La guerra sigue

La guerra sigue en Ucrania. La muerte, el sufrimiento, continúan servidos por Rusia, que no se ha retirado del país que decidió invadir por el morro. Las fotos de las grandes agencias siguen llegando, las crónicas de las y los periodistas que se juegan el pellejo siguen difundiéndose, con menos atención por nuestra parte cada día que pasa. Ya ni nos sorprende que la visita del secretario general de Naciones Unidas a Kiev haya sido saludada por Putin con dos misilazos sobre la ciudad cuyo asedio, en teoría, ya cesó. La ciudadanía de Ucrania, masacrada y desplazada a millones, sigue malviviendo mientras nosotros seguimos con nuestras vidas.

Y lo que nos queda

Zelenski sigue siendo el presidente de un país invadido y su día a día consiste en intentar sobrevivir, en visitar zonas arrasadas, asoladas por la violencia, y en prepararse y preparar a su país para una guerra larga y una invasión sin fin: “Hay que pensar en cómo hacer más insoportable a Rusia la ocupación”. Este titular en República.com vale para estas semanas, pero también para los años de infinito drama que vendrán. La resistencia ucraniana ya ha demostrado de qué es capaz, y el Kremlin tendrá que prepararse para seguir enviando soldados a las zonas conquistadas a fuego mientras devuelve féretros a sus familias.

¿Pueden defenderse?

Ha caído la atención que le dedicamos a la invasión rusa sobre Ucrania pero quienes no han dejado de manifestarse son las y los equidistantes, quienes señalan a la OTAN como culpable de que Vladímir Putin haya ordenado ocupar militarmente un país y quienes insisten en que enviar armas a Ucrania e instar a su ciudadanía a que se defienda es un error. Pero ya no son solo lanzagranadas, chalecos antibalas y drones con explosivo lo que piden para las líneas de defensa: “Envían píldoras del ‘día después’ a Ucrania ante el aumento de denuncias de violaciones” (Nius). ¿Qué es mejor, una píldora del día después o un fusil?

Pues esto sí es muy comunista

Hablan más de la invasión de Rusia sobre Ucrania quienes creen equivocadamente que tiene algo que ver con el pasado socialista del país que quienes nos sorprendemos de que la OTAN haya reverdecido laureles en 2022 por culpa de Putin, que ha “dopado” a las y los candidatos de extrema derecha del mundo, Trump, incluido. Sin embargo, Rusia sí mantiene algunas tradiciones muy comunistas, como la homofobia (quien dude de esto hable con alguna persona homosexual en Cuba): “Tribunal de Moscú multa a TikTok con dos millones de rublos por promover la homosexualidad entre menores”, traducía Ricardo Maquina en Twitter.

Cada vez somos menos

La autocracia de Putin no es ningún accidente, que nadie se sorprenda: “Cada vez menos porcentaje de la población global vive en una democracia”. ¿Cómo es esto posible? Evidentemente, que el gobierno de India haya dejado de ser calificado como demócrata hace variar los datos, pero la respuesta que sobrevuela en Magnet tiene mucho que ver con quienes sí elegimos a nuestras y nuestros representantes: el modelo liberal y consumista ha empoderado a dictaduras proveedoras de materias primas al resto del mundo, y nos ha hecho dependientes de sus suministros para satisfacer nuestras demandas.

«Z» de «zurullo»

La denuncia del director de Migración y Asilo del Gobierno Vasco es, sin duda, el tuit más importante de los que lanzaron ayer políticos y políticas u opinadores y opinadoras en Euskadi: “Así amanece hoy el almacén de Lezama de la asociación Ukrania-Euskadi. Los autodenominados ‘antifaxistak’ enseñan una vez más su verdadera cara fascista”, escribió Xabier Legarreta junto a la foto de unas pintadas con el símbolo comunista y la letra “Z” manchando, incluso, la bandera del país invadido. Nos sobran quienes, spray en mano, hacen de su vida y de la de los demás un mojón.

