Mira, no

He asistido con distancia mental intencionada a la defensa cerrada que ha hecho Sortu, especialmente, Arkaitz Rodríguez, al antifascismo de Txiki y Otaegi, asesinados (“asesinados”, sí) por Franco. No tengo nada que añadir a la memoria de los asesinados, ni mucho menos al sufrimiento de sus familias. Pero uno es antifascista en todo momento y en todo lugar o no lo es. Esta afirmación es sencilla de entender y de aplicar. Y quien convive política y socialmente con fascistas (que lo son porque te asesinaban si no pensabas como ellos, y esta también es fácil) y con quien los justifica (en presente), antifascista no es. No entro ni a discutirlo.

Vuelve el puerta a puerta

Con agostidad y premeditación, el líder de Bildu, puesto por Sortu y acatado por quienes no quieren dejar de pisar moqueta, ataca con el puerta a puerta: Arnaldo Otegi aplaudía un reportaje de El País en el que mencionan a las localidades de Gipuzkoa, gobernadas por la coalición, que han vuelto con esta imposición (y sus sanciones, también puerta a puerta). Solo era cuestión de tiempo el regreso al sistema a la agenda (y las empresas vinculadas, por supuesto) de la izquierda abertzale. Lo de cabalgar contradicciones, como decía Pablo Iglesias, a Otegi y a Bildu, en su conjunto, les queda lejos. Lo suyo son, más bien, imposiciones.

¿Quién está con las mafias?

Voy a intentar a hablar claro y sencillo, como en el párrafo que dedico al fascismo y como no lo hace Arnaldo Otegi sobre el puerta a puerta. Es imposible apoyar la actividad de los manteros sin apoyar, al mismo tiempo, la de las mafias que trafican con personas y con mercancías, y que obligan a esos jóvenes inmigrantes a tener un historial delictivo que les dificultará su ingreso en el mercado laboral y la sociedad. Quienes van de progres lo saben (y si no lo saben es porque las intoxicaciones informativas desde la izquierda para la izquierda funcionan) pero les puede el tuit y el enfrentamiento con la autoridad. Y las mafias, encantadas.

Racismo, con todas las letras

No hubo una ETA buena, no hay imposición institucional que pueda venderse como éxito social, no hay instrumentalización de los migrantes que cuele como solidaridad, y no hay ataque a una persona racializada que no sea racismo. Estamos todas y todos de acuerdo, ¿no? Pues actuemos en consecuencia: el acoso que denuncia Gogorregi a un comparsero suyo, de origen magrebí, venga de quien venga y en el contexto que suceda, es condenable. Punto. Y quien mira para otro lado, como quien lo hace en un caso de violencia contra las mujeres, exactamente igual, será cómplice por intereses espurios.

Cada día somos más

Raquel Marcos en Bluesky ha escrito muy bien cómo me siento: “Joder, se me han hinchado las narices, no puedo ya con más gilipolleces”. Por eso esta primera columna de la temporada he querido dedicarla a temas muy básicos en los que, no dejaré nunca de insistir, debemos tener las ideas muy claras: el antifascismo se practica en cualquier situación, las imposiciones no cuentan como éxitos, nadie ayuda a un vendedor ambulante perpetuando su relación con las mafias y cualquier ataque por raza, sexo o religión, debe ser condenado sin titubeos. Cada día somos más quienes, como Marcos, no podemos con las gilipolleces. Ni con las trampas.

«Israel mata»

Intento ser preciso, hablar siempre, del gobierno y el ejército israelíes como los responsables del genocidio (no lo digo yo, peligroso columnista, lo dice Amnistía Internacional) en Gaza, y ser consciente de que hay muchos seres humanos que en Israel se manifiestan en contra de esta guerra. Pero también intento que ese genocidio no pase desapercibido para mí ni para nadie aunque resulte recurrente: “Israel mata a 22 gazatíes, entre ellos, 10 niños que aguardaban el reparto de alimentos”. Ya sé que “Israel” no mata, ya lo he escrito. Pero también sé que hay personas que mueren en Gaza cada día y eso es intolerable.

