Así funciona esto

Esto es más viejo que yo, no lo inventaron con Internet ni con los digitales: cuando los medios eran la prensa y la radio, el apoyo económico de las empresas (las familias, los partidos) hacía de selección natural. Hoy nada es diferente: “Ayuso regala publicidad institucional a webs que fomentan la desinformación, sin audiencia y afines al PP” (El Nacional). Hablamos de páginas desconocidas y que navegan entre el PP más ultra y el mar tempestuoso de Vox, pero que generan enlaces que alguien sin escrúpulos puede lanzar con facilidad a grupos de WhatsApp, a X o a Facebook, porque la barbaridad la dice un un digital y puede ser verdad.

Cuidado con la copa de Navidad

La copa de Navidad es un momento peligroso, puede pillarte con el estómago vacío, o saliendo o entrando en un resfriado, y caerte fatal. No sé si es lo que pasó en el Parlamento Europeo, pero la foto con un árbol de Navidad de fondo invita a imaginarlo. La cosa es que “los eurodiputados de Vox, Jorge Buxadé y Hermann Tertsch, han intentado este jueves boicotear la intervención de José Luis Rodríguez Zapatero en un foro en el Parlamento Europeo” (The Objective). Se le ve algo alterado al portavoz de Vox, seguramente ante lo que él considera una injusticia (que nadie piense mal), con un cartel en alto, como su ánimo y el ridículo que hacía.

¡Ajá!

Así que el gordito de la página 2 del DEIA tenía razón y el control del turismo que permiten los hoteles forma parte de la solución al problema de la saturación turística. A ver, que nunca he sido un lince, que es algo evidente, salvo para quien no distingue un hotel de un Airbnb, y para quien no quiere ver el daño que hacen las viviendas turísticas por egoísmo: “Más turistas que camas: la turistificación se ceba con Cádiz, Barcelona y la Costa del Sol” (Público). Qué sorpresa. Eso, sí, que nadie se haga tampoco el sorprendido cuando descubra que regular el turismo lo encarecerá y que acabarán viajando las personas ricas y el funcionariado.

Sí que había tema

Hace unos días me sorprendió un titular de una noticia en La Voz de Galicia, tanto que lo traje a la columna ayer: una mujer había convocado una manifestación en Vigo para protestar por un grupo de jóvenes (algunos, inimputables) que atacaba a otros con violencia. En la noticia explicaban que a la policía no le constaba y mezclaban fechas, pero la alerta ahí estaba. Pues bien, ayer me encontré con esto en El Independiente: “La banda de ‘el patrón de Vigo’, el grupo que atemoriza menores, actúa desde hace al menos dos años”. “Su acoso no se limita únicamente a las coerciones físicas: actúan también en redes sociales para amedrentar”.

La aspiración

Igual lo ha visto por ahí, en redes o WhatsApp a un perro sonriente, vestido con un jersey y unos vaqueros, las manos en los bolsillos y media sonrisa, con aire tranquilorro. Según Javier Lacort en Xataka, se llama Chill Guy, es “el último meme viral” simboliza “el valor de mantener la serenidad en un mundo caótico, entre el frenesí y la hiperconectividad” y es aspiracional. Pues a mí me ha dejado preocupado, la verdad: valoro lo de ser calmado e imperturbable, me da hasta envidia. Pero me preocupa, insisto, que la aspiración de nuestra chavalada (que es la que mueve los memes) sea tener más patxorra: ¿quién está interesado en desactivarlos?

Genocidio

“Amnistía Internacional concluye que Israel está cometiendo genocidio contra la población palestina de Gaza”, así de claro. “Mes tras mes, Israel ha tratado a la población palestina de Gaza como un grupo infrahumano que no merece derechos humanos ni dignidad, demostrando así su intención de causar su destrucción física”, y lo ha hecho “plenamente consciente del daño irreparable que estaba causado a la población palestina de Gaza”. En resumen: “Israel impuso en Gaza unas condiciones de existencia que generaron una mezcla mortal de desnutrición, hambre y enfermedades”. Me ha quedado claro.