La misma mierda

Los representantes de Vox que acompañan sonrientes a Marine Le Pen son de la misma calaña que quienes se entretienen en hacer pintadas fascistas para perseguir y señalar a quienes huyen. La líder de la extrema derecha francesa, recordémoslo siempre que sea necesario, se ha mostrado en repetidas ocasiones muy próxima a Vladímir Putin y a sus ideas sobre política internacional. Y si no lo hace últimamente, incluso eliminando fotos que iba a publicar, solo es por las elecciones que perdió, una vez más, el pasado domingo. Que Vox abrace a la extrema derecha europea y proputinista no es nuevo pero sigue siendo significativo.

Que se vayan al guano

Otros que se confunden entre los más confundidos (quienes creen que defender a Putin es hacerlo a los valores comunistas) y quienes más interesados están en confundir (la extrema derecha, de toda la vida) son esos que acertadamente señala Javier Vizcaíno en su tuit: “Las/los de ‘Ni Putin ni OTAN’. Los/las de ‘Ni Macron ni Le Pen’. ¿Se dan cuenta de que ya están optando? Por Putin y por Le Pen, claro”. Esto es muy sencillo: entre un nazi y cualquiera, cualquiera. Luego ya resolveremos lo que surja. Quienes no tengan claro un axioma tan sencillo y no distingan a un facha cuando lo ven, se pueden ir al guano.

Atufar, atufa

Entre este titular en República.com: “Rusia exige a EEUU el fin de la entrega de armas a Ucrania: ‘Está intentando agravar la situación’”, y quienes van de pacifistas (después de haber apoyado abiertamente a fascistas o negociar con ellos directamente puestos en las listas y escaños en Madrid) pidiendo al mundo que no arme a Ucrania, ¿qué diferencia hay? Ahora Putin, además de pisar al pueblo ucraniano por el morro, les ha pisado el argumento: quien arma a las y los ucranianos solo agrava el conflicto y el pueblo invadido no tiene que oponer resistencia a la voluntad del Kremlin. Y ahora, ¿qué?

La “cagadita”

Piqué lo ha hecho todo mal en su affaire con la RFEF y Arabia Saudí menos una cosa: ganar dinero. En eso ha sido el mejor, como en dejarse arrastrar por Williams en San Mamés: insuperable. Pero, igual que en aquella mítica carrera del delantero del Athletic, ¿cómo ha quedado el central del Barça? Pues simplemente como lo que es: un tipo que se cree muy listo (y guapo) y que gana más dinero porque tiene menos escrúpulos que una persona normal (y ahí está su contrato “creciente” con el Barcelona para demostrarlo). Todo este asunto feo, por cierto, está dejando también muy mal a la prensa servil al Barça.

¿Cómo?

Vox es solo el síntoma de una enfermedad persistente en la sociedad española: ¿cómo han llegado a 2022 tan fuertes y bien alimentados los herederos de los franquistas en España? Y si Vox es la fiebre, el millón de euros trincado, supuestamente, por Luis Medina, es el estornudo: “La familia Medina: de terratenientes que recaudaron y ‘limpiaron rojos’ para Franco a comisionistas con Almeida. El abuelo de Luis Medina tomó las armas, acompañó a la sublevación militar y formó parte de una de las más funestas organizaciones, la Guardia Cívica, una unidad experta en la represión” (Eldiario.es).

Ella estuvo allí

Esta semana ha fallecido Letizia Battaglia, conocida, sobre todo, por ser “la fotógrafa de la mafia”. Una cronista en blanco y negro no solo de los atentados de la organización violenta italiana, también de quienes tenían que convivir con ella: sus capturas costumbristas se enfrentan a su arte para captar el drama del asesinato a sangre fría. Battaglia empezó a principios de los 70 como fotógrafa de un periódico local en Palermo, lo que le obligó a convivir con la muerte. Pero su sensibilidad convirtió aquel trabajo desesperanzador en una crónica negra excepcional, de esas que tenemos que ver aunque nos duela para no repetirla.

Así están

La democracia es cara, muy cara. Mucho más barato es un emirato, dónde va a parar, o una dictadura bananera. Pero si queremos ser nosotras y nosotros quienes tomemos las decisiones tendremos que contar con este como un gasto necesario. Y sacudirnos los complejos para evitar situaciones poco recomendables: “El agujero económico del PP obliga a Feijóo a rodearse de cargos con sueldos públicos” (Vozpópuli). ¿Qué significa eso? Que alguien va a robar tiempo de donde cobra para dedicárselo al PP. Con honestidad, ¿no sería mejor garantizar que los partidos contasen con personal con dedicación completa?

