño” (El Diario). A mí esto me escandaliza, pero más lo hace aún que no sea un escándalo mayúsculo en España. Ya sé que Díaz Ayuso es responsable solo de sus propios actos, pero no es sostenible este punto de degradación tan próximo al poder. Y en Moncloa también tienen lo suyo, claro. No me imagino lo que supondría algo así en la CAV.

El horror de cada día

Almudena Ariza mostraba en X un vídeo de unos pocos segundos pero abrumadoramente angustioso, en el que se veían las consecuencias directas de un bombardeo, y lo explicaba así: “Más de 150 muertos en poco más de 24 horas en Gaza. Están siendo las jornadas más letales de la guerra. Ha habido 48 muertos solo en ataques contra tres barrios residenciales”. Ane Irazabal era igual de descriptiva en su tuit sobre el mismo ataque, pero en otro sentido: “El horror que ya no ocupa titulares”. No podemos permitirnos dejar de sorprendernos, ni por la persecución a la prensa, ni por los escándalos políticos, ni por el ataque a la humanidad.

Rusia, igual

En Ucrania también continúan las agresiones sobre población civil: “Rusia ha atacado hoy, como ya es habitual, el centro de Járkiv. Ha vuelto a bombardear el barrio donde siempre me alojo. Esta vez con una bomba aérea; su capacidad de destrucción es tremenda. Conozco al dedillo el lugar y allí no hay nada militar. Es una salvajada rusa más”. El tuit es del periodista Cristian Segura. Ya sé que no son los únicos lugares del mundo donde hay guerra, destrucción y muerte, pero sí sé que los presidentes de Israel y Rusia son los responsables de sus guerras, la destrucción que ejecutan sus ejércitos y la muerte de civiles.

Más funcionariado

Creo firmemente en que todas las personas trabajadoras deberían de pasar por la experiencia de ser autónomo durante tres meses, incluida, por supuesto, la declaración trimestral de turno, y el arranque: pagar tu propio equipo y tus propios medios. Y por supuesto, lo más importante: decidir a qué vas a robarle tiempo, si a tu trabajo o a tu familia. Quince años bajo este régimen, curiosa polisemia, hacen que pienses de cierta manera ante noticias como esta en El Blog Salmón: “Se viene la era dorada para hacerse funcionario en España. En los próximos años se jubilan millones de boomers”.

Correcto

Sé de sobra lo que es hacerse un sueldo con facturas y esto me parece correcto: “Ocho cargos, cuatro de ellos de Podemos, se acogen al ‘paro VIP’ tras dejar el Gobierno. Garzón, Montero y Rodríguez ‘Pam’ siguen cobrando la indemnización, de hasta 7.400 euros, tras ser cesados” (The Objective). Voy más lejos: me parece mal la demagogia de quienes han renunciado airadamente a este derecho que, junto a otros, garantizan que la política no sea solo un entretenimiento de personas con mucho dinero. Ni me contradigo ni aplico la ley del embudo: creo en el buen uso de los recursos públicos y, sobre todo, en repensarlo continuamente.

Un recordatorio

Por ejemplo, no dudo de la necesidad de la sanidad pública y de que el personal sanitario debe de estar bien pagado. Dudo de que algunos recursos estén bien gastados cuando vemos cómo algunas médicas, algunos médicos y, sobre todo, ciertos sindicatos gremiales, se han ido endiosando. En cualquier caso, noticias como esta de La Vanguardia deben recordarnos lo importante que es lo que tenemos: “Shannen Doherty pide dinero tras quedarse sin ahorros para cubrir su tratamiento por el cáncer”. Y que no me venga nadie con el “desmantelamiento” o la “privatización”. Esas mentiras repetidas mil veces también debemos cortarlas por lo sano.

Me preocupa el futuro

No estoy de acuerdo con la tesis del artículo de Álvaro Gil en Vozpópuli, ni con la del libro de Pablo Pérez, que se resume en: “La cultura woke nace de una respuesta tardía a mayo 68”. La verdad es que me da igual. Y aunque me parece que “lo woke” es mucho más peligroso de lo que parece, ya que busca un pensamiento único asfixiante y llena de argumentos precisamente las trincheras de la extrema derecha, lo que de verdad me preocupa es el futuro: para acabar con los ultras tenemos que acabar primero con este buenismo imperialista que ni necesitamos ni nos beneficia. Tan sencillo como ser conscientes de nuestros actos.

