Sigo sin entenderlo

Soy consciente de que han pasado ya varios días desde que terminó la Korrika, pero sigo sin entender por qué Aek (donde fui alumno durante años) ha decidido vincularse sin rubor a la campaña de Bildu y al blanqueo a ETA. Las dos caras de esa moneda las sujeta la red de euskaltegis con una carrera, supuestamente a favor del euskera, pero que resulta favorable a lo que, en teoría, no toca. Mientras yo sigo sin entenderlo, medios como El Independiente continúan publicando cómo recogieron el lekuko dos condenados por un atentado frustrado, las sorprendentes palabras de los speakers, y el desfile de fotos y banderas.

Todos los partidos menos Podemos tienen la culpa

Me ha sorprendido este titular en The Objective porque daba por hecho que en Podemos estarán haciendo un análisis de su irrelevancia. Pero parece que las conclusiones son las mismas que cuando empezó su declive: todos los partidos menos el morado tienen la culpa. Voy con el titular: “Podemos no concurrirá en las catalanas y afea a los ‘comunes’ hacer imposible la coalición”. ¿Quién la ha hecho imposible? ¿Qué parte de la coalición ha perdido todo el atractivo político? ¿Cuánto capital político ha dilapidado y está dispuesto a seguir dilapidando Podemos en su huida hacia el abismo?

Y Sumar seguirá el mismo camino

Precisamente en las elecciones catalanas el PP puede asestar un navajazo a Vox para iniciar la sangría de votos que devolvería a las y los de Núñez Feijóo el liderazgo cainita de la derecha y la ultraderecha. Y las expectativas para quienes se ubican a la izquierda del PSOE tampoco son buenas. Así que la vuelta al bipartidismo en España es cuestión de tiempo: el que tarde Sánchez en encontrar el mejor momento para él, que no para el país, de convocar elecciones. Parece que en Sumar lo tienen claro: “Teme el desgaste de la izquierda tras poner el PSOE la legislatura ‘en suspenso’” (EPE). ¿Qué ha demostrado Díaz, el mirlo blanco?

¿Qué hace “El Rubi”?

“Rubi” y “Geri” era como se llamaban Luis Rubiales y Gerard Piqué cuando todo eran sonrisas y millones de la dictadura de Arabia Saudí para regar sus jardines. Ahora su vida es diferente, con menos sonrisas en las dos casas, pero es a “El Rubi” al que más le ha cambiado el día a día: hoy vive en República Dominicana, según explican en Xataka, donde hace negocios vinculados a la hostelería y el baseball, ya que la FIFA le prohibió gestionar todo lo vinculado con el fútbol, y esperando a volver a España, eso sí, después de las vacaciones de Semana Santa, que la vida es para vivirla sin pensar en los requerimientos judiciales.

Sí lo tiene

Solo me parece bien que Vinícius aproveche su situación para señalar el racismo que hay (y esto es indiscutible) en el fútbol español. Él es una víctima que está sabiendo manejar el altavoz para denunciar las agresiones. El problema está en que ese mismo Vinícius es un jugador que provoca a los rivales y al público. Así que, sí, por un lado está la víctima del racismo que utiliza el foco para denunciarlo, y por otro el jugador marrullero que se cree sobreprotegido y que con su marrullería y sobreprotección, él mismo mezcla su condición de víctima y agresor. Y eso, como tuitea Juan Antonio Giner, es un problema para el Real Madrid.

La provocación de Otegi

Arnaldo Otegi obtuvo lo que quiso con su tuit sobre el lehendakari Agirre: atención y encabronar a las y los vascos que consideran a este personaje histórico, además, como un faro. De hecho, la trascendencia que en su mensaje quiere trasladar queda rápidamente disuelta por la instrumentalización. Ese es el nivel del respeto que le guarda: ninguno. Porque el lehendakari Agirre, además, personifica todos los valores contrarios a los que podemos atribuir a Otegi, empezando porque el del PNV fue siempre un hombre de paz. Un hombre de paz que, seguro, habría tenido ganas de dar una colleja a Otegi.