Las tradiciones veraniegas de algunos

Es en mi país, dicen que para mi liberación y Bildu en el Congreso condiciona sus votaciones a lo que pase con los presos de ETA, por lo que, sí, el tema me incumbe: “Piraguas y bengalas en el mar para pedir la vuelta a casa de los presos de ETA”, (El Independiente). “Nuevos actos ensalzando públicamente la trayectoria de los presos de ETA. Una actitud indigna e inaceptable. Es pura legitimación del terrorismo” (Fundación Fernando Buesa). “La izquierda abertzale hicieron ayer dentro del recinto de un colegio público en Ansoáin un brindis en homenaje y a favor de la excarcelación de los etarras en prisión” (COVITE).

Seguimos con los fachas

La inteligencia artificial que ha creado la empresa de quien hizo dos veces el saludo nazi cuando tuvo un cargo en el gobierno estadounidense ensalza a Hitler. Qué sorpresa, ¿no? Lo sorprendente es que X (porque me refiero a esa red social, a su IA, Grok, y a Elon Musk, por supuesto) siga en pie, que sigamos entrando, haciendo cosas ahí, en ese nido de víboras nazis. Ahora “la CEO de X dimite en medio del escándalo por los mensajes antisemitas de la IA de Musk” (La Vanguardia). ¿Y qué? Linda Yaccarino “se despide con un mensaje positivo”, como buena colaboracionista. Yo lo tengo claro: ni X, ni Tesla, ni Starlink, ni otras mierdas nazis.

Cerramos todos y arreglado

Visto que “el 40% de los pisos que Consumo pidió retirar a Booking vuelven al mercado” (InfoLibre), es evidente que necesitamos tomar medidas de más calado: propongo cerrar todos los pisos que se ofrecen a turistas por días y ver qué pasa. Igual la oferta inmobiliaria para las y los habitantes de las ciudades mejora. Vaya usted a saber. Pero ya que eso parece complicadete (no entiendo por qué, la verdad), apuesto por deslegitimar socialmente a quien especula: quien compra un piso para ofrecerlo en Airbnb o Booking tiene que sentir vergüenza. Y quien se queja en su ciudad pero lo alquila fuera, también.

Toros y fútbol

La tele pública del gobierno más progre y chachi de la historia de España lo tiene claro: toros y fútbol. Será por Ábalos, por Cerdán, por la mujer y el hermano del presidente, por Koldo, porque Núñez Feijóo se ha vuelto un macarra o porque Sánchez no tiene tiempo para confrontar con Trump o Abascal, pero ahí los tenemos: a las y los antitaurinos llenando la web con “astados” (como dicen quienes van de que saben) que morirán por la tarde, y a las y los que se quejaban del balón, celebrando los goles de La Roja y preocupados por la fragilidad defensiva de sus jugadoras. Del “pan y circo” al “circo y circo”, y subiendo. O bajando.

No, no tiene gracia

El blanqueamiento que los gobiernos de Pedro Sánchez han regalado a EH Bildu (por eso Aizpurua dejó claro el miércoles que ella no hará nada para perjudicarle) va más allá de lo político: sorprende que Amanda Ramos en El Plural, el digital más próximo al PSOE, recuerde que “se cumplen 40 años de la fuga de prisión de los protagonistas de ‘Sarri Sarri’” sin mencionar a ETA ni una vez. Pues bien, “Joseba Sarrionandia fue responsable del secuestro del empresario José Garavilla e Iñaki Pikabea fue responsable del asesinato del concejal de Irun, Julio Martínez”, recordaba COVITE en X. No, la canción no tiene ninguna gracia.

¿No se enteraba de nada? ¿En serio?

Me cuesta creérmelo, evidentemente: Pedro Sánchez hizo del PSOE un partido a su manera por completo, de arriba abajo, sin concesiones ni cesiones a viejas guardias o pequeñas disidencias (salvo Patxi López, que siempre flota, como el corcho). Sin embargo, no se ha enterado de lo de Cerdán, de lo de Ábalos, de lo que hacía el famoso Koldo… Ni de “las acusaciones a Paco Salazar” (Artículo 14). Al parecer, “comportamientos inadecuados” denunciados por varias mujeres en Moncloa y su partido. No me lo creo, lo siento, Pedro Sánchez, el omnisciente en el PSOE, no puede no haberse enterado de nada una y otra vez.

