Esa gente de la que usted me habla

El Euskadi-Palestina de hoy es un encuentro de reivindicación y de solidaridad. Ambos sentimientos pueden manifestarse de modo pacífico y festivo, y miles de personas lo vamos a demostrar. Pero el partido también puede ser una excusa, como cualquier otro partido, como cualquier otra excusa, para quienes la violencia siempre es una opción y, ojo, han recibido palmadas en la espalda por elegirla. ¿Quiénes son los “grupos abertzales radicales” que “convierten el Euskadi-Palestina en un partido de alta tensión” (El Independiente)? ¿EGI? ¿Nuevas Generaciones? ¿Quién tiene el problema de la violencia tatuado en la piel?

Personas muy poco recomendables

Quienes han instrumentalizado el uso de la violencia, quienes la han justificado y quienes la han ejercido no pueden ser personas ejemplares. Hay muchos ejemplos: “El exmiembro de ETA, Joseba Mikel Latasa Getaria, tendrá que desalojar en un plazo máximo de dos meses el piso social que ocupaba en el barrio vitoriano de Salburua”. “Latasa había subarrendado ilegalmente la vivienda, adjudicada por Alokabide en 2021, a varias personas que le pagaban entre 300 y 600 euros mensuales, pese a que el alquiler oficial era de unos 250 euros. Además, llegó a agredir con un destornillador a una de las inquilinas” (Agencia de Noticias).

¿Qué puede salir mal?

En el fondo, los mismos mecanismos mentales que bloquean ver a la izquierda abertzale como lo que realmente es, son los que impiden reconocer a la extrema derecha europea como el enemigo. La politóloga Anna López avisa en X de que “el PPE de Von der Leyen rompe con la coalición centrista en la UE para votar junto a la extrema derecha contra las normas verdes. Lo que antes era una línea roja ahora es alianza. El ‘centro’ europeo se desplaza cada vez más hacia la ultraderecha”. Puedo discutir la necesidad de una reordenación de esas “normas verdes”, pero en cualquier, como Indiana Jones, los nazis serán mi enemigo.

Igual ya éramos así

A veces me da por preguntarme cuándo empezó a torcerse todo: ¿cuando Internet mató a la estrella de la televisión? ¿Cuando el agnosticismo progresista vació las iglesias y no llenó nada? Otras veces, como leyendo esta noticia, pienso que el ser humano es perverso desde el principio: “Italia investiga acusaciones de que turistas habrían pagado para disparar a civiles en Sarajevo durante la guerra de Bosnia” (BBC). Igual Internet solo ha permitido que esos seres despreciables capaces de disparar a seres humanos por diversión, ahora conecten entre sí y podamos ver cómo hacen negocios igual de perjudiciales.

Todo es un negocio

Sí tengo bastante claro que la aparición de los ultrarricos ha hecho que nuestra civilización degenere y que, como los nazis, ellos son los enemigos (a veces se junta lo de ultrarrico y lo de fascista, y eso debería de movilizarnos). Seres capaces de gestionar el país como una empresa (el mantra neoliberal), incluida la parte del beneficio para el dueño: “Trump nomina de nuevo a un colaborador de Musk para el puesto más alto de la NASA: Jared Isaacman” (Business Insider). Sí, la NASA se está privatizando aún más y la carrera espacial lo hará con un objetivo: salvar a esos ultrarricos fuera del planeta. No tengo pruebas ni dudas.

Disidencia es la de Bildu, lógicamente

Por mucho que algunos busquen o empujen spin-offs a la derecha del PNV, es EH Bildu el partido que tiene una clara disidencia interna y una posible fuga de votos y, lo que es peor, ideas peligrosas: de GKS a Ezker Nazionala (“un proyecto político antiwoke y contra ‘la inmigración masiva’”, según The Objective), estamos observando movimientos de tensión lógicos en una fuerza política que persigue la mímesis con el partido al que aspira sustituir desde su nacimiento. Y con un problema añadido, el tradicional de la izquierda abertzale: ¿qué hacen con la violencia generada, alimentada y, ahora, escondida debajo la alfombra?

¿Y el rectorado?

Ikasle Abertzaleak denuncia que “la policía ha entrado en nueve ocasiones en la EHU en menos de dos meses” (Diario Socialista). A mí la cifra me parece una barbaridad y lo primero que me pregunto, porque hace tiempo que he superado los quince años mentales, es: ¿qué demonios están haciendo Ikasle Abertzaleak, GKS y demás grupos afines pero que luchan por el mismo territorio, para que la Ertzaintza haya tenido que intervenir nieve veces en dos meses en la universidad pública vasca? Y la siguiente pregunta es obvia: ¿y qué hace el nuevo equipo rectoral que es el que permite los actos y, después, la entrada de las y los agentes?

