El primero

Hay muchos fascistas en el mundo, cada vez más con mucho poder entre sus manos, aupados por personas que creen que sus derechos son inalienables y vienen de la naturaleza, como si no los hubiesen conquistado quienes nos precedieron y no tuviésemos que defenderlos quienes estamos. Pero entre los fascistas destaca Benjamín Netanyahu, al que estamos viendo ejecutar un genocidio (según Amnistía Internacional) en directo que ahora incluye “el corte del suministro de electricidad a la Franja de Gaza. Esta medida se produce después de que la semana pasada cortara la entrada de suministros de bienes de primera necesidad” (Euronews).

Va de fascistas

No puedo poner “el segundo” porque creo que Putin es bastante más fascista que Trump. El presidente estadounidense es solo un aprovechado que se apoya en la extrema derecha de su país porque es más fácil, y que se amiga con Putin porque le genera menos problema que ser su enemigo. Pero también hace cosas de fascistas, como anunciar el arresto del estudiante palestino Mahmoud Khalil por protestar contra Israel en la universidad de Columbia. Sí, esto acaba de pasar, y sí, lo ha comunicado el propio Trump en sus redes sociales como un logro más de su administración. Lo del fascismo, por convicción o pragmatismo, va muy en serio.

Y el otro

Cuando Elon Musk tuitea, que nadie se despiste, lo hace pensando en que X no pierda valor. Por eso es tan salvaje, para generar atención y, con ella, precio. Y como él no las sufre le dan igual las consecuencias: ha llamado “traidor” al senador demócrata Mark Kelly, que ha visitado Ucrania y ha mostrado su apoyo al país invadido por Rusia. Según su página en Wikipedia en inglés, el “traidor” Kelly combatió en la guerra del Golfo como piloto antes de ser astronauta. Como político, claro, está en las Antípodas de Musk, no solo por valiente y patriota (quien despedaza el sistema público de un país no lo es), también por solidario con el agredido.

La versión española

Leo en El Diario que “Vox ha aupado al frente de su sindicato ‘Solidaridad’” a un “neonazi y prorruso”. El ascenso de Jordi de la Fuente “supone un paso más en la toma de control del partido por parte del sector más radical y favorable a los intereses de Vladímir Putin”. En el digital lo consideran parte del “núcleo radical de dirigentes fogueados en Catalunya (como Ignacio y Juan Garriga o Jorge Buxadé)”. De la Fuente está imputado por el “asalto” a un centro de menores y, según El Diario, es “uno de los máximos representantes en España de la ultraderecha prorrusa, también conocida como nacional bolchevismo”.

Van sacando la pata

Pueden intentar venderlo como quieran, pero los que han creado el mal ambiente en San Mamés solo por echar un pulso a quienes les empoderaron (de esto también tendremos que hablar por responsabilidad) solo están sacando la pata del charco de barro en el que la han metido. Por supuesto, quien comete varios errores sigue cometiéndolos: llamar “infierno” al ambiente de San Mamés es una hooliganada, pero puede tener un pase. Lo que no lo tiene es el cartel que estamos viendo en redes con supuestos aficionados del Athletic con la cara tapada y bengalas. Esto también es fascismo, el que se esconde en el fútbol, concretamente.

¿Qué es esto?

Me costó creer lo que estaba leyendo en The Objective, por eso volví a hacerlo, entré en los links que propone la noticia y comprobé que era verdad: una serie de colectivos feministas se han unido para evitar que se celebre el encuentro de la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero. Han impulsado “una denuncia pública” (on-line, por supuesto) y van a concentrarse durante el evento grupos como Garenak Emakume Feministak, la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, la Agrupación de Madres de Adolescentes y Niñas con Disforia Acelerada, la Asociación Mujeres por la Paz o varias asociaciones “Feministas Radicales”.

No solo es Trump

La verdad es que cuando leí este titular en Euronews: “¿Qué presidente de Estados Unidos ha deportado a más inmigrantes? Trump, de los que menos”, me esperaba la respuesta. Barack Obama tiene el récord: tres millones de inmigrantes fueron deportados bajo su presidencia. George W. Bush expulsó a dos millones de seres humanos, y durante su primera legislatura, el actual presidente de EE.UU. deportó a 1,19 millones de personas. Así que tiene por delante 4 años para batir todos los récords, a menos que quiera dejar al demócrata a la cabeza de este inhumano ranking. El populismo es así.

