Aunque sea verdad

Porque conozco de las campañas y el funcionamiento de los entes públicos, me cuesta creer que alguien se pusiera en contacto con Silvia Intxaurrondo para ofrecerle una buena renovación solo unas horas después de su ya famosa, pero también profesional y acertada entrevista a Núñez Feijóo. Pero aunque fuese cierto lo que publica El Mundo (soy suscriptor y he leído las piezas íntegramente), en tiempos y cantidades, es obligación de la dirección del medio cuidar su marca para que no parezca que está intentando cobrar una factura política. Y esto lo digo también por experiencia propia, porque sé lo indigesta que es la carne de perro.

La herencia política de Aznar

La herencia política de José María Aznar es una manipulación histórica, una incomprensión extraordinaria y un dolor multiplicado, como podemos comprobar, 20 años después, en Público: “El abogado con más víctimas del 11-M en el juicio: ‘Fue doloroso ver cómo las utilizaron políticamente’”. 192 personas fallecidas y más de 2.000 heridas, y sus familias, han sido revictimizadas una y otra vez en todo este tiempo, con algunos comentarios lacerantes de periodistas muy conocidos, de una manera absolutamente injusta (y no es palabra baladí en este caso especialmente), por aquella mentira de Aznar.

Ricardo somos casi todos y todas

De una mentira histórica como la de Aznar, a una engañifa actual: el “Caso Koldo” afecta negativamente a la confianza de toda la ciudadanía en las instituciones, pero esa ciudadanía no lee periódicos ávidamente ni devora informativos. César Calderón la describe muy bien en The Objective, personificándola en su amigo Ricardo, que “no lee mucha prensa que no sea deportiva ni escucha demasiada radio (era de la SER pero ahora es de Alsina)” tampoco “tiene Twitter ni piensa tenerlo” pero “ha visto cómo ante sus ojos aparecían de forma caótica un aluvión creciente de macarras” que “se lo estaban llevando crudo”.

Una batalla muy, muy lejana

El tuit de Iñaki Olabe sobre la campaña de Trump contra Biden me parece que resume muy bien lo que pensamos muchas y muchos: “Francamemte es increíble que los Demócratas no hayan encontrado un candidato decente para frenar el tsunami populista”. Los republicanos, ya con la nominación solo a falta de formalizar, han lanzado un spot muy sencillo y evidente: un vídeo con los lapsus y los momentos de desorientación de Joe Biden que recuerdan que estamos hablando de un presidente y candidato a la reelección con limitaciones. Pese a que la diferencia de edad no es tanta (81 años de Biden y 77 de Trump), la energía de ambos sí lo es.

Ramadan Mubarak

La felicitación del Athletic a la comunidad musulmana por el inicio del Ramadán es absolutamente pertinente, se pongan como se pongan los racistas. La comunidad musulmana es una más en Bilbao y en Euskadi. En concreto, en la capital, se ganan la vida con nuestra comida, literalmente. Podemos invisibilizar a este grupo poblacional, escondiéndolos en las cocinas de los restaurantes y bares de pintxos, y podemos quedarnos con los delincuentes con los que comparten origen (que son malos musulmanes, además), o podemos naturalizar la convivencia y que compartamos aficiones como el fútbol.

Si a Otegi le molesta…

Todas y todos, incluidas e incluidos aquellos a quienes les parece bien la provocación y las agresiones a la Ertzaintza y a quien pasara por allí (que los hay y las hay), no lo olvidemos, hemos reconocido esas provocaciones y esas agresiones. Todas y todos las hemos visto y hemos pensado que ya las habíamos visto antes. Y si Arnaldo Otegi se ha dado por aludido con las palabras de Josu Erkoreka, él sabrá por qué. Lo que no puede hacer ni Arnaldo Otegi, que ahora va de amo de la baraja, es tomar a la ciudadanía por tonta, como también hacen quienes revientan manifestaciones u organizan altercados antes de los partidos de fútbol.

