¿La foto del año?

Puede que Saul Loeb haya sacado para AFP la foto de 2021 en la primera semana del año: el manifestante pro-Trump acomodado en la silla del despacho de Nancy Pelosi es la imagen de un momento histórico… Pero también de una forma de pensar depreciable que se hace visible hoy sin avergonzarse. El asalto al capitolio y el primer silencio de Trump debe ponernos en alerta a quienes hemos defendido siempre la democracia y rechazado la violencia: no podemos dar por sentado este sistema, los que quieren llevarnos a dictaduras siguen ahí y se sienten empoderados. Algo hemos hecho muy mal.


White Trash

Quienes ayer tomaron el capitolio después de haber bebido las arengas de Trump y sus principales colaboradores son la auténtica “basura blanca”, que no sé cuánto tiene que ver con la autopercibida de la que habla Nancy Isenberg en su libro. Los trumpistas son blancos, privilegiados y ambiciosos. Siempre estuvieron allí pero encontraron en el presidente estadounidense los argumentos que necesitaban para hacerse visibles y mostrar su rabia insana. Trump tardó en llamar a la calma y solo lo hizo después de comprobar que el trumpismo, en realidad, es un esperpento friki y agresivo.

La versión más cercana

El máximo exponente del trumpismo cercano es Santiago Abascal que uso lo que vimos en Washington para atacar a los enemigos de los valores que dice defender su movimiento populista de extrema derecha. Pero Abascal no está solo: en su partido, en el PP y Ciudadanos, hay trumpistas, y en los medios, sobre todo digitales, que siempre enlazan desde Twitter, hay trumpistas, entendidos como aquellos que conviven con fascistas y se apoyan en causas aparentemente justas para colocarnos su mierda. En Euskadi, por cierto, también convivimos con quienes responden a esa descripción.

Sin Internet sería imposible

Coincido con Borja Barba cuando relaciona la normalización de Internet con la aparición de “gilipollas” como los que asaltaron el miércoles el capitolio. La gran red no es la fuente universal de conocimiento que cerraría brechas. Al contrario: la difusión de mensajes sin filtro (sin Internet y solo con televisión, radio y periódicos, ni el Trump presidente ni los trumpistas serían hoy una realidad) ha provocado que quien antes solo era el tonto del pueblo dando la brasa en algún bar hoy pueda encontrar a más tontos que le sigan vestido con pieles de animales hasta dentro del capitolio en medio de una sesión.

Pero la democracia venció

Joe Biden fue confirmado como nuevo presidente de EE.UU. pese a que parte de la masa lanzada por Trump tratase de impedirlo. Este nombramiento ha costado cuatro muertos (en el momento en el que escribo esta columna), no debemos de olvidarlo nunca. Cuatro vidas humanas y muchos heridos que deberemos colocar en la factura a Trump. De momento, la democracia prevalece, pero termino como empiezo la columna: no debemos de darla por sentado, y sí tenemos que estar muy atentos a los Trump que pueden surgir, aunque al principio hagan gracia, o con los que ya convivimos.

Olentzero es suyo, como todo

Según Bildu, Olentzero y Mari Domingi se han afiliado a Bildu. La afiliación, en sí misma, es una curiosidad porque se trata de una agrupación electoral y no un partido. Que la hayan firmado dos personajes tan importantes en Euskadi, según la coalición, es un atrevimiento, aunque haya vídeo del momento y este haya sido difundido en las redes sociales de Bildu. Acusarles de intentar apropiarse de los símbolos del país no nos lleva a ningún lado porque está claro que quien ha tenido la idea, quien la ha aprobado y quien la ha ejecutado creen que Olentzero y Mari Domingi son suyos. Como la razón. Como todo.