Que no se nos escape

No me gustaría que el debate del miércoles tape esto que también pasó en el Congreso y es muy relevante: “PP y Vox defienden en el Congreso a los agitadores ultras con la excusa de la libertad de prensa” (Público). Que haya webs que esparcen odio con forma de medios de comunicación es culpa, principalmente, de la prensa, que no hemos sabido diferenciarnos. Que sus intoxicadores puedan acreditarse como periodistas en el Congreso es culpa de quien lo permite. Y quienes se aprovechan de esos distribuidores de bulos, quienes les engordan, los financian y los defienden, son una banda de hijos de puta. Y no entro ni a discutirlo.

Pues votan al PP

Esto que ha entresacado InfoLibre del CIS es interesantísimo: “Casi la mitad de los votantes nacidos fuera de España que se decantaron por votar al PP en las elecciones generales de 2023 procede de tres países: Colombia, Venezuela y Marruecos” que “son, precisamente, los países que más inmigrantes están aportando” al voto. “En el caso de Vox, la mayor aportación de votos de ciudadanos españoles con origen en el extranjero procede de franceses, seguida muy de cerca por los venezolanos”. “En el caso del PSOE, el apoyo más numeroso procede de los nacidos en Ecuador, seguido por los originarios de Colombia y Alemania”.

Alto y claro

Raquel Marcos lo escribe sobre Trump a cuenta de las vueltas que el presidente de EE.UU. está dando sobre los aranceles, pero la verdad es que vale para cualquier noticia que emane de la Casa Blanca: “Es insoportable que todo el mundo se pliegue a la incertidumbre y la falta de seriedad de este gilipollas”. Más claro, imposible. Más alto, puede, porque Bluesky, realmente, es una herramienta con muy poco alcance pese a su mucho “flow”, como bien explicó Xavier Tomàs en esa misma red social. Pero volvamos a Trump: Europa también puede plantarle cara, como Rusia, Israel, China o Canadá. A mí me parecería bien.

Antifascistas de postal y escaparate

Un antifascista lo es en todo momento y en todo lugar o no lo es. Y no es un antifascista quien ha pegado una pegatina para denunciar a supuestos financiadores del sionismo en la placa que recuerda a Alfredo Aguirre, asesinado por ETA en Iruñea en 1985 cuando tenía 13 años. Así lo recuerda COVITE en sus redes sociales. ¿A quién ayuda esta acción? ¿Al pueblo palestino que está siendo masacrado a diario? ¿Ayuda al máquina, al antifa, al guay, al progre, al valiente, al antisistema que ha pegado esa pegatina sobre la placa que recuerda a una víctima de ETA de trece años? ¿O ayuda a quien quiere que en Euskadi perdamos la memoria?

Le trata así porque cree que es tonto

Precisamente el responsable de esa masacre al pueblo palestino, quien la ordena y la coordina, Benjamín Netanyahu, ha vuelto a ser noticia estos días por dejar claro que cree que Donald Trump es tonto. No puede ser de otra manera: no puedes plantarte delante de él y decirle que debería de recibir el premio Nobel de la Paz si no piensas que es idiota. Yo no sé si lo es, pero de lo que estoy seguro es que Trump pertenece a un tipo indeseable de político y persona: el que es fuerte con los débiles y débil con los fuertes. Cómo se arruga ante Netanyahu o Putin, y cómo se deja tratar por ellos salta a la vista.

¿Por qué?

Netanyahu, que es una mala persona (¿alguien tiene alguna duda de eso a estas alturas?), propone a Trump como premio Nobel de la Paz al mismo tiempo que le sugiere “un campo de concentración para 600.000 gazatíes en Rafah” (Diario Socialista). También “busca acuerdos con terceros países para la expulsión de palestinos de Gaza”. Si alguien todavía tiene reparos en utilizar la palabra “genocidio” a estas alturas, como lo calificó Amnistía Internacional hace meses ya, yo creo que podría ir abandonándolos. Lo que estamos viendo es una salvajada injustificable y quien la apoye será un colaboracionista de libro.

Otro demócrata

“Aparece muerto el ministro de Transportes de Putin, Roman Starovoit, tras ser destituido” (El Independiente), pero, ojo, que Rusia es una democracia ejemplar y Europa una dictadura otanista. Claro que sí. Estamos rodeados de tontos que apoyan a malos: tontos que ríen las gracias a antifascistas de boquilla que atentan contra la memoria en Euskadi, tontos que ponen pegatinas, tontos que aplauden a Trump, tontos que justifican a Netanyahu y tontos que señalan a Europa (desde Europa) mientras justifican a Putin. Por cierto, Roman Starovoit se habría suicidado, “según los investigadores”. ¿Qué tipo de país es Rusia?