Activismo de sofá (spoiler: no tiene nada de malo)

Mientras los de siempre hacen en la universidad lo de siempre: tensionar, generar espirales de silencio, romper cosas y echar la culpa a la Ertzaintza, la mayoría se ha pasado al activismo de sofá. No es una crítica, es una descripción. Lo dice la intuición de cualquiera y el Eustat, esta misma semana: el 97,5% de las y los vascos usamos WhatsApp, “independientemente de la edad, el sexo o la situación laboral”. De 15 a 64 años el 97,8% de la población de la CAV tiene redes sociales digitales, con Instagram como la más relevante (sin despreciar Facebook “en edades intermedias”). Y el 50% hemos comprado algo por Internet en el último mes.

Internet cumple 56 años

Como bien escribe Wicho en Microsiervos: es difícil fijar un día como el de inicio de Internet, pero el 29 de octubre de 1969 fue el día (más bien, la noche) en el que “circularon los primeros paquetes de datos entre los dos primeros nodos de ARPANET”. Es decir: se transfirieron datos de un ordenador a otro por medio de una red organizada a tal efecto aunque “es cierto que aquellas dos máquinas no usaban el protocolo TCP/IP que en 1981 se convertiría en el estándar de Internet”. Por supuesto, “en el primer intento se colgó uno de los ordenadores”. En estos 56 años todas y todos hemos aprendido la solución: apagar y encender.

Hasta hoy

Vivo de Internet, por eso sé que la internet comercial es lo peor que le ha pasado a la humanidad. No me refiero a la que permite operar a distancia, comunicarnos o seguir mapas. No. Me refiero a todo lo demás, incluida la inteligencia artificial para cualquiera que quiera (no digo “que sepa” o “que necesite”) usarla: “La hija de Robin Williams, desesperada, pide a los fans que dejen de enviarle vídeos del actor hechos con IA: ‘Es asqueroso’” (20 Minutos). Sí, para esto usan algunas y algunos la tecnología y consumen recursos medioambientales como si no costara: para hacer que el genial actor diga lo que nunca dijo, y joder su recuerdo.

¡Por supuesto!

No me han secuestrado, no estoy mandando un mensaje en clave, pero, sí, estoy de acuerdo con Patxi López cuando “afirma que las protestas propalestinas en La Vuelta son legítimas y deben ser comprendidas” (Demócrata). ¡Por supuesto! Nadie puede discutir eso. Lo que tenemos que discutir es que se utilice la violencia (y mover vallas cuando pasan ciclistas profesionales a toda velocidad es violencia) y, sobre todo, que algunos interesados (iba a escribir “desalmados”) utilicen el sufrimiento en Gaza para hacerse un blanqueamiento. Ver a Javier Guillén sufrir para justificar la presencia del Israel Premier Tech es una victoria.

No, no es “una guerra”

Dice José Luis Martínez-Almeida que ha pasado 24 horas malísimas después de negar en sus redes sociales que lo que el gobierno y el ejército israelíes ejecuta en Gaza no es un genocidio. Seguro que las últimas 24 horas de cualquier palestino allí fueron peores: “El ultimátum de Israel para evacuar Ciudad de Gaza pone a un millón de palestinos al borde del abismo” (Público). Israel va a arrasar la capital de la franja: eso no es una guerra. Cuando acabe podemos hablar del papel de Hamás (y deberíamos de hablar también de los filtros que pasan las imágenes que recibimos), pero no podemos negar las evidencias ni dejar de condenarlas.

¡Vaya!

Así que GKS (Gazte Koordinadora Sozialista) “tenía su web alojada en un servidor israelí” (El Independiente). ¡Vaya! La verdad es que eso le puede suceder a cualquiera, desde GKS a CAF, por ejemplo. Y lo digo completamente en serio: un boicot bien hecho no es fácil (un boicot no instrumentalizado por fascistas, sin embargo, es imprescindible), lleva tiempo y encontrar servicios o productos que sustituyan a los que vienen de las marcas que quieras boicotear, además, puede ser frustrante y costoso. No creo que podamos reprochar nada a GKS. Si hay reproches, tienen que ir a los manipuladores (que son, otra vez, los de siempre).