El futuro tecnológico

Mientras Trump tira de populismo, su principal rival por el liderazgo económico en el mundo va a lo suyo: la aparición de DeepSeek fue un gol por la escuadra del comunismo capitalista a su populismo de base tecnológica. Y mientras Trump busca rehacer su táctica para empatar el partido, el equipo contrario sigue enlazando jugadas sin sufrir en defensa: “La IA no está arrancando en los teléfonos occidentales. China tiene planes muy distintos con DeepSeek y sus marcas” (Xataka). Las empresas “no quieren crear un mero acceso a directo al chatbot, sino adaptarlo dentro del sistema y lograr que cale por completo en el sistema operativo”.

Y el social

En Applesfera recuerdan lo duro que era trabajar con Steve Jobs (era capaz de despedir a alguien que no le deslumbrase en lo que dura un trayecto en el ascensor) y cómo desde hace años, ya con Tim Cook al frente, Apple ha flexibilizado las condiciones de trabajo para retener el talento de la Generación Zeta (las personas nacidas desde mediados de los 90 hasta 2010). Una generación que ve el trabajo de otra manera: “El 34% sale antes del trabajo sin remordimientos, el 27% finge estar enfermo para tomarse días libres, el 11% infla sus horas en el registro de jornada y el 40% ficha solo para tomar café”, según el blog.

¿Es posible?

Precisamente de la Generación Zeta es la que protagoniza el movimiento “desinfluencer”. Según leemos en la versión en castellano de la web de la BBC, está creciendo la “conciencia de lo que realmente hacen los influencers” y las líderes (mujeres, sí) buscan “adoptar un enfoque más consciente a la hora de gastar”. Lo reclaman ex influencers pero también de expertas en moda y belleza (que confirman que encontrar un estilo personal es incompatible con la cantidad de estímulos recibidos y las compras rápidas), y de investigadoras que proponen una actuación en todos los niveles, también fuera de Internet.

Las consecuencias del populismo

Cuando leí que el ayuntamiento de Barcelona había comprado un edificio, la Casa Orsola, para evitar que sus inquilinos fueran desahuciados, lo primero que me pregunté fue: “¿Por qué este, sí?”. Bernat Dedéu en El Nacional va más allá: explica cómo el propietario ha hecho negocio “con nuestros sufridos impuestos”, ya que compró el edificio por 6 millones y va a recibir 9,5 de dinero público. “Nuestra administración es quien especula al alza”, afirma, y cree que la decisión de Jaume Collboni invita a los especuladores a organizarse y “montar jaranas como la de la casa Orsola, que son una auténtica garantía de enriquecimiento”.

Hablando claro

Bernat Dedéu habla claro en su columna, pero más aún lo hace César Calderón en The Objective: define el acto de los ultras en Madrid, liderados por Santiago Abascal, como el encuentro de “muchos de los partidos europeos patrocinados (algunos de ellos incluso económicamente) por el sátrapa ruso Vladímir Putin, principal enemigo de este oasis de democracia, libertad, derechos y bienestar que se llama Unión Europea”. Y mete en el saco con habilidad a otro populista: “Un Pablo Iglesias con el que, por cierto, comparten todos ellos patrocinio putinejo y acceso a la vida pública gracias a la generosidad de nuestro sistema”.

Ya sabemos lo que les duele

Leo en Euronews que las ventas de Tesla “se desplomaron en Alemania después de que el multimillonario expresara su apoyo a la extrema derecha del país. Las ventas de vehículos eléctricos Tesla también cayeron en Francia y Reino Unido el mes pasado”. En concreto, un 59% han caído las ventas en solo un año en Alemania, y eso que las ventas del coche eléctrico han subido un 54% en ese mismo período, “reduciendo la cuota de mercado de Tesla del 14 al 4%”. Pero no es la bajada más destacada: en Francia han bajado un 64% las ventas de Tesla, y en el Reino Unido, bastante menos, un 12%.