Quienes te toman por tonta y tonto

La pregunta clave es: ¿ganará Bildu las elecciones tomando por tonta a la ciudadanía? No sería la primera vez: lo hizo Isabel Díaz Ayuso, cuya respuesta a la ministra que sugirió una limitación horaria en hostelería es perfecta (con ese “materialista” que brilla con luz propia por lo extemporáneo) para ejemplificar cómo una política te toma por tonto: “Es que somos diferentes. España tiene la mejor vida nocturna del mundo, con las calles llenas de vida y libertad. Y eso también da empleo. Nos quieren puritanos, materialistas, socialistas, sin alma, sin luz y sin restaurantes porque les da la gana. Aburridos y en casa”.

Lo feo de la política

El conocido como “Caso Koldo” es un caso de corrupción de manual: con un Víctor de Aldama que, supuestamente y por lo que cuentan las crónicas, pudo corromper a un Koldo García que estaba en el lugar más adecuado y en los momentos más adecuados para ser corrompido, insisto, supuestamente. Es tan de manual que no faltan los mensajes obscenos, en este caso, para abonar bizums, las colocaciones de esposas, familiares y amigos, y los sueldos que al común de los mortales nos resultan inalcanzables: “Koldo cobró en los tres años de asesor de Fomento 365 mil euros” (El Independiente).

¿Que convoque elecciones?

Incluso en este clima de tormenta resulta incongruente la petición del PP que hace, en este caso, Martínez-Almeida, de que Pedro Sánchez convoque elecciones. ¿Por un caso de corrupción que estamos aún conociendo? ¿Cuántos gobiernos del PP tenían que haber caído ante investigaciones judiciales y periodísticas de casos de corrupción? Diego E. Barros acertaba con su tuit: “Esta gente está fuera de la realidad”. Esa es la impresión que da el PP y se equivoca, porque sus prisas no son las de la ciudadanía, que ve con cierto pasmo las noticias del “Caso Koldo” y se pregunta cuál será el alcance global de la trama.

Un señorito

Ernest Urtasun ha demostrado, de momento, que usa el congreso para hacer campaña por Sumar en Euskadi, y que tiene bastante poca cultura política para ser ministro, precisamente, de Cultura. Pero lo que hace y dice en el ejercicio de su cargo suena todavía peor: “Seguiremos trabajando para conseguir el IVA reducido para la compra de arte contemporáneo”. ¿Quién compra arte contemporáneo? Los señoritos y las señoritas bien que van a verse beneficiados por esa rebaja del IVA. ¡Claro que sí! ¿Quién lo necesita más que ellas y ellos para llenar sus casas grandes de cuadros, esculturas y montajes? Urtasun, siempre a lo que importa.

Cartón piedra

El pecado capital de Bildu en esta campaña consiste en tratar a la ciudadanía como si fuera idiota: prometer hasta meter, no decir cómo van a hacer viables sus carísimas propuestas, tener un discurso más duro en euskera que en castellano, el “ETA” de “aldaketa”, presentar como ideólogo de Bildu a quien dejó su sitio en Sortu a David Pla, las gafas de pasta, la ropa cara, las sonrisas, los abrazos… Puro cartón piedra que se nota hasta en sus vídeos, como explica Xavier Tomàs en X: “un spot donde el 100% del contenido está sacado de bancos de imágenes”. La pregunta es: ¿les funcionará?

La marisquería

Cuando leí la noticia del encuentro en un restaurante entre el ministro Ábalos y su colaborador, Koldo García, por primera vez pensé algo parecido a lo que expresó con maestría Manuel Jabois. Evidentemente, ni en mis mejores sueños soy capaz de juntar las palabras y evocar las imágenes tan bien como él lo hace: “Para coincidir en la misma marisquería un día laborable con un colega, o estáis abusando de la marisquería, o Dios tira muy bien los dados”. “Ir todos los días a una marisquería es para que el camarero, en vez de servirte, llame directamente a Anticorrupción”.

Otro que tira los dados

Que los últimos estertores de Ciudadanos sean en el parlamento europeo tiene algo de poético: el lugar donde se hace la política más grande, es decir, el lugar que más grande les queda a las y los de este partido de maleducados y jetas disfrazados de “liberales”. Su acta de defunción electoral ya está firmada, pero algunos, como Dios en la columna de Jabois, quieren tirar otra vez los dados: “Edmundo Bal presenta Cree, su nuevo partido para las elecciones europeas. El partido se define como ‘una nueva formación con una clara vocación reformista desde la centralidad y la moderación’” (The Objective).

