Frenar la escalada

La candidez de Ione Belarra me pasma, pero reconozco que, en esencia, tiene razón: la escalada de violencia entre Israel y Palestina es el verdadero problema, y atajarla es lo que permitirá una paz que posibilite articular la convivencia. Claro que un tuit lo soporta todo y lanzar obligaciones al aire (“la comunidad internacional debe implicarse a fondo”) es sintomático de que lo tuyo (lo de Belarra) es simplificar. Los conflictos, por definición, tienen varias capas y se agravan y agudizan si se alargan en el tiempo. Incluso identificando la ocupación sionista como origen, el conflicto árabe-israelí es extraordinariamente complejo.

Que le den el nobel de la paz

No me gusta David Jiménez como no me gusta ninguna periodista ni ningún periodista que deja a sus compañeras y compañeros de redacción a los pies de los caballos. Igual que en el caso de Belarra, Jiménez me ha sorprendido porque ha parecido dejar de lado la autoexigencia de sus siempre sesudas reflexiones (o eso cree él): considera que “los palestinos tienen derecho a un Estado libre; los israelíes a vivir en paz en el suyo”, como si esto no fuese excluyente, como si la tierra se pudiese duplicar, como si un estado no fuera una potencia ocupadora y un colectivo no estuviese recluido en áreas empobrecidas.

No podemos obviarlo

Voy ya con un tuit de un periodista a quien realmente admiro: Carlos Franganillo llevaba a Twitter la investigación del Wall Street Journal sobre el apoyo iraní a Hamás. Este apoyo ha sido mencionado desde el primer momento incluso por Israel pero como parte de un error: lo subestimaron. Y es capital para poner contexto a la acción de Hamás que ha iniciado una guerra que en un solo fin de semana se ha cobrado mil personas muertas. Este apoyo lo cambia todo: hay otros intereses más allá de la legítima defensa de un pueblo Palestino oprimido y, ahora, utilizado por Irán, para empezar.

Lo que supone

Hamás sabe que Israel va a actuar con una fuerza extrema sobre el pueblo palestino, y que las circunstancias, con su ciudadanía sitiada, favorecen al estado sionista. No discuto la violencia estructural de Israel, que el actual gobierno habrá incrementado para desgracia de millones de personas empobrecidas, recluidas y oprimidas. Pero tampoco debemos pasar por alto que Hamás sabe que “lleva a su pueblo al suicidio” (El Independiente) cuando recibe el apoyo de Irán por otros intereses y que sus líderes lo hacen, según varios analistas, desde fuera de Palestina, en emiratos como el qatarí y en condiciones diferentes a las de su pueblo.

Y lo que nos supone

De los creadores de “es por la pandemia”, de su continuación “es por la guerra de Ucrania”, y del reciente episodio “es por la inflación”,  nos va a llegar ahora “es por la guerra en Israel” que “tensiona al alza los precios del petróleo” (Activos). Y como ya sabemos, cuando el petróleo se encarece, todo lo hace. Y lo que no, se sube de precio porque, oye, si han valido las tres excusas anteriores puede valer una cuarta. Lo que yo no entiendo es cómo el mundo se conecta con facilidad por medio de consecuencias económicas pero no se puede conectar por cuestiones humanitarias o políticas a finales ya de 2023.

Palestina como excusa

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Es grave, pero porque también lo han convertido en habitual, ya no nos escandalizamos. Pero no deja de ser grave que Bildu vuelva a usar causas ajenas para objetivos propios, y que su entorno, debidamente coordinado, colabore en la difusión de mensajes capciosos que poco o nada tienen que ver con la verdad. Pero parece que la verdad es lo que menos importa, que el sufrimiento del pueblo palestino es lo que menos importa, lo que importa a los representantes de Bildu en el ayuntamiento de Bilbao es que la prohibición de cualquier bandera en la fachada les permite atacar al alcalde. Lo que demuestran es que solo les importan ellos mismos.

Palestina. Punto

Si pusiéramos todos en el centro de nuestra preocupación a Palestina como territorio en el que habitan personas con sus vidas, proyectos, ideas y sentimientos, no estaríamos hablando ni de este conflicto ni del aprovechamiento del mismo por quienes piensan que todo vale. Pero es allí donde, sobre todo, deberían de poner en el centro de su estrategia de Paz al pueblo palestino. Y no me refiero a Israel, sino a Hamás que, si se confirma que ha atacado primero después del alto el fuego, o no lo ha evitado, poco hace a su pueblo. Medios conservadores como ‘Libertad Digital’ lo llevan a portada, pero esa es la consecuencia menos importante: la más horrible será el sufrimiento de la población, que recibirá el contraataque de un ejército israelí implacable y poderoso.

Twittear la guerra

Esta vez no lo hace un periodista o un habitante de un espacio en conflicto, quien twittea la guerra, en esta ocasión, es el presidente de Azerbayán. Lo hace, además, por medio de su cuenta en Twitter en inglés, es decir, con clara vocación de dar a conocer su ofensiva contra Armenia por Nagorno-Karabakh, un territorio en permanente disputa entre ambos estados. Ilham Aliyev deja claro que recuperará el terreno por medio del ejército, y apela a la resistencia de su propio país, en mensajes que, aunque sea por medio de Twitter, suenan a la antigua propaganda que estudiábamos.

Envidiable campaña por el “no”

De la campaña por la independencia de Escocia me da envidia hasta la oposición y las acciones que promueven un Reino Unido así, unido. La última, los artistas que creen que ambas naciones, Inglaterra y Escocia, están mejor juntas. Mick Jagger, Sting, Stephen Hawking, Helena Bonham Carter (todos ellos ingleses, no escoceses), y hasta el estadounidense Michael Douglas, entran al trapo (‘Diario Crítico’). ¡Ya me gustaría ver a Pablo Alborán, Juan Diego Botto, o Diego Martínez Santos, el científico español premiado con el mejor joven físico experimental de Europa y al que denegaron una Ramón y Cajal para poder regresar a España, hacer su propia campaña a favor del mantenimiento de Euskadi en España, desde el respeto y durante un proceso limpio y democrático, aunque no estuviera de acuerdo con ellos!

#pentatrillones de campañas, y no lo sabes

Lo he dicho varias veces ya en la tertulia sobre Internet y nuevas tecnologías en la que participo cada jueves en ‘Onda Vasca’, junto a Begoña Beristain: desde que me informaron de que existían “agencias” que ofrecían a usuarios de Twitter con gran alcance y que mencionaban tu marca sin que fuera en un sentido negativo, todavía me creo menos esta red. Y la prueba de que existen la ofrecía el mejillón suicida, que mostraba el e-mail que le había enviado la agencia que le lleva la campaña a Amstel, y que le ofrecía 12 cervezas a cambio de 3 tweets. Fueron varios los twittstars que accedieron, incluso a tan bajo precio (igual variaba en función de la “categoría”), pero la trampa estaba ahí: los lectores no sabían que les colaban publicidad.