Gràcies, Catalunya

elindependiente.com No me esperaba yo este giro de los acontecimientos, pero bienvenida sea la curva: la petición legitima de Catalunya de obtener una financiación particular del estado español, y la exigencia de partidos valencianistas y regionalistas de que también sus áreas de influencia la obtengan, están sirviendo, curiosamente, para que en los medios españoles se explique, mucho mejor que cuando toca renovar el Cupo, que son el Concierto de la CAV y el Convenio de Nafarroa. Nuestro sistema de recaudación y gestión, sin garantías ni avales de España, es útil solo si se gestiona bien (como hasta ahora). Aquí lo sabemos bien, allí igual hasta lo descubren.

Ojalá lograr la segunda posición

Barcelona ha chafado mi ilusión de que Euskadi sea el primer territorio libre de Airbnb. Lo será la capital catalana, que “eliminará todos los pisos turísticos antes de 2029” (Público). Todos los declarados, claro. Tendrá que perseguir, mientras tanto, los que son piratas. La medida no puede parecerme mejor, primero, porque el alquiler vacacional por días es el colmo de la especulación inmobiliaria, una práctica que hay que frenar en seco. Segundo, porque Airbnb es el principal actor en la película de terror en la que se está convirtiendo el turismo en todas las ciudades: solo los hoteles permiten regular el flujo.

Turistas somos todos y todas

No estoy en contra del turismo: yo voy a ser un turista en unas semanas, como cualquiera. Quien quiera marcarse la horterada de “yo soy viajero” o “yo soy viajera” que sepa que nos parece el tonto de su pueblo. Vuelvo al tema central: me parece perfecto esto que leí en Diario de Mallorca: “Cerca de 300 residentes ‘recuperan’ el Caló des Moro: ‘Es el momento de parar’”. Estoy completamente de acuerdo. Sin embargo, debemos tener también todas y todos claro cuál será el precio: “Protestar por un ‘mejor turismo’ en realidad es abogar por menos turistas de clase baja y que vengan los más ricos” (El Blog Salmón).

La sociedad que estamos construyendo

Igual que me parece bien que se limite el acceso a los sitios turísticos y se acabe con la especulación inmobiliaria que satura nuestras ciudades, estoy completamente de acuerdo con circular a 30 por hora en Bilbao y con el acceso restringido al centro, aceptando que estas limitaciones afectan menos a quien más tiene. No es solo una intuición: la Comisión Europea ha emitido un informe en el que concluyen que quienes se compran híbridos enchufables usan la parte eléctrica de su motor mucho menos de lo que deberían y contaminan, por lo tanto, más de lo que podrían. Pero, claro, ya tienen la pegatina y el acceso.

Esto, sí

La historia de la política española está llena de personas sobrevaloradas: además de las de extrema derecha, todas ellas, en la época reciente destacan Pablo Iglesias, Pablo Echenique y, todavía en activo, Ernest Urtasun. Pero en esto solo puedo apoyarle: “Acabo de firmar el inicio de las actuaciones previas del procedimiento de extinción de la Fundación Francisco Franco”. Un paso necesario que ha dado y que merece, por hacerlo, el reconocimiento. La convivencia de esta Fundación con los sucesivos gobiernos españoles, incluido el del PSOE con Podemos, por cierto, debería de avergonzar a todas y todos.

Justicia

Ya sé que la noticia tiene varios días, pero la actualidad política vasca me ha obligado a comentar otras antes. Además, creo que no hemos hablado suficiente de ella para lo relevante que es: “Dos semanas antes, los servicios de inteligencia israelíes ya conocían al detalle las intenciones de Hamás, que incluían el ataque a puestos militares y el secuestro de decenas de personas” (RTVE). Hablamos, por supuesto, de los ataques de Hamás del 7 de octubre que sirvieron al gobierno y el ejército israelíes como excusa para arrasar Gaza y a sus habitantes. Es perentorio que las organizaciones internacionales actúen y hagan ahora justicia.