De lo suyo gastan

No encuentro atractivo un espectáculo en el que un ser humano se juega la vida y un animal precioso es herido para que se desangre hasta la muerte, por eso no voy a los toros. Por todo lo que conlleva actualmente al show, secuestrado por la extrema derecha, además, lo rechazo. De lo suyo gastan: si quieren sobar “lo taurino” y este se deja, ¿quién soy yo para protestar? “Nuevo revés”, “tarde de toros sin puro no vale un duro”, “otro varapalo a la tradición taurina en España”, escribe Lidia Ramírez, que rebajó su titular en The Objective (en el que hablaba de ataque) a lo largo de la mañana de ayer.

Lo “nuevo” de Apple

Cuando leí en Vozpópuli que “el nuevo iPhone alcanza los 2.500 euros de precio”, me acordé de una pieza que habían publicado en Microsiervos en agosto: “Apple ya no lidera la tecnología: su verdadero motor es la avaricia disfrazada de marketing”. Un iPhone con más memoria, otro más fino, un reloj conectado vía satélite y unos auriculares que hacen traducción simultánea con inteligencia artificial son las principales novedades de una marca (de la que soy usuario) que ha “pasado de ser una empresa de ingeniería tecnológica a una de ingeniería de sus finanzas” basada en la “hiperinflación de los precios”.

El jarabe autoadministrado

En la pugna entre “el Movimiento Socialista” y “la Izquierda Abertzale”, como en todo, el diablo está en los detalles: pueden disfrazarlo con toda la palabrería que quieran los denunciantes y los denunciados, pero se trata de poder, visibilidad y dinero. Nada novedoso, nada ideológico: quién puede poner las txosnas y quién lo decide (con a habitual verticalidad de la izquierda abertzale). Todo se resume en eso. Por el camino, qué ironía, Bildu se encuentra con las piedras que ha ido poniendo a los demás: nepotismo, corrupción, alineación con el Estado y traición a las clases medias. Nada nuevo bajo el sol.

Escondiendo a la candidata

Los datos que manejan en Vox para las elecciones andaluzas tienen que ser malísimos si la decisión que han tomado es la de apartar a la candidata. Esa “desaparición” con la campaña ya lanzada solo se puede explicar con que su acción perjudica claramente las buenas expectativas que la ultraderecha tenía en esta comunidad autónoma. El caso es verdaderamente excepcional y elocuente: Vox funciona mejor cuando nadie de Vox interviene, cuando dejan que los medios marquen la agenda, desde las líneas cobardes de Twitter y WhatsApp, pescando descontento y, sobre todo, sin proponer absolutamente nada.

Aquellas monedas de plata

Las 155 monedas de plata que mencionó Rufián para volar los puentes que estaba tendiendo el lehendakari Urkullu junto a Puigdemont en Catalunya las sigue pagando el primero de los tres actores mencionados. Miguel Aizpuru también se acordó de ellas después de leer el tuit de Eldiario.es: “Gabriel Rufián llama ‘tarado’ a Puigdemont por la declaración de independencia y después rectifica”. Hoy sabemos, a la luz de los acontecimientos, que aquello no tenía nada que ver con la república catalana, sino con la victoria electoral de una ERC que, ya con un president en la Generalitat, está disolviendo la aspiración nacionalista.

La mafia (y la magia) del fútbol

El fútbol es un deporte maravilloso que implica a millones de personas en el mundo, que nos emociona y que sirve para explicarnos como sociedad y hasta como civilización. Y al mismo tiempo, el fútbol es tan grande que acoge en sus senos diferentes actuaciones que bien podríamos identificar con las que hacen las distintas mafias: “Rubiales no solo grabó a ministros y altos cargos del Gobierno y guardó mensajes amenazando a Pedro Sánchez. También dio instrucciones a sus colaboradores para que hicieran lo mismo con políticos, profesionales del fútbol y periodistas”, siguen informando en El Confidencial.

No lo entiendo

Porque soy una persona del montón no entiendo cómo funcionan las criptomonedas. Y no lo entiendo, simplemente, porque el modelo de negocio consiste en que nadie lo entienda para poder especular con el dinero de quienes creen que en esa complejidad van a encontrar su Eldorado. Y a estas alturas de la película ya no dejo que nadie me trate como si fuera idiota, pero sigo sorprendiéndome con acontecimientos como este: “Uno de cada cuatro inversores destina más de la mitad de su cartera a criptomonedas” (El Independiente). Supongo que menosprecio la promesa de dinero fácil y la convicción de los vendedores de espejos.