La OTAN da las gracias a Rusia

No creo que en Francia vaya a ser tan escasa la diferencia entre Macron y Le Pen, y menos si la ultraderechista sigue haciendo declaraciones en las que muestra su proximidad a Putin y su rechazo a la OTAN. Porque nadie ha hecho más por la alianza militar en los últimos cincuenta años que el dictador ruso: “La OTAN siempre fue un asunto tabú en Suecia y Finlandia. Hasta que llegó Vladimir Putin” (Magnet). La ha revivido, la ha justificado y hasta puede ampliarla. No solo eso: ¿qué van a decir los “anti OTAN” de las amenazas gratuitas del Kremlin a los países que hacen frontera con Rusia? ¿Van a seguir justificando a Rusia?

“Yo acepto”

Suelo decir en mis presentaciones que la gran mentira de Internet es “yo acepto”. Todas y todos damos a ese botón sin leer condiciones que no aceptaríamos si repasásemos la literalidad del texto. Lucía Velasco ha compartido en Twitter un gráfico sobre el tiempo necesario para leer esos contratos con las plataformas que resolvemos sin pensar, en uno o dos segundos: tardaríamos más de una hora en leer el de Microsoft, media hora los de TikTok, Zoom, Apple o Spotify, en torno a 20 minutos, el de Twitter, y más de 15 los de Facebook o Linkedin. Algo menos, los de YouTube, Amazon, Netflix e Instagram.

¿Es un objetivo defendible?

Quienes defienden a Putin, incluso acosando a personas que han huido de su país dejando todo atrás y se refugian en el nuestro, ¿qué defienden? El dictador ruso dejó claro ayer que su objetivo es anexionar el territorio ucraniano de la cuenca del Donbás, donde su ciudadanía votó libre y mayoritariamente que quería pertenecer a Ucrania. ¿Qué defienden, por lo tanto, quienes desde la comodidad de su sofá y su móvil siembran dudas sobre la masacre del ejército ruso y las intenciones perversas del Kremlin? ¿Qué hay de defendible en ese objetivo? ¿Qué hay de legítimo y honorable en el modo en el que se persigue?

Sin vergüenza

Quien espera un embargo y, por eso, deja la cuenta corriente con 247 euros no demuestra así que no tiene dinero, lo que demuestra es que no tiene vergüenza. De esta manera ha actuado Luis Medina, el hijo y hermano de un “noble”, de un “grande de España”, que sabe muy bien lo que hace. De hecho, lo ha sabido todo este tiempo, y por eso también puso a nombre de una sociedad gibraltareña el yate que adquirió, supuestamente, con el dinero que trincó de una venta hinchada de material sanitario durante lo peor de la pandemia. Quien habla de “los enemigos de España” igual tendría que repasar a quién se refiere.

Era “bromi”

La hostelería andaluza ha desconvocado el paro que tenían programado para la Semana Santa y la Feria de Abril porque el Estatuto de las personas trabajadoras le obliga a cumplir horarios. Por cierto, esto lleva siendo así desde que aprobó en 1980. Y por otro lado, el abuso de “los caseteros” a los camareros lleva siendo sistemático también desde hace décadas, y por ahí pasaban electos andaluces de todos los partidos y sindicalistas. Pero, bueno, por fin en 2022 es noticia que las condiciones son inhumanas. Y ya que lo hemos logrado, esperemos que la prensa española siga firme en su observación del cumplimiento de la ley.

“Descontando la inflación”

Una cosa es elegir el mejor dato para componer el titular (o el tuit), otra cosa es hacer trampas al solitario para sostener un argumento que beneficia a quien lo defiende, una tercera cosa es tomar a la ciudadanía por tonta, y en el más alto de los estadios del jetismo político está lo que hace Pedro Sánchez cuando afirma que en 2021 pagamos la luz como en 2018, “descontando la inflación”. Descontando la inflación. Y por si falta contexto, contamos con Miquel Roig: “No sé yo si estamos para sacar pecho. España cierra 2021 con la tercera factura de luz más cara de la UE”, y los sueldos no son, precisamente, los terceros más generosos.