Yo prefiero a Sturgeon

Entre el nacionalismo que cree que Euskadi es suya y hace con él lo que le da la gana, y si no te gusta te echamos del pueblo, y el nacionalismo que construye país, evidentemente, me quedo con el segundo. Uno de los mejores ejemplos de este modelo, sobre todo, por lo avanzado que lleva el proceso de independencia, es el del SNP. Tan pronto como se consumó el Brexit, la primera ministra escocesa tuiteaba una declaración de intenciones “Scotland will be back soon, Europe. Keep the light on”. Los escoceses, liderados por su gobierno, tendrán que manejar los tiempos… Y asestar un golpe certero y definitivo.

No es tonto. Es otra cosa

Marcos de Quinto no tiene nada de tonto, así que la suya es otra categoría. La que demuestra cuando tuitea en contra de los impuestos directos e indirectos y clama que “somos nosotros los que debemos decidir cuánto Estado queremos”. Pues yo ya he decidido, y más después de los hechos recientes: la vacuna que está llegando se ha desarrollado con dinero público, la atención sanitaria durante la pandemia ha recaído en la sanidad pública y las ingentes ayudas europeas para reactivar la economía también son públicas. Además, la deuda se pagará con dinero de todos pese a personajes como Marcos de Quinto.

Los amigos

Lo que Marcos de Quinto es y lo que Donald Trump es son cosas muy parecidas. El exdiputado de Ciudadanos y el presidente de EE.UU. tienen en común, también, que antes de la política habían ganado mucho dinero. Y cuando el estadounidense deje la Casa Blanca seguro que, como De Quinto, se dedica a tuitear su visión de la vida. Antes de eso, Trump sigue regalándonos muestras de su altura moral: según The Washington Post (lo recoge Público entre otros), el presidente habría presionado al secretario de Estado de Georgia para que “encontrase” votos que impidieran la victoria de Biden.

Que el que venga lo mejore

Creo que Gaizka Garitano cometió el error de autodescartarse después de la derrota contra el Cádiz, cuando sugirió que la permanencia podría ser difícil para este Athletic. Desde ese momento, fútbol, moral y estado de ánimo han ido acompasados al clima en Bilbao. En alerta naranja por nevadas y pese a que ahora mismo no llueve, llega el relevo. Solo espero que Marcelino García mejore al hasta hoy míster que, como recordaba la Adurizpedia, “es el segundo entrenador con más puntos por partido en el siglo XXI, tras Valverde. También es el menos goleado, y el único con Txingurri con más goles a favor”.

No son las formas: es el fondo

“Hace 3 días Podemos me convocó a una reunión para decirme que continuaba trabajando y mandarme tareas. Hoy me llega un despido por burofax. Al menos en las formas esperaba un poco más del partido que prohíbe los despidos”. No hace falta añadir mucho más al tuit de Esperanza Fernández que el pasado viernes se desligaba, vía burofax, de Podemos. Aunque pudiera parecerlo en una primera lectura, no es una cuestión de formas, sino de fondo: del fondo de un partido que actúa de esta manera (y no parece la primera vez) mientras vende solidaridad con los empleados del mundo.

Pues ya sabes, Javier

Hubo un tiempo en el que Javier Maroto era presentado ante el electorado como un político blanco como la nieve y puro como el hielo. Pero todo se torció a la altura de Sotosalbos. Maroto ya no es lo que era: ahora es un senador por Segovia, que es algo muy digno cuando no eres uno del PP de Gasteiz que no sacó su escaño en las elecciones y acabó impuesto por el jefe como senador autonómico. Dicho esto, Maroto sigue teniendo destellos, como este en El Independiente: “Vox ha demostrado con palabras y hechos que es la ultraderecha”. Cierto. Una verdad redonda. Ahora ya sabe con quién pacta su partido.

Un gobierno por sectores

Llevo 20 años observando la política vasca y, de un modo u otro, contándolo (casi siempre en DEIA, y lo escribo con orgullo), así que sé perfectamente que los gobiernos de coalición en Euskadi tienen zonas en común y áreas por las que solo se mueven los de un partido. No es que no esté mal, es que es la mejor forma de que funcionen. Los cuentos de hadas son para mi hija y mi hijo. También sé a estas alturas que cuando un gobierno empieza a dividirse en “sectores”, de coalición o no, ya ha empezado su declive. Y no es que el español empiece a separarse, es que nació de dos facciones irreconciliables.