El caos

No lo celebro, no me parece una buena noticia, no le veo nada bueno a que caiga un gobierno 91 días después de que haya andado a rodar. Tampoco creo que sea positivo que toda la oposición se haya unido. Miedo me da algo en lo que puedan estar de acuerdo los extremos. Dicho esto: ¿tiene culpa Macron y el gobierno que envió a una misión tan complicada? Posiblemente. Y en la pregunta y la respuesta que acabo de hacer hay un recordatorio: solo Pedro Sánchez es capaz de lo que hace Pedro Sánchez. El presidente francés le ha imitado, claramente, con una convocatoria electoral “flash” y un rumbo a bandazos, y se ha ido a pique.

Gracias a Trump

No he invertido en bitcoins. Ya lo sé: lo que me estoy perdiendo. La especulación de los listos, el valor en el que invierten los que saben y los que no tienen miedo. Los criptobros tenían razón. Pues bueno, pues vale, pues me alegro. En esta sociedad de mierda que genera beneficios extraordinarios y ultrarricos imbéciles, los bitcoins funcionan y molan. Personalmente, me resulta preocupante que, además de lo expuesto, estemos hablando de un refugio de capitales que mejora con el ascenso de un tipo como Trump. Del ingente gasto energético y su impacto en el planeta no hablamos porque eso es de losers, y esto va de tiburones.

Una buena explicación

No soy un negacionista, ni siquiera cuando hablo de bitcoins. No me gustan y no acabo de entender su funcionamiento aunque me esfuerce: precisamente por el subidón que ha pegado esta moneda virtual en Microsiervos han escrito un buen post explicando algunas mecánicas. “La cantidad máxima de bitcoins que pueden existir está limitada a 21 millones. Ya se han minado (emitido) 19,7 millones pero solo se minan unos 450 bitcoins al día”. Los bitcoins son “algo práctico principalmente para manejar grandes cantidades de dinero o atesorarlo”. “Todos estos procesos son todavía complicados y tienen mucha fricción”.

Esto lo entiendo menos

Es más fácil entender cómo funcionan los bitcoins que al alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, que ha anunciado que no dará más ruedas de prensa. Cuando tenga algo que decir grabará un vídeo y lo subirá a YouTube. Por supuesto, así nadie le hará preguntas. “La verdad no necesita intermediarios” (Público), dice el de Democracia Ourensana. La verdad, a veces, lo que necesita es que la digamos los de la prensa, ese enemigo que señalan quienes no se enteran: en una sociedad sana la prensa controla al político. Así funciona porque es lo mejor para la sociedad (y no necesariamente para el político).

Santa vivienda

Hoy celebran la constitución española quienes miran para otro lado, básicamente. Porque por lo visto, la constitución española se defiende pero no se cumple. Curioso sistema el español. Pero vamos al detalle: “El consejero de Vivienda de Ayuso alardea del atractivo de Madrid para la inversión inmobiliaria y le cae la del pulpo: ‘Líderes en especulación. Bravo’” (Público). No creo que Jorge Rodrigo Domínguez cometa una torpeza cuando presume de que “Madrid es ya la segunda capital europea más atractiva para la inversión inmobiliaria”. Lo que creo es que, como muchos en el PP, simplemente, vive en otro nivel y gobierna para los suyos.

Santos recortes

Antes del desastre en Valencia, la Generalitat “redujo en 3 millones el presupuesto para el servicio de atención telefónica del 112 que colapsó el día de la DANA” (El Plural). Hace solo unos días recogía en esta misma columna esta otra noticia en El Diario: “El Gobierno de Mazón redujo un 49% el presupuesto para ‘encauzamientos, ramblas y barrancos’”. Por desgracia, estamos ante ejemplos que confirman que los recortes matan. No es una exageración ni una cantinela, es la realidad: esos partidos que presumen de bajar los impuestos lo que no dicen es qué partidas reducirán. En el caso del PP valenciano ahora lo sabemos.