Correcto

Criticar a Pedro Sánchez por lo que dice, lo que tuitea y lo que hace es legítimo. Va en el cargo. Y hacerlo desde una columna como esta es una de las garantías de las sociedades democráticas. Pero que exista ese derecho a la crítica y plataformas que permitan a cualquiera ejercerlo en público, no tiene nada que ver con que exista un derecho a insultar (que no existe), al señalamiento sistemático, o a amenazar de muerte a nadie. Así que los “siete años y medio de cárcel para el hombre que se ofreció a matar a Pedro Sánchez en Twitter” (Nius) me parecen adecuados. La libertad de expresión, como la de acción, tiene sus límites.

La libertad tenía un precio

Los impuestos bajos y la juerga alta hay que pagarlos: “Ayuso ejecuta el despido de casi 7.000 sanitarios contratados durante la pandemia” (República.com). En Madrid sufrirán así lo suyo: menos recursos en Sanidad sin haber superado la pandemia. Y en Euskadi, lo nuestro, lo de siempre, lo de cada día: siento la comunidad autónoma que más parte de su presupuesto destina a Osakidetza no faltarán los que “globalicen” las noticias de Madrid para poder gritar que hay recortes en la CAV o se están desmantelando los servicios públicos vascos. Será que no solo en la capital piensan que “España” es solo un Madrid más grande.

Tuits que deberían de ser delito

Isabel Díaz Ayuso con su equipo puede tomar las decisiones que le dé la gana, que para ha sido elegida. Y cuando toque volver a votar la ciudadanía decidirá si quiere que siga al frente con esas políticas o no. Es evidente que una parte de las y los votantes la respalda: la más liberal. Personas como Gustavo M., que pese a tener varios másteres y ser profesor de finanzas, acaba de enterarse de que un autónomo paga 294 € al mes a la Seguridad Social facture lo que facture. Él lo llama “expropiación”. Yo lo llamo poder ir al médico o disfrutar de algo parecido a un permiso de paternidad cuando nacieron mis hijos.

Nadie ha hecho más por la OTAN

Nadie ha hecho más por la OTAN entre todos los que están vivos que Vladímir Putin. Su invasión sobre Ucrania por el morro ha servido para que nos acordemos de que está ahí y de que sigue siendo necesaria para mantener cierto equilibrio entre los malos con armamento nuclear y las y los demócratas. Y que nadie me venga con la tontería habitual: por muy imperfecta que sea una democracia (y el ejemplo lo tenemos todas y todos claro: EE.UU.), es mucho mejor que cualquier autarquía, emirato o dictadura. Segunda tontería recurrente y fácil de resolver: la OTAN no es la amenaza, sí lo es Putin.

Otra inversión buena. O no

El titular en Xataka es más que suficiente: “Un tercio de los NFT ya no vale nada. El desplome de las ventas augura el principio del fin de la burbuja”. Sigo insistiendo en que la tecnología me parece útil: un mecanismo que permite acreditar que tú eres el propietario de un archivo digital. Pero el “boom” de las imágenes exclusivas que se vendían a miles de euros como si fueran a acabarse, y resulta que muchas de ellas carecían de valor creativo o eran compradas varias veces, lo que era un fraude, ya ha pasado. Quienes no se hicieron millonarios con bitcoin y esperaban hacerlo con los NFT han vuelto a fracasar: Meta les espera.

Fotoperiodismo, no sé. Pero temazo sí es

No sé si es fotoperiodismo el libro de Jonas Bendiksen creado a partir de imágenes por ordenador un tanto burdas. Tampoco sé si su hábil denuncia es merecedora del World Press Photo. Pero sí sé que el tema es fascinante: Bendiksen se trasladó a Macedonia para fotografiar una región en la que se concentraba un montón de generadores de fake-news para todo el mundo y que hasta habían influido a favor de Trump. Y para denunciar lo fácil que es colar este tipo de bulos sacó fotos de espacios vacíos, metió gente por ordenador, generó un texto aleatorio con otro software y logro que colara todo ante crítica y público.