Lo que sí sabemos

Me ha resultado especialmente interesante el texto en de Roberto Uriarte en Público: “Lo que los independentistas catalanes no saben del Concierto”. No estoy de acuerdo con su tesis de que el concierto es, precisamente, una garantía de la unidad de España porque cualquier proceso independentista alejaría la inversión y, por lo tanto, la recaudación, pero sus explicaciones son sorprendentemente adecuadas. Y sorprenden porque el concierto es una herramienta despreciada con intensidad por la izquierda, y no parece, sin embargo, que Uriarte se sume a este desprecio ideológico.

El lujo hortera

Sé que lo he escrito varias veces, pero me veo obligado a repetir: por supuesto que nos molesta más que nos tangue dinero un puñetero hortera o un ostentoso irrefrenable, seguramente acomplejado por haber sido como el común de los mortales. Es el caso de Luis Rubiales que, por lo que sabíamos, imputaba gastos relevantes a la Federación. Ahora nos hemos enterado de que el expresidente de la RFEF encargaba “las obras a estudios de arquitectura y constructoras relacionadas con sus cargos de confianza para hacerse con los beneficios generados por esos trabajos” (El Independiente).

No hay negocio

Sigo con el fútbol: la liga española ha tenido que poner en marcha un mecanismo de control de gasto de los clubes (que parece que afecta de manera diferente al FC Barcelona) que ha debilitado la competición en favor de otras como la inglesa. Pero esto puede cambiar: “La Premier anuncia un nuevo modelo de control económico que ‘proporcionará seguridad a los clubes’” (2 Playbook). Evidentemente, no hay negocio: los gastos son excesivos y los equipos son sostenibles, lo que supone un riesgo para los clubes y sociedades. El fútbol está a punto de implosionar, y esta es una buena noticia.

Pero, ¿esto qué es?

Desconocía que Gabriel García Márquez había afirmado esto que rescatan en Xataka: “Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revolver con revólver”. La cita tiene que ver con la “polémica” porque la ortografía puede suponer un 10% en la nota de la selectividad. Yo soy de la vieja escuela, lo reconozco: poco castigo me parece.

La crítica y el motivo

De la noticia en El Independiente sobre la tensión que, al parecer, existe entre las formaciones aparecidas a la izquierda de Bildu, y la que lidera Arnaldo Otegi, hay un par de elementos que me parecen muy significativos. El primero, que a la juventud especialmente le gusta poco ese giro a la centralidad de la izquierda abertzale. Tanto han cebado al bicho que ahora quiere morder la mano. Lo segundo, que desde la pureza de principios, algunas y algunos pasan rápidamente a lo crematístico: el acceso a los sitios buenos para poner la txosna, la hucha de los presos y la caja, importan muchísimo.

Qué suerte ser vasco

Qué suerte tenemos de ser vascas y vascos, europeas y europeos, ciudadanas y ciudadanos del mundo, de cualquier parte del mundo… Menos de EE.UU., donde tienen que elegir entre lo malo y lo peor. O lo que es lo mismo, entre un Biden pasadísimo y un Trump que, simplemente, es el mismo que siempre pero en una versión más perversa y con menos escrúpulos: “No será porque sus antiguos colaboradores no han avisado de que es un loco peligroso”, tuitea Iñaki Olabe sobre un vídeo en el que “republicanos contra Trump” repasan las idas de olla más peligrosas del candidato conservador.

¿Y?

Estoy bastante convencido de que uno de los lujos del futuro será disfrutar del contenido generado por seres humanos. Las máquinas, lo que hoy conocemos como “inteligencia artificial”, generarán contenidos informativos y de entretenimiento con facilidad. ¿Y qué? Pues nos adaptaremos y yo, personalmente, tendré que esforzarme mucho para que esta columna siga siendo más interesante elaborada por mis ojos y mis manos que por un algoritmo. Alba Renai, el modelo hiperrealista creado por ordenador para presentar un contenido de tan poco valor como Supervivientes ha venido para quedarse.