Santa benemérita

Según cuentan en The Objective, cuando los agentes de la UCO detuvieron a Víctor de Aldama, “se impresionaron al ver condecoraciones y figuras como trofeos, medallas y un tricornio” que la Guardia Civil había otorgado al acusado. Cuando le preguntaron por el origen de los regalos, Aldama les respondió: “Os estáis equivocando con mi detención”. Yo no tengo ni idea de qué parte es verdad de lo que cuenta, aunque sospecho que no todo lo es. Pero sí sé que no es un síntoma de la buena salud del estado que un tipo como él esté tan bien considerado en un cuerpo como la Guardia Civil.

Santas cuentas

Igual estoy pecando de inocente y resulta que la gente que se dedica a los business buenos, esos que dan tela de verdad, maneja un montón de cuentas. Yo, como trabajador autónomo durante quince años, no las he manejado, desde luego. Es cierto que si me pongo a pensar en cuántas cuentas soy titular o estoy actualizado, solo con las de casa me salen varias. Pero parece que Begoña Gómez no ha incluido esas en su información al juez: 11 cuentas con un saldo total de 40,25 euros. Y esta es “una lista incompleta” (El Confidencial). ¿Qué cuentas pueden faltar además de las domésticas?

Santo feminismo

Seguimos celebrando este festivo, el de la Santa Constitución: “Las feministas clásicas imponen su criterio al colectivo LGTBI en el congreso del PSOE” (El Independiente). Lo que ha sucedido me parece muy interesante por lo que significa: lo primero, que el feminismo es más una herramienta política que algo en lo que creen en el PSOE. Porque, y esto es lo segundo, claro, han dado ese paso táctico pensando en virar hacia un feminismo práctico y mayoritario, dejando la radicalidad para un espacio medido y reducido al que el PSOE parece que renuncia para ganar centralidad antes que el PP.

Los hoteles siempre fueron parte de la solución

Airbnb es uno de nuestros mayores problemas como sociedad y todos los pasos que pueda dar para prohibirlo los daré. De hecho, el problema del excesivo turismo lo ha agravado (si no generado, directamente) esta plataforma de mierda: “Turistificación en el verano de 2024: solo una de cada tres noches que un turista pasó en España durmió en alojamientos regulados”, leemos en Público donde también, por fin, ponen en valor a los hoteles. Porque estos, objeto de las críticas de los borregos del “tourists go home” hace unos años, permiten controlar el flujo de visitantes a las ciudades y son hoy, como siempre fueron, parte de la solución.

Y los millonarios, parte del problema

No es nuevo pero sí es más grave: las y los ultrarricos son el mayor problema de nuestra sociedad y, como tal, debemos abordarlo y ser muy agresivos para acabar con él. Vamos a encontrar ejemplos de su maldad en todos los rincones que miremos: “El Washington Post y Twitter o cómo los multimillonarios están jodiéndolo todo” (Jot Down). Ángel L. Fernández Recuero se centra en cómo “el Washington Post bajo Bezos se ha convertido en un espejo de nuestra era: brillante, veloz y superficial” con “titulares sensacionalistas y piezas diseñadas no para informar, sino para alimentar la máquina del clic”.

Más

Javier Milei siempre podrá decir que Elon Musk le copió: el dueño de X, SpaceX y Tesla, y futuro alto cargo de la administración Trump, “prevé miles de despidos y de dimisiones de funcionarios” (El Economista). En el fondo, va a hacer lo único que sabe: “Elon Musk compró Twitter por 41.800 millones de euros, despidió al 80% de la plantilla y 2 años después sigue presumiendo de ello” (3D Juegos). Lo cierto es que X funciona peor técnicamente y da más asco. Cualquier usuaria o usuario se ha dado cuenta de ello. Sin embargo, para Musk su labor ha sido exitosa porque él se mueve en otros parámetros.

Queremos ser como ellos

Somos idiotas y por eso ellos, los ultrarricos, están ganando. No tengo dudas al respecto. Tampoco las tengo de que entre los idiotas, la inmensa mayoría, algunos destacan por doblemente gilipollas: “EEUU, España o Reino Unido recomiendan no viajar allí, pero el turismo ha encontrado un nuevo destino de aventura: Irak” (Xataka). Algunos deciden gastar un buen montón de dinero, como si fueran Musk, Trump, Bezos o los tres juntos, en jugarse la vida. ¿Qué puede salir mal? Estoy seguro, además, de que el resurgimiento (porque tampoco es nuevo) del turismo de conflicto tiene que ver con la crisis de confianza hacia las y los informadores.