¿Estos lodos?

De un prestidigitador como Tezanos no me creo nada que podamos ver. Es como estar delante de un buen mago: si estoy observando lo que él pretende es porque me está ocultando lo que no quiere que aprecie. El presidente del CIS es un manipulador tan hábil que no le importa que sepamos que manipula. Así que, ¿qué hay detrás de esa caída de los partidos en el Gobierno? ¿Y de la subida de PP, Vox y Ciudadanos? Personalmente, no me la creo: pocos admitirán que votarían a Ciudadanos, por ejemplo. Y Podemos es una marca que da bien en las encuestas. Pero lo más importante es: ¿qué busca la encuesta?

Carbón para Trump

No sé si Trump tiene mucho dinero o tiene muy poco pero sabe aparentarlo, como aseguran algunos. Pero sí sé que encontrará la manera de regalarse lo que le apetezca esta Navidad siempre que pueda comprarlo. Así que Olentzero puede aprovechar para llevarle el carbón que, de corazón y pensamiento, todos le deseamos. Soy de los que cree que el trumpismo está muerto, y que ni Donald ni ninguno de sus hijos podrá levantarlo. Y más cuando empiece a rasgarse el velo y empecemos a conocer las cifras económicas (y sus derivadas sociales) que deja en herencia a Biden y leemos en La Información.

La (buena) noticia del año

2020 nos está regalando muchas malas noticias. Pero también alguna buena: el camino que ha emprendido la Federación Vasca de Fútbol de la mano del Gobierno de la CAV hacia la oficialidad es necesario porque responde a una demanda y a un sentimiento muy importantes, difícil y, sin duda, precioso, en un sentido estricto. El proceso va a estar lleno de trabas, sobre todo, políticas, que serán útiles para que se retraten y nos retratemos: también quienes quieren dejar sin nombre a la selección de Euskadi porque no pudieron manipularlo cuando nació (no estaban allí) ni cuando se recuperó (estaban a otras cosas).

Periodismo ridículo

No creo en el periodismo objetivo. Nunca lo he hecho. Creo en un periodismo riguroso y honesto que se practica desde posiciones políticas legítimas. Pero una cosa es hacer las crónicas y las columnas de opinión desde un punto de partida, y otra es insistir en el ridículo, que es lo que hacen quienes se empeñan en explicarnos no ya que Trump todavía tiene opciones, sino que su batalla legal por retener la presidencia va bien. Podríamos decir que de lo suyo gastan pero luego nos encontramos a los que se dedican a molestar en Twitter con esos argumentos inverosímiles, haciéndonos perder el tiempo a los demás.

Vascos contra fachas

Si hablamos de vascos que logran cosas, por un lado, y por el otro de fachas populistas, es lógico que terminemos hablando de Aitor Esteban, que daba la vuelta a un tuit que intentaba destacar la actitud de Macarena Olona. El diputado abertzale respondía así: “A mí me encanta la foto. EAJ-PNV enfrentando de cara al facherío”. No solo a ellos: el PNV parece ahora el enemigo a vencer, por supuesto para Vox, UPN y Bildu, pero también para Podemos, que intenta dejarle fuera de la suma, e incluso desde algunos escaños del propio PSOE, como si la negociación fuera rendición. Pues que exploren las alternativas.

Y el gobierno español, contra sí mismo

He vuelto a leer con cierta fidelidad las columnas de Fernando González Urbaneja porque creo que sus análisis son eso, análisis, y no simples elucubraciones: para él, la subida del SMI es lógica, más que la que han asignado a los funcionarios, pero no por ello deja de ser un caballo de batalla más de Iglesias. “Se trata de proponer objetivos que confronten con la posición de Calviño para luego someter el dilema a la mediación o decisión del presidente Sánchez”, escribe en República.com, donde también apunta que el problema de fondo no lo ataja tampoco este gobierno: los bajos sueldos en España.