Los imitadores

Vaya repasito a fascistillas que llevo: el de Iruñea que va de antifa, Trump, Netanyahu, Putin… Por supuesto, no podían faltar quienes imitan a todos los citados: “Vox propone deportar millones de inmigrantes y sus hijos por el derecho del ‘pueblo español’ a sobrevivir” (El Nacional). Trumpismo para gilipollas. Lo gracioso es que esto lo haya comunicado una descendiente de emigrantes: Rocío de Meer. ¿Coherencia? ¿Vergüenza? No podemos pedir esas cosas a la extrema derecha. Tampoco la más básica de las humanidades o que digan la verdad. E incluso así alguien votará a Vox y Núñez Feijóo negociará su investidura con ellos.

No son los contratos, son los empleos

“La reforma laboral de 2021 ha sido un fracaso: a pesar de que ya no existen ciertos tipos de contratos temporales, las empresas usan los indefinidos como si lo fueran”. Más claro que este titular en El Blog Salmón, difícil. Hacer modificaciones legislativas para eliminar una palabra (“temporal”) pero, al mismo tiempo, flexibilizar el fin del contrato indefinido, es pulir la forma pero no entrar en el fondo. Así, Yolanda Díaz sonreía ayer y aplaudía en Bluesky su éxito: más contratos y todos indefinidos. “En 2023, el 52 % de los contratos indefinidos tenía una duración inferior a 180 días” y “los fijos discontinuos han crecido”. Esto un éxito no es.

Una reunión, ¿para qué?

En Sumar tienen un problema: cuando este gobierno se acabe la carrera política de la mayoría de sus integrantes también lo hará. Quien no salte al PSOE (el regreso a Podemos es impensable) tendrá que buscar su acceso a la vida civil, algo que parece que no les gusta porque dan pasos como pollos sin cabeza: la rueda de prensa coral de la mañana del miércoles, sin la líder, y la reunión larguísima con el PSOE por la tarde, sin soluciones ni conclusiones, son la nada. ¿Para qué? Nadie se cree sus amenazas porque nadie se cree su fuerza. El invento (Sumar no es un partido, es una marca) ha salido mal y acabará peor.

Se benefician

De la intrascendencia de Sumar y el cainismo inapetecible de Podemos se beneficia directamente la izquierda abertzale. La de siempre transmutada ahora en Bildu. La misma izquierda abertzale que no logra desligarse de esto: “Euskadi y Navarra registraron 168 actos de apoyo a ETA y sus presos entre enero y junio de este año” (El Independiente). “Actos registrados en la vía pública y que se han materializado en forma de manifestaciones de apoyo a los presos de la banda terrorista, en pintadas y pancartas exhibidas en el espacio público”. Actos, pintadas y pancartas que cada día más agotan a la ciudadanía.

Los republicanos son los otros

Retomo una idea, la de que Yolanda Díaz renunció a formar un partido para lanzar una marca que ahora se le escurre entre los dedos. Los partidos son importantes porque compactan, aglutinan, reúnen. Y despreciarlos es un error siempre. Ahora lo hace Trump, en su red social, Truth, en la que habla de “los republicanos” (en referencia a sus representantes) como si fueran los otros, les llama “ridículos” y les exhorta a votar “sí” a su plan para cercenar el gasto público. Trump comete un error también con esto, un error político. Y ese matiz es importante porque solo con la política (que no comprende) le podremos vencer.

¿Cuántas fotografías se hacen cada día en el mundo?

5.300 millones, según un estudio de Phototutorial que cogen al vuelo en Photolari. “Un total de, atención, 2,1 billones de fotos a lo largo de todo 2025”. Según el mismo estudio, “más del 94% de ellas se toman con smartphones”. ¿Para qué? ¿Revisamos esas fotos? ¿Las editamos para dejarlas bonitas? ¿Las conservamos en discos duros bien guardados? ¿Las imprimimos para revisitarlas de vez en cuando? ¿Para qué ocupamos tanta memoria en nuestros teléfonos, nuestras tarjetas y “la nube”? Una foto cumple una función: retener momentos que nos evocan recuerdos, nombres, sensaciones… Solo sacarlas no sirve de nada.