¿Y si asfaltamos Internet?

La siniestralidad en la carretera se reduce con multas, campañas de concienciación y, por supuesto, inversión en carreteras y autopistas. Con intervención sobre el terreno, vamos. Eso lo tenemos todas y todos claro, ¿no? Pues lo mismo sucede en Internet: “España prohibirá las redes sociales a menores de 16 años: ‘Se falsearán más todavía las edades’”, resumen en el titular en EPE. Pero la intervención no debe de ser la prohibición (¿cuántos menores de 14 años tienen acceso a Instagram o TikTok?), sino la regulación de la gran red. ¿Será difícil? Por supuesto. Pero sin duda es más necesario que difícil.

Pero el problema es que Ucrania pide armas

Me ha indignado leer en algunos medios progres, de esos en los que los políticos (en masculino) nos enseñan a hacer nuestro trabajo a las y los periodistas, que Ucrania es “belicista” porque pide a Europa y EE.UU. más armas para defenderse de la invasión rusa. En esos medios progres, esos políticos y periodistas progres, no son capaces de ver lo que Putin hace: invadir militarmente un país apoyándose en una dictadura, Corea del Norte, y devolver el favor con animales del zoo de Moscú y un millón de barriles de petróleo que permitirán a Kim Jong-un seguir fabricando armas y machacar a su pueblo. Pero el belicismo es el de los otros.

Tenemos que formatearnos

Mientras la izquierda que puedo leer obvia la realidad, la derecha del mundo obvia la humanidad: “Estados Unidos veta por cuarta vez una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pide un alto el fuego en Gaza” (Público). Esto es sencillamente intolerable. Y no lo hace Trump, sino Biden. Porque con Trump todo va a ser peor (por desgracia veremos cómo podrá ser peor en Gaza o Líbano, porque yo no puedo imaginármelo). De hecho, estoy seguro de que si la administración Biden hubiera sido más valiente igual Harris estaría en la Casa Blanca. Pero qué sabré yo. Solo sé lo que siento.

El pensamiento crítico

He encontrado en Yorokobu un texto muy interesante sobre el pensamiento crítico: “Pensamiento crítico no es protestar. No es llevar la contraria. Ni es hablar más alto que el de enfrente”, escribe Enrique Tellechea, que sugiere cosas muy interesantes: “Creer es fácil”, “saber es más trabajoso. Requiere interés verdadero y no dejarse llevar por los sesgos”. Como buena reflexión, hace una buena pregunta: “¿Cuantas veces has dicho: ‘No tengo una opinión formada sobre esto’?”, pero me quedo con esta frase: “El espíritu crítico empieza por cuestionarse a uno mismo, no al prójimo”. Mejor dicho, imposible.

Somos gilipollas

No lo he hecho, no lo haría nunca, pero me incluyo, sí, porque soy de los que va al campo cada quince días, porque hincho la burbuja futbolística y porque formo parte de esta sociedad enferma: “Obligan a un niño de cinco años a quitarse la camiseta de su equipo para entrar a Montilivi” (20 Minutos). Solo espero que quien ha forzado a ese niño a quitarse su camiseta ahora mismo lo esté pasando mal, con una vergüenza y una culpa que tarde en superar. Aunque me temo que no va a ser así, que quien no tiene corazón, ni moral, ni ética, ni nada, no va a verse afectado por un señalamiento que debería ser más expreso.

Triangulando

“Aldama se sintió traicionado por Rubiales en plena negociación de la Supercopa: ascendió al Andorra de Piqué y no al Zamora”. Esto es precioso, joder. Da para chiste: ¿cuál es el colmo de la España de los favores pagados? Que el Andorra de Piqué subiese inmerecidamente antes que el Zamora de Aldama. Porque hablamos, de base, de una decisión que se ha revelado como arbitraria por parte del presidente de la RFEF, y que viendo cómo funcionan todos los mencionados en el elocuente titular en El Periódico de España, esa arbitrariedad seguro que se apellidaba Subasta. Por supuesto, el que consiguió la reunión fue un tal Koldo.