Pero no tanto con “la gente”

De Pablo Iglesias me gusta, sobre todo, que para él el medio es importante. Los fines son las consecuencias de su estrategia, sus pulsos y su capacidad para resistir. No me gustan sus métodos pero respeto esa devoción por hacer el camino. Los que nos obsesionamos con ello, por desgracia, no sabemos disfrutar de los logros. Pero el camino de Iglesias tiene curvas porque su gobierno, el de “la gente”, el del juego de tronos sin fin, es el que plantea subir hasta los últimos 35 años trabajados para calcular la pensión de cada trabajador, ahorrando una pasta al erario quitándosela al currela. Así de claro.

El diálogo es caro. Su ausencia, más

Está claro que en Bildu han escuchado más los consejos que les han dado en ERC en los últimos años que a la sociedad vasca en las últimas décadas: empezando por su dress-code (camino que hicieron los catalanes hace ya muchos años) y terminando, por supuesto, por el posibilismo político, de momento, sobre todo en Madrid y un poco en Iruña. Esto último Junqueras lo tiene tan claro que hasta se lo ha recordado a Puigdemont: “Prescindir del diálogo es una carísima irresponsabilidad” (República.com). También lo es en la CAV, donde los presupuestos pueden negociarse como en España o Nafarroa.

¿Qué queremos?

Estaba claro desde el principio que esta pandemia iba a afectarnos a todos, por lo menos, en nuestros dilemas morales: ¿a qué dedicar recursos? ¿Qué priorizar? ¿Sobre quién hacerlo? Y después del primer confinamiento total y en plena segunda hola, ¿qué tipo de estado queremos, uno duro u otro que nos permita manifestarnos por nuestros derechos? Alemania ha decretado un candadazo para Navidad. ¿Nos parece bien? ¿Estaríamos dispuestos a aceptarlo incluso poniendo en riesgo nuestros empleos? ¿Cuánta hipocresía estamos dispuestos a soportar a los del “no a todo”?

Ciudadanos, en caída libre

Ciudadanos puede cruzar en las próximas elecciones catalanas su propio Rubicón… Hacia la desaparición. Si el principio del fin empezó a escribirlo Rivera provocando una repetición electoral en la que lo engulló Vox, el clavo en el ataúd lo van a dejar a punto en la cita autonómica, porque nadie se suma a un caballo perdedor sin ideología y la foto de su despeñe después de haber ganado las últimas elecciones va a resultar insoportable. A Arrimadas y su equipo le queda por hacer poco más que enfrentarse a su destino, recoger los bártulos después de la campaña y salvar a las y los que pueda.

Morir matando, literalmente

El trumpismo se muere (estoy convencido de ello) pero lo hace de la peor manera imaginable: “Con el mayor número de ejecuciones federales de los últimos 100 años”. Según leemos en Público, entre otros digitales, la presidencia de Donald Trump ha revertido la tendencia de reducir el número de ejecuciones y ha firmado 10 ejecuciones federales en 2020, que se suman a las 7 que han firmado diferentes estados. La intención de Biden es modificar este modelo penal, y la de Trump, como cabía esperar, salir meándose en las alfombras y, lo que es peor, el dolor y las familias de los ajusticiados.

Y Google se cayó a nivel mundial

Para rematar este 2020, Google se cayó el lunes durante un rato a nivel mundial. Fue poco más de una hora y, salvo excepciones, el estropicio no fue irreversible. Pero la caída momentánea de Google nos tiene que servir para darnos cuenta de la dependencia que tenemos de sus servicios: “Buen momento para explicar qué es un monopolio”, sugería Ferrán Martín en Twitter. Pero yo me pregunto: ¿es peor que se caigan Gmail y YouTube o que lo hagan WhatsApp, Instagram y Facebook? ¿Qué gran concentración de herramientas nos condiciona más la vida? ¿Por qué lo permitimos?