Un nuevo ciclo

Confieso que, por un lado, me parece que sobreprotegemos a nuestra juventud. Por el otro, la admiro: “Los jóvenes no temen exponer las malas prácticas de sus jefes y priorizan su salud mental” (Genbeta). Y creo que “la tendencia de la Generación Z a airear sus despidos en TikTok” va a posibilitar un cambio. Las jefas y los jefes innecesariamente duros se exponen a un escarnio. Y quien eleva esa capacidad de presionar, por extensión, también. Y eso me resulta muy, muy estimulante: las y los superiores del futuro van a ser mucho más empáticos por el bien de las empresas.

Un detalle que pasó desapercibido

La semana pasada nos enteramos de que Pablo Iglesias, como buen famoso, ha invertido en un bar temático en un barrio gentrificado de Madrid, Lavapiés. Y fueron muchos los textos y los tuits dedicados a la noticia, para criticarla o defenderla a muerte, porque el patrón, si es Pablo Iglesias, es menos patrón. Pero para mí el titular sobre las empresas del líder de Podemos era este en The Objective: “Iglesias pasa página de Roures y fusiona su canal de televisión con su consultora”. Creo que el politólogo metido a periodista, publicista y hostelero no ha medido bien el coste de su libertad ni el valor de su audiencia.

Parece una mentira porque lo es

Parece que César Vidal miente en su tuit porque, realmente, lo hace: “Los colegios vascos prohibiendo a los niños que lleven comida al recreo porque están en Ramadán. Durante décadas han practicado el nacionalismo más racista y asqueroso provocando el exilio de cientos de miles de vascos. Ahora serán devorados por el Islam. Hay justicia cósmica”. Las cientos de miles de amas y los cientos de miles de aitas que han preparado hamaiketakos esta semana sabemos y podemos demostrar que César Vidal miente. Miente en lo del recreo y en que fueron también cientos de miles las y los exiliados.

Una sola palabra

Solo con una palabra Pedro Vallín ha hecho la crítica más lacerante al nuevo proyecto, esta vez hostelero, de Pablo Iglesias: “Gentrificación”, escribe sobre la información de que el líder de Podemos va a abrir un local de picoteo temático en el barrio de Lavapiés. ¿Qué diferencia a la “Taberna Garibaldi” de otras que se dirigen a un público concreto, juegan con los nombres de las copas y los platos, ocupan locales en un barrio en el que ya no se puede vivir como antes y tienen a un famoso en la parte capitalista del negocio? ¿Por qué debemos tener más respeto a este intruso con dinero que a otros?

Sí, nos jode que nos tangue un hortera

Que un aprovechado se lleva una comisión millonaria vendiendo mascarillas mientras los demás pasábamos miedo está mal aunque no sea delito. Que además intente despistar los beneficios y evitar a Hacienda está mal y, además, es delito. Que con el dinero que ha sacado aprovechándose de una situación terrible y defraudando a Hacienda, como sostiene la fiscalía, se compre un Maserati, es insultante. Pero que además se trate de un Maserati diésel es una puñetera horterada que, por capilaridad de faltas, merece toda la reprobación y todas las chanzas que estén en nuestra mano. Nos queda eso.

¿A quién beneficia la inflación y por qué?

No puedo evitarlo: leo estas dos noticias y pienso que son la misma. Me refiero a esta de EPE: “Los hogares pagaron 10.000 millones más en intereses a los bancos en 2023 por el alza de tipos”. Y a esta de El País en X: “Mercadona dispara el beneficio un 40% en 2023, hasta un récord de 1.000 millones: ‘Ha sido el mejor año’”. No somos tontos ni tontas: si la inflación ha beneficiado solo a quienes más tienen no es inflación, es otra cosa. Y nuestras instituciones tienen que ser capaces de detener esto empezando por las más altas instancias. Es la ciudadanía la que tiene que hacer, por fin, lobby.