Un juego insostenible

Me gusta mucho el fútbol. Pero mucho, mucho. Y precisamente por eso soy tan crítico con el negocio que hay montado en torno a un juego maravilloso: un negocio que consiste en que el dinero, como el balón, nunca deje de moverse. Y en ese cambio de manos vertiginoso con cifras de locura, lo que se queda entre las uñas de los muchísimos intermediarios puede suponer una fortuna. Pero es insostenible, es un hecho: “Arsenal FC ingresa más de 500 millones, pero pierde 60 millones en la temporada 2022-2023” (Palco 23). Cifras injustificables salvo para quien espera la migaja con la que comprar un Ferrari.

Y nos queda lo mejor

Escribió Jorge Valdano que a veces solo hacen falta dos o tres segundos para que el fútbol, ese mismo fútbol en el que hacen buen negocio quienes tienen menos escrúpulos, nos parezca un deporte maravilloso. Ese fue el tiempo, quizá menos, que pasó desde que Nico Williams centró un balón que conectó Iñaki. Todos vimos en el campo cómo se preparaba el mayor para rematarlo, libre de marca porque Mario Hermoso decidió ser un espectador más, y liberó todo el miedo y toda la tensión contenida durante semanas en el Bilbao futbolero. Como dice mi amigo Gorka: “Qué bonito es ser del Athletic, joder”.

El ministro de Sumar

Hay que sacudirse: en Sumar, en general, y Ernest Urtasun, en particular, tienen poquita idea de política. A cómo están disolviendo la izquierda española me remito. Su entrada en el debate sobre el Guggenheim Urdaibai, que ha hecho muy feliz a la gente de Bildu, es una muestra más de intencionalidad y torpeza política. Urtasun, que en la cabecera de sus redes sociales como ministro tiene la imagen de campaña de Sumar, decidió colocar un argumento electoral con el que no va a conseguir nada más que embarrar un proyecto que empieza por la recuperación medioambiental de una comarca. Pero difama, que algo queda. Sobre todo, a Bildu.

¿Quién será Alberto?

Confieso que solté una carcajada al ver en el Teleberri cómo el PSOE daba la vuelta al “Caso Koldo” por un rato y varios de sus portavoces habituales lanzaban puyas sobre la presencia de un tal “Alberto” en la trama. Me hizo gracia, lo reconozco, acordándome de aquel “M. Rajoy” que aparecía en los papeles de Bárcenas sin que nadie supiera de quién se podía tratar. Un enigma. Pero en el PSOE, aunque jugaron bien la carta, siguen teniendo la partida perdida: un caso como este, con millones de por medio, comisionistas, marisquerías, un ministro (como poco) y mascarillas, en lo peor de la pandemia, es una bomba de relojería.

Insoportable

He empezado la columna con cosas mundanas, comparadas, sobre todo, con esta otra: “Aumentan a más de cien los muertos en un ataque de Israel contra una entrega de comida en Gaza” (Menéame). Es una tragedia, sin duda, pero también es un asesinato en el caso de que se confirme que es un ataque israelí. No tiene otro calificativo y debería de ser juzgado con esa categoría. No es justificable, pero es que tampoco es soportable: son seres humanos acorralados que están siendo barridos del mapa ante nuestros ojos y con impunidad. No hay acontecimiento pasado ni contrato presente que explique lo que está haciendo Israel.

Una civilización a la deriva

Ningún país como EE.UU. ejemplifica la decadencia de Occidente: las potencias que han liderado el mundo están cediendo terreno por culpa de estrategias equivocadas basadas, sencillamente, en una arrogancia incomprensible. China, India o las dictaduras petrolíferas de Oriente Medio nos han adelantado porque hemos financiado su hipervelocidad. Otra cosa es que la deriva de EE.UU. sea absoluta, y que la apreciemos casi en cada noticia: “Casi 3 de cada 10 estadounidenses, y dos tercios de los votantes republicanos, siguen creyendo erróneamente que a Donald Trump le robaron las elecciones” (The Conversation).