De TikTok al EGM

Esto en El Confidencial Digital me ha parecido, primero, plausible y, como consecuencia, muy interesante: “Los ‘zascas’ de Alsina en TikTok empujan su audiencia en el EGM. Atresmedia atribuye el alza en los últimos datos al éxito entre los jóvenes que están teniendo sus entrevistas más duras”. Aunque sigue siendo el tercero (tras Àngels Barceló y Carlos Herrera), Alsina es el que más crece y Atresmedia la empresa que “utiliza con intensidad TikTok” aunque esta red no permita colocar links. Eso no les importa: le están “haciendo famoso” entre un público que, por lo que parece, sí acaba por escuchar la radio.

Un problema detectado es menos problema

Cuando uno identifica un problema y lo acota, está más cerca de su resolución. Eso es lo que debe de hacer la universidad cuanto antes: tiene que contentar a un público cada vez más exigente, cambiante, heterogéneo y acostumbrado a valorar los servicios con estrellitas, porque “la mayoría de estudiantes siente rechazo o indiferencia hacia su universidad” (El Diario). Pero eso no significa, como hemos visto en algunos casos, por desgracia, que la Academia deba convertirse en algo pretendidamente chachi. Al contrario: la chavalada puede dar valor a un entorno exigente siempre que empiece por la autoexigencia.

Hablemos de la industria vasca

Me parece insoldable hablar del mal momento de la industria vasca y del buen momento que vive ELA. Sé que es un melón que cuesta abrir porque los derechos laborales son indiscutibles pero la amenaza de huelga y conflicto constante sí debería de serlo. Pero vale, me sumo a la mayoría y sigo saltando el nudo gordiano. Pero no podemos renunciar a hablar de la industria vasca sin mencionar sin tener la cara del material de una Parabellum: “La factura económica de ETA: 25.000 millones de euros” (El Independiente). Esa es la cifra que estima Luis Ramón Arrieta, de la Universidad de Deusto, en su investigación.

¡Claro que es memoria!

La factura económica de ETA no es pasado: es presente. Por suerte, la pérdida de vidas humanas, de la extorsión y de las amenazas sí lo son: ya han pasado años desde aquel 20 de octubre de 2011 en el que ETA se rindió. Ahora, lo que hace falta, es memoria, como reclamaba María Luisa Gutiérrez, la productora de ‘La Infiltrada’, en la entrega de los Goya del pasado sábado. Era más tarde de la una, la gala había acabado de manera caótica con un ex aequo mal comunicado, pero la reclamación era pertinente: la violencia de ETA también debe formar parte de la Memoria. Y reclamarlo no puede ser encasillable ni silenciable.

Trump y Putin se reparten Ucrania

Espero que el mundo vuelva a ser razonable dentro de una década. De momento, nos toca resistir: “Trump y Putin discuten posibles pasos hacia una solución para la guerra en Ucrania”, titulan en Euronews. Más bien, parece que van a repartirse el país, que el ruso se quedará con gran parte de la tierra que reclama (pocas dudas tengo) y que el americano cogerá lo que cree que le deben: “Tenemos que recuperar esos costes y eso va a ser una asociación con los ucranianos en términos de sus recursos naturales y su petróleo y gas”. Esto lo ha dicho el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz.

Si no conocemos la historia…

Este sumario en la web France 24 sirve para ilustrar por qué debemos conocer la historia para no repetirla: “Los palestinos conmemorarán el próximo mayo el aniversario número 77 de su expulsión masiva de lo que hoy es Israel, un acontecimiento que está en el centro del conflicto de larga data entre israelíes y palestinos. Ahora, los gazatíes temen que ese episodio, conocido como Nakba, se repita ante las aspiraciones expuestas por el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que reavivarían las ambiciones de la ultraderecha israelí”. ¿Qué consecuencias puede tener la idea de Trump? Repasemos la historia.