De hábitos y monjes

Los fascismos mutan. Los de allí y los de aquí. No sus principios, tampoco pueden hacerlo sus orígenes, pero sí su piel. Y casualmente, la piel de los fascismos muta empezando por la parte gorda de las carteras, de los billeteros: “Los ultras visten como niños bien”, leemos en El Independiente. “Los usos de la violencia, el tipo de la misma y la presión policial han condicionado la mutación del mundo ultra”, explican. ¿Con qué objetivo, “más de 40 años después del nacimiento del movimiento ultra”? Pues parece evidente: “Se intenta volver al foco mediático”.

Pues la Educación vasca no va tan mal…

En el país en el que todo se soluciona de la misma manera: huelga, manifestación y “PNV, cabrón”, parece que las cosas no van tan mal. “Vascos y navarros, los únicos que ven hoy mejor la Educación y madrileños y catalanes, quienes más confían en la privada”, leemos en El Independiente, en el que todavía tienen pendiente, valga la rima fácil, el cursillo de lenguaje inclusivo. De género y de país. Así, la Educación, ese sector en el que la demanda va a sufrir una contracción histórica y global, en Euskadi (Nafarroa, incluida) genera más percepción de confianza que en otros lugares, sin depender del nivel de la privada.

El ejemplo de las oportunidades

El periodista Andros Lozano, autor de ‘Costo’, una “guía por la historia y el funcionamiento del narcotráfico en el sur de España”, según El Plural, tiene claro cuál es el ejemplo que puede poner de bienestar: “No lo podemos achacar simplemente a la falta de oportunidades, o a la falta de desarrollo socioeconómico en algunas zonas de determinadas poblaciones, porque nos estaríamos engañando a nosotros mismos. Si el País Vasco estuviera en Cádiz, los vascos serían narcotraficantes y se montarían en lanchas”. Referencias laterales como esta, que no parecen ni siquiera importantes, son las que desmontan argumentarios fatalistas con sencillez.

Así les van las cosas

El fatalismo, qué elocuente, solo le ha venido bien a Bildu y, además, exageradamente bien. Lo pensé cuando vi el tuit en la cuenta de EITB Noticias, que recogían este titular de Miren Gorrotxategi en Radio Euskadi: “Elkarrekin Podemos apoyará al candidato de EH Bildu a lehendakari, Pello Otxandiano, ‘si los números dan’”. ¿Qué números? Podemos puede ser una fuerza extraparlamentaria a partir del 21-A. Es una probabilidad real. ¿Qué números?, insisto. ¿Qué tipo de inteligencia y perspicacia política les ha llevado a la irrelevancia mientras Bildu, a quien además aseguran que apoyarán, sigue comiéndoles el electorado?

Lo que no necesitamos

Las vascas y los vascos no necesitamos que nos digan qué está bien y qué está mal, qué puede mejorar (todo, evidentemente) y quién está mejor que nosotras y nosotros (pocas y pocos, esa es la verdad). Las vascas y los vascos no necesitamos tutelas ni que nos digan cómo hay que renombrar nuestra selección (que ya tienen nombre y es histórico: Euskadi), ni que nos organicen un “día de lucha” en la jornada en la que vamos a enfrentarnos a Uruguay en fecha FIFA, ni que nos condicionen con que mi país para ser libre tiene que ser socialista. Mensajes ultras con estética ultra y relato ultra, eso es justo lo que no necesitamos.

Esto, tampoco

Ya sé que han pasado varios días de esto que escribió Iker Fernández en El Desmarque, pero el tuit de ayer, en el que el Athletic felicitaba el Ramadán a la comunidad musulmana, lo ha puesto otra vez de actualidad: “El fichaje de Djaló, un detector de racistas, metemierdas e ignorantes de la Filosofía Athletic”. Admite el periodista de Radio Nervión, que lleva informando sobre la actualidad del Athletic alguna década ya: “Sé que es luchar contra molinos de viento”, recuerda que “a algunos también hay que darles lecciones de geografía” y sentencia con tino que “negar a Djaló es negar la esencia intrínseca de la filosofía rojiblanca”.