Sí existen, pero no nos gustan

El texto en Photolari que encabeza este titular es muy interesante: “¿Las fotografías reales no existen? Eso dicen en Samsung”. En el texto explican los argumentos de la empresa que utiliza software para mejorar las fotos, eligiendo la mejor cara de una ráfaga, o adaptando fotos de archivo para completar y mejorar las fotos de la Luna. Yo lo tengo claro: sí existen las fotos reales, pero no nos gustan. Y se pueden sacar en una cámara analógica pero también en una digital con un retoque básico. Un tipo de foto que a mí sí me gusta. Pero también sé que soy, cada vez más, un bicho raro que reivindica esas fotos reales.

Un win-win de libro

No me cabe duda de que la “E” serpenteante justo antes de las letras “T” y “A” de “aldaketa” en el cartel de Otxandiano está puesta con toda la intención (además, son las únicas que se unen): Bildu demuestra que es una opción atractiva incluso con ese guiño perverso donde más se ve. Y un fascista siempre enseña la bandera, no lo olvidemos. Pero su señuelo necesitaba a un tonto útil, en este caso, una tonta útil, que picara y, de paso, victimizase a quienes se ríen de nosotras y nosotros. Y esa tonta útil ha sido Isabel Díaz Ayuso, que ha colocado el tuit al que ha hecho la ola toda la izquierda abertzale. Pues bueno, pues vale, pues me alegro.

Orgullosas y orgullosos de ensuciar

Más allá que el negro anzuelo del cartel, me sorprende que en Bildu siguen pensando que la de ensuciar es buena idea: el mismo día que el lehendakari Urkullu anunció la convocatoria electoral, Bilbao fue inundado con la cara de Pello Otxandiano (con foto del genial David Herranz, el buen gusto no se lo niego). Sin espacio para colocar publicidad electoral aún, todas las paredes valían. No solo eso: han grabado y difundido en un vídeo su nulo respeto a las normas de la junta electoral y a las más éticas de la ciudadanía, porque no todas las paredes son lienzos ni un sitio para colocar propaganda electoral. Pero igual hasta les funciona.

Hablando de ensuciar…

Como si volviésemos a los 90, Bilbao apareció empapelado por quienes no respetan normas ni éticas, y también han vuelto a nuestra vida la oposición a proyectos que generan riqueza y la pintura, en este caso, roja y contra el Guggenheim. Dice Mikel Segovia en El Independiente que “la ampliación del Guggenheim” es “otro pulso electoral que enfrenta a PNV y EH Bildu”. No estoy de acuerdo. Creo que tenemos que empezar a hablar del proyecto en Gernika-Lumo y Murueta como lo que es: una oportunidad para recuperar un espacio natural, no una lucha partidista con las mismas mentiras de quienes siempre han dicho “no”.

Que hable Ábalos

El personaje más importante del conocido como “caso Koldo” es, sin duda, José Luis Ábalos. De momento, no tanto por lo que hizo, pero sí por lo que está haciendo y diciendo. Su discurso, que quería sonar emotivo y sonó casi a chiste, intentando basar su inocencia en su propio sacrificio de no tener chófer y secretaria, y pasar al grupo mixto en el Congreso, es para “tallar en mármol blanco”, como tuiteaba Álvaro Berro. Otra usuaria le puso música: la canción “El muelle de San Blas”, de Maná. Y esto es solo el principio: cuando el fango suba y empiecen a mancharse los bajos de los trajes, empezarán los saltos y las huidas.

No va a hacer nada extraño

Pero Ábalos no va a hacer nada extraño, estoy seguro: su paso al grupo mixto no va a suponer un dolor de cabeza para el PSOE. No lo digo yo y el sentido común, lo confirman en EPE: “Ábalos tranquiliza al PSOE: ‘El Gobierno va a contar con mi voto’”. Aunque su decisión resulte difícil y sus alocuciones, extemporáneas, la situación del socialista es muy complicada, y el primer interesado en que no se complique más es él. Un paso desapercibido en el Congreso, en la que seguro que va a ser su última legislatura, sería la mejor noticia para el diputado y el PSOE. Pero ni las circunstancias ni la política se lo van a permitir.