Ah, sí, Feijóo

El PP sigue al alza y Vox resiste para asegurar la mayoría absoluta de ultraderecha en España. Tan mal lo está haciendo Pedro Sánchez (pese a lo que digan sus fans) que esto está pasando en un momento horroroso para Alberto Núñez Feijóo que, “no se cansa de hacer el ridículo”, según Miguel Ángel Heredia en El Plural. “Sus patinazos permanentes, su falta de valentía a la hora de tomar decisiones, su incapacidad manifiesta para plantear soluciones a los problemas de los ciudadanos y frases como ‘no soy presidente porque no quiero’ o ‘ahora voto que sí al decreto, porque Sánchez deseaba lo contrario’ le perseguirán”.

«A ti y a mí nos gusta lo mismo»

Me ha sorprendido el interés mediático que ha levantado el juicio a Luis Rubiales más de un año después de que el entonces presidente de la RFEF besara a la jugadora Jenni Hermoso, que acababa de ganar un mundial. Me ha sorprendido porque para mí es evidente que se sobrepasó (lo hemos visto ya todas y todos) y porque él me parece tan interesante como un personaje de Pedro Vera: según ha denunciado Hermoso en el juicio, Rubiales le dijo “a ti y a mí nos gusta lo mismo” (Iusport) después de lo sucedido. Que caiga el peso de la ley sobre él, sí, pero que caiga también el peso sobre quien le sostuvo hasta ese momento.

Más ideas para Pedro Vera

Tengo en casa varios volúmenes de los “Ranciofacts” de Pedro Vera, el dibujante que mejor retrataría a Luis Rubiales y a Juan García-Gallardo, que anunciaba ayer que abandonaba Vox, entre otros motivos, porque “acabar con las oligarquías dentro de los partidos es una quimera” (El Diario). “¿Qué es oligarquía?”, preguntó Abascal a García-Gallardo, clavando su pupila en el apellido compuesto del que fue vicepresidente de Castilla y León. La verdad es que, en mi opinión, esta historia tampoco da para mucho: a personaje chusco, chiste rápido… Si eres el citado Pedro Vera y tienes ese talento, claro.

La gente quiere aventuras

Estoy 100% de acuerdo con este titular en Euronews: “Protestas masivas en Alemania contra la extrema derecha: ‘No se juega con los nazis’”. Por desgracia, soy cada día más pesimista, y veo claro que la ciudadanía no tiene ningún problema en jugar con el fascismo: allí (Alemania, Italia, EE.UU., Rumanía, etc.) y aquí. Llevo mucho tiempo advirtiendo de que la gente quiere aventuras cuando vota porque da por hecho que su seguridad está garantizada y no ve peligrar ni su sueldo, ni su pensión, ni su libertad. Pero eso es solo una ilusión: el fascismo es lacerante y clasista por definición, y no podemos jugar a votarle. Yo lo tengo claro. Otras y otros, no.

Demasiado hemos aguantado

El fascismo ha avanzado y sigue avanzando gracias a cómo algunos (muchos de ellos, incapaces de distinguir entre un fascista y un demócrata) han sobado la palabra “fascismo”, y gracias también al extremo cuidado que hemos tenido durante años de no dañar a ningún colectivo, tampoco al fascista: “Ni rastro del concurso internacional para la resignificación del Valle de los Caídos que el Gobierno anunció para enero. El Gobierno restrasa ‘sine die’ uno de los pocos puntos concretos de su programa conmemorativo del 50 aniversario de la muerte de Franco” (El Independiente). ¡A la porra sus iconos y sus héroes!

No te digo lo que aguantan

España ha aguantado el franquismo hasta que este se ha reforzado y Euskadi ha aguantado su fascismo hasta que este ha encontrado la manera de vestirse con piel de cordero (y abrigos de Helly Hansen). En otros países, por desgracia para su ciudadanía, siguen soportando a su dictadura y sus excesos: “Marruecos ha creado un hipercoche y su rey ha guardado las dos únicas unidades en su garaje” (Xataka). Se trata del Laraki Sahara y cada unidad cuesta dos millones de euros. Los vehículos forman ya parte de la “colección” de Mohamed VI, que vive el lujo como un ultrarrico más, de esos que sobran. Y a las pruebas me remito.